domingo, 27 de noviembre de 2016

Es necesario que Jesucristo crezca, y que yo disminuya.


Juan 1:32-34. Juan declaró: «Vi al Espíritu descender del cielo como una paloma y permanecer sobre él. Yo mismo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquel sobre quien veas que el Espíritu desciende y permanece, es el que bautiza con el Espíritu Santo.” Yo lo he visto y por eso testifico que éste es el Hijo de Dios.»

Juan.3:30. Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe.

Debemos decrecer para que Jesucristo obre conforme la voluntad del padre.
Muchas veces no entendemos, ¿decrecer, menguar, que es eso? 
Como que otro se haga más notorio que yo, eso no lo puedo permitir.

En realidad, la naturaleza humana está llena de: rivalidad, celos, contiendas, envidia, y ansía tener el primer lugar en todo. El orgullo se levanta y muchas veces se impone.
Si nosotros somos los importantes en la relación con Dios, estamos perdidos, porque en nuestra vida, Dios debe ser el soberano, aquel ante el cual estemos rendidos completamente.

Juan 2:5 Su madre dijo a los sirvientes: —Hagan lo que él les ordene.

Mateo 17:5-7. Mientras estaba aún hablando, apareció una nube luminosa que los envolvió, de la cual salió una voz que dijo: «Éste es mi Hijo amado; estoy muy complacido con él. ¡Escúchenlo!» Al oír esto, los discípulos se postraron sobre su rostro, aterrorizados. Pero Jesús se acercó a ellos y los tocó. -Levántense les dijo- No tengan miedo.

Nosotros no hemos sido llamados para estar sobre ningún trono, sino para adorar al que está en el trono, para rendirnos a los pies del maestro, como sus discípulos. Pero en la mayoría de casos no es así.

La respuesta que Juan el bautista dio a sus discípulos es poderosa, "Es necesario que él crezca, y que yo disminuya."

Cuando nos entregamos a Jesucristo, comienza en nosotros una gran lucha: rendirle al Señor nuestra vida para que el vaya creciendo en nuestros corazones cada día, y esto es bien difícil, debido a que la carne se opone a ser desplazada por Jesucristo. 

Lo que nosotros somos: nuestras creencias, los conocimientos, los gustos y antojos deben ir disminuyendo para que Jesús ocupe todo el espacio en nuestra vida. Que Jesucristo ocupe nuestro ser no es opcional, sino una necesidad.

¿Cuáles son las razones por las cuales Jesucristo no crece en nosotros?

La arrogancia, la vanidad, la prepotencia, los malos deseos, los celos, la ira, los miedos, los temores, y todo aquellos que se oponga a la voluntad de Dios para nosotros.

Todas estas son razones que mantienen a Jesucristo menguado, y el yo, crecido. Así, en nuestro corazón, él permanece en una cruz, mientras nosotros estamos en un trono.

Juan el bautista nos enseñó una gran lección: debemos disminuir en importancia.

Este hombre supo la importancia de disminuir, lo entendió a tal grado, que tuvo que ser sacrificado, murió para darle todo el espacio a Jesucristo. Marcos 6:27-29.

La disminución de Juan llegó al grado de la muerte. ¿Acaso no hemos de morir nosotros a todo lo que somos para que prevalezca Jesucristo en nosotros?
Los discípulos de Juan no entendían, mientras que Juan, lleno del Espíritu Santo, comprendía y realizaba los propósitos de Dios.
Cuando el hombre vive bajo el dominio de su naturaleza, no puede entender las cosas de Dios ni sus propósitos.

Gálatas.2:20-21. He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí. No desecho la gracia de Dios. Si la justicia se obtuviera mediante la ley, Cristo habría muerto en vano.»
Hermanos, si no disminuimos en nuestro yo, si no damos muerte a nuestra vieja naturaleza, lo más probable es que estemos luchando contra Jesucristo por ocupar el primer lugar.
Dios, muchas veces y de muchas maneras habló a nuestros antepasados por medio de los profetas, pero en estos días nos habla por medio de Jesucristo, quien es el resplandor de la gloria de Dios, y el que sostiene todas las cosas con su palabra.

Jesucristo, después de morir por nuestros pecados, se sentó a la diestra de Dios padre, así llegó a ser superior a los ángeles, pues El amó la justicia y aborreció la maldad siendo obediente hasta la muerte; exaltándolo por encima de ángeles y principados.

Por eso es necesario que prestemos más atención a lo que hemos oído, a la palabra de Dios, no sea que perdamos el rumbo.

Jesucristo fue hecho igual a nosotros, sin embargo, lo vemos coronado de gloria y honra por haber padecido la muerte. Así, por la gracia de Dios, la muerte que él sufrió resulta en beneficio de todos nosotros.

Jesucristo fue perfeccionado mediante el sufrimiento para santificar así a todos los que en el creemos. El compartió nuestra naturaleza humana para anular, mediante la muerte, al que tiene el dominio de la muerte —es decir, al diablo—, y librar a todos los que por temor a la muerte, estábamos sometidos a esclavitud durante toda la vida.

Por haber sufrido él mismo la tentación, puede socorrer a los que hemos sido tentados, para santificarnos y hacernos partícipes de su gloria.

Por eso hoy nos dice el Espíritu Santo: «Si tu oyes hoy mi voz, no endurezcas tu corazón, pues a pesar de haber visto mis obras han descarriado su corazón, por eso me enojé con aquella generación, y dije: “Siempre se descarría su corazón, y no han reconocido mis caminos.”

Cuidémonos de no tener un corazón pecaminoso e incrédulo que nos aparte del Dios vivo, más bien, animémonos unos a otros cada día, para que a ninguno se nos endurezca el corazón por el engaño del pecado.

Ciertamente, la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos, y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón. Ninguna cosa creada escapa a la vista de Dios. Todo está al descubierto, expuesto a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas.

En los días de su vida mortal, Jesucristo ofreció oraciones y súplicas con fuerte clamor, y mediante el sufrimiento aprendió a obedecer; y consumada su perfección, llegó a ser autor de salvación eterna para todos los que en El creen y le obedecen.

Sobre el decrecer hay mucho por decir, pero es difícil explicarlo, porque infortunadamente la palabra de Dios nos entra por un oído y nos sale por el otro, sin hacernos efecto alguno, pues somos torpes de oído.

En realidad, a estas alturas ya deberíamos ser maestros, con capacidad de distinguir entre lo bueno y lo malo, con discernimiento espiritual, más sin embargo, andamos en busca de sabios y entendidos en la ley para que nos enseñen las verdades más elementales de la palabra de Dios, tomamos leche en vez de alimento sólido.

Cuando el hombre recibe bendición de Dios, y no produce buenos frutos, sino cardos y espinos, no vale nada; será cortado y echado al fuego.

En cuanto a nosotros hermanos, se que nos espera lo mejor, es decir, lo que atañe a la salvación, pues, Dios es justo para los que con fe y paciencia perseveran hasta el final.

Consideremos la grandeza de Jesucristo, de quien se dicen estas cosas, no conforme a un requisito legal respecto a linaje humano, sino conforme al poder de Dios, quien dice: Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec. Por quien se introduce una esperanza mejor, mediante la cual nos acercamos a Dios, y por Jesucristo se garantiza un pacto superior.

Jesucristo es sumo sacerdote, no de esta creación, ni con sangre de machos cabríos ni becerros, sino con su propia sangre, logrando así un rescate eterno, y por medio de su Espíritu se ofreció sin mancha a Dios, purificando nuestra conciencia de las obras que conducen a la muerte, a fin de que sirvamos al Dios viviente.

Por eso Jesucristo es mediador de un nuevo pacto, para que los llamados reciban la herencia prometida de una vez y para siempre.

Por eso dije: “Aquí me tienes —como el libro dice de mí—. He venido, oh Dios, a hacer tu voluntad.” » Primero dijo: «Sacrificios y ofrendas, holocaustos y expiaciones no te complacen ni fueron de tu agrado» Luego añadió: «Aquí me tienes: He venido a hacer tu voluntad.»

Acerquémonos, pues, a Dios con corazón sincero y con la plena seguridad que da la fe.
Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado.» mi justo. Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida.
Hebreos 11:1. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve.
Hebreos 12:2. Fijemos la mirada en Jesucristo, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.

Por tanto, renueven las fuerzas de sus manos cansadas y de sus rodillas debilitadas.
Tengan cuidado de no rechazar al que habla, pues si no escaparon aquellos que rechazaron al que los amonestaba en la tierra, mucho menos escaparemos nosotros si le volvemos la espalda al que nos amonesta desde el cielo.

Dios ha dicho: Nunca te dejaré; jamás te abandonaré, podemos decir con toda confianza: El Señor es quien me ayuda; no temeré. ¿Qué me puede hacer un simple mortal?

Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos.
Así que ofrezcamos continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su nombre.

Dios levantó de entre los muertos al gran Pastor de las ovejas, a nuestro Señor Jesucristo, por la sangre del pacto eterno. Que él nos capacite para hacer su voluntad. Y que, por medio de Jesucristo, Dios cumpla en nosotros lo que le agrada.

Mateo 11:28-30 »Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma. 30 Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana.»

A él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Que la gracia sea con todos ustedes.

Jesucristo te ama y te bendice.
JoseFercho ZamPer

domingo, 20 de noviembre de 2016

SOBRE LA SANACIÓN INTERIOR


La Sanación Interior. Es encarar o enfrentar nuestro interior con la verdad de Jesucristo, para ser sanados por su palabra y su amor.
La conversión no implica sanación física ni espiritual, solo es el comienzo de una nueva vida por los caminos de la fe, a través del Espíritu Santo, para realizar la voluntad del Padre y vivir su salvación.
La sanación Interior no es solo oración, es un proceso de crecimiento espiritual o de fe, donde todo el individuo se compromete con la transformación de su propia realidad.
Hoy día hay muchos congresos de sanación, pero poco ayudan a los creyentes en su crecimiento espiritual, aunque algunos reciben sanación, sus vidas no dan testimonio de ello.
La sanación Interior es de suma importancia para Dios, pues su propósito es restaurar el alma de sus hijos, liberarlos de toda esclavitud al mundo y al pecado.
Todo empieza como un proceso de oración, donde las personas que siguen a Jesucristo, se hacen conscientes de la necesidad de ser liberados de tantas ataduras del pasado, de sus miedos y temores al futuro, y de las enfermedades que los agobian.
Se necesita de un verdadero compromiso consigo mismo, para lograr sanar las heridas del alma y del corazón con el amor de Cristo, y así crecer en fe y amor.
Se trata de mirarnos por dentro, conocernos a nosotros mismos, de saber quiénes somos con respecto de Jesucristo. Para ponernos en el lugar del otro, o “ponerse los zapatos del otro”, y así ayudar a sanar las relaciones familiares y sociales de una persona, desde una verdadera perspectiva espiritual de sanidad.
Cuando vemos a una persona actuar, en realidad lo que podemos ver allí es toda una procesión de necesidades en su interior, deseando ser escuchada, atendida, y comprendida.
Los vacíos de amor desde el vientre de la madre, nos dañan la vida, con amarguras, resentimientos y muchas más heridas difíciles de sanar.
La Sanación Interior, es un proceso sanador y liberador de todo pecado pasado. La conversión es el inicio de la Sanación Interior.
La Sanación Interior, no solo sana el alma sino también el cuerpo, dándonos así la libertad gloriosa de los hijos de Dios.
Dicha sanación se llama interior porque el trabajo se hace en el alma, integrando así todo nuestro ser con el amor, ya que el pecado ha separado al hombre de Dios.
Debemos sanar la conciencia, la memoria, los sentimientos, las palabras, las obras, las actitudes, y toda relación con sí mismo, con los demás y con Dios.
Con la Sanación Interior se logra un equilibrio para aceptarnos como somos, al ser sanos de los complejos.
El amor de Dios sana el corazón y nos capacitando para servir.
¿Qué es la espiritualidad?
Ser espiritual, es vivir la experiencia de Dios, como respuesta a una búsqueda de Jesucristo para hallar solución a las necesidades de la Iglesia y de la propia vida. Es tener un encuentro personal con Jesucristo y ser testigos de Él.
Necesitamos llenar ese vacío que hay en el ser interior, el cual solo se sacia con la presencia de Jesucristo, ya que la sola información de Dios, no tiene sentido, no genera compromiso ni cambios en la vida de los fieles, solo son ritos religiosos y por ello se van quedando sin un camino espiritual que les permita madurar la fe.
Y teniendo sed de Dios, no hay como tomar del agua viva que brota del corazón de Cristo.
Entonces ¿Cómo vivir una vida espiritual que nos permita tener comunión con Jesucristo?
Para alcanzar la madurez espiritual se necesita formación espiritual, pues somos muchos los necesitados y pocos los que tienen algo para dar.
Jesucristo le dice a sus discípulos: oren al dueño de la mies que envíe obreros a su campo.
Hoy día hay muchas “nuevas iglesias”, que cantan y bailan, pero sin compromisos con sus hermanos, mucho menos con una vida que ayude a madurar a la Iglesia.
Muchas personas acuden a esas iglesias buscando un alivio a sus males o una respuesta a la vida espiritual, pero en el mejor de los casos por sus dudas y confusión, terminan haciendo un revuelto de prácticas mundano-religiosas, que confunden aún más a la persona, y le impiden una verdadera vida cristiana.
Si tenemos un encuentro personal con Jesucristo, alcanzaremos un despertar espiritual, proporcionándonos una vida transparente y sencilla a través de la oración.
Nos falta formación espiritual que nos lleve a descubrir la identidad cristiana y a comprometernos con la construcción de la iglesia de Jesucristo.
Es por eso que necesitamos vivir la experiencia de Dios, madurar y crecer en la fe, para comprometernos con los hermanos, y ser testimonio de la presencia de Dios.
Cuando nos hacemos conscientes de las carencias afectivas y de los vacíos que hay en nuestros corazones, por medio de una revelación del amor de Dios en nuestro ser interior, es cuando reconocemos en verdad quienes somos.
El observar a las personas en su vida cotidiana, escucharlas hablar, y al poder compartir con ellas, me han permitido conocer un poco más su realidad, tanto social como espiritual.
Cada persona tiene su propia historia de vida, que le están generando desequilibrios emocionales y espirituales. Cuando buscamos un encuentro personal con Jesucristo, confrontamos las experiencias personales con la obra de Dios, dejándolas sin base para que sigan afectándonos, pues la obra de Cristo por mí, supera todo sufrimiento humano y cambia toda mi vida emocional y espiritual.
¿Quién de entre nosotros necesita sanidad espiritual?
Absolutamente todos nosotros los hombres y mujeres que habitamos este mundo, en su totalidad, tanto físico como espiritual, lo consiente y el inconsciente.
El hombre es la más grande creación, Dios nos dotó de Espíritu, con lo que nos relacionamos, tanto con nosotros mismos, como con Dios.
Aunque hoy se le da más importancia al cuerpo, el hombre también tiene alma y espíritu.
La fe es una respuesta libre de un ser humano, a un llamado de Dios para cambiarle la vida, quien le ofrece perdón y salvación.
La libertad es la más alta realización del hombre, la esclavitud es lo opuesto a Dios.
Juan8:32. Y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.
Juan 8:36. Así que si el Hijo los libera, serán verdaderamente libres.
Para cada quien, sus propias experiencias pueden ser buenas o malas, en procura de la felicidad, más sabemos según la palabra de Dios, que todo aquello que trae enfermedad, sufrimiento, o desasosiego en cualquier forma es malo.
Desde el principio, el hombre ha sido seducido por el maligno a pecar, pero solo cae quien está fuera de la presencia de Dios, quien es esclavo del pecado.
La fe no trata de los bienes materiales, sino de los “frutos del espíritu Santo”.
Gal 5:22-25. En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas. Los que son de Cristo Jesús han crucificado la naturaleza pecaminosa, con sus pasiones y deseos. Si el Espíritu nos da vida, andemos guiados por el Espíritu.
Solo el hombre trasformado por la gracia puede “hacer el bien”
Gal 6:9-10. No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos. Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe.
La verdadera espiritualidad solo está en Jesucristo, seguirlo a Él es poco visto hoy, pues es contrario a la realidad de nuestros días.
El pecado incapacita al hombre para recibir y dar amor, haciéndolo egoísta y miserable con una vida sin sentido.
El caminar en pos de Cristo, es cuando el creyente confía y se deja guiar por Él, por su palabra.
Solo Dios puede capacitar al creyente para asumir los retos de la fe, no solo el tener compasión por sí mismo, sino el verdadero amor que da la vida espiritual y cristiana, la que Jesucristo mismo nos trajo para nosotros así como a toda la humanidad. 

Jesucristo te ama y te bendice.
JoseFercho ZamPer

Es tiempo de Buscar a Dios


Caminar por el camino correcto es cuestión de vida o muerte.

Todos caminamos de un lado para otro en esta vida, unos a pie, otros a lomo de mula, otros en carro, y otros cuantos en avión; pero todos caminamos en busca de algo en la vida.

Durante mi vida he caminado bastante, he ido a pueblos y ciudades, montañas y valles, desiertos y barriales; todo por conocer y participar en encuentros de caminantes y otros más batallares.

En estos caminares he podido ver que la mayoría de la gente vive sola, en las veredas, en las ciudades, aunque haya junto a ellos otras personas; todos preferimos la soledad del corazón, al bullicio de otros.

He podido detectar un problema que nos atañe a todos, hemos dejado de lado a Dios, como nuestra verdadera compañía, como el camino a seguir, todo por seguir a otros tales como: maestros, sacerdotes, pastores, predicadores, líderes y demás personalidades de la vida; que caminen ese camino por mí.

Todos los demás caminos los puedo caminar acompañado de otros, pero el caminar espiritual, debe ser buscado y caminado por sí mismo.

Por esto, Jesucristo nos dice que:

No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen. Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Mateo 7:6-7

Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios. De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí."  Romanos 14:11-12.

Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. 2 Corintios 5:10.

No debemos culparnos ni culpar a otros por lo que no hemos hecho, pero si ya conocemos, y no obedecemos a la verdad; cuando nos encontremos ante el tribunal de Cristo en el juicio final no podremos echar nuestras culpas sobre el pastor o el cura de la parroquia, diciendo; él no me dijo eso,  y como yo confiaba en ellos. 

Mi relación con Dios, es algo personal e intransferible; como mis documentos de identidad, ya que en el cielo nadie puede suplantarme. Recordemos que el Señor dice:

No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. Gálatas 6:7-8.

Porque el hombre nacido de mujer, corto de días es, y hastiado de sinsabores, sale como una flor y es cortado, y huye como la sombra y no permanece." Job 14:1-2.

Pues en verdad, nosotros no tenemos el tiempo comprado, no sabemos el día ni la ora, si ya es.

No sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece." Puede que mis ojos nunca vean el resplandor de mañana. Santiago 4:14

Decimos tener mucha vida por delante, porque contamos pocos años en nuestro calendario, puede que sí, como puede que no, no hay nada seguro.

El alma es "la esencia del cuerpo, y no desaparece con la muerte". ¡La vida física pasa, el alma es inmortal! Por ella luchan, Dios y satanás, por ver quien se la queda.

Pregunto: ¿A quién quiere usted, darle su alma?

Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Mateo 7:16.

Recordemos que el tiempo es corto, que cada día se hace más compleja la vida en este mundo, y los tiempos se acortan.

El salmo 32:6-7 dice:

Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado; Ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán éstas a él. Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia; Con cánticos de liberación me rodearás.

Por lo tanto, que todos los justos oren a ti, mientras aún haya tiempo, para que no se ahoguen en las desbordantes aguas del juicio.  Versión Nueva Traducción Viviente.

Por eso, todos tus seguidores deben orar a ti. Y así, aunque estén en mil dificultades, nada malo les sucederá.   Versión Palabra de Dios para Todos.

Por esto orará a ti todo santo en el tiempo de poder hallarte. Por eso los que te amamos oramos a ti en momentos de angustia.

Cuando vengan los problemas, no nos podrán alcanzar.

Para todo tenemos tiempo en esta vida, hasta para malgastarlo. Pero ¿lo tenemos para buscar a Dios, estamos caminando con Él?  Esa es la cuestión.

Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.

Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar; tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz. Eclesiastés 3: 1- 8.

Es peligroso gastar el poco tiempo en todo, menos en la búsqueda de nuestra salvación.

Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. Mateo 7:7-8

 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal. Mateo 6:33-34.

Es mucho mejor buscar a Dios, ahora que se puede, cuando estamos alentados y conscientes de ello, en vez de dejar para cuando ya no lo podamos hacer, pues el día malo llegará, el crujir de dientes, y tal vez ese día no podamos hallar a Dios para que nos salve.

Para qué esperar estar en la cárcel, en miseria, enfermos, o en tribulación, o a las puertas de la muerte;  para tratar de buscar  a Dios.

Recordemos la palabra de Dios, que dice:

Proverbios 1:28-29. Entonces me llamarán, y no responderé; Me buscarán de mañana y no me hallarán. Por cuanto aborrecieron la sabiduría, Y no escogieron el temor del Señor.

Isaías 55:6-7 "Buscad al Señor mientras pueda ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase al Señor, El cual tendrá de él misericordia, y al Dios Nuestro, el cual será amplío en perdonar".

Jeremías 29:12-13. Entonces me invocaran y vendréis y orareis a mí, y yo os oiré, y me buscareis y me hallareis, porque me buscareis de todo vuestro corazón.

En silencio decide dar a Dios su corazón, ábrele la puerta de su casa e invítalo a cenar contigo, no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy, tal vez no llegue ese día ni a esa hora.

Jesucristo te ama y te bendice.


JoseFercho ZamPer

Sobre lo que crees.

Lo que se puede saber de la biblia se remonta a miles de años atrás. Jesucristo es el personaje central de la historia bíblica, su vida y ...