miércoles, 7 de abril de 2021

Sobre la traición.

Un oscuro capítulo de la historia nos cuenta sobre como el hombre se traiciona así mismo y a los demas.

Judas traicionó a Jesucristo, algunos apóstoles dicen que fue por plata, otros por la tentación del demonio.

Se necesita un motivo para una traición.

De esto se trata la amistad, sobre la vida y la muerte de los hombres aquí en la tierra, en medio de la búsqueda de la igualdad de derechos para las personas.

Que no se nos quede solo como a los jóvenes revolucionarios, en meros discursos a una enorme muchedumbre de amigos y seguidores de las redes sociales, en donde no pasa nunca nada.

Aunque todos profesan estar muy atentos y cautivados por su mensaje; ese de “Yo soy un revolucionario”, un líder que represento un cambio para las minorías en busca de las mismas oportunidades para todos, ofreciendo un mundo mejor, pero en su interior podemos observar a Judas, siempre amenazado por sus pecados del pasado.

La traición es todo un drama en términos cristianos, en donde se pretende obtener libertad y dinero, lo que nos deja en un callejón sin salida que solo nos da espacio para la culpa.

El congraciarse con el poder terrenal solo nos lleva a la perdición del alma, esto es un peligro inevitable, un riesgo vital que va más allá de las ideas.

En este contexto cuando se utiliza el engaño para influenciar al hombre se cae en la injusticia social bajo la forma de “el estilo de vida”.

Cuando las cúpulas de la política se amparan bajo el “oficial de la ley” para engañar y abusar del pueblo, se teje la inconformidad y la violencia, y se anulan los esfuerzos por rescatar al pueblo de la discriminación.

La pureza del éxito del ser humano se ven empañadas por las artimañas diabólicas que dan cuenta de la presencia del mal, en forma de confabulación inteligente como esencia propia de las políticas discriminatorias mezquinas y oportunistas.

Esto equivale a la autodestrucción, el hombre por el hombre, la salvación de uno mismo termina generando la destrucción de la propia raza.

La culpa es retroactiva.

Cuantos de nosotros nos hemos pegado un balazo en las pelotas, por culpa de la culpa. Yo diría que muchos, o casi todos, como respuesta a la confusión frente al conflicto moral en el que vivimos en el caminar diario.

La culpa nos castiga desde el interior, y así es como debe ser, pues la conciencia almacena el mensaje que contribuye a disociar o a unir a la sociedad.

Es justo el momento para despertar de la pesadilla.

El descalabro de la sociedad genera un sinfín de problemas para el futuro.

La raza humana está contaminada por el demonio de la traición, el odio, el rencor, maldad que terminará ahogándonos en una revolución propia de la ingenuidad espiritual.

Jesucristo veía todos los pecados de la humanidad pasada, presente y futura, el demonio lo alentaba a que desistiera de entregar su vida en la cruz por los pecadores, diciéndole, “no vale la pena morir por una humanidad corrupta”, pero él prefirió hacer la Voluntad del Padre para darnos salvación, o Vida Eterna.

Como cristiano procuro cada día darle sentido a mi vida y solo en Jesucristo lo he hallado, pues el vino al mundo en cuerpo y conoció las injusticias, las tentaciones, el hambre y el frío, pero también disfruto de la gente, de la amistad, de la comida, y aun así no se apartó del camino de la verdad y de la vida, a pesar de que esto lo llevara a la cruz.

Por el cargo de conciencia muchos han preferido colgarse de las que sabemos, a cambio de pedir perdón por sus pecados.

Jesucristo ya sabía su final antes de su arresto.

Aunque asistamos a la iglesia, si en verdad no creemos que Jesucristo es Dios, y único Salvador, quien perdonó nuestros pecados, y nos da la vida eterna; estaremos sujetos a toda clase de incertidumbre espiritual.

Si nos limitamos a un solo punto de vista en la vida, y teniendo la capacidad para tomar nuestras propias decisiones, no lo hacemos, el enemigo de lo ajeno, de la paz, se nos anticipa y nos perjudica.

Cada uno es responsable por su decisión y tendrá que dar cuenta por ello.

Jesús caracteriza la participación de Judas como una traición. Y respecto a su responsabilidad por esta traición, Jesús dijo. “… mas ¡hay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido” (Marcos 14:21).

Satanás también tuvo su parte en esto como vemos en Juan 13:26-27, y también a él se le tomarán cuentas por sus hechos. 

Satanás ayudó a enviar a Jesús a la cruz, y en la cruz, el pecado y la muerte fueron vencidos, y la provisión de Dios para la salvación está gratuitamente disponible para todos aquellos que acepten a Jesucristo como su salvador personal para el perdón de sus pecados.

Ya pasó la medianoche, pronto amanecerá, por lo visto, en vez de aprovechar el momento para salir de la oscuridad de la noche, muchos prefieren devolverse en el tiempo y seguir sufriendo la consecuencia de su falta de perdón y amor por si mismos y por el prójimo.

En conclusión, la falta de conciencia y la ausencia de liderazgo racional nos lleva a ser traidores de nuestro propio “estilo de vida”.


JoseFercho ZamPer.

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