miércoles, 4 de mayo de 2022

Mi auto imagen.

 


A menudo se dice que las fortalezas de una persona son también sus debilidades.

 Quiero tratar la idea de lo que pienso y creo de mí, o cómo me veo a mí mismo.

 Los humanos somos los encargados de llevar adelante el desarrollo de nuestro propio mundo y de los recursos que se nos han encomendado, pero de alguna manera hemos alterado esta vocación por nuestro egoísmo y maldad,

 La biblia dice que; hemos sido creados a imagen de Dios, más, yo me pregunto, ¿Y Cuál es esa imagen? Si no tengo idea ni de mi propia imagen o de cuál es mi verdadera identidad.

 Cuan débiles somos los seres humanos en comparación con las demas especies de la tierra, cuanto más lo seremos delante de Dios. Por eso, no se extrañen amigos si me ven llorando por cualquier razón, como mi pequeñez en esta vida.

 Si Jesucristo es "la imagen del Dios invisible", ¿cómo ser yo la imagen de Jesucristo?

 Cuando tenía 24 años me marché de mi pueblo hacia la ciudad en busca de mejores condiciones de vida, pero, casi me muero de pena moral.

 Allí perdí el gozo de mi espíritu y la soledad me quería arruinar la vida, hasta cuando conocí el amor, de ahí en adelante, todo cambió porque mi corazón se transformó.

 ¿Qué sería de mi felicidad si no estuvieras a mi lado para iluminar mis días en esta ciudad? Nunca te has cansado de estar a mi lado, porque cada noche y mañana nos perdonamos por lo que nos hubiese afectado para mal, y nos bendecíamos por ello.

 Hoy me siento hastiado de la falta de compañía, tengo necesidad de unas manos que me acaricien, de unos brazos que me abracen, de unos labios que me besen y de una boca que me susurre al oído lo mucho que me amas.

 Me gustaría deleitarme en tu dulzura y regocijarme con tu belleza. Para ello tengo que bajar a la profundidad de mi ser, y hundirme en mi ocaso hasta volver a nacer, como el sol que se esconde en la noche y vuelve al amanecer. Bendíceme mujer, pues mi tragedia comienza cuando me alejo de ti.

 En esta mi edad es cuando comienza mi peregrinar, el antagonismo entre mi espíritu y mi parecer, por las confrontaciones que entre ellos suelen suceder.

 Me es bastante conocido este camino, hace algunos años pasó por aquí mi espíritu llevando mis cenizas a la montaña, hoy vuelvo con el fuego en mi alma.

 Yo solo amaba al bosque y a sus soledades, más ahora he aprendido a amar a Dios y a sus tempestades, los hombres.

 La pureza de los ojos en numerosas ocasiones no es la del mendigo necesitado, «Pues sabéis perfectamente que el día del Señor llegará como un ladrón en la noche».

 Todos los seres humanos deben ser superados por encima de sí mismos, hasta hacer retroceder el animal que hay en los hombres.

 Me importa mucho la felicidad, y sé que ella no es pobreza y suciedad, ni un lamentable bienestar.

 Clamar al cielo es una expresión bíblica, pero cuando estamos colgados de una cuerda sobre un abismo, en peligro de pasar al otro lado, es peligroso caminar, es peligroso mirar atrás, todo es peligroso entonces ¡clamamos al cielo!

 La grandeza del hombre está en que busca conservar su alma. “En otro tiempo todo el mundo desvariaba” - dicen los más sutiles. Hoy la gente es más inteligente y sabe todo lo que quiere.

 No me entienden, no soy yo la boca para estos oídos. Sin duda he vivido demasiado tiempo en las montañas, he escuchado demasiado a los árboles y a los pájaros. Mi alma estará muerta aún más pronto que mi cuerpo, por mera desconfianza.

 Mas todavía estoy muy lejos de ello, por eso pido a mi orgullo que camine siempre junto a mi inteligencia.

 Los peligros de sentirse poco.

 Muchas veces sentimos “No ser suficientemente buenos” en lo que hacemos, y tememos ser descubiertos.

 Esto nos suele pasar porque a veces subvaloramos nuestro talento, y otras porque sentimos inseguridad de lo que sabemos ante un nuevo proyecto.

 Hace unos años, cuando pensé en cambiar de ciudad, sentí tal inseguridad, temía no poder cumplir a cabalidad con mi nuevo trabajo y con los retos que esto me planteaba.

 Simplemente sospechaba que no estaba lo suficientemente capacitado para enfrentar mi vida de forma independiente, aunque el trabajo a realizar era lo mismo que hacía en la ciudad donde me encontraba en esos momentos. Mi temor era el de no poder administrar mi tiempo como los recursos, pues llevaba diez años como empleado.

 Sin embargo, al mismo tiempo, me sentía motivado para iniciar una nueva vida y realizar mis sueños, aunque la ansiedad a veces es difícil de ocultar. Estos comportamientos o inseguridades nos llevan muchas veces a realizar actos notoriamente autodestructivos o autosabotaje. En ocasiones nos preocupamos más de la cuenta o anticipadamente, porque el miedo y el estrés nos abruman.

 Cada ser humano debe descubrir su genuino talento, y ser reconocido por ello, y así poder tomar nuevos riesgos. Pero a veces sólo aceptamos que no somos los adecuados para llegar a algún nivel más alto de liderazgo porque, en el fondo, tememos ser el impostor que finalmente será descubierto.

 Hay grandes triunfadores que no creen serlo, aunque los demás se lo reconozcan. Esto suele pasar en muchos ámbitos de la vida, como en los negocios; no hay excepción.

 Esta es una postura neurótica, y no una falsa humildad, creer que no se merece su éxito.

 Hasta cierto punto, por supuesto, somos impostores, pues jugamos papeles en el escenario de la vida, presentando un yo público que difiere del privado, porque somos uno a solas y otro acompañado. Mostrando una fachada que es parte integrante del ser humano, sofocando así al verdadero yo.

 El otro escenario es aquel en donde nos consideramos lo mejor de lo mejor, que no hay nadie como yo, aunque en el fondo de nuestros corazones somos igual de incrédulos de sí mismos, así que, si no se nos está elogiando o felicitando por cualquier logro, también nos sentimos inseguros, es como se ve, al estar constantemente expuestos a la mirada crítica de los demás. Esta clase de inseguridades se encuentran en todos los niveles de la personalidad, así como en la sociedad.

 Cuando las personas están llenas de ansiedad e inseguros sobre su capacidad, es cuando se cae en esta trampa. A menudo, los sentimientos de duda y de ansiedad son menos notorios cuando se está bajo el amparo de otros, pero apenas aparezca la necesidad de tomar algún liderazgo, donde la persona se hace visible, reaparecen estos miedos.

 Todos estos sentimientos negativos provienen de una malformación familiar, sobre todo en aquellas en donde los padres no proveen el calor humano, tan necesario para sentirse amados y valorados. Lo que hace niños propensos a imposturas neuróticas porque ellos sienten que solo son importantes cuando sobresalen, haciendo de ellos triunfadores inseguros o personas socialmente desfavorecidos.

 Muchas veces nuestras ambiciones son incompatibles con las expectativas de la familia, porque de niños logramos avanzar como adultos, sin embargo, a menudo sentimos una inseguridad permanente porque estamos esperando la aprobación de la familia, y si ella no aparece, o vemos señales contradictorias, nos preguntamos si tal éxito durará. Tales sentimientos de impostura son más comunes entre los hijos mayores, ya que los padres esperan que los hijos mayores se comporten como adultos con sus hermanos menores, creando la expectativa en ellos como modelos de madurez.

 Esta confusión interna se convierte en una verdadera impostura neurótica para muchos

cuando llegan coyunturas críticas en sus vidas, entonces vemos cómo nuestros miedos se hacen realidad; y como dijo Job: “me sucedió lo que tanto temía”.

 Generalmente no nos damos cuenta de forma clara sobre dichas presiones a sí mismos, porque lo camuflamos en una autoexigencia o motivación legitima para alcanzar metas, pero si nos ponemos metas imposibles, o somos perfeccionistas y competitivos en todas las actividades de la vida, sería bueno detenernos a observar hasta donde es algo bueno para mi desarrollo personal y familiar.

 En muchas personas creyentes en Dios, es algo normal ver cómo les han hecho creer que tener éxito es un pecado contra el prójimo, logrando muchas veces que se fracase en su propia carrera o que se conformen con las malas situaciones que viven, generando así una sensación de alivio.

 Sin embargo, la mejor y más adecuada forma de manejar tales sentimientos es la de evaluarte a sí mismo. Después de todo, eres la persona que mejor te conoce.

 Haz un viaje interior de autodescubrimiento y conocimiento en buscas de un cambio.

 Para esto contamos con un muy buen amigo y maestro, Jesucristo.

  

Jesucristo te ama y te bendice.

 JoseFercho ZamPer

Sobre lo que crees.

Lo que se puede saber de la biblia se remonta a miles de años atrás. Jesucristo es el personaje central de la historia bíblica, su vida y ...