sábado, 22 de agosto de 2015

La Fe en medio de la incredulidad



Así como Jesucristo tuvo que mostrarle sus heridas a Tomás, porque éste no creía que en verdad había resucitado, en esta época resulta mucho más difícil creer en semejantes cosas.

Aunque en estos días se habla tanto de ese tema, es como un cuento viejo ya pasado de moda. 

En ésta época cuando el hombre juega a “Ser dios” pues se cree con la capacidad de crear vida, por medio de la clonación, y de quitarla con su capacidad destructiva, tanto poder y conocimiento, han vuelto al hombre incrédulo, impidiéndonos creer en lo que no vemos.

Creo, pero demuéstramelo, es la consigna de nuestros días.

 El problema es que, el hombre es quien hace que los demás pierdan la fe, por ejemplo, se promete más de lo que se puede dar, la infidelidad en las parejas, son un duro castigo a nuestra fe. 

Creer, aunque todo nos diga que no, es complicado en estos días, son tiempos llenos de incredulidad, pero aun así todos los seres humanos necesitamos creer en algo, muchas veces no sabemos en quien creer, pero necesitamos creer, queremos creer.

La biblia dice que la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve, (hebreos 11:1) pero si vamos con esto a alguien que no cree en Dios, lo más seguro es que se burle de nosotros, pues él es fiel a su incredulidad, ya que ha pedido y pedido, y no ha recibido. 

Probablemente a los únicos que les ha funcionado eso, es a los pastores y dueños de iglesias, pues se han aprovechado tantas veces de la falta de fe de las personas y juegan tantas veces con la poca confianza que nos queda, que ya no sabemos en qué creer. 

La fe mueve montañas y transforma almas escépticas en corazones agradecidos. La fe simple y pura no es religión, es Dios. La fe une, la religión divide. 

Yo creo en Dios, quien hace milagros para mi cada día, hace salir el sol todos los días, me da aire para respirar, fuerzas para trabajar y luchar, fe para creer en los demás.

Nadie puede comprobar la existencia de Dios, solo la fe.

La filosofía afirma que todo lo que existe tiene que ser explicado racionalmente. La fe, por el contrario, no descansa en pruebas lógicas ni en las evidencias.

Tener fe en estos días, es una proeza, una actitud digna de admirar y de imitar; los mejores exponentes de esa fe, son los niños, ellos creen sin necesidad de ver, los pueden engañar, pero ellos perdonan, olvidan y vuelven a creer.  Quizás ese sea el truco para dejar de ser incrédulos, ser menos como Tomás y mucho más como un niño.

Fuera de la naturaleza no hay nada que buscar, la materia es la única realidad. Carl Sagan, lo explica con estas palabras: “El cosmos es todo lo que ha habido, todo lo que hay y todo lo que habrá”.

Pero ¿cómo pueden los científicos saber eso con certeza? De ninguna manera. Es imposible probar científicamente que el universo es todo lo que ha habido, todo lo que hay y todo lo que habrá; esta es una postura filosófica, no científica, algo que el hombre tiene que aceptar por fe.

La consecuencia inevitable de esa falta de fe, es el sin sentido de la vida, el para que estamos aquí, para que fuimos hechos.

Si la naturaleza es todo lo que ha habido, todo lo que hay y todo lo que habrá, entonces tendríamos que aceptar que la vida no tiene sentido, Sí el universo es un mero accidente, el resultado de un proceso que ningún ser inteligente inició ni guio con ningún propósito. Como consecuencia de esto, ni el hombre, ni la existencia misma tiene algún valor, porque no habría nada que hallar, ningún lugar a donde ir distinto a lo que ven nuestros ojos.

Según el ateo, este universo maravilloso que manifiesta orden, diseño y propósito en todas sus partes, no posee en realidad ningún diseño inteligente detrás; pues es la gran explosión a partir de un estado de masa concentrada en un punto pequeño de alta temperatura, llamada Huevo cósmico. (El Big Bang).

“El momento más embarazoso para el ateo es cuando se siente profundamente agradecido por algo, pero no puede pensar en nadie a quien darle las gracias”.

La incredulidad del ateo deja al hombre sumido en una existencia sin sentido.

Sartre dijo: “Yo existo como una piedra, una planta, un microbio”.

Si solo estamos aquí para “comer y cagar”, solo por preservar la existencia, sin tener más razón para existir” ¿Qué vida es esa?  Los animales tendrían mejores razones para existir.

El ateo no sólo niega la existencia de Dios, sino que también atenta contra la humanidad.

1 TIMOTEO 5:8 
Pero si alguno no provee para los suyos, y especialmente para los de su casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo.  Es un infiel.

Quien no cuida de los suyos, especialmente de su familia, no se porta como un cristiano; el tal reniega de la fe, no cree en Dios.

1 Pedro 3:15. sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros.

Romanos 14:1 Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones”

 No te avergüences de ser cristiano, recuerda que el Señor está contigo como estuvo con los primeros discípulos.
Hechos 4:29. Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra,

Usualmente nadie puede cuestionar lo que Dios ha hecho en tu vida y eso es el argumento más sólido que tienes delante de los incrédulos.

Cuando has sembrado semilla de fe, de esperanza y amor, las personas te buscarán en el día de su aflicción, sobre todo si les has mostrado respeto. Esta será la forma de mantener la puerta abierta. Procura dejarles una buena impresión hablando con gracia.
Colosenses 4:6. Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno.

Si es posible y te lo permiten, ora por ellos para que Dios los bendiga.

Más allá de las diferencias que tengamos con las personas, es importante mostrar un interés genuino por ellos. Todo encuentro con otras personas, nos deja enseñanza para crecer.

No es posible ser feliz sin Dios, sin fe.
En nuestros tiempos hay un fenómeno particularmente peligroso para la fe: hay una forma de ateísmo que se define como ‘práctico’, en el que no se niegan las verdades de la fe o los rituales religiosos, sino que simplemente se consideran irrelevantes para la existencia cotidiana, separados de la vida, inútiles. Por lo tanto, se cree en Dios de una manera superficial y se vive ‘como si Dios no existiera. Ese ateísmo “práctico” al final, es más destructivo, que la incredulidad, porque conduce a la indiferencia hacia Dios.
Apocalipsis 3:16 Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.

En realidad, el hombre separado de Dios, se reduce a un solo plano, el material, el cual mantiene al ser humano atado al mundo y a la carne, con consecuencias trágicas en el mundo presente, como la crisis de valores que vemos en la realidad actual.

No se trata solamente de una cuestión de “religión”, sino también de razón, pues la razón puede mostrar que la apertura a Dios es, también en la práctica, condición para alcanzar la verdad y el bien. También se ha oscurecido el horizonte ético, para dejar espacio al relativismo y a una concepción ambigua de la libertad, que, en lugar de liberadora, termina por atar al hombre a los ídolos”. Los Evangelios ya lo habían anunciado: “Las tentaciones que Jesús afrontó en el desierto antes de su vida pública, representan aquellos ‘ídolos’ que fascinan al hombre, cuando va más allá de sí mismo”.

Jesucristo es el Camino, la Verdad y la Vida (Juan 14, 6), si no creo esto, se oscurece la verdad y se camina hacia el relativismo. Y si la verdad es condición para la libertad (Juan 8, 32), sin la verdad se camina hacia la esclavitud de ponerse uno mismo en lugar de Dios. “Cuando Dios deja de ser el centro de mi vida, el hombre pierde su justo lugar, no encuentra ya su lugar en la creación, en las relaciones con los demás, el hombre cree que puede llegar a ser él mismo ‘dios’, dueño de la vida y la muerte”.

“El mundo no es una masa informe, sino que cuanto más lo conocemos y más descubrimos sus maravillosos mecanismos, más vemos un diseño, vemos que hay una inteligencia creadora”. Albert Einstein dijo que en las leyes de la naturaleza “se revela una razón tan superior, que todo pensamiento racional y las leyes humanas son una reflexión comparativamente muy insignificante”.

En nuestro mundo ruidoso y disperso corremos el riesgo de perder “la capacidad de pararnos y mirar en lo profundo de nosotros mismos, y de leer esta sed de infinito que llevamos dentro, que nos impulsa a ir más allá y nos refiere a Alguien que la pueda llenar”

Quien cree, está unido a Dios, está abierto a su gracia, a la fuerza del amor. Así la existencia del que cree “se convierte en un testimonio no de sí mismo, sino de Cristo resucitado, y su fe no tiene miedo de mostrarse en la vida cotidiana, está abierta al diálogo que expresa profunda amistad para el camino de cada hombre, y sabe cómo abrir luces de esperanza a la necesidad de la redención, de la felicidad y de futuro”.

Es así porque la fe implica participar de la vida de Cristo: el que cree participa de la luz que da el tener la “mente de Cristo”, y participa del amor que proviene del Espíritu Santo.

La fe, es un encuentro con Dios que habla y actúa en la historia y que convierte nuestra vida cotidiana, transformando nuestra mente, los juicios de valor, las decisiones y las acciones concretas. No es un espejismo ni un escape de la realidad. No es ni cómodo refugio ni sentimentalismo; sino que es involucra toda la vida y de la persona.

Un cristiano, una comunidad que sean operativos y fieles al designio de Dios que nos ha amado primero, son un camino privilegiado para aquellos que son indiferentes o dudan acerca de su existencia y de su acción. Esto, sin embargo, pide a todos hacer más transparente su testimonio de fe, purificando su vida para que sea conforme a Cristo.

La fe, cuando es “auténticamente vivida” es decir, en unión con el amor, es luz que indica el camino para la vida plena: el conocimiento de Dios y el encuentro con Dios.



El amor, resumen de la Ley
Romanos 13, 8 Que la única deuda con los demás sea la del amor mutuo: el que ama al prójimo ya cumplió toda la Ley. 9 Porque los mandamientos: No cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no codiciarás, y cualquier otro, se resumen en este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 10 El amor no hace mal al prójimo. Por lo tanto, el amor es la plenitud de la Ley.

Es por ello que San Agustín nos dice "Ama y haz lo que quieras", porque implica la Fe en Dios-Amor, que me hace usar mi libertad en el Bien = La solución para todos nuestros males y/o crisis.

La vida cristiana, tiene enemigos que mientras aseguran ser amigos del cristiano, gastan su tiempo en socavar la fe en Dios, la fe en la Biblia y la fe en Cristo.

Asumen un aire de inteligencia superior y miran con una mezcla de lástima y desprecio a la que ellos estiman una pobre y crédula humanidad.

El ateo se acerca con descaro y trata de apagar tu luz, pero cuando sabe quién eres, lo que estás tratando de hacer y tus propósitos, desiste. Sin embargo, el enemigo oculto, viene a ti aparentando amistad y pregunta cortésmente: ‘¿No está la luz demasiado cerca de tus ojos? Temo que te dañe la vista’. Luego retira la luz, un poco cada vez, hasta que solo es un puntico y luego se hace invisible.

La religión es un asunto del corazón y los impulsos del corazón a menudo parecen necios a la mente. La fe es diferente y superior a la razón. La fe es una expansión espiritual de la visión—un sentido moral que se extiende al trono de Dios y percibe verdades que la mente no puede captar. Es como ‘un ciego guiando al ciego’ para el alto crítico que, aunque honesto, depende solo de métodos intelectuales para transmitir verdades que solo se pueden ‘discernir espiritualmente’ (1 Corintios 2:14).

La Biblia, tal cual es, ha llevado a millones al arrepentimiento y, por medio del perdón, a la vida; la Biblia tal cual los altos críticos la quisieran, es incapaz de salvar.

“Los enemigos de la Biblia han estado ‘atentando contra la Roca de los Siglos’ durante casi dos mil años, pero a pesar de los ataques de enemigos declarados y ocultos, Dios aún vive y Su Libro sigue siendo precioso para Sus hijos.”

Las palabras de nuestra boca.
 Tal vez usted ha sido bendecido por las expresiones de amor y de consuelo de algún ser querido. O quizás ha visto qué destructivos pueden ser los comentarios de las personas. Sus palabras hirieron su corazón tan profundamente, que la herida se mantuvo durante años.

La capacidad de comunicarnos es uno de los regalos que Dios nos ha dado, pero es también un privilegio que incluye una gran responsabilidad. Lo que decimos puede curar a quienes nos rodean, y acercarlos al Padre celestial. Pero mal utilizadas, nuestras palabras pueden alejar de Él y de nosotros a las personas. Por eso es tan importante tener claro que chismear es una de las maneras de usar indebidamente las palabras, lo que deshonra a Dios y daña a los demás.

Santiago 3:5-6 Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. ¡He aquí, !!cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! 6 Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno. Cuando permitimos que nuestras palabras sean como flechas incendiarias dirigidas a la reputación de alguien, ellas dejan ruina a su paso.

Sin embargo, el chisme es uno de los pecados más aceptados en la iglesia. Nos hemos acostumbrado tanto al mismo, que es posible que no lo reconozcamos como malo, ni que nos demos cuenta de que lo practicamos. Entre cristianos, se usa como algo inocente e incluso espiritual. Decimos que simplemente estamos compartiendo nuestra preocupación, o compartiendo la situación de alguien para que puedan orar por ella. Pero, ¿qué piensa Dios de nuestras conversaciones?

En 1 Timoteo 5.13, 13 Y también aprenden a ser ociosas, andando de casa en casa; y no solamente ociosas, sino también chismosas y entremetidas, hablando lo que no debieran.

Pablo aconseja a Timoteo ocuparse de las personas "entremetidas, hablando de lo que no debieran". Si decimos a la ligera "las últimas noticias" sobre los demás, somos culpables de usar nuestras palabras para mal, incluso si esa no es nuestra motivación.


El Señor Jesucristo nos ama y nos bendice


JoseFerchoZamPer

jueves, 6 de agosto de 2015

La Ceguera Espiritual


El ser vivo: nace, crece, se reproduce y muere, ese es el ciclo de la vida, según la ciencia. ¿Pero esto aplica también al ser humano? Si es así, entonces somos unas simples bestias como todas las demás del salvaje mundo.

Todos nacemos en un hogar, de un padre y una madre. Somos formados en un medio tan normal y natural, como el de todos en este mundo, aprendemos todo lo que vemos y oímos, y eso mismo lo repetimos casi toda la vida.

Nos enseñan a estudiar, a trabajar, nos transmiten costumbres, reglas, tradiciones y demás, que según la sociedad, son suficientes para vivir una vida buena en este mundo.

Después uno busca trabajo, y cuando lo halla, se casa y trata de vivir una vida aceptable ante la sociedad.

Luego vienen los hijos y se continúa con las mismas normas aplicadas a la vida, hasta que se muere y listo, deja de pasar trabajos, o de sufrir en este mundo, o como lo dicen otros “en este valle de lágrimas”. ¡Qué vida tan maravillosa, qué vidononon! ¿NO?

Para la mayoría en este mundo, la vida consiste en aceptar lo que otros han dicho y han hecho. Esas son las grandes verdades con las que el mundo dirige los destinos del ser humano, de la humanidad.

Todos lo hemos aceptado, porque los demás alrededor nuestro así lo hacen.

Nos hemos convertido en la generación del  ‘copy paste’ como si ese fuese un código genético.
Eso de copiar y pegar o recortar y pegar suele ser bueno en el aprendizaje inicial, lo malo es que crecemos con esas malas mañas y no adquirimos un sentido crítico propio.
Pero, gracias a Dios, muchos, un día despertamos y comenzamos a hacernos preguntas, que para desgracia nuestra, casi nadie se las ha hecho y por ende no se tiene ni remota idea de las respuestas.

¿Y si las preguntas continúan, qué hacer?

Nos damos cuenta que la gran mayoría de las personas vivimos una vida prestada, cometiendo los mismos errores que otros cometieron, y buscando soluciones donde no las hay, y que no dan respuesta a nuestras vidas.

¿Y porque eso? Porque siendo inconscientes, elegimos vivir una vida que no nos agrada, por ende no agrada a nadie. Solo para crecer y engordar y luego ser sacrificados.

Pensamos que esto es todo, porque solo vemos parte de algo que creemos, es la realidad.

Vivimos sacándole el cuerpo a la verdad de lo que no vemos, para no afrontar que somos más que meramente animales. Y así no tener que esforzarnos por agradar a nuestro ser interior que nos exige y nos acosa con su insatisfacción con el mundo actual.

Pasamos ratos amables y disfrutamos el caminar acompañados, pero un buen día, cuando nos llaman a cuentas, queremos salir corriendo en busca de alguien que nos de la mano y poder cruzar al otro lado donde todo es mejor, para salvarnos del lado peor.

Nuestro criterio espiritual es más ciego y sordo que una tapia pisada, sin tener la más mínima idea de las posibilidades que Dios nos ofrece.

Y aun así creemos saber tomar buenas decisiones, e invertimos todos nuestros recursos en empresas que ni siquiera existen, pues son solo de papel, pero que todos aceptamos como lo normal.

Lo peor es que ni nos inmutamos cuando vemos nuestros errores, pero si culpamos a otros de nuestras desgracias.

Hemos confiado en personas sin criterio para que decidan sobre nuestras vidas, pero no le creemos a quien es la vida, la verdad y el camino a la salvación, siendo El la inversión correcta.

Como padres fallamos debido a nuestra inclinación por el lado material más que por lo espiritual, ten cuidado al juzgar, ya que tendemos a hacer lo mismo que criticamos.

La necesidad de obtener aprobación solo es buena cuando se trata de hacer la voluntad de Dios.

La aprobación de los demás es como los agujeros de entre los dedos que hacen que el agua se te escape, la capacidad para conseguir cualquier cosa se va perdiendo cada vez que buscas la aprobación de otros.

La única forma de crear tu realidad es vencer a la corriente, de forma consciente, y embarcarte en un camino en el que nada es fijo. Es aceptar el cambio y caminar junto a él.

El motivo es que muy pocas personas que no están a gusto, son capaces de saber exactamente a dónde quieren ir, ni mucho menos el cómo van a llegar allí.
Por un lado es saber lo que quieres, y por otro lado cómo hacerlo posible.

Pasarán los años y un día te plantearás si tomaste las decisiones correctas en cuanto a tu vida, y si has dedicado tu tiempo para hacer aquello que te hace sentir vivo de verdad.

Este es un camino largo, a veces tortuoso. Habrá momentos malos y deberás poner tu empeño en no salirte del camino.
En el antiguo testamento todo era por ley, y lo escrito en la ley, era la ley. Quien se saliera de ella, simplemente moría. Así mismo Dios el Señor, respondía por su pueblo frente a todo aquel que quisiera hacerle daño, siempre y cuando su pueblo se mantuviese fiel y obediente a su ley.

Un día, al ver Dios que su pueblo cumpliendo leyes no alcanzaban la salvación, que morían bajo la ley esperando su redención, le dio solución de una vez y para siempre, Juan 3:16 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, mas tenga vida eterna.”

Lo dio en pago de toda deuda de pecado de su pueblo, para que en Él, ya no tuviésemos que depender de un macho cabrío ni un becerro, ni corderos, o algún otro sacrificio por nuestros pecados. Él se entregó como la única, verdadera y eterna ofrenda de salvación.
Desde ese momento hacia adelante, la relación con Dios se establece de una manera libre y voluntaria. Ya no estamos obligados por el cumplimiento de leyes, ofrendas ni sacrificios para agradar a Dios, ahora tenemos que mantener una relación personal y sincera con El, para así vivir bajo la gracia de Dios. 

Nuestra salvación depende de una entrega libre y voluntaria a nuestro señor Jesucristo, para obedecerlo y seguirlo y así hacer la voluntad del padre.  Juan 1:12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.

Todo esto implica un cambio de estado, pasamos del estado material al espiritual, donde todo es volátil, donde nuestra ignorancia se hace visible, se puede ver. De ahí la necesidad de aprender del Espíritu Santo, pues ahora caminamos por fe, no por vista. 2 Corintios 5:7.  Esto es como si se caminara en la oscuridad y sin lámpara, no sabemos por dónde vamos. Pero si tenemos el Espíritu de Dios, él nos guiará a toda verdad, Juan 16:13... Él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.

Implica dejar toda teoría que tenemos grabada sobre Dios, y aprender más sobre Jesucristo. De aquí la necesidad de que Dios nos de vista espiritual, que nos abra los ojos como a Agar en el desierto para poder ver el agua de vida, Génesis 21:19 Entonces Dios le abrió los ojos, y vio una fuente de agua; y fue y llenó el odre de agua, y dio de beber al muchacho.

A partir de Jesucristo se nos abre un camino nuevo y diferente para ir al padre, pero ¿quién lo puede ver, y como hallarlo?  Tenemos que ser muy cuidadosos con, a quien seguimos y con quien nos vamos. Muchas veces nos agarramos del primer tronco que baja por la corriente y nos podemos estar ahogando más rápido, es mejor esperar un poco hasta que Dios mismo dé respuesta a nuestras inquietudes.

Los malos deseos, que son la base de nuestras tentaciones, proceden de dentro de nosotros “Nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar; pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre. Si alguno tiene oídos para oír, oiga.
Los sacrificios del pueblo de Israel en el Antiguo Testamento apuntaban hacia la realidad de Cristo muriendo por nuestros pecados una vez y para siempre.  El sacrificio de un corderito bajo la ley de Moisés tenía validez, no porque la sangre del cordero fuera pura, en Hebreos nos dice que tales sacrificios "nada perfeccionaron" y por tanto debían ser hechos continuamente (Hebreos 10:1-25), sino que el valor estaba en lo que representaba – el sacrificio perfecto de Cristo.  De ahí que una persona pudiera ser declarada perdonada después de ofrecer tal sacrificio de acuerdo a la ley.  Pero al ser simplemente la sombra de lo venidero debía ser repetida una y otra vez.

En el Nuevo Testamento la demanda divina sigue siendo la perfección ante Dios. Si algún hombre pudiera verdaderamente cumplir todas las demandas de Dios, muy ciertamente podría reclamar a Dios con todo derecho “¡Me he ganado la salvación!” Y Dios estaría ‘obligado’ a conceder esa salvación. Pero sabemos que ‘Todos han pecado y están destituidos de la gloria de Dios’ (Romanos 3:23.)  La ley en realidad es presentada para “exhibir el pecado”.  Por esa razón, el énfasis ya no está puesto en ‘cumplir a la perfección’ las demandas divinas sino que se dice al hombre Hebreos 10:38 Mas el justo vivirá por fe; Y si retrocediere, no agradará a mi alma.

Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.
Los que creen en Jesucristo, Por medio de esa fe, le es contada la justicia - ¿Pero cuál justicia? No la nuestra por "creer" sino la justicia del que cumple toda la ley, Jesucristo siendo está a nuestro favor.

Romanos 5:19 Porque así como por la desobediencia de un hombre (Adán) los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno (Cristo), los muchos serán constituidos justos.
Adán, antes de pecar tenía toda la capacidad para no hacerlo, pero después de su caída pierde esa capacidad pues se hizo “esclavo del pecado” y toda su descendencia junto con él, sin embargo Dios sigue demandando obediencia perfecta.

Santiago 2:10 Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos.
Es decir la demanda de Dios al hombre es “obediencia perfecta”

Romanos 10:5-13.  Moisés escribe así de la justicia que es por la Ley: «El hombre que haga estas cosas vivirá por ellas». 6 Pero de la justicia que es por la fe, dice así: «No digas en tu corazón: “¿Quién subirá al cielo?”(Esto es, para traer abajo a Cristo); o, “¿quién descenderá al abismo?” (Esto es, para hacer subir a Cristo de entre los muertos)». 8 Pero ¿qué dice?: «Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón». Esta es la palabra de fe que predicamos: 9 Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo, 10 porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. 11 La Escritura dice: «Todo aquel que en él cree, no será defraudado», 12 porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que lo invocan; 13 ya que todo aquel que invoque el nombre del Señor, será salvo.

El simple hecho de que el hombre no puede obedecer a Dios perfectamente no le ‘libra’ de la responsabilidad que le sigue siendo impuesta por Dios, él sigue demandando obediencia perfecta.
La demanda de Dios es y siempre ha sido esa y no ha cambiado – aunque NADIE nunca ha podido ni podrá cumplir con tal demanda divina.  La diferencia está en que antes de la cruz, el énfasis estuvo siempre puesto en la necesidad obligatoria para el hombre de seguir los mandamientos de Dios al pie de la letra sin fallar en nada.
Esos mandamientos son más que una práctica ‘externa’ sino como bien lo aclaró Cristo en el Sermón del monte está involucrado ‘el corazón’. 

No basta con decir “yo no he matado”, el simple hecho de sentir ‘rencor’ hacia el prójimo es suficiente para ser contado como asesino (Mateo 5:21-22). 21» Oísteis que fue dicho a los antiguos: “No matarás”, y cualquiera que mate será culpable de juicio. 22 Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga “Necio” a su hermano, será culpable ante el Concilio; y cualquiera que le diga “Fatuo”, quedará expuesto al infierno de fuego.

No es decir “yo nunca he cometido adulterio”, sino que el simple hecho de mirar a una mujer y codiciarla es suficiente para ser contado como “adultero”. (Mateo 5: 27-29). 27» Oísteis que fue dicho: “No cometerás adulterio”. 28 Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. 29» Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti, pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. 30Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala y échala de ti, pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno.

Cristo dijo “no he venido a abrogar la ley sino a darle cumplimiento”.  Hasta que Cristo vino ningún hombre había podido llenar los requisitos divinos del cumplimiento total y perfecto de la ley.

¿Qué es la ceguera espiritual?
La ceguera espiritual es, no ver la vida como Dios la ve, es no entender las cosas espirituales, por lo tanto se carece de toda reacción espiritual, es no ser partícipes de la naturaleza divina.
La Ceguera espiritual es equivalente a la hipocresía espiritual, es hacer las cosas de labios para fuera, para que nos vean, solo en la carne.
Es no querer leer la Biblia, no congregarse, buscar excusas para consentir los deseos de la carne.
La ceguera espiritual nos impide dar frutos en Jesucristo, entonces caemos en un estancamiento peligroso para el espíritu.

¿Por qué tenemos ceguera espiritual?
La mayoría de las veces es heredada por nuestros maestros espirituales, muchos de ellos caminan a ciegas por este mundo, y de eso enseñan a sus seguidores.

Mateo 15: 14. Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo.

Apocalipsis 3: 18. Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas como quitarse la ceguera espiritual.
También se adquiere por no ser agradecidos con Dios, por olvidarse del sacrificio de Jesucristo en la cruz, por no creer en la palabra de Dios, por la pereza de estudiar y profundizar en lo que nos enseñan  en las iglesias.

Como liberarse de la ceguera espiritual.
Mateo 20:30-34. Dos ciegos que estaban sentados junto al camino, al oír que pasaba Jesucristo, gritaron: ¡Señor, Hijo de David, ten compasión de nosotros! La multitud los reprendía para que se callaran, pero ellos gritaban con más fuerza:"! Señor, Hijo de David, ten compasión de nosotros!" Jesucristo se detuvo y los llamó. "¿Qué quieren que haga por ustedes?" "Señor, queremos recibir la vista." Jesucristo se compadeció de ellos y les tocó los ojos. Al instante recobraron la vista y lo siguieron."

Tenemos que buscar a Jesucristo con todo el corazón, con hambre, con necesidad.
Como estos ciegos que deseaban ver, sin importar que otros nos lo impidan, o nuestras necesidades nos acosen, debemos insistir día y noche en recibir la vista de nuestro señor Jesucristo. Entregarnos por completo a Jesucristo, sin temores, esforzándose y cuidándose de los engaños del mundo.

En parte, "ceguera espiritual" también es aceptar todo lo que se enseña desde un púlpito sin pasar dichas enseñanzas por el tamiz de la palabra de Dios.

Muchas veces escuchamos prédicas que son consideradas "grandiosas" por la emoción del momento, pero sus frutos no se ven en el tiempo, porque son producto de la emoción, palabras sin fundamento en el evangelio de Jesucristo.

En la actualidad se predica más sobre prosperidad financiera, como alcanzar el éxito, y muchos otros temas que motiven y llenen templos y estadios, para sentirse todo un predicador de talla internacional.

Jesucristo mismo citó recurrentemente ejemplos de esto durante su ministerio.
Dada la enseñanza que se nos ha impartido, desde el mismo púlpito, hemos perdido toda capacidad de ver dichos horrores.

Isaías 29:13  Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado.

Isaías fue llamado a profetizar sobre Judá, por su rebelión y alejamiento de Dios, los mismos se encontraban amenazados con su destrucción por parte de Asiria y Egipto, en este clima Dios decide hablarle a un hombre, este es Isaías, para que proclamara un mensaje de juicio, pero también de misericordia y liberación.  

Isaías llama la atención sobre la hipocresía del pueblo, de cómo ellos solo reverenciaban a Dios en apariencia, porque no era realmente el objeto de su amor y devoción genuina.

Isaías estaba dolido por la actitud del pueblo y deseaba hacerles volver a Dios, a obedecerle. El pueblo debía volver a la palabra de Dios, a leerla, a escucharla y ser convencidos de su pecado, para poder ser transformados.

Pero ocurría algo, ellos no podían ver su situación, no discernían su crítico estado delante de Dios y su deplorable ceguera. Sí, estaban ciegos, no físicamente, pero si espiritualmente. Desde sus líderes hasta el más pequeño de ellos. Ellos estaban pasando por un periodo de ceguera espiritual, habían perdido la pasión por Dios, ese amar a Dios con toda su fuerza, mente, corazón y alma, había disminuido hasta el punto de casi desaparecer.

¿Quiénes son ciegos espiritualmente hablando?

Tal vez te hiciste esa pregunta porque pensaste que solo los no creyentes estaban ciegos, como declara la escritura en: Efesios 4:18 A causa de la ignorancia que los domina y por la dureza de su corazón, éstos tienen oscurecido el entendimiento y están alejados de la vida que proviene de Dios.

2 Corintios 4:3-4 Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; 4 en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios. 

Es cierto que la ceguera espiritual es evidente en la naturaleza humana caída, condición en la que el hombre es incapaz de ver las verdades y la voluntad de Dios y de vivir de acuerdo a los deseos de Dios.

¿Pero qué pasa con nosotros, el pueblo de Dios?
La escritura está llena de narraciones en la que vemos al pueblo de Dios pasar por estos tiempos de oscuridad. Tiempos en los que no eran capaces de ver la vida de la misma manera que Dios, tiempos de no comprender la palabra de Dios, las cosas espirituales, tiempos de insensibilidad a la palabra y de una práctica prolongada de pecado. A todo esto y más me refiero cuando hablo de ceguera espiritual.

¿Cómo trascurre nuestra vida diaria?
¿Somos conscientes de lo espiritual, meditamos en la palabra de Dios, dedicamos el tiempo suficiente para orar, alabar, bendecir al Señor y hallar en él la sabiduría y revelación? O solo oramos a Dios por nuestras necesidades y deseos del diario vivir.
¿Divagamos en nuestras ideas y pensamientos, o meditamos y nos deleitamos en la palabra de Dios?

¿Dedicamos tiempo para leer la biblia, nos apartamos del mundanal ruido para buscar la presencia de Nuestro Señor Jesucristo?
Cuando leemos la palabra de Dios, lo hacemos de forma inconsciente o comprendemos el valor de su mensaje para nuestras vidas.

Deseamos leer la biblia, o ponemos excusas para no hacerlo, no prestamos atención o no podemos concentrarnos en la predicación. Deseamos estar en las reuniones para orar y compartir la palabra de Dios.

Nuestras amistades son personas mundanas, o cristianos de dudosa reputación.
Nos estancamos en determinada práctica religiosa y aseguramos que eso es suficiente, para llenarnos espiritualmente; ejemplo: si voy todos los domingos a la iglesia, diezmo y ofrendo, ¿eso no es suficiente?
 Nuestra vida espiritual y general, producen frutos reales, o el pecado es algo común.
¿Cuáles son tus evidencias? ¿Cómo se está mostrando este mal en ti?
¿Quién es tu guía, a quien sigues?

2 Corintios 3:1-18. … Así que, teniendo tal esperanza, usamos de mucha franqueza; y no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de Israel no fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser abolido. Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado. Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos.  Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará. Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.

Uno de los mayores males que le puede suceder a la iglesia es que debido al pecado, se les cierre el discernimiento espiritual a sus líderes, pues así no podrán guiar al pueblo.

¿Es usted de los que solo hace lo que su líder le dice? O de los que obedece al Señor Jesucristo y a su palabra.

Los líderes religiosos al tomar la palabra no podrían interpretarla y transmitirla al pueblo, por lo cual el pueblo estaría extraviado también. 

Isaías 29:11-13  Y os será toda visión como palabras de libro sellado, el cual si dieren al que sabe leer, y le dijeren: Lee ahora esto; él dirá: No puedo, porque está sellado. Y si se diere el libro al que no sabe leer, diciéndole: Lee ahora esto; él dirá: No sé leer. 13 Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado.

Muchos alabamos, cantamos, oramos a Dios solo en las reuniones de la Iglesia, y creemos que honrar a Dios es hacer actividades para él, pero honrar a Dios es mucho más que hacer actividades, es un acto del corazón, del alma, aun mejor, del espíritu.
Muchas veces no pecamos porque sabemos que ante Dios eso trae consecuencias graves, pero cuando se presentan las oportunidades de algo no muy honesto, sano o legal, vacilamos o nos tomamos un tiempo para pensarlo, envés de rechazarlo  con toda certeza.
La fidelidad es un acto del corazón, no mera apariencia.

Jesucristo mismo nos guarda de pecar pero no debemos dejar lugar al diablo.

Efesios 4:22-32 En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros.  Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, 27 ni deis lugar al diablo. 28 El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad. 29 Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. 30 Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. 31 Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. 32 Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

Si somos fieles solo por los beneficios recibidos, y no porque amamos a Dios, o a nuestra pareja, no hay fidelidad sino conveniencia.
El hacer las cosas por costumbre, como parte de una rutina, no es amor. Solo son actos externos, pero en lo interno no hay reverencia.
Las  emociones, la voluntad, las decisiones, los pensamientos y todo lo demás deben ser en Dios, para agradarlo realmente.

¿Qué dicen los demás de ti?, ¿Es cierto lo que dicen?
Tal vez seamos personas piadosas, los primeros en llegar, realicemos labores para la iglesia, pero estos podrían estar siendo actos externos.  Si miras dentro, ¿Qué encontrarías? Amor a Dios, o deseos de que Dios le conceda las peticiones de tu corazón.

Debemos ser sinceros en nuestra relación con Dios y delante de los demás.
Dios ya lo sabe todo, él sabe si estás pasando por este mal y es al único que no podemos engañar, entonces aceptemos nuestra condición y decidamos abrir los ojos, despertar del sueño y vivir realmente de acuerdo a la voluntad de Dios.
Si estás pasando por este tiempo en tu vida, quiero que tengas en cuenta que si no despiertas a la realidad, Dios llamará tu atención.

Dios da una nueva oportunidad, esta oportunidad es para que nos humillemos delante de Él, de su poder, de su sabiduría perfecta.
Dios quiere que recapacitemos y retomemos la relación de amor con Dios. Este llamado de atención de parte de Dios, es una muestra de su amor y misericordia por sus hijos, a los cuales El ama.

Deja que Dios limpie tu vista, decide seguir y servir a Jesucristo de corazón.
Cuando adoremos a Dios, pidámosle que nos convenza con su espíritu santo, que nos de pasión y devoción por él, nuestra vida exterior debe estar en consonancia con lo interno.
Dios te ama y desea que puedas tener una relación genuina con él, para tu propio beneficio.

¿Hasta dónde nos lleva la ceguera espiritual?

Juan 9:1-41 Jesucristo sana a un ciego de nacimiento.
Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él. Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar. Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo. Dicho esto, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego, y le dijo: Ve a lavarte en el estanque de Siloé (que traducido es, Enviado). Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo. Entonces los vecinos, y los que antes le habían visto que era ciego, decían: ¿No es éste el que se sentaba y mendigaba? Unos decían: Él es; y otros: A él se parece. Él decía: Yo soy. Y le dijeron: ¿Cómo te fueron abiertos los ojos? Respondió él y dijo: Aquel hombre que se llama Jesús hizo lodo, me untó los ojos, y me dijo: Ve al Siloé, y lávate; y fui, y me lavé, y recibí la vista. Entonces le dijeron: ¿Dónde está él? Él dijo: No sé. Los fariseos interrogan al ciego sanado Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Y era día de reposo cuando Jesús había hecho el lodo, y le había abierto los ojos. Volvieron, pues, a preguntarle también los fariseos cómo había recibido la vista. Él les dijo: Me puso lodo sobre los ojos, y me lavé, y veo. Entonces algunos de los fariseos decían: Ese hombre no procede de Dios, porque no guarda el día de reposo. Otros decían: ¿Cómo puede un hombre pecador hacer estas señales? Y había disensión entre ellos. Entonces volvieron a decirle al ciego: ¿Qué dices tú del que te abrió los ojos? Y él dijo: Que es profeta. Pero los judíos no creían que él había sido ciego, y que había recibido la vista, hasta que llamaron a los padres del que había recibido la vista, y les preguntaron, diciendo: ¿Es éste vuestro hijo, el que vosotros decís que nació ciego? ¿Cómo, pues, ve ahora? Sus padres respondieron y les dijeron: Sabemos que éste es nuestro hijo, y que nació ciego; pero cómo vea ahora, no lo sabemos; o quién le haya abierto los ojos, nosotros tampoco lo sabemos; edad tiene, preguntadle a él; él hablará por sí mismo. Esto dijeron sus padres, porque tenían miedo de los judíos, por cuanto los judíos ya habían acordado que si alguno confesase que Jesús era el Mesías, fuera expulsado de la sinagoga. Por eso dijeron sus padres: Edad tiene, preguntadle a él. Entonces volvieron a llamar al hombre que había sido ciego, y le dijeron: Da gloria a Dios; nosotros sabemos que ese hombre es pecador. Entonces él respondió y dijo: Si es pecador, no lo sé; una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo. Le volvieron a decir: ¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos? Él les respondió: Ya os lo he dicho, y no habéis querido oír; ¿por qué lo queréis oír otra vez? ¿Queréis también vosotros haceros sus discípulos? Y le injuriaron, y dijeron: Tú eres su discípulo; pero nosotros, discípulos de Moisés somos. Nosotros sabemos que Dios ha hablado a Moisés; pero respecto a ése, no sabemos de dónde sea. Respondió el hombre, y les dijo: Pues esto es lo maravilloso, que vosotros no sepáis de dónde sea, y a mí me abrió los ojos. Y sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero si alguno es temeroso de Dios, y hace su voluntad, a ése oye. Desde el principio no se ha oído decir que alguno abriese los ojos a uno que nació ciego. Si éste no viniera de Dios, nada podría hacer. Respondieron y le dijeron: Tú naciste del todo en pecado, ¿y nos enseñas a nosotros? Y le expulsaron. Oyó Jesús que le habían expulsado; y hallándole, le dijo: ¿Crees tú en el Hijo de Dios? Respondió él y dijo: ¿Quién es, Señor, para que crea en él? Le dijo Jesús: Pues le has visto, y el que habla contigo, él es. Y él dijo: Creo, Señor; y le adoró. Dijo Jesús: Para juicio he venido yo a este mundo; para que los que no ven, vean, y los que ven, sean cegados. Entonces algunos de los fariseos que estaban con él, al oír esto, le dijeron: ¿Acaso nosotros somos también ciegos? Jesús les respondió: Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; mas ahora, porque decís: Vemos, vuestro pecado permanece.

“No hay peor ciego que el que no quiere ver”.
Hay personas que teniendo delante de ellos claras evidencias para creer en Dios, se niegan a creerle. La falta de luz en sus vidas, su ceguera espiritual, su realidad los ahoga, les impide ver a Jesucristo.
Con la sanidad del ciego de nacimiento de este pasaje, Jesucristo revela la existencia de otros ciegos, a lo mejor peores, que no querían ver.
Así lo Dijo Jesús (ver 39) “Para juicio he venido a este mundo; para que los que no ven, vean, y los que ven, sean cegados”.

La ceguera espiritual pareciera ser peor que la misma física, pues mientras los unos pudieran tener luz en su alma, en los otros hay una oscuridad en sus conciencias.
Los fariseos de esta historia tenían “ojos para ver”, pero se les había oscurecido el entendimiento para que no les resplandeciera la luz de Jesucristo. El asunto es que este tipo de personas pudieran hacer gala de su tradición religiosa o algún conocimiento espiritual, pero su condición no es menos que la de cualquier otro pecador, y las consecuencias de su ceguera los pueden conducir a una eternidad sin Cristo. Tracemos el curso de las consecuencias de la ceguera espiritual

La ceguera espiritual impide ver el cambio en otra persona.
Aquella curación provocó una reacción colectiva. Entre los que le conocían, hubo una división de pensamiento. Unos pensaban que “él era”; otros menos incrédulos decían a él se parece”. Mientras que el que había sido curado enfáticamente afirmaba yo soy” v.9. Los fariseos, representando a los ciegos espirituales, fueron más allá. Sometieron a los padres a un interrogatorio indagatorio con el fin de buscar alguna pista o indicio que les permitiera echar por tierra el milagro que estaba a la vista. Sin embargo, ¿cómo se podía negar lo evidente? Quién puede descalificar o desmentir lo que está a la vista como una prueba indubitable? ¿De qué manera se puede negar lo que todo mundo comenta en materia de transformación? Pero la ceguera espiritual no acepta, sea por prejuicio o por orgullo, el milagro que se puede dar en la vida de una persona. Son tantos los que prefieren mantener su corazón endurecido que aceptar el testimonio del cambio y la transformación en otros. Abundan testimonios de hijos quienes después de haber recibido la salvación, sus padres se han opuesto para que no siga esa vida. Qué decir de los esposos o las esposas quienes llegan a tener una evidencia viviente en su casa de cómo puede cambiar una persona, pero se niegan a aceptarlo tan solo por el prejuicio religioso o por una arrogancia que no tiene sentido. La Paradoja de las religiones es que en lugar de haber traído bien le han hecho un gran daño a la humanidad. Hay personas religiosas en cuya mente no cabe la posibilidad de un milagro.

La ceguera espiritual prefiere mantener la tradición en lugar de aceptar la renovación.
Es una cosa incomprensible como la ceguera espiritual puede preocuparse más por guardar una tradición que aplicar la misericordia. Los fariseos no pudieron ver a un hombre que quiso ver, saber y conocer los colores de la naturaleza, por ejemplo. No pudieron ver el gozo de alguien que quiso distinguir cómo eran sus padres, quienes eran sus hermanos o de qué forma se vestían sus amigos. Ellos no calcularon el dolor, la tristeza y la frustración que puede llevar en la vida una persona que la falta la vista. Un ciego podrá sentir pero le será difícil opinar sobre lo que otros pueden ver.

La preocupación de los fariseos era que aquel hombre llamado Jesucristo no procedía de Dios porque no guarda el día de reposo”. Cuando los hombres hacen de la religión un fin en sí mismo, se pierde toda sensibilidad para ayudar a otros. Jesucristo condenó esta actitud. Fue por eso que dijo: El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo.

Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo” Mr. 2:27,28. Con mucha frecuencia los hombres son confrontados sobre el amor de Dios y su regalo de la vida eterna, pero se niegan a recibirlo porque el evangelio de Cristo trastoca sus creencias o sus tradiciones. Hay los que llegan afirmar que el evangelio es otra cosa.

Que sí hay poder para cambiar a una persona y que sí vale la pena seguir a Cristo, pero ellos no pueden cambiar su tradición por una nueva relación. Y es aquí donde la ceguera espiritual se acrecienta en muchas personas. Es terrible pensar que alguien se esté perdiendo por la eternidad, porque prefiere mantener su tradición en lugar de aceptar la renovación que Cristo da. Son muchos los que todavía se niegan a que se les quebrante su día de reposo” antes de dar cabida a la obra de cambio y transformación que se encuentra en nuestro Señor Jesucristo.

El gran problema para algunas personas de recibir a Cristo es porque presuponen un cambio radical en la forma como se les ha enseñado y llevado en sus vidas. Algunos temen más a la ira de los hombres que al juicio divino. Pero en algún momento de mi vida yo necesito confrontar la realidad acerca de dónde pasaré la eternidad. Debo saber si mi tradición o lo que ha sido mi creencia me asegura esto. Si no es así, responsablemente debo venir a evaluar y considerar en manos de quién estará mi destino eterno. A esto tenemos categóricamente que decir que el destino eterno no puede estar en las manos de los hombres. Que no está en la religión de mis pasados o en la tradición heredada, sino que está en las manos de Dios. Jesucristo dijo estas palabras: Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna...Juan. 10:27. La vida eterna está en sus manos. No permitamos que la ceguera espiritual rechace, por guardar una tradición, la salvación ofrecida de forma gratuita. No seamos parte de esa generación ciega e indiferente.

La ceguera espiritual prefiere seguir a moisés (ley) que seguir a Jesucristo (amor).
Mateo 9:16-17 Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura. 17 Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conservan juntamente.
Esto lo dijo para criticar la actitud de incredulidad de los fariseos. Llama la atención que en estos dos capítulos el grupo de opositores de Jesucristo, prefieren remitirse a las enseñanzas de sus pasados, que aceptar el mensaje nuevo de Jesucristo, quien fue anunciado con una precisión profética a quienes los fariseos veneraban. En el capítulo anterior habían dicho que su padre era Abraham y ahora dicen que son discípulos de Moisés v. 28. Y la verdad es que ni eran hijos de Abraham ni eran discípulos de Moisés, sino que eran hijos y discípulos de la condenación. Si ellos en verdad hubiesen sido discípulos de Moisés habrían leído que un profeta mayor que Moisés sería levantado.

Si hubiesen sido discípulos de Moisés habrían reconocido que fue el mismo que estuvo en el monte de la transfiguración para corroborar que Jesucristo no solo era mayor que él, sino que había venido del seno del Padre como el Hijo amado en quien tengo contentamiento”. Pero la ceguera espiritual no hace que la gente lea y entienda acerca de quién es Jesucristo como viniendo del cielo y siendo respaldado por el elemento profético. Estos hombres, como si estuvieran dando coses contra el aguijón, procuraban por los sofismas de su dogmática, arrancar una confesión distinta a su conciencia. Como ciegos espirituales se jactaban de saber mucho pero un ciego curado les dice, una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo” v. 25b.

Es sumamente interesante la forma como este nuevo vidente puede guiar a los invidentes espirituales. Él tuvo la capacidad de ver que Jesucristo era un profeta v.17, mientras que sus acusadores lo venían como pecador v.24. Él se dio cuenta que en esta gente no solo había “ceguera espiritual” sino “sordera espiritual”, pues desesperadamente querían oír otra cosa contraria a su testimonio v. 27. Los versículos 30 al 33 son el clímax de la evangelización que hiciera este hombre. Sin embargo la ceguera espiritual prefiere seguir a Moisés que aceptar la obra de Jesucristo. La humanidad no ha cambiado mucho desde aquel entonces para acá. El odio y el menosprecio de parte de los “ciegos espirituales”, hacia los que han recibido la luz, es notorio por el prejuicio. Tanto así que es capaz de llevarles al menosprecio de decir: Tú naciste del todo en pecado, ¿y nos enseñas a nosotros?  v. 34. Son muchos los que menosprecian a los hijos de Dios y los califican de muy poca cosa, pero la evidencia de una vida transformada exige un veredicto y eso es lo que la ceguera espiritual no quiere aceptar.

1 de Juan 4:7-10. Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama es nacido de Dios y conoce a Dios. 8 El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. 9 En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros: en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por él. 10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.
La ceguera espiritual nos lleva a autoproclamarnos, y no a esperar que sea Dios quien nos levante.

1 Pedro 5:5-7. Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad, porque «Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes». 6 Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte a su debido tiempo. 7 Echad toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.

La ceguera espiritual conduce al juicio divino
Jesucristo dice en este pasaje que para juicio había venido a este mundo v.39. Con esto no contradijo lo que ya había mencionado en el capítulo 3:17. En otra ocasión también dijo, “yo no he venido para traer paz, sino espada” (Mt. 10:34); y con esto tampoco contradijo sus otras palabras, “mi paz os dejo, la paz os doy…” (Juan. 14:27). En estos planteamientos, y otros similares, descubrimos la honestidad y transparencia del mensaje y la misión de Cristo. Jesucristo vino para poner una especie de “crisis” en el corazón de cada persona. Su juicio en este contexto es producido por la forma como cada persona recibe su mensaje. Cuando él dijo “para los que no ven, vean”, estaba anunciando que hay corazones sensibles, humildes y dispuestos a oír su voz, tales como el hombre de esta historia. Ellos llegan a experimentar la “luz de la vida”, que no es otra cosa sino la salvación eterna. Pero las palabras “y los que ven, sean cegados”, es la otra cara de la moneda. El juicio del Señor contra tales personas se basa en el hecho de que ellos cierran su corazón frente a la demostración del poder de Dios.

Para esos que “ven”, la palabra misma se constituye en piedra de tropieza o de “escándalo” como lo dice la traducción original del texto. La historia del Faraón y Moisés nos ilustra lo que Jesucristo está aquí diciendo. Este hombre en lugar de arrepentirse y humillarse frente a toda la demostración del inmenso poder de Dios, su corazón de endureció aún más todavía. Tal fue la actitud de este gobernante egipcio que el mismo Dios se encargó de endurecerlo, para demostrar con mayor grandeza su gloria en medio de ese país pagano. Es esto lo que precisamente sucede a alguien, como el caso de los fariseos, al rechazar la obra del calvario y con ello la salvación de sus almas. El último versículo de este capítulo explica lo que Jesucristo quiso decir con el juicio que había traído. Los “ciegos sin pecados” y los “pecados de los que ven” v.41, es una forma de decir que la actitud de aceptar todo lo que Jesucristo hizo para sanar y salvar a este hombre, es la que debe tenerse para conocer la salvación y la vida eterna. Los que dicen que “ven” pero rechazan, en ellos, el “pecado permanece”. La ceguera espiritual trae el juicio divino según este contexto.
La ceguera espiritual produce inseguridad.

 “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente” (I Corintios 2:14).

Asumir que las verdades espirituales pueden ser percibidas solo por el intelecto, es un grave error.
El estudiar la Biblia, en sí solo, no quita el velo ni lo penetra, hay una gran diferencia en saber de Dios y conocer a Dios.
“Es posible estar en una iglesia y memorizar citas bíblicas, ponerlas en práctica, sobre todo aquellas basadas en la ley. Pero después de haber hecho todo eso, no conocer a Dios, porque Dios no se conoce por medio de actos externos.

2 Timoteo 3:16-17. Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
¡Creer en el texto inspirado no es suficiente! Nicodemo era el principal maestro de la Biblia en Jerusalén. Él creía cada palabra de las Escrituras Hebreas, pero Cristo le dijo: “Os es necesario nacer de nuevo” (Juan 3:7).

La frase “nacido de nuevo” literalmente significa “nacido desde arriba.” Nicodemo tenía una necesidad verdadera. Él necesitaba un cambio de corazón – una transformación espiritual. El nacer de nuevo, es un acto de Dios por el cual la vida eterna es impartida a la persona que cree (2 Corintios 5:17; Tito 3:5; 1 Pedro 1:3; 1 Juan 2:29; 3:9; 4:7; 2:1-4, 18). Juan 1:12,13 indican que “el nacer de nuevo” también transmite la idea de “volverse hijo de Dios” al confiar en el nombre de Jesucristo.

 “¿Por qué una persona necesita nacer de nuevo?” El Apóstol Pablo en Efesios 2:1 dice, “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados...” en Romanos 3:23, el Apóstol escribió, “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.” De manera que, una persona necesita nacer de nuevo a fin de que sus pecados sean perdonados y para poder tener una relación con Dios.
” Cuando uno es “salvo”, ha nacido de nuevo, ha sido renovado espiritualmente, y ahora es hijo de Dios por el derecho de este nuevo nacimiento. Confiar en Jesucristo, en Aquel quien pagó la penalidad del pecado al morir Él en la cruz, es lo que significa “nacer de nuevo” espiritualmente. “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es...” (2 Corintios 5:17 a).

¡Mira al Apóstol Pablo! Él fue un gran estudioso de las escrituras. Él sabía la Escritura en Hebreo de memoria. ¡Pero mira que tan ciego estaba, persiguiendo cristianos, oponiéndose a Cristo! Él también estaba “a tientas en ceguera espiritual”.
La Biblia no está dirigida a cualquiera. Su mensaje se dirige a unos pocos escogidos, algunos tienen capacidad espiritual y algunos no. No solo Dios dirige sus palabras de verdad a aquellos que son capaces de recibirlas, sino que Él actualmente oculta su significado de aquellos que no lo son, así que las palabras de nuestro Señor Jesucristo brillan en los corazones de su pueblo, pero deja al incrédulo confiado en la oscuridad de su moral.
La idea de que la Biblia se dirige a todos ha traído confusión dentro de la iglesia.

A través de los años agarramos la idea que necesitábamos traducciones modernas porque la Reina Valera era muy difícil. Como resultado allí está la torre de Babel en la mayoría de los servicios de las iglesias. Con más de 25 traducciones no puede haber una buena lectura, no se puede memorizar la Biblia – por eso el “Cristiano” de hoy está más ignorante de la Biblia de lo que estaban en los 50.

Así, la falsa idea de que la Biblia fue escrita para que todos la entiendan, ha resultado en una guerra de versiones de la biblia.
“Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero” (Génesis 11:7).

Me parece que el verso tiene perfecta aplicación a la presente situación, con todas las confusas “traducciones” en nuestras iglesias. ¡Estábamos mucho mejor sin ellas!
En vez de ayudarnos, estas resumidas y malas traducciones han hecho la Biblia mucho más oscura, y a nuestra gente mucho más ignorante de la Biblia. Como era en tiempos antiguos, así es en mucho del mundo evangélico de hoy.

“Profesando ser sabios, se hicieron necios”
Romanos 1:22 Aunque afirmaban ser sabios, se volvieron necios
“La Biblia es un libro sobrenatural y solo puede ser entendido con ayuda sobrenatural” Las nuevas traducciones no ayudan para nada.
Creo que el estudio Bíblico, por sí solo, te va a dejar “a tientas en ceguera espiritual”.
Por eso es que debemos pasar largos tiempos a solas, buscando que Dios mismo  nos releve su palabra.

Muchos grupos de “estudio Bíblico” guiados por aprendices, están basados en la falsa idea que cualquiera puede enseñar las Sagradas Escrituras, pero lo que sucede allí, es que se juntan y comparten su ignorancia, pues falta sabiduría.
Tienden a producir una actitud carnal y rebelde hacia la iglesia local.
Muchas veces tienden a producir críticos de la iglesia en vez de cristianos sólidos.
El Espíritu Santo tiene que “encender la luz” en el corazón de una persona cuando lee la Biblia y la escucha ser predicada.
 El “hombre natural” puede aprender palabras de la Biblia y doctrina de la Biblia, pero solo son palabras para él. Las palabras que él aprende no tienen impacto en su vida.
Los Fariseos se sabían las escrituras de memoria, palabra por palabra. Aun así Jesucristo los llamó “ciegos guías de ciegos”

Mateo 15:13-14 Pero respondiendo él, dijo: Toda planta que no plantó mi Padre celestial será desarraigada. Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guía al ciego, ambos caerán en el hoyo.
Puedes aprender que Cristo es el Hijo de Dios. Puedes aprender que Él murió en tu lugar en la Cruz, para pagar el precio por tu pecado. Puedes aprender que Él se levantó de entre los muertos y subió al Cielo. Puedes aprender esas verdades Bíblicas – y creerlas en tu mente, es más, puedes aplicar muchas citas sobre prosperidad y salud, y obtener buenos beneficios,  ¡y al final ser lanzado al Lago de Fuego!

Mateo 7:23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.
Tienes que conocer a Jesucristo y que Él te conozca, ¡no solo palabras acerca de Él!
“Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen” Juan 10:1.
“Pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas”  Juan 10:26.

Una revelación del Espíritu Santo en un brillo glorioso que ilumina el interior, te puede enseñar más de Jesucristo que cinco años en un seminario teológico.
Entonces, ¿qué puedes hacer? Primero, puedes ir a cada servicio de la iglesia y pedirle a Dios que use los sermones como un medio de gracia para abrir tu corazón.
Puedes orar cada día para que Dios te limpie de tu pecado y te traiga al Salvador. Solo la unión con Cristo te puede salvar de “andar a tientas en ceguera spiritual”.

2 Corintios 4:3-4  Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.

1 Pedro 5:8 Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar.
Es este mismo adversario, Satanás, el diablo, quien busca por todos los medios destruir a la suprema creación de Dios, al ser humano.
Él sabe que la mejor forma de destruir al ser humano es alejándolo del “camino, la verdad y la vida”, que es Jesucristo.

Para esto el diablo opera como lo revela 2 Corintios 4:3-4 pone un velo en las personas para que no les resplandezca la luz del Evangelio de Cristo. Esto deja más que claro la idea de que si nuestro Evangelio está aún encubierto en el mundo, es debido a que nuestro adversario realiza la tarea de cegar a las personas, para que Cristo no resplandezca en ellos.

Efesios 6:12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
Esta cita nos revela dos verdades muy importantes: tenemos una lucha y no es contra las personas, sino contra Satanás y todo su ejército.
Como Iglesia de Jesucristo debemos orar, guerrear, luchar contra el diablo para que suelte las vidas que tiene atrapadas, cegadas, y cuando esto ocurre a las vidas les resplandece la luz del Evangelio de Cristo.

A pesar de tener un conocimiento de la palabra de Dios, caímos fácilmente en el error de los Fariseos, Escribas y Sacerdotes, que conocían las escrituras, pero escaseaba en esos corazones el amor y la misericordia, sino que solamente tenían en mente la ley y debido a ello solo buscaban lo malo en los demás para tener excusas para acusarles y condenarles.
Cuando llevaron a aquella mujer que fue pillada en el adulterio, y ellos no lograban entender que aquella ley que Dios había dejado a través de Moisés Jesucristo la quebrantara con dar una oportunidad al pecador para que se arrepintiera y se convirtiera de corazón al Señor. Así hoy en día abundan Fariseos y Escribas, estudiosos de la palabra que solamente la guardan para ver lo malo en los demás, todo lo que miran lo ensucian porque ven solo lo malo, y ellos se sienten justos y rectos delante del Señor.

Dios no quiere estudiosos ni sabios en la palabra, sino quiere hombres y mujeres sencillos y humildes que necesiten conocer más a su Señor para hacer de acuerdo a lo que está escrito porque ciertamente haremos prosperar nuestro camino y todo nos saldrá bien.
Aprender a amar y hacer misericordia, a frenar la lengua para no murmurar, de hablar mentiras y engaños, de pedir a Dios que limpie nuestros ojos con Colirio para que podamos ver a nuestros hermanos hermosos y santos, porque todos fuimos lavados y redimidos por una misma Sangre, por tanto ninguno es mejor que el otro, puesto que  todos pecamos y estábamos destituidos de la gloria de Dios, más Jesucristo cargó en El, el pecado de todos nosotros y nos justificó delante del Padre como reyes y sacerdotes para Dios el Padre.
Dios tenga misericordia de todos los que hemos recibido el llamado del Señor, y podamos evitar caer en el Fariseísmo y podamos amar así como hemos sido amados por El Señor, recordemos que con la vara con que medimos un día todos seremos medidos, y lo que sembremos hemos de cosechar. Para Dios honra y gloria, para su pueblo misericordia.

Juan 9:1-5 Al pasar Jesucristo, vio a un hombre ciego de nacimiento. 2 Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? 3 Respondió Jesucristo: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él. 4 Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar. 5 Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo. 6 Dicho esto, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego, 7 y le dijo: Ve a lavarte en el estanque de Siloé (que traducido es, Enviado). Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo.
No hay peor ciego que el que no quiere ver. Ni peor sordo que el que no quiere oír.
Por ejemplo: Un padre que tiene un hijo, que a cada rato lo llaman al colegio por su mala conducta, que lo cambia de colegio cada año, que ha repetido años por salir reprobado y el padre dice: Es que le tienen envidia a su hijo.
La realidad de este padre, es que tiene a un hijo que es mal estudiante, con mala conducta, que no se lleva bien con nadie.
En este ejemplo el padre no quiere ver la verdad.
Pero ahí está la verdad: en los hechos
Y en la lectura principal del día de hoy, vamos a ver que esto es que literalmente les sucedió a los fariseos, que viendo, no quisieron reconocer el milagro que Jesucristo hizo.
La doctrina de ellos, con la cual fueron educados no les permitió ver el milagro que Jesucristo hizo procedía de Dios.
Jesucristo no guardó el día de reposo

Juan 9:16 Entonces algunos de los fariseos decían: Ese hombre no procede de Dios, porque no guarda el día de reposo. Otros decían: ¿Cómo puede un hombre pecador hacer estas señales? Y había disensión entre ellos.
En esta lectura vemos que los fariseos, dicen que el que hago algo en el día de reposo, no puede ser de Dios.  El que hacía algo en el día de reposo era considerado pecado ante Dios, en otras palabras un pecador.
Ellos se preguntaban, ¿cómo un pecador podía hacer esas señales?
Vamos a escudriñar en la Biblia un poco sobre el día de reposo, para luego volver a nuestro tema central.
Los fariseos tenían en sus ordenanzas, guardar el día de reposo:

Éxodo 35:2 Seis días se trabajará, más el día séptimo os será santo, día de reposo para El Señor; cualquiera que en él hiciere trabajo alguno, morirá.
Vamos a revisar un caso de un hombre que en el día de reposo, fue a recoger leña.
Esta es la ley que conocían los fariseos, la ley dada a Moisés, en donde cualquier persona que violara esta ley debía morir.
Veamos otra lectura en donde los discípulos no guardaron el día de reposo
Por eso los fariseos estaban escandalizados que Jesucristo hiciera algo en el día de reposo.
Nuestro Señor Jesucristo, sabía lo que los fariseos pensaban sobre el día de reposo.

Lucas 13:15  Entonces el Señor le respondió y dijo: Hipócrita, cada uno de vosotros ¿no desata en el día de reposo su buey o su asno del pesebre y lo lleva a beber?
Jesucristo les estaba diciendo que ya no estaban bajo la ley de Moisés, que ahora estaban bajo la gracia.
Y El hizo muchas cosas el día de reposo.

Juan 5:16 Y por esta causa los judíos perseguían a Jesucristo, y procuraban matarle, porque hacía estas cosas en el día de reposo.
Para estos grandes de la ley, Jesucristo no la cumplía, más bien la violaba.

Juan 9:35-41 Oyó Jesucristo que le habían expulsado; y hallándole, le dijo: ¿Crees tú en el Hijo de Dios? 36 Respondió él y dijo: ¿Quién es, Señor, para que crea en él? 37 Le dijo Jesucristo: Pues le has visto, y el que habla contigo, él es. 38 Y él dijo: Creo, Señor; y le adoró. 39 Dijo Jesucristo: Para juicio he venido yo a este mundo; para que los que no ven, vean, y los que ven, sean cegados. 40 Entonces algunos de los fariseos que estaban con él, al oír esto, le dijeron: ¿Acaso nosotros somos también ciegos? 41 Jesucristo les respondió: Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; mas ahora, porque decís: Vemos, vuestro pecado permanece.

Si fuéramos ciegos no tendríamos pecado, pero como vemos, dice la Biblia que nuestro pecado permanece.
Esto es la ceguera espiritual, que pudiendo ver con nuestros ojos, andamos como ciegos en sentido espiritual.

No hay ciego más ciego que aquel que no quiere ver sus faltas.
No hay sordo más sordo que aquel que no quiere oír lo que no le gusta.
Síntomas de la ceguera y sordera espiritual:
No reconocer la obra de Dios en el otro. Creerse bueno y ver al otro como malo.
Oír pesadamente, tomando la palabra de Dios para la carne o solo para este mundo.
Tener sus ojos cerrados, adormilado por la facilidad del mundo. No se entienden las cosas espirituales.

La luz de Jesucristo nos quita la ceguera espiritual
Efesios 5:8-14 Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz 9 (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad), 10 comprobando lo que es agradable al Señor. 11 Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas; 12 porque vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en secreto. 13 Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son hechas manifiestas; porque la luz es lo que manifiesta todo. 14 Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, Y levántate de los muertos,  Y te alumbrará Cristo.
Nos manda a que no participemos en las obras infructuosas, las de las tinieblas. Todo aquello que hacemos para nuestro propio deleite no da frutos para Dios.
Cuando reconocemos que somos pecadores y el Espíritu Santo nos convence de pecado, es cuando llegamos a conocer la luz de Jesucristo.

Satanás ha cegado el entendimiento.
Satanás nos quiere ciegos y sordos espirituales, Satanás fomenta mentiras en todos los ámbitos de la vida: mentiras filosóficas, psicológicas, económicas, religiosas y aún acerca de Cristo mismo. Y la gente las cree porque quiere creerlas.
Porque son más fáciles, más lógicas, más aceptables, más creíbles que la Verdad.
Por eso vemos a gente que acepta con facilidad doctrinas anti bíblicas, doctrinas de anticristo, de demonios, doctrinas de hombres, como tantas sectas que conocemos.
La gente cree en las cosas más fáciles de comprender.
Nos convertimos en ciegos espirituales cuando solo vemos las cosas materiales, las cosas del mundo.
Solamente el Espíritu Sano de Dios nos puede dar la vista espiritual, porque donde está el Espíritu Santo hay libertad.  Nos libera de las ataduras del pecado, nos hace libres en Jesucristo.
Fe, virtud, conocimiento, dominio propio, paciencia, piedad, afecto fraternal, amor, para estas no hay ley, pero cuestan la vida.

 Pedro 1:9  Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados. 10 Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás.

Isaías 44: 9  Los formadores de imágenes de talla, todos ellos son vanidad, y lo más precioso de ellos para nada es útil; y ellos mismos son testigos para su confusión, de que los ídolos no ven ni entienden.

Jesucristo dijo, Mateo 12:30 El que no está conmigo, está contra mí; y el que conmigo no recoge, desparrama.
Aquí no hay lugar a dudas.            
Estas mismas personas recibirán el castigo eterno, porque le creerán a la bestia al final de los tiempos porque Dios le dará poder a la bestia para que ellos crean en ella ya que no le creyeron en Dios.

1 Corintios 10:14; Por tanto, amados míos, huid de la idolatría.
Gálatas 5:20 idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, divisiones, herejías,

 1 Pedro 4:3 Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles, andando en lascivias, placeres, borracheras, orgías, disipación y abominables idolatrías.
Abramos ya los ojos, no hay más excusas para culpar a otros, tenemos que creerle a las escrituras pues son muy claras en todos los temas para la vida.
La Biblia dice que los idólatras serán lanzados al Lago de fuego en el juicio final.
“Escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás” (Luca 4:8)
Jesucristo le dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí. [Juan 14:6-9]

Si podemos hablar directamente con Dios gracias a nuestro único mediador Jesucristo, ¿para qué le vamos a pedir a otro que hable por nosotros? Sería desacreditar e insultar la obra de Cristo en la cruz, pues por algo murió y sufrió tanto y resucitó, sino para solamente llevarnos al Padre nuevamente si lo aceptamos en el corazón.

Lo que pasaba en el antiguo testamento era que aún no había llegado el mesías (Jesucristo) entonces dios usaba a estos hombres para que intercedieran entre él y el pueblo. Aunque el verdadero intercesor directo de esa época era el padre de la fe Abraham, que recibía en el “seol” (el seno de Abraham) a los que morían siguiendo la palabra de dios.
Cuando llega “Jesucristo” con la nueva alianza se rompe ese pacto, Jesucristo pasa a ser el nuevo y único intercesor entre “Dios y el hombre” y así es hasta nuestros días
Veneración y adoración ciertamente no significan lo mismo, pero en la acción muchas veces son casi iguales, y las iglesias han fallado mucho por no instruir a sus seguidores, pero es que a veces hasta los propios sacerdotes o pastores pecan por ignorancia.
Hermanos, busquemos a Jesucristo como único y verdadero Dios, intercesor y salvador nuestro ante el padre.

Dice la palabra, en Isaías 2:17-19. La altivez del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y solo El Señor será exaltado en aquel día. 18 Y quitará totalmente los ídolos.
 Dios está llamando su pueblo, está alertando para que abran los ojos pues su venida podemos ver y sentir que está más cerca que nunca.

Números 21:5 el pueblo se enoja contra Moisés y Dios envía serpientes para castigar al pueblo, después el pueblo se arrepiente e intercede Moisés por el pueblo.
El Señor ordena a Moisés para que haga una serpiente de bronce.
Si Dios ordena hacer una serpiente de bronce es para sanar a los mordidos y no para adorarla.
Estaba prohibido hacer imágenes pero cuando Dios da una orden se debe cumplir. Diferente habría sido que Moisés se hubiese hecho por su propia cuenta la serpiente.
El pleito de la religión nunca se va acabar porque todos tienen sus ideas en su cabeza. Muchos interpretan la biblia a su antojo o a su conveniencia y por eso hay mucha con función en los creyentes que cada rato cambian de religión.

Isaías 40:18, ¿A qué, pues, haréis semejante a Dios, o qué imagen le compondréis?
Pero ¿nos concede Dios libertad absoluta para determinar cuál es la manera aceptable de acercarnos a él? ¿No debería ser Dios mismo la autoridad final que lo decidiera? Jesucristo expuso el criterio divino cuando dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie llega al Padre si no es por mí” (Juan 14:6). Estas palabras descartan por sí solas el uso de iconos y otros objetos sagrados.
En efecto, hay una adoración que El Señor Dios acepta. Pero ¿cuál es? En otra ocasión, Jesucristo explicó: “Llegará un tiempo, y ya llegó, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque el Padre quiere que así sean los que lo adoren. Dios es Espíritu, y los que lo adoren deben adorarlo en espíritu y verdad” (Juan 4:23, 24).
Emplear objetos tangibles en la adoración es una práctica peligrosa. Es muy fácil caer en la tentación de rendir culto al objeto en vez de al Dios que presuntamente representa. En otras palabras, el icono se convierte en foco de idolatría.

Así ocurrió en el antiguo Israel con diversos objetos. Por ejemplo, Moisés confeccionó una culebra de cobre durante el viaje de los israelitas a través del desierto. En sus orígenes, la representación de aquella serpiente sobre un poste desempeñó funciones curativas para quienes habían sido castigados. Las personas mordidas por las serpientes recibían la ayuda divina si fijaban la mirada en la culebra de cobre. Pero, años más tarde, cuando el pueblo ya estaba asentado en la Tierra Prometida, por lo visto convirtieron aquel símbolo en un ídolo, atribuyendo las virtudes curativas a la propia culebra de cobre. Llegaron incluso a ofrecerle incienso y darle un nombre: Nejustán (Nehustán) (Números 21:8, 9; 2 Reyes 18:4).
Los israelitas también trataron de utilizar el arca del pacto como amuleto contra sus enemigos, con funestas consecuencias (1 Samuel 4:3, 4; 5:11). Y en la época de Jeremías, los ciudadanos de Jerusalén se preocupaban más por el templo que por el Dios que en él se adoraba (Jeremías 7:12-15).

La tendencia a adorar cosas en vez de a Dios sigue muy viva. “El icono pasa a ser objeto de culto, con peligro de volverse idolátrico. Hay que admitir que se trata de una idea pagana introducida en la veneración de los iconos mediante las creencias populares”. De igual modo “Es posible que el cristiano haga del icono un objeto de adoración”.

Proteja su relación con Dios
Dado que el uso de iconos en la adoración es contrario a las claras enseñanzas de las Escrituras, no ayuda a la gente a obtener ni la aprobación de Dios ni la salvación.
Jesucristo dijo que la vida eterna depende, más bien, de que adquiramos conocimiento del único Dios verdadero y de este modo nos familiaricemos con su inigualable personalidad, así como con sus propósitos y sus tratos con la humanidad (Juan 17:3). Los iconos, que no ven, palpan ni hablan, no pueden ayudarnos a conocer a Dios ni a adorarlo de la manera que él acepta (Salmo 115:4-8). Esta importantísima educación solo se alcanza mediante el estudio de la Palabra de Dios, la Biblia.

El culto a los iconos encierra graves peligros espirituales. ¿En qué sentido? Ante todo, puede causar una brecha en nuestra relación con El Señor. Respecto a los israelitas, que “lo irritaron con sus ídolos”, él dijo: “Les voy a esconder mi rostro” (Deuteronomio 32:16, 20; Para restablecer su relación con Dios tuvieron que ‘desechar los ídolos que para pecar habían fabricado’ (Isaías 31:6, 7).
En vista de todo lo anterior, resulta sumamente acertada la siguiente exhortación bíblica: “Hijitos míos, guardaos de los ídolos” (1 Juan 5:21).
Primero, deben tener muy presente que: Dios nos ama, NO por lo que hacemos, sino por lo que somos: sus hijos.
Las creencias indígenas, que se mezclan con las ideas de los afroamericanos y con la santería caribeña (que es muy semejante a brujería, vudú y esas cosas), en fin, toda una amalgama de cosas que realmente confunden.

Tenemos la obligación de abrirles los ojos a nuestros hermanos, cuando han caído en confusión. Ahora bien, debemos tener presente que Jesucristo nuestro Señor, se mostró muy comprensivo con todos los pecadores. Comía con ellos, se dejó lavar los pies por una prostituta (Lucas 7, 36-47). Nunca rechazó, juzgó ni condenó a ningún pecador.

Por ejemplo, tienes en el Evangelio de San Lucas 18: 9-14, La parábola del fariseo y el publicano -una narración ejemplar- pone también de relieve la acogida de los pecadores, aunque desde una perspectiva peculiar: el hombre no puede hablar de derechos ante Dios. La misericordia divina se derrama generosamente sobre la reconocida miseria humana. Como ocurrió en el caso del hijo pródigo. Pero en la parábola del fariseo y el publicano esta verdad aparece todavía con mayor claridad.

Cuando Dios en su palabra dice que no comparte su gloria con nadie, quiere decir que nadie es igual a él, ni nadie puede ocupar su lugar, que todas las cosas son hechas por El y para El… él tiene un lugar que nadie puede ocupar ni igualar, y cuando lo hacemos actuamos en desobediencia y no somos grato a él, eso no quiere decir q no comparte el cielo, ni su amor etc. Porque él nos tiene preparado banquetes y una tierra nueva para nosotros sus hijos, y mira cuanto amor nos dio el padre, q aun habiendo renunciado al paraíso, envió a su único hijo para q por El fuéramos salvos, y disfrutáramos junto a Él en la gloria celestial.
Un ejemplo simple, una madre no comparte su roll de madre con nadie, pregúntale a una madre que ha dado a luz un hijo, lo ha visto crecer, ha hecho todo para q su hijo crezca, tenga alimento, ropa, educación, le guarda cada día, lo cuida, etc... Pregúntale si compartiría su maternidad con otra mujer que no ha hecho nada por su hijo, y q no le engendro ni nada de lo dicho anteriormente,  pregúntale q sentiría si su hijo le llamara madre a esa persona desconocida, y le diera sus abrazos, besos y amor a esa persona y no a ella, pregúntale como se sentiría.

Respondió Jesucristo y le dijo: –El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada con él. El que no me ama no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió.
»Os he dicho estas cosas estando con vosotros.
Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que yo os he dicho. Juan 14: 23-26

ADORAR es, AMAR en extremo con mayor importancia sobre todas las cosas.
VENERAR  es RESPETAR en mayor grado por su santidad (solo a los santos)

Como notaran estas palabras tienen diferencias en su magnitud, solo se adora a Dios y por consiguiente se le respeta, en cambio a los santos se les venera (se les respeta en mayor grado que otra persona) pero no llegan al grado en que se les debe adorar. A los protestantes les digo que por la misma condición de que a estas palabras “Adorar y venerar” tienen características en común con la divinidad a Dios porque se les practica mediante un homenaje religioso llamado “culto”, se le consideran como un sinónimo pero si se investiga encontrara las diferencia muy fácil porque cualquier diccionario aunque sea simple le despejara de confusiones y dudas.

Con esta lectura simple de la Biblia se llega a una fácil conclusión nunca nadie había observado y visto la apariencia física de Dios que solo comunicaba los mensajes divinos únicamente a los profetas que tampoco veían a Dios, solo escuchaban su voz y veían y sentían sus eventos sobrenaturales (plagas de Egipto, la separación del mar y mas) con lo cual demostraba su existencia verdadera, entonces por simple razonamiento lógico es tonto e ilógico y falto de todo respeto fabricar ídolos de un Dios que no se conocía su aspecto físico, por lo tanto se ameritaba castigo porque fabricar ídolos de dioses era prácticamente una ofensa, una burla si no se conocía su apariencia física más si sus demostraciones en la naturaleza. Esto con lo concerniente al antiguo testamento.


Quien es Jesucristo según l palabra.

Juan 1:35-41 Al siguiente día estaba otra vez Juan, y con él dos de sus discípulos. 36 Y mirando a Jesús que andaba por allí, dijo: « ¡Este es el Cordero de Dios!». 37 Los dos discípulos lo oyeron hablar y siguieron a Jesús. 38 Volviéndose Jesús y viendo que lo seguían, les dijo: — ¿Qué buscáis? Ellos le dijeron: —Rabí—que significa «Maestro»—, ¿dónde vives? 39 Les dijo: —Venid y ved. Fueron y vieron dónde vivía, y se quedaron aquel día con él, porque era como la hora décima. 40 Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y habían seguido a Jesús. 41 Aquel encontró primero a su hermano Simón, y le dijo: —Hemos encontrado al Mesías—que significa «Cristo»— 42 Y lo trajo a Jesús. Mirándolo Jesús, dijo: —Tú eres Simón hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas—es decir, Pedro—.

Mateo 16:13-17.  Pedro declara que Jesús es el Cristo
Al llegar Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: — ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre? 14 Ellos dijeron: —Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas. 15 Él les preguntó: —Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? 16 Respondiendo Simón Pedro, dijo: —Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. 17 Entonces le respondió Jesús: —Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.

Mateo 2:1-9 Cuando Jesús nació, en Belén de Judea, en días del rey Herodes, llegaron del oriente a Jerusalén unos sabios, preguntando: — ¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? pues su estrella hemos visto en el oriente y venimos a adorarlo. Al oír  esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él.

El cumplimiento de estas y otras profecías demuestra que Jesús era el Mesías prometido.
También hubo una voz desde los cielos que decía: ‘Este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado’”

Juan 1:29 El Cordero de Dios
29 Al siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: « ¡Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!

Juan 1:1 dice que “el Verbo era Dios”. Juan 1:14 dice que “aquel Verbo fue hecho carne”. Esto indica claramente que Jesús es Dios en la carne. Tomás el discípulo de Jesús dijo, “Señor mío y Dios mío”.

Juan 14:6  “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene la Padre, sino por mí”

Mt 14:32-33 En cuanto ellos subieron a la barca, se calmó el viento. 33 Entonces los que estaban en la barca se acercaron y lo adoraron, diciendo: —Verdaderamente eres Hijo de Dios.

Mt 27:54  Por su parte, el centurión y los que con él estaban guardando a Jesús, al ver el terremoto y lo que pasaba, se llenaron de miedo y dijeron: “Verdaderamente éste era Hijo de Dios”.
En el Evangelio de Juan 1:49 Natanael exclamó: — ¡Rabí, tú eres el Hijo de Dios! ¡Tú eres el Rey de Israel!

Juan 11:27  Le dice ella: “Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo”.

Hechos 8:37  Felipe respondió: “Puedes ser bautizado si crees con todo tu corazón.” El etíope replicó: “Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.”

Hebreos 1:3  “El Hijo es el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder”

Hechos. 4:14  Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión.

Apocalipsis 1:8  Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.

“Hosanna al Hijo de David, Bendito el que viene en el nombre del Señor, Hosanna en las alturas” Mt. 21: 9, Mr. 11: 9, Juan. 12:13.

Daniel 7: 13-14.   “Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido”

Juan 1:38  “Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él”

Lucas. 1:32-33.   “Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin”

Hebreos 7:21  porque los otros ciertamente sin juramento fueron hechos sacerdotes; pero éste, con el juramento del que le dijo: Juró el Señor, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec.

Apocalipsis 5:5.  “Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos”

Señalando la genealogía de Cristo, quien pertenece a esta tribu, y destacando su sentido de fortaleza y valentía. Jesús, es el campeón de Judá y de todos los que confían en él.

La fe de Dios. La salud. La  vida. El amor. El reino de los cielos. El camino la verdad y la vida.
Jesucristo es todo lo que Dios padre desea para tu vida, Él es todo lo que tú necesitas, el amor, la paz, el gozo, la prosperidad y todo lo que el padre desea para tu vida, está en Jesucristo.

CONCLUSIÓN: Me llama la atención que el hombre quien recibió el gran beneficio de su vista después de haber sido ciego desde su nacimiento, fue expulsado de la sinagoga. Es obvio que la ceguera espiritual llega hasta el extremo de no importarle lo que puede pasar en una persona en materia de transformación y cambio, con tal de mantener alguna tradición o creencia.

La insensibilidad es la característica más notoria de los “ciegos espirituales”. Pero la verdad de esta historia es que Jesucristo tiene el poder para cambiar y transformar al hombre. Que él tiene sus brazos abiertos para recibir a aquellos que pueden ser echados de la “sinagoga”. De allí que Jesucristo es digno que le digamos como aquel hombre sanado: “Creo, Señor”. Y como él, adorarle y servirle.

En la práctica todo ser humano, creyente o incrédulo, miembro de alguna iglesia o no, hemos idolatrado y muchos aun lo seguimos haciendo, tanto a imágenes o figuras hechas por hombres, como a hombres de carne y hueso, así mismo a ideas, conceptos, planes, proyectos, a la pobreza como a la riqueza, y demás cosas hechas por Dios. Todo esto debido a la falta de un verdadero encuentro con Jesucristo, Dios y Señor nuestro, que nos revele su verdad a nuestro espíritu y transforme nuestra manera de pensar y así cambie nuestra manera de vivir.


By JoseFerchoZamPer


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Lo que se puede saber de la biblia se remonta a miles de años atrás. Jesucristo es el personaje central de la historia bíblica, su vida y ...