domingo, 17 de marzo de 2019

Tengo muchas razones para amarte.


¿Qué es amar?

“Toda relación humana es imperfecta” ya que tiende a basarse solo en el beneficio.
Amar de verdad es amar sin esperar nada a cambio.

El amor que se basa solo en sentirse atraído por el otro, no produce felicidad. Amar a alguien solo por el hecho de que es “alguien” que me puede aportar algo, no es verdadero amor. Amar a quien me ama por mi propia felicidad es conveniencia.

El amor humano será siempre frágil, débil, egoísta y pasajero; ya que el amor verdadero es y será siempre “El Amor de Dios”, ese amor que nos manifestó a través de su hijo Jesucristo al entregarlo por nosotros.

Juan 15:13. No hay amor más grande o nadie tiene mayor amor que aquel que da su vida por los amigos.

Este es el verdadero y  supremo amor. Y eso nosotros aun éramos enemigos de Jesucristo, pues no creíamos en Él, pero de todas formas se entregó a cambio nuestro.

En una relación sana, las personas pueden compartir sus sentimientos, ayudarse uno al otro, servirse en todo lo que esté al alcance, más allá de sus cualidades o defectos. El amor es una decisión donde sacrificamos parte de nuestra persona en favor de la otra.

En verdad, si nuestra relación con el otro es una decisión libre y voluntaria, podrá afianzarse en El amor, de lo contrario se da y  ya. ahí acaba todo.

El amor se construye en la relación o en la convivencia con las personas, y con el tiempo se va afianzando, va creciendo. El amor como cualquier otra cualidad humana,  se debe cuidar, renovar, alimentar, cultivar, motivar cada día.

Las dificultades o necesidades, las penas y alegrías, cuando se viven en compañía de quienes nos aman, fortalecen la relación y nos hacen crecer en amor, haciéndose mucho más fácil vencerlas y superarlas. El amor es una entrega mutua entre los que se aman, de corazón, alma y espíritu, así como todo lo demás de nuestra vida.

Un amor así, llena el corazón.  Y éste es el bien supremo que tanto necesitamos.

Te quiero porque me siento bien a tu lado, contigo me siento yo mismo.
Si las razones por las que dices amar a alguien son:
Porque a tu lado me siento feliz y cuando estoy contigo me haces sentir bien, contigo puedo mostrarme tal y como soy, porque me haces sentir cómodo y sé que me aceptas como soy sin juzgarme, porque sé que puedo contar contigo incluso en los malos momentos; porque siento gran admiración por ti; porque me haces reír, porque tienes sentido del humor y me sacas una sonrisa en cualquier momento. Te quiero porque confías en mí, crees en mí y en mis capacidades, etc., y tantas otras razones de índole personal, quiero decirte que todas esas razones son meramente egoístas y de beneficios personales, esto no es amor.

Cualquier ser humano o animal se siente bien al lado de alguien que le ofrezca estos y más beneficios, pero cuando le exigen dar lo mismo, entregarse de igual manera, es cuando sabremos que es amar.

La gran mayoría de los seres humanos tenemos poca autoestima, y esta es una de las  importantes necesidades humanas, siendo superada sólo por la comida, la vivienda y las relaciones interpersonales. Debido a esta necesidad, muchos nos acomodamos a la mejor sombra que nos cobije, y si alguien nos trata mejor que otro queremos estar con él más que con el otro. Pero esto no es por amor, sino lo contrario, por puro desamor.

Un enfoque distinto al del Amor nos reduce las posibilidades de lograr una autoestima genuina. Quien no se ama a si mismo está destinado al fracaso.

Los logros externos no dan autoestima, el Amor sí. La profesión o carrera ya no impresionan a nadie, pues hoy día, todos deseamos ser importantes, y nos esforzamos por mostrarnos así. El problema es que los logros externos solo alimentan nuestro miedo al fracaso; el miedo a no impresionar a los demás. Y nuestro castillo de naipes se derrumba y nos deja en la calle.

Las personas “importantes” se sienten importantes con un automóvil de marca, pero andan temiendo que alguien lo raye, y sufren. Y cuando ya lo ven anticuado y los demás no se impresionan, se sienten inseguros y su autoestima es aplastada por un nuevo modelo.

El "Éxito" siendo algo satisfactorio a nuestro esfuerzo, en la mayoría de los casos termina siendo la única opción de auto respeto, entonces muchos se quedan en una lucha eterna por obtener logros y esperando que lo respeten por eso, por sus logros.

Pero aun el ser humano más talentoso puede tropezar y caer, mas solo se levanta aquel que ama y se siente amado, el amor viene desde la cuna.

El auto-respeto o autoestima es una gracia que nos es dada por Dios desde nuestro nacimiento, porque es el mismo Amor de Dios por el ser humano.

El problema es que si en un hogar no se cree en Dios, el amor o autoestima tampoco podrá habitar entre ellos. Por ende no se puede heredar o transmitir a los hijos.

De ahí que Dios nos pide que: esfuérzate y se valiente para obedecer al Señor; ya que el resultado final de todas formas está en manos de Dios. Si estamos haciendo nuestro mejor esfuerzo, Dios nos dará la satisfacción.

El amor nos mantiene alegres y agradecidos con todos y con todo, aun cuando lleguemos en segundo lugar en la competencia, o fracasemos en ella; el Amor estará fortaleciéndonos en todas las circunstancias de la vida.

No midamos el valor de las personas por sus logros, el que tiene mucho o poco vale igual. El esfuerzo que hacemos es más importante que los logros alcanzados.


Jesucristo te ama y te bendice.

“El Amor, la autoestima o el éxito son un regalo de Dios, no un logro del hombre”.

JoseFercho ZamPer.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Me faltó amarme primero.

  Me faltó amarme, en vez de esperar a que otros lo hicieran por mí.   Mateo 22:37-39   —“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, co...