domingo, 27 de noviembre de 2016

Es necesario que Jesucristo crezca, y que yo disminuya.


Juan 1:32-34. Juan declaró: «Vi al Espíritu descender del cielo como una paloma y permanecer sobre él. Yo mismo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquel sobre quien veas que el Espíritu desciende y permanece, es el que bautiza con el Espíritu Santo.” Yo lo he visto y por eso testifico que éste es el Hijo de Dios.»

Juan.3:30. Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe.

Debemos decrecer para que Jesucristo obre conforme la voluntad del padre.
Muchas veces no entendemos, ¿decrecer, menguar, que es eso? 
Como que otro se haga más notorio que yo, eso no lo puedo permitir.

En realidad, la naturaleza humana está llena de: rivalidad, celos, contiendas, envidia, y ansía tener el primer lugar en todo. El orgullo se levanta y muchas veces se impone.
Si nosotros somos los importantes en la relación con Dios, estamos perdidos, porque en nuestra vida, Dios debe ser el soberano, aquel ante el cual estemos rendidos completamente.

Juan 2:5 Su madre dijo a los sirvientes: —Hagan lo que él les ordene.

Mateo 17:5-7. Mientras estaba aún hablando, apareció una nube luminosa que los envolvió, de la cual salió una voz que dijo: «Éste es mi Hijo amado; estoy muy complacido con él. ¡Escúchenlo!» Al oír esto, los discípulos se postraron sobre su rostro, aterrorizados. Pero Jesús se acercó a ellos y los tocó. -Levántense les dijo- No tengan miedo.

Nosotros no hemos sido llamados para estar sobre ningún trono, sino para adorar al que está en el trono, para rendirnos a los pies del maestro, como sus discípulos. Pero en la mayoría de casos no es así.

La respuesta que Juan el bautista dio a sus discípulos es poderosa, "Es necesario que él crezca, y que yo disminuya."

Cuando nos entregamos a Jesucristo, comienza en nosotros una gran lucha: rendirle al Señor nuestra vida para que el vaya creciendo en nuestros corazones cada día, y esto es bien difícil, debido a que la carne se opone a ser desplazada por Jesucristo. 

Lo que nosotros somos: nuestras creencias, los conocimientos, los gustos y antojos deben ir disminuyendo para que Jesús ocupe todo el espacio en nuestra vida. Que Jesucristo ocupe nuestro ser no es opcional, sino una necesidad.

¿Cuáles son las razones por las cuales Jesucristo no crece en nosotros?

La arrogancia, la vanidad, la prepotencia, los malos deseos, los celos, la ira, los miedos, los temores, y todo aquellos que se oponga a la voluntad de Dios para nosotros.

Todas estas son razones que mantienen a Jesucristo menguado, y el yo, crecido. Así, en nuestro corazón, él permanece en una cruz, mientras nosotros estamos en un trono.

Juan el bautista nos enseñó una gran lección: debemos disminuir en importancia.

Este hombre supo la importancia de disminuir, lo entendió a tal grado, que tuvo que ser sacrificado, murió para darle todo el espacio a Jesucristo. Marcos 6:27-29.

La disminución de Juan llegó al grado de la muerte. ¿Acaso no hemos de morir nosotros a todo lo que somos para que prevalezca Jesucristo en nosotros?
Los discípulos de Juan no entendían, mientras que Juan, lleno del Espíritu Santo, comprendía y realizaba los propósitos de Dios.
Cuando el hombre vive bajo el dominio de su naturaleza, no puede entender las cosas de Dios ni sus propósitos.

Gálatas.2:20-21. He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí. No desecho la gracia de Dios. Si la justicia se obtuviera mediante la ley, Cristo habría muerto en vano.»
Hermanos, si no disminuimos en nuestro yo, si no damos muerte a nuestra vieja naturaleza, lo más probable es que estemos luchando contra Jesucristo por ocupar el primer lugar.
Dios, muchas veces y de muchas maneras habló a nuestros antepasados por medio de los profetas, pero en estos días nos habla por medio de Jesucristo, quien es el resplandor de la gloria de Dios, y el que sostiene todas las cosas con su palabra.

Jesucristo, después de morir por nuestros pecados, se sentó a la diestra de Dios padre, así llegó a ser superior a los ángeles, pues El amó la justicia y aborreció la maldad siendo obediente hasta la muerte; exaltándolo por encima de ángeles y principados.

Por eso es necesario que prestemos más atención a lo que hemos oído, a la palabra de Dios, no sea que perdamos el rumbo.

Jesucristo fue hecho igual a nosotros, sin embargo, lo vemos coronado de gloria y honra por haber padecido la muerte. Así, por la gracia de Dios, la muerte que él sufrió resulta en beneficio de todos nosotros.

Jesucristo fue perfeccionado mediante el sufrimiento para santificar así a todos los que en el creemos. El compartió nuestra naturaleza humana para anular, mediante la muerte, al que tiene el dominio de la muerte —es decir, al diablo—, y librar a todos los que por temor a la muerte, estábamos sometidos a esclavitud durante toda la vida.

Por haber sufrido él mismo la tentación, puede socorrer a los que hemos sido tentados, para santificarnos y hacernos partícipes de su gloria.

Por eso hoy nos dice el Espíritu Santo: «Si tu oyes hoy mi voz, no endurezcas tu corazón, pues a pesar de haber visto mis obras han descarriado su corazón, por eso me enojé con aquella generación, y dije: “Siempre se descarría su corazón, y no han reconocido mis caminos.”

Cuidémonos de no tener un corazón pecaminoso e incrédulo que nos aparte del Dios vivo, más bien, animémonos unos a otros cada día, para que a ninguno se nos endurezca el corazón por el engaño del pecado.

Ciertamente, la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos, y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón. Ninguna cosa creada escapa a la vista de Dios. Todo está al descubierto, expuesto a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas.

En los días de su vida mortal, Jesucristo ofreció oraciones y súplicas con fuerte clamor, y mediante el sufrimiento aprendió a obedecer; y consumada su perfección, llegó a ser autor de salvación eterna para todos los que en El creen y le obedecen.

Sobre el decrecer hay mucho por decir, pero es difícil explicarlo, porque infortunadamente la palabra de Dios nos entra por un oído y nos sale por el otro, sin hacernos efecto alguno, pues somos torpes de oído.

En realidad, a estas alturas ya deberíamos ser maestros, con capacidad de distinguir entre lo bueno y lo malo, con discernimiento espiritual, más sin embargo, andamos en busca de sabios y entendidos en la ley para que nos enseñen las verdades más elementales de la palabra de Dios, tomamos leche en vez de alimento sólido.

Cuando el hombre recibe bendición de Dios, y no produce buenos frutos, sino cardos y espinos, no vale nada; será cortado y echado al fuego.

En cuanto a nosotros hermanos, se que nos espera lo mejor, es decir, lo que atañe a la salvación, pues, Dios es justo para los que con fe y paciencia perseveran hasta el final.

Consideremos la grandeza de Jesucristo, de quien se dicen estas cosas, no conforme a un requisito legal respecto a linaje humano, sino conforme al poder de Dios, quien dice: Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec. Por quien se introduce una esperanza mejor, mediante la cual nos acercamos a Dios, y por Jesucristo se garantiza un pacto superior.

Jesucristo es sumo sacerdote, no de esta creación, ni con sangre de machos cabríos ni becerros, sino con su propia sangre, logrando así un rescate eterno, y por medio de su Espíritu se ofreció sin mancha a Dios, purificando nuestra conciencia de las obras que conducen a la muerte, a fin de que sirvamos al Dios viviente.

Por eso Jesucristo es mediador de un nuevo pacto, para que los llamados reciban la herencia prometida de una vez y para siempre.

Por eso dije: “Aquí me tienes —como el libro dice de mí—. He venido, oh Dios, a hacer tu voluntad.” » Primero dijo: «Sacrificios y ofrendas, holocaustos y expiaciones no te complacen ni fueron de tu agrado» Luego añadió: «Aquí me tienes: He venido a hacer tu voluntad.»

Acerquémonos, pues, a Dios con corazón sincero y con la plena seguridad que da la fe.
Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado.» mi justo. Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida.
Hebreos 11:1. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve.
Hebreos 12:2. Fijemos la mirada en Jesucristo, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.

Por tanto, renueven las fuerzas de sus manos cansadas y de sus rodillas debilitadas.
Tengan cuidado de no rechazar al que habla, pues si no escaparon aquellos que rechazaron al que los amonestaba en la tierra, mucho menos escaparemos nosotros si le volvemos la espalda al que nos amonesta desde el cielo.

Dios ha dicho: Nunca te dejaré; jamás te abandonaré, podemos decir con toda confianza: El Señor es quien me ayuda; no temeré. ¿Qué me puede hacer un simple mortal?

Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos.
Así que ofrezcamos continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su nombre.

Dios levantó de entre los muertos al gran Pastor de las ovejas, a nuestro Señor Jesucristo, por la sangre del pacto eterno. Que él nos capacite para hacer su voluntad. Y que, por medio de Jesucristo, Dios cumpla en nosotros lo que le agrada.

Mateo 11:28-30 »Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma. 30 Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana.»

A él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Que la gracia sea con todos ustedes.

Jesucristo te ama y te bendice.
JoseFercho ZamPer

domingo, 20 de noviembre de 2016

SOBRE LA SANACIÓN INTERIOR


La Sanación Interior. Es encarar o enfrentar nuestro interior con la verdad de Jesucristo, para ser sanados por su palabra y su amor.
La conversión no implica sanación física ni espiritual, solo es el comienzo de una nueva vida por los caminos de la fe, a través del Espíritu Santo, para realizar la voluntad del Padre y vivir su salvación.
La sanación Interior no es solo oración, es un proceso de crecimiento espiritual o de fe, donde todo el individuo se compromete con la transformación de su propia realidad.
Hoy día hay muchos congresos de sanación, pero poco ayudan a los creyentes en su crecimiento espiritual, aunque algunos reciben sanación, sus vidas no dan testimonio de ello.
La sanación Interior es de suma importancia para Dios, pues su propósito es restaurar el alma de sus hijos, liberarlos de toda esclavitud al mundo y al pecado.
Todo empieza como un proceso de oración, donde las personas que siguen a Jesucristo, se hacen conscientes de la necesidad de ser liberados de tantas ataduras del pasado, de sus miedos y temores al futuro, y de las enfermedades que los agobian.
Se necesita de un verdadero compromiso consigo mismo, para lograr sanar las heridas del alma y del corazón con el amor de Cristo, y así crecer en fe y amor.
Se trata de mirarnos por dentro, conocernos a nosotros mismos, de saber quiénes somos con respecto de Jesucristo. Para ponernos en el lugar del otro, o “ponerse los zapatos del otro”, y así ayudar a sanar las relaciones familiares y sociales de una persona, desde una verdadera perspectiva espiritual de sanidad.
Cuando vemos a una persona actuar, en realidad lo que podemos ver allí es toda una procesión de necesidades en su interior, deseando ser escuchada, atendida, y comprendida.
Los vacíos de amor desde el vientre de la madre, nos dañan la vida, con amarguras, resentimientos y muchas más heridas difíciles de sanar.
La Sanación Interior, es un proceso sanador y liberador de todo pecado pasado. La conversión es el inicio de la Sanación Interior.
La Sanación Interior, no solo sana el alma sino también el cuerpo, dándonos así la libertad gloriosa de los hijos de Dios.
Dicha sanación se llama interior porque el trabajo se hace en el alma, integrando así todo nuestro ser con el amor, ya que el pecado ha separado al hombre de Dios.
Debemos sanar la conciencia, la memoria, los sentimientos, las palabras, las obras, las actitudes, y toda relación con sí mismo, con los demás y con Dios.
Con la Sanación Interior se logra un equilibrio para aceptarnos como somos, al ser sanos de los complejos.
El amor de Dios sana el corazón y nos capacitando para servir.
¿Qué es la espiritualidad?
Ser espiritual, es vivir la experiencia de Dios, como respuesta a una búsqueda de Jesucristo para hallar solución a las necesidades de la Iglesia y de la propia vida. Es tener un encuentro personal con Jesucristo y ser testigos de Él.
Necesitamos llenar ese vacío que hay en el ser interior, el cual solo se sacia con la presencia de Jesucristo, ya que la sola información de Dios, no tiene sentido, no genera compromiso ni cambios en la vida de los fieles, solo son ritos religiosos y por ello se van quedando sin un camino espiritual que les permita madurar la fe.
Y teniendo sed de Dios, no hay como tomar del agua viva que brota del corazón de Cristo.
Entonces ¿Cómo vivir una vida espiritual que nos permita tener comunión con Jesucristo?
Para alcanzar la madurez espiritual se necesita formación espiritual, pues somos muchos los necesitados y pocos los que tienen algo para dar.
Jesucristo le dice a sus discípulos: oren al dueño de la mies que envíe obreros a su campo.
Hoy día hay muchas “nuevas iglesias”, que cantan y bailan, pero sin compromisos con sus hermanos, mucho menos con una vida que ayude a madurar a la Iglesia.
Muchas personas acuden a esas iglesias buscando un alivio a sus males o una respuesta a la vida espiritual, pero en el mejor de los casos por sus dudas y confusión, terminan haciendo un revuelto de prácticas mundano-religiosas, que confunden aún más a la persona, y le impiden una verdadera vida cristiana.
Si tenemos un encuentro personal con Jesucristo, alcanzaremos un despertar espiritual, proporcionándonos una vida transparente y sencilla a través de la oración.
Nos falta formación espiritual que nos lleve a descubrir la identidad cristiana y a comprometernos con la construcción de la iglesia de Jesucristo.
Es por eso que necesitamos vivir la experiencia de Dios, madurar y crecer en la fe, para comprometernos con los hermanos, y ser testimonio de la presencia de Dios.
Cuando nos hacemos conscientes de las carencias afectivas y de los vacíos que hay en nuestros corazones, por medio de una revelación del amor de Dios en nuestro ser interior, es cuando reconocemos en verdad quienes somos.
El observar a las personas en su vida cotidiana, escucharlas hablar, y al poder compartir con ellas, me han permitido conocer un poco más su realidad, tanto social como espiritual.
Cada persona tiene su propia historia de vida, que le están generando desequilibrios emocionales y espirituales. Cuando buscamos un encuentro personal con Jesucristo, confrontamos las experiencias personales con la obra de Dios, dejándolas sin base para que sigan afectándonos, pues la obra de Cristo por mí, supera todo sufrimiento humano y cambia toda mi vida emocional y espiritual.
¿Quién de entre nosotros necesita sanidad espiritual?
Absolutamente todos nosotros los hombres y mujeres que habitamos este mundo, en su totalidad, tanto físico como espiritual, lo consiente y el inconsciente.
El hombre es la más grande creación, Dios nos dotó de Espíritu, con lo que nos relacionamos, tanto con nosotros mismos, como con Dios.
Aunque hoy se le da más importancia al cuerpo, el hombre también tiene alma y espíritu.
La fe es una respuesta libre de un ser humano, a un llamado de Dios para cambiarle la vida, quien le ofrece perdón y salvación.
La libertad es la más alta realización del hombre, la esclavitud es lo opuesto a Dios.
Juan8:32. Y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.
Juan 8:36. Así que si el Hijo los libera, serán verdaderamente libres.
Para cada quien, sus propias experiencias pueden ser buenas o malas, en procura de la felicidad, más sabemos según la palabra de Dios, que todo aquello que trae enfermedad, sufrimiento, o desasosiego en cualquier forma es malo.
Desde el principio, el hombre ha sido seducido por el maligno a pecar, pero solo cae quien está fuera de la presencia de Dios, quien es esclavo del pecado.
La fe no trata de los bienes materiales, sino de los “frutos del espíritu Santo”.
Gal 5:22-25. En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas. Los que son de Cristo Jesús han crucificado la naturaleza pecaminosa, con sus pasiones y deseos. Si el Espíritu nos da vida, andemos guiados por el Espíritu.
Solo el hombre trasformado por la gracia puede “hacer el bien”
Gal 6:9-10. No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos. Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe.
La verdadera espiritualidad solo está en Jesucristo, seguirlo a Él es poco visto hoy, pues es contrario a la realidad de nuestros días.
El pecado incapacita al hombre para recibir y dar amor, haciéndolo egoísta y miserable con una vida sin sentido.
El caminar en pos de Cristo, es cuando el creyente confía y se deja guiar por Él, por su palabra.
Solo Dios puede capacitar al creyente para asumir los retos de la fe, no solo el tener compasión por sí mismo, sino el verdadero amor que da la vida espiritual y cristiana, la que Jesucristo mismo nos trajo para nosotros así como a toda la humanidad. 

Jesucristo te ama y te bendice.
JoseFercho ZamPer

Es tiempo de Buscar a Dios


Caminar por el camino correcto es cuestión de vida o muerte.

Todos caminamos de un lado para otro en esta vida, unos a pie, otros a lomo de mula, otros en carro, y otros cuantos en avión; pero todos caminamos en busca de algo en la vida.

Durante mi vida he caminado bastante, he ido a pueblos y ciudades, montañas y valles, desiertos y barriales; todo por conocer y participar en encuentros de caminantes y otros más batallares.

En estos caminares he podido ver que la mayoría de la gente vive sola, en las veredas, en las ciudades, aunque haya junto a ellos otras personas; todos preferimos la soledad del corazón, al bullicio de otros.

He podido detectar un problema que nos atañe a todos, hemos dejado de lado a Dios, como nuestra verdadera compañía, como el camino a seguir, todo por seguir a otros tales como: maestros, sacerdotes, pastores, predicadores, líderes y demás personalidades de la vida; que caminen ese camino por mí.

Todos los demás caminos los puedo caminar acompañado de otros, pero el caminar espiritual, debe ser buscado y caminado por sí mismo.

Por esto, Jesucristo nos dice que:

No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen. Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Mateo 7:6-7

Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios. De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí."  Romanos 14:11-12.

Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. 2 Corintios 5:10.

No debemos culparnos ni culpar a otros por lo que no hemos hecho, pero si ya conocemos, y no obedecemos a la verdad; cuando nos encontremos ante el tribunal de Cristo en el juicio final no podremos echar nuestras culpas sobre el pastor o el cura de la parroquia, diciendo; él no me dijo eso,  y como yo confiaba en ellos. 

Mi relación con Dios, es algo personal e intransferible; como mis documentos de identidad, ya que en el cielo nadie puede suplantarme. Recordemos que el Señor dice:

No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. Gálatas 6:7-8.

Porque el hombre nacido de mujer, corto de días es, y hastiado de sinsabores, sale como una flor y es cortado, y huye como la sombra y no permanece." Job 14:1-2.

Pues en verdad, nosotros no tenemos el tiempo comprado, no sabemos el día ni la ora, si ya es.

No sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece." Puede que mis ojos nunca vean el resplandor de mañana. Santiago 4:14

Decimos tener mucha vida por delante, porque contamos pocos años en nuestro calendario, puede que sí, como puede que no, no hay nada seguro.

El alma es "la esencia del cuerpo, y no desaparece con la muerte". ¡La vida física pasa, el alma es inmortal! Por ella luchan, Dios y satanás, por ver quien se la queda.

Pregunto: ¿A quién quiere usted, darle su alma?

Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Mateo 7:16.

Recordemos que el tiempo es corto, que cada día se hace más compleja la vida en este mundo, y los tiempos se acortan.

El salmo 32:6-7 dice:

Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado; Ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán éstas a él. Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia; Con cánticos de liberación me rodearás.

Por lo tanto, que todos los justos oren a ti, mientras aún haya tiempo, para que no se ahoguen en las desbordantes aguas del juicio.  Versión Nueva Traducción Viviente.

Por eso, todos tus seguidores deben orar a ti. Y así, aunque estén en mil dificultades, nada malo les sucederá.   Versión Palabra de Dios para Todos.

Por esto orará a ti todo santo en el tiempo de poder hallarte. Por eso los que te amamos oramos a ti en momentos de angustia.

Cuando vengan los problemas, no nos podrán alcanzar.

Para todo tenemos tiempo en esta vida, hasta para malgastarlo. Pero ¿lo tenemos para buscar a Dios, estamos caminando con Él?  Esa es la cuestión.

Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.

Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar; tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz. Eclesiastés 3: 1- 8.

Es peligroso gastar el poco tiempo en todo, menos en la búsqueda de nuestra salvación.

Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. Mateo 7:7-8

 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal. Mateo 6:33-34.

Es mucho mejor buscar a Dios, ahora que se puede, cuando estamos alentados y conscientes de ello, en vez de dejar para cuando ya no lo podamos hacer, pues el día malo llegará, el crujir de dientes, y tal vez ese día no podamos hallar a Dios para que nos salve.

Para qué esperar estar en la cárcel, en miseria, enfermos, o en tribulación, o a las puertas de la muerte;  para tratar de buscar  a Dios.

Recordemos la palabra de Dios, que dice:

Proverbios 1:28-29. Entonces me llamarán, y no responderé; Me buscarán de mañana y no me hallarán. Por cuanto aborrecieron la sabiduría, Y no escogieron el temor del Señor.

Isaías 55:6-7 "Buscad al Señor mientras pueda ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase al Señor, El cual tendrá de él misericordia, y al Dios Nuestro, el cual será amplío en perdonar".

Jeremías 29:12-13. Entonces me invocaran y vendréis y orareis a mí, y yo os oiré, y me buscareis y me hallareis, porque me buscareis de todo vuestro corazón.

En silencio decide dar a Dios su corazón, ábrele la puerta de su casa e invítalo a cenar contigo, no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy, tal vez no llegue ese día ni a esa hora.

Jesucristo te ama y te bendice.


JoseFercho ZamPer

miércoles, 7 de septiembre de 2016

Un pellizco del cielo

Un pellizco del cielo


Señor, su esposa tiene cáncer.
Esta fue la maravillosa noticia que me dio el médico hace unos días. Así, a palo seco, sin anestesia. Fue un severo baldado de agua helada sobre el espinazo, me dejó frío.
Para aderezar la vaina, me dice: lo mejor es llevársela a casa y darle gusto en lo que pueda, pues no hay mucho que hacer por ella.

Ya se imaginarán lo difícil de estas situaciones, uno queda en las nebulosas, sin saber que decir ni que hacer.
Después del rato reaccioné y me dije:
“Pero si Jesucristo cargó nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; es más, fue herido por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por sus llagas fuimos nosotros sanados”. Isaías 53:4-5.

A partir de este momento comenzó la verdadera batalla de fe, se trata de ser plenamente convencidos por Dios, que el sacrificio de su hijo Jesucristo por nosotros fue real y verdadero, y no solo una historia que leemos muchas veces y tan solo nos deja un fresquito en el alma.

Para mí, los médicos dan su veredicto, conforme a lo que ellos saben y pueden creer, pero para el cristiano, esto debe ser como el pellizco que Dios nos da para sacarnos de ese sueño profundo en el que vivimos a diario, engañados con el cuento de que creemos en El, pero sin creerle a él.

Ahora comprendo lo tibios que somos los que decimos ser cristianos, andamos tan absortos en el mundo, pidiéndole a Dios que nos complazca con todo lo que deseamos y queremos, para esto hacemos oraciones y ayunos, con el deseo ferviente de que El, nos bendiga con todo lo mejor del mundo y de la carne. Pero a la verdad no hacemos nada para agradarlo a él, mucho menos para obedecerlo.

Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Apocalipsis 3. 15–16

Creemos que cristianismo es esperar que Dios nos complazca con todas sus bendiciones, pero no queremos sacrificar nada por seguirlo, no queremos morir a nosotros mismo, sino que él nos ponga por encima de los demás para sentirnos bendecidos, pero su palabra nos dice: en Juan 12:24-26. De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto. El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará. Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará.

Esto es el cristianismo, morir al mundo y sus deseos, con tal de seguir a Jesucristo. Pero ha palabra dura que es esta, es más cortante que espada de dos filos, y nos pone justo al borde del abismo, donde no nos queda ningún sitio en donde escondernos ni a donde ir.

Desde aquel dichoso día, ya han pasado varios meses, y ando de viaje en viaje de un médico y otro, la eps se esmera en poner cuanta traba haya en el sistema para demorar el tratamiento. Por la gracia de Dios, hemos visto la solidaridad de la familia, esto nos alienta grandemente, hasta se ha podido pagar exámenes particulares y un oncólogo para que los viera y nos dio su diagnóstico: hay que hacer quimioterapia urgente.

En vista de la urgencia y sin dinero para pagarlas particular, nos vimos obligados a dedicarnos a orar al dueño de la vida, para que él, allanara los caminos y los corazones de los médicos y demás personas que intervienen en el proceso, y digo obligados porque infortunadamente estamos acostumbrados a orar con entusiasmo, solo cuando pasamos por dificultades de orden mayor a nuestras fuerzas, el resto de veces, solo hacemos oraciones de mantenimiento o de rutina, por el pan de cada día, y punto.
La iglesia de Cristo está en un aletargamiento terrible, caminamos para dónde va la gente, no siguiendo a Jesucristo, sino a los que hablan de Él.

Normalmente vemos todo, solo con los ojos de la carne, no con la fe. Hablamos como los demás, de las cosas del mundo: de la recesión económica, de las políticas gubernamentales, de quien dirige la empresa, etc. Todo basado en lo que podemos y debemos hacer, ahí no hay cabida para el obrar de Dios, ya que no lo dejamos actuar.
Muchas veces decimos y oímos decir a otros, varias frases las cuales le atribuimos a Dios, tales como: ayúdate que yo te ayudaré, dice el señor; eso espere a que le llueva el pan del cielo; a Dios rogando y con el mazo dando, y como estas, muchas otras frases las cuales se acomodan justo a la situación de quien está orando y pidiéndole a Dios, y por ende tratando de confiar en Él, pero el que viendo no ve, y oyendo no oye, lo coge a mansalva y le da garrote por andar en esas y no estar buscando la solución a sus problemas.
Y como estamos atribulados, muchas veces cedemos en la fe y corremos al mundo a ver quién nos da la mano. Todos sabemos que tenemos que hacer nuestra parte, pero primero debemos dejar que Dios allane los caminos y los corazones de los hombres con quien tengamos que hablar, y no que sean nuestras lágrimas las que los conmuevan, aunque en muchas ocasiones tengamos que llorar.

Hablando de esto, aproximadamente durante un mes, tuvimos que insistir e insistir para que nos dieran cita con el oncólogo, pues el médico general no puede hacer nada al respecto. Habiendo sacado ya los exámenes médicos y clínicos solicitados, era urgente llevarlos al especialista, este paso se nos envolató por meros términos técnicos y de procedimientos contractuales; o como diríamos, por cuidarse la espalda.
Se necesitaban órdenes claras y bien documentadas para evitar que al momento del pago, no se presentaran esos inconvenientes que muchas veces nos pasa, que nos devuelven las facturas de cobro por algún tecnicismo, o por un papel.

Después de varios días, aquí y allá, reclamándole a uno y suplicándole a otro, no veíamos nada de nada, es como cuando nos apagan la luz a media noche; ¿que hicimos? Después de llorar, nos acordamos de orar. Creo que las lágrimas sanan el corazón, y dan claridad a la mente. Parece que ellas lavan el alma y despejan el espíritu.

Ya en este punto, y con el cielo despejado, pasamos tiempo de calidad espiritual, a los pies del maestro, recibiendo enseñanza y esperando su obrar en nuestra fe y en quienes le ponían palos a la rueda. Fue maravilloso, realmente maravilloso, no se imaginan cuánto.
Por razones que solo Dios conoce, unos familiares pagaron una cita a un oncólogo de renombre, quien dijo muy claro: “es urgente hacer quimioterapia”. Y agregó; sea donde sea, particular o por la eps, aquí o en la Conchinchina, hay que hacerla URGENTE.

Ya con este papel en mano, me armé de berraquera y me fui a pelear con la eps, lo bueno fue que la pelea no se dio, pues al ver dicho diagnóstico, a pesar de que ese médico no trabajaba con ellos, si lo había hecho y le creían, y me aprobaron la cita.

Algo aún más maravilloso fue lo que Dios le reveló a mi esposa, el día anterior a la cita médica, al visitar a mi sobrino y hablar sobre la situación, me preguntó en dónde y quien era el doctor al que íbamos a ir, entonces le mostré el documento y leyó el nombre del médico, con gran sorpresa me dijo que justamente había estado hablando por teléfono con dicha persona por razones ajenas a la salud, de inmediato lo llamó y le comentó el asunto, para pedirle colaboración con nuestra causa.

Al momento de regresar a casa le comenté a mi esposa lo ocurrido y al instante se soltó en llanto, me dejó pasmado, pregunté la causa del llanto y me contó lo acontecido: estaba arrodillada clamando a Dios por el médico que me atendería al día siguiente, que le diera misericordia para con migo, y que me tratara bien, así como Jesucristo tuvo misericordia del ciego Bartimeo, cuya cita estaba leyendo en Marcos 10:46-52. Después llegaron a Jericó. Más tarde, salió Jesús de la ciudad acompañado de sus discípulos y de una gran multitud. Un mendigo ciego llamado Bartimeo estaba sentado junto al camino. Al oír que el que venía era Jesús de Nazaret, se puso a gritar: — ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! Muchos lo reprendían para que se callara, pero él se puso a gritar aún más: — ¡Hijo de David, ten misericordia de mí! Jesús se detuvo y dijo: —Llámenlo. Así que llamaron al ciego. —¡Ánimo! —le dijeron—. ¡Levántate! Te llama. Él, arrojando la capa, dio un salto y se acercó a Jesús. — ¿Qué quieres que haga por ti? —le preguntó. —Rabí, quiero ver —respondió el ciego. —Puedes irte —le dijo Jesús—; tu fe te ha *sanado. Al momento recobró la vista y empezó a seguir a Jesús por el camino.

Esto debido a que en las citas anteriores el médico no me escuchaba y me trataba en forma descortés.
Me dijo que Dios le había mostrado con tal claridad lo que iba a ocurrir al día siguiente, de la siguiente forma; me vi hablando con el doctor, quien me atendía con amabilidad, y al ver los resultados de los exámenes, me dijo: “señora hay que hospitalizarla de inmediato, para hacerle transfusión de sangre” al instante mi rostro reflejó pánico, pues temía que me hicieran diálisis ya que la creatinina estaba en 5, y lo máximo sería 1. Mas él me dijo, “tranquila madre este procedimiento no es necesario” e inmediatamente salió a dar las recomendaciones del caso a las enfermeras, para que realizaran dichos procedimientos con urgencia.

Lo cierto fue que si yo no la hubiese acompañado a la cita médica, también habría dudado de la veracidad de la visión, pero como la había escuchado cuando contó, y vi con mis propios ojos cuando el médico le habló, e hizo lo ya anunciado en la visión, no tuve duda de la respuesta de Dios tan clara y concisa.

Desde ese instante las cosas están marchando de la mejor manera posible, al día de hoy está en el tratamiento por quimioterapia, y con muy buenos resultados.

Jesucristo te ama y bendice.
JoseFercho ZamPer


domingo, 7 de agosto de 2016

Llena tu mente de Dios.

Romanos 12:2 No se amolden al mundo actual, más bien dejen que Dios cambie su manera de pensar y así pueda cambiar su manera de vivir, mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.

Romanos 13.14 Más bien, revístanse ustedes del Señor Jesucristo, y no se preocupen por satisfacer los deseos de la naturaleza pecaminosa.

¿De qué estamos llenando nuestra mente?
Cuando llenas tu cabeza con basura, lo normal es que vomites basura en forma de palabras, de acuerdo con lo que has ingerido, por tal razón oímos tantas sandeces y agresividad en las calles.
Si te acosan con información que dañe tu mente, no la aceptes. Esto confunde y hiere a las personas, "es un veneno para tu mente".

Es hora de que pensemos qué es lo que entra a nuestra mente, si no somos cuidadosos, nuestra realidad será una mentira implantada por los que manejan el mundo.

Aun cuando no te des cuenta, tu mente retiene todo lo que se ha puesto en ella.
Hay personas con buenas intenciones, que creen que todo lo del mundo es literalmente satánico, otros, dicen que todo es bueno, pero casi nunca escuchamos a los cristianos hablando desde la perspectiva de Jesucristo, ¿que es bueno y que es malo?

 Lo grave del asunto es que las palabras que salen de la boca de las estrellas del mudo, se apropian de nuestras mentes, llevándonos a hacer lo que ellos dicen, por ejemplo: las letras de las canciones aun cuando no prestemos mucha atención a su significado.
El poder de la mente es sorprendente y no hay que tomarlo a la ligera, y con franqueza, lo que oímos y vemos, muchas veces no deja lugar para Jesucristo. 

Eso se hace bien notorio en la relación con Dios y con las personas, debido a que cambiamos su gloria por un plato de lentejas. O como dice la palabra, cambiamos a Dios por sus obras.
 Hoy día, la mayoría de los adolescentes eligen la opción del mundo, y lo peor es que muchos de ellos son hijos de cristianos.

El mundo de hoy es demasiado peligroso para la vida cristiana, la mayoría de las personas dicen no prestar atención a la letra de las canciones, pero cuando se les pregunta respecto a las palabras de las mismas, hasta se sorprenden todo lo que pueden repetir de memoria de la letra de una canción.
Los medios de información a través de la música, las películas, la televisión, los videos y las revistas, te engañan. Nunca subestimes el poder directo que ellos poseen sobre tu mente.

La psicología comercial o el marketing, es la manera más fuerte y sensible de los medios de información para dañar nuestra mente. Cuando miramos hacia esto lógicamente, es obvio pensar que todo lo que tú alimentas, crecerá. Si alimentas tu mente con influencias negativas, lo negativo aflorará. Si la alimentas con influencias positivas, entonces vencerá lo positivo.

En realidad, es muy simple: "lo que entra, sale". Ya que tu mente ejerce tanta influencia en quién eres tú y en quién te conviertes, miremos algunas sugerencias prácticas para mejorar la manera de pensar.

Escucha las palabras del apóstol Pablo respecto a nuestros pensamientos: "Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros" Filipenses 4:8-9.

 Observa al final del versículo, cuál es el resultado de pensar en cosas buenas: la paz.
 Cuando plantas buenos pensamientos en tu vida, sus raíces se enterrarán profundamente, y cuando la semilla de los buenos pensamientos comienza a germinar, una de sus muchas características es la paz.
Permíteme sugerirte algunas maneras: lee y memoriza versículos bíblicos, elige amigos edificantes, escucha buena música y lee libros inspirados. En el tiempo dedicado a la oración, no te apresures, tómate tu tiempo para orar y meditar. Recuerda: "Como piensa el hombre en su corazón, así es él".

Crea hábitos de lectura bíblica y tiempo diario de quietud con Dios, para plantar cosas buenas en tu mente.
 Debes renovar tu mente con la palabra de Dios, porque  "Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; y el Señor hará prosperar tu camino, y todo te saldrá bien" (Josué 1:8).

La promesa de Dios dice que si meditamos y ponemos nuestros ojos en Él tendremos paz, prosperidad y éxito. A juzgar por estos versículos bíblicos, la disciplina de poner los ojos en el Señor vale la pena.
Con tu mente renovada, puedes atreverte a soñar. Dios trabaja para los que confían en él, limpia tu mente con la palabra de vida, con la buena nueva de salvación.

"Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" Filipenses 4:13.
La idea de algunos es tener tanto dinero como para tener una casa grande con acceso a internet de alta velocidad, para así sentirse acompañado.
Abusamos tanto de los demás como de nosotros mismos, hasta que nos destruimos, y después queremos que los demás nos tiendan la mano.

No ponemos límite a nuestra locura, así es como funciona. 
Pretendiendo estar acompañado, levantamos muros de piedra que nos aísla de ellos.  El verdadero problema es que en esta sociedad estamos solos.
Lo gracioso es que pasamos gran cantidad de tiempo a diario con la gente, pero en nuestro interior estamos en un mundo aislado.

El mundo está hecho de gente que cuenta historias. Somos actores brillantes que se interpretaban a sí mismos, aunque la historia sea incorrecta nos esforzamos en que sea bien contada.
Vivimos nuestras vidas basados en historias, y nos la pasamos buscando pruebas que las confirmen. De esta forma tenemos excusa para estar con la gente, y a su vez, la gente nos deja solos, aun así nosotros nos decimos, cuanto me aman.

Así es como vemos al final, una multitud de personas solas.
La cuestión es que al final de tu vida te darás cuenta de que solo viviste de fantasías peleando por ganar más dinero.

"Elige tú en este día a quién quieres servir".
Jesucristo nos ama y bendice.
JoseFercho ZamPer

jueves, 7 de julio de 2016

Por los caminos de la vida.

Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.

Cada día de nuestras vidas, se presentan dificultades para avanzar, tanto en lo económico como en la salud, de nosotros depende el confiar en Dios, y hallar en El, ese lugar de refugio para descansar del mundo y sus aflicciones.

El enemigo más acérrimo que tenemos es nuestro temor, el miedo a lo que pueda pasar, o sea, nuestra inseguridad, Pero el Espíritu que Dios nos ha dado no nos hace cobardes, sino que él es para nosotros fuente de poder, amor y buen juicio.

2 Timoteo 1:7 Porque no nos ha dado Dios un espíritu de cobardía sino de poder, de amor y de dominio propio.

La seguridad para la gran mayoría de las personas es tener estabilidad económica: éxito, dinero, amistades, popularidad, inversiones, cuentas, títulos, negocios, trabajos, etc. Creyendo que con esto podemos controlar nuestras vidas.

La pregunta es, ¿Por qué hay tantísima gente que tiene todas estas cosas, pero viven con depresión, angustias, afanes, adicciones, soledad, sin paz, ni control de sus vidas?

Vivimos tan de prisa que logramos lo contrario a lo deseado, todas esas cosas por las  que luchamos en la vida resultan ser incapaces de darnos algo de seguridad, solo son vanidad, y no son lo que realmente necesitamos para ser felices.

Todo lo material es pasajero, no dura, y tiene muchos enemigos, razón por la cual nos toca luchar más de lo necesario para mantenerlo, nos llena de inseguridad la mente, el alma, y el corazón. Ya que el hombre no es solo materia sino también espíritu, y su ser interior exige lo de Dios, lo del espíritu, para ser verdaderamente rico, de lo contrario solo se es un pobre rico.

Apocalipsis 3:15-19
“Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas. Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete.”.

Infortunadamente los humanos somos tan carnales que estamos convencidos profundamente que la seguridad material alcanza para proteger nuestras vidas, y sin dudar un instante, se transa en una batalla llena de sacrificios y dolor con tal de lograr esta clase de seguridades; y en ello nos pasamos casi toda la vida tratando de lograr alguna de estos bienes, y si los llegamos a perder, es peor que la muerte misma.

En cambio la vida espiritual necesita de la seguridad que solo Dios nos puede dar, la cual es beneficiosa para la mente, el cuerpo, la vida y también para nuestra economía.  

La seguridad espiritual que es el amor de Dios, es trascendental para la existencia del hombre en este mundo, ese amor por el que muchos somos maltratados por el mundo, ese amor por el que Jesucristo dio su vida, ese amor que requiere vida recta y comunión con el Espíritu. Ese es el amor de Dios que nos hace verdaderamente libres y seguros.

Así es que necesitamos mejorar nuestra calidad de vida espiritual, practicando la palabra de Dios, la fe que proviene del Espíritu.

La esperanza que nos da el sabernos salvos, y con vida eterna, es una seguridad divina, incorruptible, perfecta por medio de la fe en Jesucristo.

Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, Y se traspasen los montes al corazón del mar; aunque bramen y se turben sus aguas, Y tiemblen los montes a causa de su braveza.

Dios está en medio de sus hijos, y no serán conmovidos ni avergonzados, Dios nos ayudará al clarear la mañana.

Jesucristo está con nosotros, El es nuestro refugio, el lugar donde  me escondo.

Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; Seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra.
El honor que damos a Dios se hace notorio cuanto más lo dejemos obrar a él, y menos hagamos nosotros, pues nos dice Juan Bautista que, Él ha de ir aumentando en importancia, y yo disminuyendo.
Pero esto de disminuir es algo bastante difícil de asimilar, ciertamente los seres humanos queremos ser alguien en la vida, después de tanto estudiar no podemos dejar de aspirar a ser alguien más que los demás.

En todo caso el estarnos quietos no puede ser en un estado de movimiento sino de tiempo. Cuando nos quedamos quietos para exaltar a Dios, significa que nos quedamos bajo su protección y su amor, y los enemigos que nos acosaban tienen que enfrentarse contra de Dios a quien hemos acudido por protección.

Pero, ¿puedo yo exaltar a Dios, estando quieto, sin hacer nada?  Claro que si, ya que en ese momento estaría dejando a Dios ser Dios.

Salmo 34:3. Engrandeced a Dios conmigo, Y exaltemos a una su nombre.
El Señor Dios humilla  al soberbio y exalta al humilde.

Cuando uno se apega al Señor Dios de alguna manera, significa que me avergüenzo de pensar a la ligera de Dios, y que he visto o reconocido mi incapacidad de alcanzar el bien deseado.

La gente se rebela contra Dios cuando solo hace lo que le impulsan sus deseos pecaminosos. Así que cuando llamamos el nombre de Dios, entendemos que es una declaración de arrepentimiento.

También puede ser visto como una expresión piadosa de un corazón humillado, a pesar de que claramente no podemos añadir nada a la gloria de Dios, si podemos hacerlo a través de nuestro reconocimiento de pequeñez e incapacidad delante de él.

Cada vez que nombremos a Dios, pensemos de que manera hemos usado su nombre entre nosotros, a continuación alabemos con el corazón el nombre de Dios como lo merece.

Jesucristo está con nosotros, el es nuestro refugio.

El nos ama y nos bendice.


JoseFercho ZamPer 

sábado, 25 de junio de 2016

La filosofía y la religión.


¿Quién debería ayudarnos a entender la vida, la filosofía o la religión? 
En estos tiempos modernos, la era del internet y lo inalámbrico, se mueve tantísima información que, nos enloquecemos tratando de asimilar algo de ella.
Deberíamos tener herramientas que nos ayuden a pensar y a formar nuestro espíritu, de una forma amena y útil para los seres humanos.


Resulta que la filosofía nos deja muchas veces en un estado de incomprensión tal, que  pensar se hace difícil. Pero la religión nos mete en un periodo de crisis de tal forma que nos devuelve miles de años.
De modo que para hablar de filosofía, o de religión, tenemos que leer y releer una cantidad de obras, tratados, autores; toda una serie de vivencias antiguas que para nosotros nos dice muy poco. 
Supuestamente la filosofía nos ayuda a analizar y pensar, lo mismo debe hacer la religión que nos muestra a un Dios perfecto y sabio. 


Pero extrañamente vemos como ellas nos han convertido en unos subversivos locos, que deambulan por el mundo sin ningún propósito de enmienda. Sin darle importancia, ni consideración al ser humano. 


Sus actividades solo son cuestionar y juzgar al ser indefenso y escaso de verdad, sus interlocutores no tienen ninguna respuesta a las preguntas sencillas de la vida, mucho menos a las grandes incógnitas del hombre. 


Lo que si vemos claramente es que  no se tienen respuestas correctas, ya que no hay contestación definitiva a los enigmas de la vida misma, menos a lo del más allá.  
En mucho, solo somos unos charlatanes, hacemos preguntas y más preguntas, esperando quedar bien como pensadores, pero sin deseo verdadero de aprender.


Hay muchas preguntas sin respuestas, pero las hacemos muchas veces con el fin de hacer quedar mal al otro, en el caso de los dogmas, queremos liberar nuestra razón, dándole rienda suelta a explicaciones tan asfixiantes como la misma duda.


El ¿por qué y para qué?, a todo lo expuesto, se hace cada vez más insoportable, queremos entenderlo todo sin escudriñar nada, sin la experiencia de lo vivido. Solo por la satisfacción de preguntar para hacernos sabios, ya que andamos con un signo de interrogación en la cabeza.
Muchos nos hacemos discípulos de otros que piensan, pero solo heredamos el deseo de búsqueda, los conceptos de verdad, mas no llevamos a la práctica nada de lo expuesto. Las exigencias de la vida nos hacen víctimas de cosas absurdas y sin sentido práctico, condenándonos a un suicidio o muerte espiritual.


Pretendiendo hacernos sabios, terminamos siendo unos necios, pues casi siempre terminamos metiéndonos en razonamientos políticos, pervirtiendo así a las juventudes con deseos de aprender, llevándolos a unos estados de ateísmo pero llenos de dioses inútiles.
La gran mayoría de los pensadores útiles, terminan en el exilio por parte de sus propios congéneres y amigos, debido a que pensar para muchos es nocivo para su salud, entonces condenan con juicios peores que la cicuta, y los sentencian a la picota pública de sus ideas y pensamientos.
Nos escandalizamos por el pensar de los otros, pero nos mantenemos dentro de una crisis moral y política donde ninguno respeta ni conoce lo que es la moral ni la justicia, mucho menos el respeto por la verdad. 


Cada día se abren nuevas iglesias, nuevos colegios y academias del saber, tanto moral como religioso, destinados a ofrecer educación o formación a un pueblo necesitado de conocimientos, ávido de sabiduría; pero en lo general se termina contaminando con ideas falsas o retrogradas a sus miembros, pues con tantos problemas en este mundo, nunca se dan respuestas concluyentes a sus necesidades, solo retórica.


Envés de dar solución a los problemas reales de la vida, como son: la salud, la educación, el empleo, la paz, etc., todo se queda en meros diálogos que solo contienen  teorías e ideas, eternas y universales. 


¿Cómo ver «con el ojo de la razón», todo aquello que no es lógico?
¿Cómo saber qué es justo y qué injusto, si todo lo vemos desde el punto de vista de la ley?
Así pues, hay ideas y razones suficientes en este mundo como para nunca estar de acuerdo y hacer algo real o verdadero por los demás, pero debemos alcanzar algún consenso que muy a pesar de las diferencias, nos lleven a hacer realidad en este mundo todo lo bueno que pensamos.


En campaña política, cada candidato expone sus grandes ideas de gobierno, expresando con gran fanfarria, todo lo bueno que va a hacer por el pueblo, pero al final, los votos son los que dan un ganador, y así, se extinguen, expiran todas su buenas ideas de servir.
Esto advierte que las ideas son estáticas e insuficientes, pues no se conectan unas con otras. 
Si hay varias personas con ideas de servir en algún momento de su vida, ¿porqué cuando uno de ellos tiene la oportunidad de hacerlo, no lo hace? ¿Por qué los que no ganaron la elección, no siguen siendo desinteresados? 


¿No será que depositamos la esperanza en un orden político justo y armonioso para con el pueblo, y al momento de hacer parte de ese orden, nos desordenamos y actuamos contrario a lo ordenado por el ordenamiento jurídico?


Somos muy simplistas al pensar en la posibilidad efectiva de una sociedad justa. Esperamos en el estado y su orden político, desconociendo que ese estado lo conforman las personas que allí pertenecen, bien sea  por mandato o por elección.


Y ¿Dónde está la religión o la filosofía para darle sabiduría al estado? Están bastante alejados de la realidad, de la vida social, de la convivencia humana. 


Solo buscan reflexionar sobre el mundo, sobre lo meramente material, sin que esas reflexiones permitan mejorar la convivencia y el bienestar de los seres humanos. 
En estos momentos de diálogos de paz, sí que cae bien una verdadera justicia, es decir, que cada cual tenga lo que necesita para vivir en paz, como: trabajo, alimentos, educación, salud y todo aquello que lo lleve a una vida digna, y no solo buenas intenciones.


Los seres humanos olvidamos con gran facilidad que las personas, aunque nacemos solos y morimos solos, somos sociedad, que necesitamos de compartir la vida y los bienes con los demás. 
Sabemos que somos distintos unos de otros, pero que somos iguales, todos de una misma especie, la especie cavernícola animal.


La mayoría de nosotros estamos sumergidos en el fondo de la caverna, sometidos a ver solo sombras. Como dijo mi amigo Platón: «Una vida sin examen no merece la pena ser vivida». O sea, una vida de rutina, entre las sombras, sin libertad ni sabiduría, ¿qué vida puede ser? 


 Las filosofías sólo tratan de explicar la naturaleza física, las religiones solo tratan de explicar la naturaleza espiritual, pregunto ¿Acaso Jesucristo no vino a unir esas dos posiciones? ¿No vino a acercarnos el reino de Dios a este mundo?


Los enemigos del hombre son: la filosofía y la religión, ellas, tanto juntas como cada una, nos llevan a deambular entre las ideas y la información, sin acercarnos a ningún puerto seguro donde poder guarecernos de las tormentas de la vida.
Muchos son estudiosos del lenguaje de la persuasión, y llevan a los ciudadanos a convencerse de no serlo, de no merecer el favor del estado ni de Dios, por lo cual hay tantos ciudadanos de segunda y tercera categoría.  


Maestros de prodigiosa sutileza, con sus blancas y relucientes sonrisas, fingen ver una justificación de la fuerza bruta del estado sobre sus conciudadanos, manteniendo así una sociedad desigual, donde cualquier expresión de injusticia, es tratada como mera falta de tolerancia entre sus miembros, muy a pesar del grado de corrupción y maldad de los integrantes del estado y sus gobernantes.
La filosofía se opone desde sus orígenes a las creencias religiosas y busca explicaciones alternativas, no sólo en el mundo físico, sino también en el espiritual. 


La misma existencia de Dios es negada y considerada irrelevante para el transcurso de los acontecimientos humanos, tal como sostuvo Epicuro. 
Somos los humanos quienes creamos dioses a nuestra imagen y semejanza, y no al revés. Esto debido a la necesidad de un dios, algo superior a nosotros mismos, para tratar de darle explicación a lo inexplicable.


Pero los dioses que nos creamos son meramente pedazos de madera, o de metal, así como también, son humanos decadentes como los artistas o deportistas, en su mayoría drogadictos, borrachos y homosexuales, o depredadores sexuales, sobre todo contra los niños. Esos son en su mayoría los dioses que el ser humano se inventa. 


Mientras que al Verdadero Dios, nadie lo conoce, pues no le interesa hacerlo, ya que El exige fidelidad, entrega, servicio y darse por completo a una vida digna y pura.
Los teólogos, en su mayoría no son creyentes, sino científicos de la religión, muchos otros son filósofos, razón por la cual no entienden verdad de Dios, sino de religiones o de filosofía, o de los usos teológicos de la filosofía. 


Los teólogos o maestros de la ley, como los llamó Jesucristo, suelen mostrar un desagrado por las personas más necesitadas, los tratan con desprecio, ya que en su mayoría son gente sin estudios y sin dinero. Pero sí son amigos de los ricos.


La mentalidad religiosa no es más que mitos y leyendas, huecas y vanas filosofías, tan aterradoras como útiles para mantener al pueblo idiotizado, y cautivo a sus afanes de fama y riquezas. Lo extraño es que los grandes intelectuales nunca se han atrevido a liberarse de esa opresión, seguramente porque están demasiado ocupados tratando de demostrar la inexistencia de Dios.
¿Cómo aceptar que Dios existe, y que nos hizo libres a todos para seguirlo o no?
Las personas con ideas socialistas dicen que todos somos iguales, pero en la práctica hay tantas diferencias como en los capitalistas. 
Según la necesidad de los pueblos se demanda de los que gobiernan un manejo especial de las riquezas de la nación.


El amor y la justicia mantienen unidos cielo y tierra, a dioses y hombres.
Por encima de la sabiduría del hombre está la verdad de Dios, pero ésta se les oculta a los hombres que practican la ambición.


La verdad de Dios supone el buen juicio del hombre, pero éste, rara vez acude en búsqueda de ella.  Aun sabiendo que esta relación solo nos reporta beneficios  a los hombres.
Esta cuestión de la igualdad y la desigualdad, en términos de la filosofía y la religión, se han planteado desde épocas milenarias, sin que hasta el día de hoy hallen lugar de reposo en el corazón de los hombres, solo es cuestión de sermones y conferencias.  


Quien nace libre, puede seguir siendo libre, pero quien nace esclavo también sigue siendo esclavo. ¿Quién podrá liberarnos de un corazón mezquino y esclavo de las pasiones?
¿Será que el poder de las armas y su violencia pueden llegar al corazón de cada uno, y así quitarle las cadenas de amargura, rencor y dolor que le han dejado toda una vida de injusticias?
Esto puede tardar un poco más de tiempo y esfuerzo que el deseado por la leyes de los hombres. 
Cuando vuelva la luz del día a nuestros corazones, será necesario tener un pastor que nos guie, un maestro que nos instruya en toda clase de disciplinas y ciencias, según conviene a un hombre libre.
Al esclavo, cualquier hombre libre puede castigarlo, pero el libre tiene garantías que aseguran su protección. 


Desde el principio de la humanidad, la razón del gobernante supone buen juicio para su pueblo, pero ellos ahora prefieren reservarle el buen juicio al dios estado, por medio de las leyes, haciendo estéril así la frescura y espontaneidad del ser humano.
Para poder entender a los grandes filósofos se necesita de estudiosos y especialistas, pues sus comentarios nos dejan bastante desconcertados. No se les entiende el por qué de lo que dicen ni qué problemas tratan de resolver. Por tal razón no han resuelto nada, ya que tampoco estaban interesados en los verdaderos asuntos del hombre.


Necesitamos ser amigos de la verdad, más que de las ideas o teorías.
Todo lo que hacemos, cuando se hace sin fe, sin seguridad o sin voluntad, por obligación o por quedar bien, entonces este acto no es bueno, es pecaminoso.


Creo que estos actos invalidan por completo el bien que se desea lograr, si obramos con arrogancia o sin amor, esa indiferencia reduce drásticamente el valor de nuestros actos.
La filosofía y la religión, frente a las necesidades del ser humano terminan siendo pura palabrería barata, huesos secos, sin vida. No solucionan nada, solo dan expectativas al hombre para seguir averiguando quien es y para qué sirve.

Jesucristo te ama y bendice
JoseFercho ZamPer 


Sobre lo que crees.

Lo que se puede saber de la biblia se remonta a miles de años atrás. Jesucristo es el personaje central de la historia bíblica, su vida y ...