martes, 28 de diciembre de 2021

Los sentimientos, los hechos y la Fe.

 En la vida todos tenemos nuestra forma de ser y de actuar, unos más locos que otros.

 Quien solo dedica tiempo para trabajar, exigir y criticar, nunca tendrá comunión consigo mismo, mucho menos con Dios.

Con el paso del tiempo nos vemos cada vez más usados y abusados por el mundo y sus demonios, hasta matar nuestros sueños con tal de no perseverar en alcanzarlos. ​

 Muchos nos quejamos por falta de tiempo para todo lo que hay por hacer, el asunto es que, nuestras luchas adolecen de espiritualidad, por lo que, no crecemos en fe; así es como el enemigo nos derrota.

 Por tal razón, si queremos fe, no solo tenemos que comenzar, sino terminar nuestros proyectos. Todos los seres humanos vivimos dificultades en cada área de la vida, ya sea en lo económico, en la salud, con el matrimonio, con la soltería, con la vejez y hasta con la juventud.

 Necesitamos una relación personal y sincera con nosotros mismos, con otras personas y con Dios; si en verdad queremos llegar a una vida plena y feliz

 Nuestros conceptos y pensamientos, lo que decimos tanto como lo que hacemos, y lo que dejamos de hacer en el caminar por esta vida, es lo que nos aleja o nos acerca a la victoria.

 Por tanto, nadie será justificado por hacer simplemente lo que le toca, necesitamos tomar conciencia de lo que es pecado, o lo que nos aleja de Dios; y qué nos impide ver manifiesta su justicia, pues la ley no nos justifica, al contrario, nos condena.

 En su paciencia, Dios había pasado por alto los pecados; pero en el tiempo presente ha ofrecido a Jesucristo para manifestar su justicia. De este modo Dios es justo y, a la vez, el que justifica a los que tienen fe en Jesucristo.

 Nuestra fe en jesucristo hace que la palabra de Dios se haga vida en nosotros.

 La experiencia de Dios se basa en pensar en El, y elevar un par de frases u oraciones al cielo y sentarnos a esperar a que se hagan realidad, pero Dios se hace real con la experiencia.

 La fe nos lleva a creerle a Dios a pesar de las circunstancias, y a poner en práctica su palabra. Abraham y su esposa, Sara, estaban muy viejos, Dios les prometió que tendrían un hijo, Abraham creyó a Dios. Luego de 25 años, la promesa de Dios se cumplió.

 La fe y la obediencia van de la mano, porque cuando uno cree en algo, actúa, de lo contrario, no se notaría la fe. La fe crece en la medida que conocemos a Dios y obedecemos su palabra. Lo escucho o lo leo, lo creo y lo aplicó, así crece la fe en mí.

 Los sentimientos y emociones siempre están cambiando conforme nuestro actuar en relación con las personas, porque, “No sabes cómo va a rebotar la pelota”.

 Por tal razón no debemos basar nuestra fe en sentimientos, pues ellos estarán rebotando conforme esté el terreno por donde caminamos. Cuando estamos esperando sensaciones como destellos de luces y colores para creer, significa que nuestra fe se basa en sentimientos, mas no en la palabra de Dios.

 Nuestros sentimientos son capaces de afectar nuestros hechos, porque conforme estemos de ánimo, así actuaremos. Los sentimientos tienen su lugar, vienen después de los hechos y de la fe.

 ¿Qué hacer cuando estemos desanimados?

Santiago 5:13-15.      ¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración.

¿Está alguno alegre? Cante alabanzas.

 ¿Está alguno enfermo entre vosotros?

 La Palabra de Dios traerá sobre el alma del creyente una respuesta conforme a la fe.

Un cristiano no se preocupa por sus sentimientos, simplemente los entrega a Dios y descansa en su amor y bondad, y El traerá paz al corazón.

 

El creer otorga tranquilidad mental, gran parte de los sujetos se pueden sentir conformes siempre y cuando no tengan preocupaciones, por lo cual al eliminar las incertidumbres y creer que “todo sucede por alguna razón”, se deja de buscar la verdad. Aquellos verdaderamente inquietos no se conforman con lo incomprobable y buscan la verdad por todos los medios.

 

Por otro lado, resulta imposible conocer si realmente la razón y la búsqueda constante de lo fidedigno ayuda a llegar a la verdad.

 

La creencia se confunde a menudo con la fe, “El sufrimiento es un paso obligado” Cada creencia está acompañada de temores.

 

La fe se vive en el espíritu, no en la mente. Cuando Dios nos motiva perdemos el miedo.

La fe amenaza a los incrédulos, es peligrosa para las masas, porque las despoja de sus creencias. La fe es interior, es íntima, es auténtica e inquebrantable, es seguridad, es amor.

 Vivir por fe es vivir en experiencia de Dios. Cuando se está arraigado en la verdad, nada te puede sacudir.  

 La fe de muchos cristianos no se basa en Dios, sino en sus propias percepciones.

 La fe es decir "sí" a Dios, es el acto de confiar libremente. Sólo es posible creer por la gracia de Dios.

                                             Jesucristo te ama y te bendice

 

JoseFercho ZamPer

 

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