lunes, 22 de diciembre de 2014

Versos para Cristo

Firme está mi  corazón,
al despertarme cada día
me presentaré en oración,
y  alabaré al Señor con alegría
cumpliré las promesas que le hice,
en esos momentos tan difíciles
las palabras que salieron de mi boca,
no quedarán inertes como roca
porque tu señor a mi viniste, 
y a mis enemigos tu venciste.

Si tuviese alas volaría,
Hasta el desierto llegaría,
en tu busca yo iría 
y tu amor encontraría,
caminando yo iré,
y a tu lado viviré,
por amor todo lo diste,

a mi vida tu viniste

sábado, 11 de octubre de 2014

¿Soy Feliz?

Amo la vida al máximo, doy lo mejor de mí para ser feliz, hago todo lo posible por demostrarlo,  el amor no se puede fingir, o estoy vivo o estoy muerto, no puede haber términos medios.

Tener grandeza es una obligación de todos,  debemos crecer para ser personas, para poder amar.

Ser feliz es la meta que debemos alcanzar. Para ello necesitamos saber quiénes somos y a donde queremos llegar.

La vida es realmente hermosa y simple, pero nosotros nos la complicamos. Queremos entenderlo todo sin necesitarlo.

De dónde venimos no es lo importante, para dónde vamos es lo que realmente vale, ya que tenemos la opción de ser mejores cada día.

Tener un talento es un don de Dios, pero ponerlo a producir es nuestra obligación, y esto realmente exige que nos esforcemos.

No podremos mostrar nuestros talentos si tenemos miedo.

Tenemos que caminar paso a paso pero con seguridad, hasta alcanzar la meta.

Necesitamos Ser diferentes, ser mejores cada día, amar más, servir mejor.

Que los demás noten la diferencia entre tú y los otros, hasta impactarlos para que deseen un cambio.

Debemos logar que los otros vean más allá, que descubran las posibilidades infinitas que hay para
ellos, hasta lograr sus objetivos.

Si podemos creer, podemos hacer, la razón nos limita.

Toma tus decisiones basado en la fe, no en la razón.

Tú eres quien hace que las cosas pasen, no un efecto.

Sé cómo el agua que da vida y transforma lo que toca.

Divide y vencerás, unifica y construirás. La verdad prevalece.

Protege tus sueños, esfuérzate hasta alcanzarlos, no permitas que otros te los mate.

Y al pobre, ¿quién podrá redimirlo?

Al limosnero hasta la ropa le quitan y los hacen dormir desnudo, sus pequeños no se sacian de pan, pues les quitan el pecho a los huérfanos.

Por la pobreza y el hambre huyen a la soledad, a lugar tenebroso y desierto.

Hombres sin nombre, la noche taladra sus huesos.

Me presento ante ti, y no me atiendes. Clamo y no me oyes.

El hombre en desgracia no tiene alientos ni para tocar la flauta, y si sopla de ella no sale melodía sino lamentos.

Caminaban de noche y no conocieron sus caminos, no sabían por dónde iban.

La sequía y el calor les arrebatan las aguas, teniendo sus fuentes de agua, mueren de sed.

A estos hasta el seno materno los olvidó. El temor está con ellos.

¿Cómo se justificará el hombre ante Dios? ¿Y cómo será limpio el que nace de mujer?

¿Quién ha ayudado al que no tiene fuerza en sus brazos?

¿Qué consejo has dado al ignorante, cuanta sabiduría le has trasmitido?

El entendimiento hiere mi arrogancia. Cuán leve es el susurro de la sabiduría.

¿Qué esperanza tiene el pecador? ¿Oirá Dios su clamor cuando la tribulación viniere sobre él? ¿Se deleitará en el Señor e invocará su nombre?

Tú qué dices conocer a Dios, ¿Por qué te has hecho tan vano?

Aunque amontones plata como polvo, y edifiques casas como el comején, rico te acostarás, pero despertarás y tus ojos ya nada verán, porque has puesto tu confianza en la vanidad.

De la tierra brota el pan, mas ¿dónde se hallará la sabiduría, dónde está el lugar de la inteligencia? La sabiduría es mejor que las piedras preciosas.  He aquí que el temor del Señor es la sabiduría, y el apartarse del mal, la inteligencia.

La bendición del impío vendrá sobre mí, y al corazón triste llegará la alegría.

Somos los ojos del ciego y los pies del cojo.  Somos consuelo del que llora.

domingo, 28 de septiembre de 2014

El obrero y el patrón.

Introducción.

Podemos hacer nuestros propios planes, pero la respuesta correcta viene del Señor. 
Yo puedo considerarme puro según mi propia opinión, pero el Señor examina mis intenciones. Por eso pongo todo lo que hago en sus manos, y espero en El, para que mis planes tengan éxito.

Si queremos caminar libres y sin obstáculos, sin laberintos ni pasadizos que debamos desenmarañar, ni complicaciones que tengamos que solucionar, entonces lo mejor es no hacer nada en esta vida. Porque si les digo que con Dios no vamos a tener problemas, les estaría mintiendo.

Pero si creemos en nuestro señor Jesucristo y le obedecemos, entonces siempre veremos puertas nuevas que se nos abren cada día ante nosotros; quizás no sean las que esperábamos, pero con toda seguridad que serán las que nos lleven a ver la respuesta correcta para nuestras vidas.

A veces actuamos en la vida como si todo estuviese acabado, otras veces como si lo poseyéramos todo, como si todo lo que existiese fuese nuestro.

Al mirarnos a nosotros mismos podemos ver que tenemos algo en común con los demás: la necesidad de encontrar la ruta del éxito en este mundo.

Todos deseamos alcanzar el éxito en nuestra vida, ya sea por medio de: un empleo bien remunerado, ganarse una lotería, conseguir una pareja con dinero, tener salud, fama y renombre, o cualquier actividad que nos lleve a ser unos triunfadores.

Tenemos nuestra propia idea de lo que es “ser un triunfador”, y nos esforzamos por lograrlo, porque estamos convencidos de que eso nos hará felices. 

Estoy convencido del poder que tiene para nuestras vidas el deseo de encontrar lo que buscamos, pues cuando uno desea algo con todo su ser y se enfoca en obtenerlo, no solo sobrevivirá en el futuro, sino que se mantendrá siempre productivo en este mundo cambiante y competitivo.

La lealtad y la productividad serán siempre cualidades que necesitamos cultivar, todos sabemos muy bien que vivimos en un mundo de aguas turbulentas, que cambia a cada instante y esto puede ser muy estresante, razón por la cual necesitamos adaptarnos al cambio y estar siempre un paso delante de él.                            

La historia.

Una tarde de domingo y con unos tragos en la cabeza, se encontraba el patrón con su obrero de confianza; quienes habían sido buenos amigos en la escuela.

El patrón deseaba conocer más detalles sobre la vida actual de su obrero y viejo amigo, ya que hacía años no se veían y por razones de trabajo no tenían tiempo para compartir.

Después de almorzar y tomarse  algunas copas, iniciaron una interesante conversación.

-Obrero. Patrón, desde la escuela no lo había vuelto a ver, ¿por dónde andaba usted? Preguntó.
-Patrón. Después de la escuela y en vista de que la vida resultó ser muy diferente a como creía que sería, me fui a trabajar para un hombre muy rico a quien conocí un día en una feria ganadera.

Todos decían que aquel hombre se había hecho cargo de los negocios de la familia, y que los  hacía producir muchísimo. Por eso cuando me ofreció trabajo, no dude en aceptarlo. 
Aunque cuando él me dijo que el trabajo era en otra ciudad lejos de aquí, lo pensé varias veces por miedo al cambio de ciudad y de amigos.

-Obrero. No pensé que usted siendo tan valiente en la escuela, fuese a tener miedo de algo tan sencillo como cambiar de ciudad, pues yo he cambiado de trabajo y de ciudad muchas veces.  

-Patrón. Todos tratamos de afrontar nuestros miedos de la mejor manera posible, pero la mayoría no admitimos  que tenemos temor al cambio. 
A mí me daba miedo cambiar –dijo el patrón-. Cuando se presentó la oportunidad de trabajar con aquel hombre lejos de casa no supe qué hacer, pero debido a la situación difícil por la que pasaba y con las ganas que tenía de salir adelante, tomé la decisión y me arriesgué. 
Bueno, el caso es que esa decisión tomada me llevó a ver que el cambio es bueno, y que nuestros temores son los que nos impiden ver la oportunidad de ganar y comprendí cómo hacerlo. 
Al poco tiempo las cosas mejoraron grandemente, tanto en el trabajo como en mi vida personal.
-Creo que esto ya empieza a gustarme –dijo el obrero-. Me gustaría que me contara la historia. 
–Claro que sí –contestó el patrón-. Sé que le encantará y además nos ayudará a mejorar nuestra relación laboral y personal.

Mi patrón.

Mi patrón era muy inseguro de sí mismo, por lo que tenía miedo de sus obreros, por tal razón los trataba mal, los agredía con sus palabras y sus amenazas de despido.
Después de un largo tiempo, ya no quedaban sino unos pocos obreros en su finca y sus negocios se iban a pique.
Comentando con su esposa y amigos tal situación, ellos le daban distintas razones y soluciones al problema, y aunque el aplicaba los consejos dados no mejoraba su problema; ya que sin obreros suficientes no podía producir lo necesario para mejorar sus ingresos.

Un buen día encontró a un joven talentoso y con deseos de progresar, y pensó que él le sería muy útil para sus negocios.

Cuando me fui lejos de casa, hace ya mucho tiempo, viví experiencias agradables y desagradables. 

El patrón que tuve era un hombre muy exigente y complicado, debido a su tamaño mediano, era un hombre inseguro y desconfiado, pero al mirarlo con la suficiente atención, fui descubriendo en él, cualidades extraordinarias.

Era de baja estatura, se sentía  inferior, se creía indefenso ya que así lo habían tratado desde niño. Le tenían apodos como: chiquito, paturro, enano, además lo miraban por encima del hombro. 

Era pelietas y quejetas, ofensivo e irritable. Perfeccionista, le gustaba revisar y criticar todo, exigía rehacer los trabajos aún estando bien hechos. 

Tenía muchos problemas con todo el mundo, principalmente con el mismo, ya que se culpaba de todo, después de  haber culpado a los demás.  No valoraba a nadie, menospreciaba lo que otros hacían, gustaba de hacer quedar mal delante de otros a sus obreros, para sentirse el mandamás. 

En vista de su situación económica y laboral, ya nadie le trabajaba, los obreros le duraban muy poco, se marchaban seguido y además advertían a los demás para que no fueran a trabajar allá.

Todo eso me lo contó el mismo patrón, un día como hoy cuando él me llamó a charlar, -ya habían pasado los días malos, claro-.
Este hombre era de los que le gustaba pagar barato pero cobrar caro, era un hombre duro de corazón,  cosechaba donde no había sembrado y recogía donde no había regado, y quería encontrar lo que no se le había perdido.

Ya un buen día, “el día malo”, le llegó. Vivió una experiencia tan dolorosa que no pudo soportar más, y se doblegó ante ella.

Su hijo varón, el mayor de sus hermanas, cayó enfermo, casi muerto en cama, los médicos no daban con la enfermedad, y así permaneció por un buen tiempo. Ya al borde de la muerte el hijo pide perdón a su padre por su desobediencia y rebeldía, así mismo el padre llorando hace lo mismo y se confiesa delante de su hijo esperando hallar consuelo a su alma. 

Sólo en Dios halla descanso mi alma; de él viene mi esperanza. Sólo él es mi roca y mi salvación; él es mi protector y no habré de caer.  

Así oraba y lloraba, pidiendo a Dios no se llevara a su hijo. Le pidió perdón y lo perdonó. La ternura de Dios inundó aquella habitación, los que estaban cerca sintieron el dolor y el arrepentimiento de aquel hombre como nunca lo habían sentido en persona alguna, al punto de llorar y sollozar. 

Así estuvieron por un buen tiempo, padre e hijo contemplándose el uno al otro, con lágrimas y abrazos sanaron sus heridas y el abismo que los separaba se fue cerrando a tal punto que se durmieron y quedaron aquietadas sus almas, y más satisfechos que bebe recién amamantado en el regazo de su madre. 

Al día siguiente amanecieron con un mejor semblante, padre e hijo, después de reconocer sus pecados comenzaron una nueva relación. 

En pocos días el joven se levantó de la cama y volvió a él la juventud y la alegría, hasta ser sano por completo. Esto hizo que aquel hombrecito se diera cuenta que muchas de sus desgracias se basaban en su desamor y falta de valoración. Así emprendió una labor de restauración con su familia y allegados, y continuo la labor con sus empleados, fue restaurando su reacción con ellos hasta tener un trato amable y justo.

Después de sentirse rechazado, se comenzó a sentir aceptado y respetado por los demás.  “¿Cómo es posible que me sienta tan bien? –se preguntó-. Se dio cuenta de que había permanecido prisionero de su propio temor.
Llegó a la conclusión de que, si hubiese llegado antes a ese punto, muy probablemente no habría encontrado lo que encontró, pues todo tiene su tiempo y su hora.
Se sentía feliz por el simple hecho de no permitir que el temor dictaminara sus decisiones. Le gustaba lo que estaba haciendo ahora.
Consciente de ello, no se sintió tan débil como antes, experimentó la sensación de tener nuevas fuerzas por el simple hecho de saber que no iba a permitir que sus temores lo indispusieran.
Ahora, estaba convencido de que encontrar lo que necesitaba sólo era cuestión de tiempo. De hecho, tuvo la impresión de haber descubierto ya lo que andaba buscando.

Yo aparecí justo ahí, cuando ya estaba dándose el cambio de pensamiento, por tal razón me beneficié grandemente pues me vi involucrado en este proceso de cambio. Comencé a conocer mis sentimientos, y a darme más a los otros, además aprendí a tratar con mis propios temores y todo aquello con lo que cargaba en mí desde niño. Me trataba como a un hijo ya que el suyo estaba estudiando en otra ciudad y poco se veían. 

Mis seguridades estaban basadas en mi casa y familia, en lo aprendido, y por eso me daba miedo salir de allá, pues creía que sin ellos no podría salir avante. 
Tiempo después pude estudiar en la universidad y fui ascendiendo en mi trabajo, hasta llegar a dirigir los negocios de dicho hombre. 

Realmente cambiar es muy difícil, sobre todo cuando uno se considera alguien en la vida, creemos que como somos, estamos bien, que los demás nos tienen que aceptar así, más si tenemos mando u dominio sobe otros, pues decimos que nos deben respetar y obedecer porque somos autoridad.

Los temores que nos infundieron en casa los padres autoritarios, y poco amigos de sus hijos, y tantas dificultades para tratar con los demás nos llevan a tener una mala visión de la vida y a creer que son los demás los que deben cambiar, ya que estamos acostumbrados a ese tipo de vida.

Deseamos cambios en todo el derredor nuestro, más dentro de nosotros no creemos necesitarlo. Vemos con más claridad la paja en el ojo ajeno, que la viga en el propio. 

En cuentas claras, aprendí muchísimo más con este hombre, de la vida y de los negocios que lo que se puede aprender en cualquier universidad, además de lo aprendido en superación personal,  dentro de mí, en lo espiritual.

En fin, mi amigo, ahora que tengo mis propios negocios y que he vuelto a mi tierra y a mis amigos de la infancia, quiero poner en práctica lo aprendido para así contribuir con el cambio de paradigmas y malas prácticas en el trato interpersonal, pues con tantos dichos y experiencias negativas, las personas han hecho de su vida un caos. No puede ser que un hombre llegue a viejo y a cambio de ser un gran maestro, demostrando que las canas son experiencia y sabiduría, se convierta en un viejo terco, necio y amargado.
Este hombre, cada día dedicaba tiempo a buscar su propio yo y conocerse a sí mismo.
Miraba sus convicciones, sus emociones, sus miedos, sus fortalezas, tratando de hallar la diferencia entre unas y otras. Él estaba convencido que al conocerse mejor obtendría más control sobre sus acciones y así sería más feliz y alcanzaría más éxito.

Por muy diferentes que seamos, tenemos muchas cosas en común: cada mañana nos alistamos para correr por la vida en busca de nuestro bienestar.

Los laberintos por donde nos movemos siempre serán complejos, con rincones oscuros y callejones sin salida. De cómo veamos la vida, así mismo serán los caminos a recorrer.
Pero siempre podremos disfrutar de una vida mejor, en la medida que hallemos el camino correcto a seguir.

El método científico nos ayuda a hallarlo, probando y volviéndolo a hacer sin desfallecer, aprendiendo de los errores, tanto propios como ajenos.
Muchas veces nos podemos sentir perdidos, pero si insistimos en lo que sabemos que está bien, al cabo de un tiempo encontraremos el camino correcto, o la verdad. También aprendemos de las experiencias ya vividas, y las acomodamos al presente.
Un peligro en la vida es caer en la rutina. Madrugamos y hacemos siempre lo mismo  cada día como si las cosas y las personas no cambiaran.

Disfrutar de la vida, y de todo cuanto existe es tal vez la única manera de sentirse vivo de veras. 
Cuando consideramos que ya tenemos todo lo que necesitamos, se cae en la rutina, se pierde el entusiasmo por vivir, por seguir luchando, y nos ponemos las pantuflas como en casa para descansar.

Consideramos que lo obtenido es de nuestra propiedad, que no se acaba, terminamos estableciendo nuestras seguridades en lo que poseemos, y nos movemos alrededor de lo material.

Muchas veces exhibimos nuestros logros con orgullo y nos sentimos los mejores, pero generalmente no los compartimos con los demás. 
Sin duda tuvimos que trabajar duro y durante mucho tiempo para obtenerlos, pero eso no nos hace mejor que los otros, pues todos andamos en lo mismo.
Cada mañana salimos a buscar más, sintiéndonos muy seguros de sí mismos, y cada noche regresamos a casa, llenos pero insatisfechos.  Así la pasamos durante mucho tiempo en la vida.
Poco a poco la seguridad que tenemos en nosotros mismos se va convirtiendo en la arrogancia propia del éxito, y en la mayoría de los casos ésto nos lleva al fracaso.
Normalmente tanto el problema como la solución son simples, se trata de prestar atención a los pequeños cambios que se van dando cada día y no dar por sentado nada.

Las situaciones de la vida llegan cuando uno menos las espera, pero no queremos aceptarlo.  Y hacemos oídos sordos para no tener que enfrentarnos a las dificultades.
Tenemos nuestras propias ideas acerca de lo que significa ser feliz, para muchos tener dinero equivale a tenerlo todo: salud, amor, seguridad y bienestar.
Puesto que el dinero es tan importante para muchos, se emplea demasiado tiempo en decidir qué hacer con él, hasta se llega a sentirse deprimido. 
¿Qué ocurriría si el dinero se nos desapareciera a la mañana siguiente? 
Ya que nuestros planes para el futuro están basados en el dinero, sería el acabose total.
Cuanto más importante es el dinero para ti, tanto más deseas conservarlo.

Sé que somos más inteligentes de lo que parecemos, pero no actuamos como tales. Las cosas están cambiando por aquí, quizá también tengamos que cambiar nosotros y actuar de modo diferente.
Las cosas no ocurren tan solo porque sí, tendríamos que sacarles algún provecho.
Yo no fui quien ocasionó el problema, fueron los demás  y nosotros pagamos las consecuencias, eso decimos a diario con tal de no aceptar nuestras fallas.
La solución no es culpar a otros sino hacer lo que se debe hacer.
Hasta tanto no reconozcamos nuestros errores no hallaremos la solución, y esto nos hará sentir cada vez más frustrados y coléricos, y regresaremos a casa, cargados únicamente con las preocupaciones y frustraciones. 
Cada noche nos será más difícil conciliar el sueño y a cambio tendremos pesadillas, y amaneceremos sin deseos de luchar.
El hogar acogedor y agradable de antaño, se irá volviendo una cárcel, por no hallar paz en el corazón.
Fíjate dijo el patrón. Seguimos haciendo lo mismo de siempre, una y otra vez, y encima nos preguntamos por qué no mejoran las cosas.
A veces, las cosas cambian y ya nunca más vuelven a ser como antes. ¡Así es la vida!
Un poco de temor puede ser bueno, pero vivir asustado  es perjudicial.
 “Más vale tarde que nunca”. Es nuestra excusa.
Como consecuencia de ello, nos resulta más complicado abrirnos paso por la vida.
Las cosas no cambian de la noche a la mañana, todo tiene un proceso. 
Debemos estar alerta al medio que nos rodea para anticiparnos al cambio. 
“una sensación de vacío nos puede embargar con demasiada frecuencia” 
No sabemos actuar sin miedo, porque los temores pesan demasiado sobre nuestros hombros.

En realidad aquello de lo que se tiene miedo, nunca es tan malo como lo que uno se imagina. El temor que se acumula en la mente es mucho peor que la situación que existe en realidad.
Nuestros miedos nos conducen al fracaso.
Uno puede estar convencido de que un cambio le causará daño y resistirse a él, o bien puede creer que le ayudará, y entonces acepta el cambio. Todo depende de lo que uno prefiera creer. 
Somos seres especiales

Cambia tu manera de pensar y cambiará tu manera de vivir.


JoseFerchoZamPer

jueves, 28 de agosto de 2014

Alabaré a mi Señor



Alabaré a mi señor
Con toda mi alma
Y mi corazón
El mar me inspira
Una canción

El sol, la lluvia
Bañan la tierra
Donde mi vida
Crece y se alegra

Hoy el susurro
Del mar me dice
Que hay nuevos vientos
Nuevos caminos
Que hoy mi familia
Quiere seguirte

Gracias a ti
Somos felices
Porque tu amor
Hoy nos bendice
Da nuevas fuerzas
Nos hace libres

Somos un pueblo
Una nación
Cantamos juntos
Esta canción
Hoy nuestras vidas
Llegan a Dios.

jueves, 31 de julio de 2014

Meditaciones sobre la Palabra de Dios



Cuán Dichosos son los que obedecen al Señor Jesucristo, y lo buscan de todo corazón, sus pies siempre andarán por caminos rectos, vivirán felices y sin tacha pues no hacen nada malo.

Mi corazón está firme en ti, deseo obedecer tus mandatos, oh Dios de mi salvación, por tanto no tendré de qué avergonzarme cuando el mundo me acuse de pecado, te alabaré con corazón sincero y me deleitaré en tus justos decretos.

Mi integridad está en obedecer tu palabra, no permitas que me desvíe ni a la izquierda ni a la derecha de tus mandamientos.

Guarda tu palabra en mi corazón y mis labios siempre te alabarán, así mis pies no caerán en trampas ocultas, me regocijaré en tus caminos más que en todas las riquezas, en tus decretos está mi deleite.

Tu bondad y tu favor están siempre conmigo, por ellas vivo hoy.  Mis ojos están abiertos a tus milagros, puedo contemplar tu hermosura.

En esta tierra soy un extranjero, aleja de mí el menosprecio y el desdén, aunque el hombre planee hacerme daño, tu Señor peleas por mi justa causa, pues tu siervo medita y se alegra en tus mandatos ellos son mis consejeros.

Mantenme firme, conforme a tu promesa, aléjame del camino de mentira y favoréceme con tu enseñanza.

Tu Señor has cambiado mi manera de pensar, colocas en mi boca tu palabra de verdad, pues en ti he puesto mi esperanza, y has llenado de alegría mi corazón. No dejas que me fije en falsos dioses; tus juicios son buenos, con ellos me has hecho libre.

Cuando me agobia la tristeza, en ti Señor encuentro consuelo, ahora obedezco tu palabra y ella me da vida.

Lo que a mí corresponde es hacer tu voluntad, mi herencia eres tú, Señor, tu eres todo lo que tengo.

Con tus manos me creaste, me diste forma, me diste entendimiento para comprender tu palabra.

Los que te conocen se alegran al oírme decir que mi esperanza está puesta en ti, Dios de mi salvación. Tu amor me sostiene, me hace vivir, me siento feliz en tu presencia.

Que se reúnan conmigo los que te aman y te honran, los que conocen tu palabra, para que  meditemos en ella, pues hemos puesto nuestra esperanza en tu palabra.

Tus mandamientos son todos verdaderos. Toda palabra de Dios es digna de crédito. Somos limpios por tu palabra pues ella es la verdad. Señor, tu palabra es eterna afirmada está en el cielo.

Los insensatos sin razón me maltratan, gente insolente que no sigue tu enseñanza me ponen trampas, pero no me aparto de tus preceptos, aunque estoy viejo y casi he sido borrado de la faz tierra, no me he apartado de tus leyes, no he descuidado tus mandamientos.

Tu fidelidad permanece para siempre; tú afirmaste la tierra, y quedó en pie. Todas las cosas siguen firmes, conforme a tus decretos, porque todas ellas están a tu servicio.

Tu enseñanza me trae alegría, por eso vivo feliz, la tristeza no puede conmigo.  Jamás me olvidaré de tus preceptos,  pues por ellos me has dado vida.

En esta vida todo tiene fin, mas tu palabra es eterna, ella me hace sabio, entiendo más que todos mis maestros porque obedezco tus preceptos, he alejado mis pies de todo mal camino para cumplir tu palabra. No me he apartado de tus decretos pues tú eres mi maestro.

Cuán dulces son a mi paladar tus palabras, son más dulces que la miel a mi boca sedienta.

Tu palabra es luz a mis pies, iluminan mi camino.

Tú eres quien me ampara y me protege, estoy a salvo en ti, soy reverente a tus decretos, quiero hacer  lo que es justo; pues soy tu siervo. Dame entendimiento, tus mandatos son maravillosos; por eso los obedezco.

Con agrado abro mi boca, para recitar tu palabra pues quiero servirte y dar a conocer que tu Señor, eres justo y verdadero.

Muy de mañana me levanto a alabar tu nombre, al anochecer medito en tu promesa, tu palabra me alienta, tu oyes mi voz, por tu gran amor me das vida conforme a tu justicia. Tú, Señor, estás cerca.

Yo me siento feliz con tu promesa, como quien se encuentra un gran tesoro.  Los que aman tu enseñanza gozan de mucha paz, y nada los hace caer. Pues tu oyes nuestra oración y nos atiende.

Está lista tu mano para ayudarme, pues soy oveja de tu redil, tu conoces todos mis caminos, mi vida esta para alabarte, porque no me he olvidado de todas tus maravillas a mi favor.

Joseferchozamper



miércoles, 25 de junio de 2014

El fracaso se disfraza de “normal o rutina”.

Cuando iniciamos un proyecto nos planeamos un sinnúmero de preguntas sobre si lo lograremos o no.

Los caminos pueden ser fáciles o difíciles, o sonreímos o lloramos. Depende de cómo encaremos el asunto.

Cuando permitimos que nuestra vida se vuelva “algo normal o rutinario” estamos abriéndole las puertas al fracaso, caemos en un estado de aletargamiento y todo se pone color de hormiga y comenzamos a sudar lágrimas.

Si queremos alcanzar el éxito en cualquier asunto de la vida, sea laboral, sentimental o espiritual, estamos obligados a sacrificarnos en todo, a trabajar duro con tal de lograrlo. Pero la rutina nos puede arruinar la vida, nada hay más peligroso que caer en ella, pues la vida se nos puede convertir solo en trabajar,  trabajar, y trabajar.

Necesitamos ponerle ganas a la vida, que nuestros planes tengan motivaciones superiores al simple hecho de lograr una meta, o de ganarnos un premio.

Hay algo misterioso en la vida de los cristianos, algo que nos hace olvidar el sacrificio y la abnegación de cada día, es la recompensa que Dios nos da por agradarlo a el, es mucho más  gratificante que el salario mismo.

Por primera vez en mi vida pude disfrutar de mi trabajo, por primera vez comprendí que la satisfacción es algo espiritual y no material, pude ver con claridad y de forma muy práctica, el tremendo valor que tiene el esfuerzo personal cuando nuestras metas son mas altas que simplemente la recompensa terrenal.

San Pablo escribió en 1 Corintios 9:24-27.  Ustedes saben que, en una carrera, no todos ganan el premio sino uno solo. Los que se preparan para competir en un deporte, dejan de hacer todo lo que pueda perjudicarles. ¡Y lo hacen para ganarse un premio que no dura mucho! Nosotros, en cambio, lo hacemos para recibir un premio que dura para siempre. Yo me esfuerzo por recibirlo, así que no lucho sin un propósito. Al contrario, vivo con mucha disciplina y trato de dominarme a mi mismo.

Todas las personas que alcanzan el éxito en sus propósitos, es por que se han esforzado mas que los que no lo han logrado, pues ellos suelen hacer cosas que a otros no les gusta hacer. Vale la pena vivir más allá de los gustos.

 Aprende a soltarte en las manos de Dios y el se encargara de tu vida, no te aferres simplemente a las situaciones de este mundo, mira mas allá y serás feliz.

Génesis 1:31 "Dios miró todo lo que había hecho, y consideró que era muy bueno.

Mateo 12:35.  "El que es bueno, de la bondad que atesora en el corazón saca el bien, pero el que es malo, de su maldad saca el mal".

Lucas 18:19. "¿Por qué me llamas bueno? --respondió Jesús--. Nadie es bueno sino sólo Dios".

1 Corintios 13:13. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.

Gálatas 1:10. ¿Busco ahora el favor de los hombres o el de Dios?

Romanos 8:14  Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.

Hebreos 12:2a. Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de nuestra fe.

domingo, 1 de junio de 2014

La pobre cristianita


Caminando un buen día por lo campos de mi vida, me encontré con una señora campesina ya bien entrada en años, pasaba de los ochenta.  Recogía unos abrojos de leña, los cuales ya estaban prácticamente podridos, más se parecían al humus o capa vegetal que a leños.

Al mirar tal escena pensé en cuantas necesidades podría estar pasando la señora, entonces me acerqué para ayudarle en su tarea. 

Señora ¿para que recoges estos abrojos, para abonar alguna mata? pregunté.  Para echarlos al fogón y así hacer el almuercito, me dijo. Al instante se me arrugó el corazón y me agaché a ayudarle  a recoger cuanto palo hallé y la acompañé hasta su casa para llevárselos, pues además de verse sin un aliento, así hablaba. 
Al llegar a casa, vi que era grande y bonita, un tanto extrañado le pregunté: ¿aquí vive usted? Doña. Sí señor, me respondió. 

Está bonita su casa, le dije.   La tiene a la orden, me respondió, con alegría. 
Con curiosidad le forme conversa, como para indagar sobre su vida, claro está que lo hice con bastante sigilo, como para que no se fuera a marear por mis preguntas. 

¿Y esta casa es suya? Inquirí. - Así es, me dijo. – 
Y donde andan los hijos, están trabajando la tierrita, seño. Volví a preguntar. 
No señor, ellos viven en el pueblo, contestó.  

Así, poco a poco fuimos hablando y me fue contando casi toda su vida, como si estuviésemos en un confesionario.
Me comentó que era viuda pero que tenía esposo, que sus muchos hijos eran ya adultos y que la ayudaban en todo lo que podían, y que ella era pensionada, que gracias a Dios no le faltaba nada, pues él le daba todo lo que le pedía.  

Ya que nombraba a Dios con bastante frecuencia y ánimo, le pregunte si era creyente, me respondió que sí. Soy cristiana, me dijo bastante entusiasmada.  

Me dio todo un sermón, como pastor en su iglesia, me hablo de las bondades de ser creyente, de cómo Dios la bendecía en todo, además me comento de todas las propiedades que tenia, casa en el pueblo, la finca, dinero en el banco y otros puchos prestados a intereses a algunos de sus hijos. 
La curiosidad me empujo a seguir indagando, entonces seguí preguntando. 

¿Y vive aquí sola? No señor, con mi esposo, además varios de mis hijos vienen seguido a verme y me ayudan en los oficios de la finca.  Ya entiendo, le dije.

Al ver que en la casa tenia estufa a gas le dije, ¿no tiene gas para cocinar? Si señor, me dijo. ¿Entonces porque no la utiliza? Es que el gas en muy costoso, me contestó, y la leña me sale gratis.   Ya comprendo, le dije.
Pero señora, ¿toda esa leña allá  arrumada, no es para cocinar? No señor, es para venderla, contestó-  para ayuda del mercadito. 

¿Se debe alimentar bien? seño. Le dije, pues veo que tiene pollos y gallinas, además cafetales y unas vaquitas. Cierto. 

Pues mas bien poco, ya que el médico me ha prohibido comer la yuquita que tanto me gusta, y que coma poca harina y bastantes  verduras, pero en verdad eso poco me agrada. 

Entonces que come, pregunté. Pues lo que Dios nos socorra, dijo, me toca como los pájaros, fruticas y otros bocaditos, pero a raticos, pues uno sin tiempo para tanto que hay por hacer, por eso casi ni como.
Abrió la nevera y pude ver que estaba casi llena de frutas y verduras, queso y varios otros alimentos, ya un poco viejos. Sacó gelatina y fue comiendo mientras encendía el fuego.

Entonces le pregunte, -tiene tinto, seño. – No señor- me dijo, no puedo tomarlo  y además lo poquito que se produce toca venderlo pues los gastos de la finca son muchos y nadie me ayuda, todo me toca a mí. – ya veo, le dije.

 Le pregunté el porqué tenía tantos tanques de agua, ya que vi unos cuatro y otro mas en construcción. ¿Acaso riega sus cafetales o vende agua a los vecinos?  Como se le ocurre, me respondió.  No ve que desde cuando era niña nos tocaba traer el agua en vasijas desde la quebrada, y sufrimos mucho por falta de la agüita. Por eso me he dedicado a pedirle a diosito que nos mande agüita para que nunca nos falte y así no tener que pedirles una gota de agua a esos ricos miserables que se adueñan de las quebradas y aljibes. 

Además esos de la cas solo ayudan a joder al pobre como uno.
Entonces sino la usa, par que la almacena. Le dije.  Pues para que no me haga falta, me contestó, algo alterada.

Al escucharla decir muy seguido frases como: hago lo que puedo, que sea la voluntad de Dios, como lo que Dios me socorre,  dando a entender que no tenía nada, me puse a pensar en la forma como vemos a Dios desde nuestra perspectiva de vida.
Al notar que la pobre abuelita se estaba poniendo bravita, me fui despidiendo. Ya al salir me ofreció un vasito de agua, por si tenía sed, me dijo.  Me lo tomé con ganas, pues ya tenia seco el gaznate de tanto hablar, y continúe mi camino. 

Mientras caminaba, analizaba que nosotros los cristianos vivimos como si no tuviésemos nada, o como si Dios no obrara a nuestro favor, ya que teniéndolo todo andamos atesorando cada peso y cada cosa como si se nos fuese a acabar y no hubiese de donde sacar más.

Vivimos como limosneros, teniendo al proveedor de todo bien, a nuestro lado. 

Nos quejamos y lloramos por cada necesidad como si fuese la primera  vez que las padeciéramos.
Generalmente actuamos con Dios, como lo hacemos con las personas, tratamos de esconderle todo lo que tenemos y somos, para poderle pedir mas sin que nos diga, pero si ya le di, o, ahí tiene bastante. 
Pero todo eso es en lo material, ya que a nivel espiritual sí lo tenemos todo, ahí si no necesitamos nada. Le oramos a Dios como ostentosos, le decimos: Señor, yo que te oro tanto, yo que soy tan bueno, yo que diezmo y ofrendo, yo que tengo fe, ¿porque tu no me oyes? Como a fulano y a zutano si les da. 

Pero cuando nos dicen de la necesidad de comprometernos con Dios, de orar por los demás, de servir, y de todo lo que Dios pide para que él obre en nuestras vidas, hay si no tenemos tiempo, no necesitamos de eso, los demás sí, pero yo estoy bien así. 

Desde entonces cuando oro, pongo mucha atención en lo que le digo al Señor,  y busco que sea el Espíritu Santo quien me guíe en esta necesidad de ser como Jesucristo.
Ya tarde y bien cansado llegue a casa a descansar y a escribir esta lección de vida.

Mi Esposa es una mujer muy especial para mí, me anima y me ayuda en todo. 
Estoy muy agradecido por sus oraciones y amor. Ella ora por mí a diario y sé que esa es una de las razones por las que mi vida marcha bien, tanto en mi trabajo como en mi familia. Sus oraciones han hecho una diferencia en mí, y a causa de ellas soy más feliz.

En una ocasión en mi trabajo vi un cambio muy grande y maravilloso en mi jefe, cosa que nunca imaginé que pudiera suceder. Era un hombre malgeniado y pelietas, me sacaba de casillas. Cuando lo compartí con mi esposa, ella decidió que deberíamos orar juntos por él. Pensé que eso no era suficiente. Pero así lo hicimos casi a diario hasta que se acabó el año. 

Al siguiente año sucedió un milagro y el hombre cambió por completo, y se convirtió en un amigo. Esto mejoró mi vida laboral y personal, además me hizo creer más en Dios.  La oración dio resultado. 

No funciona siempre igual, pero aún cuando nuestras oraciones no son contestadas de inmediato, tan solo el orar o que alguien ore por uno, nos hace sentir mejor. Estoy muy agradecido con Dios y con mi esposa.

Orar por los demás, o interceder es el mejor de los trabajos. Es difícil pero puede brindar un gozo supremo. Nada te satisface más, ni es más excitante que servirle al Señor a través de la oración por los demás, sean o no Cristianos. 

Ahora estamos más comprometidos con Dios en cuanto a la oración y al servicio de nuestros hermanos.

domingo, 18 de mayo de 2014

En cualquier lugar te alabaré

Aquí también te alabo Dios
Con mis manos hacia ti
Cuidando todo lo que hay
Haciendo hoy tu voluntad
Te alabo Dios.

Estando en cualquier lugar
Siento tú presencia oh Dios
Siempre a ti te alabaré
No importa dónde esté
Pues tu gran amor señor
Vive en mi corazón

No solo cuando esté en la iglesia
En el trabajo o en la escuela
En la calle  o en la casa 
En cualquier lugar señor
A ti siempre alabaré.

Una teja mal asegurada
Genera una inundación
Un ladrillo mal pegado
Permite entrar al ladrón
Necesitamos de tu compromiso
Necesitamos de tu oración.


sábado, 10 de mayo de 2014

El amor de Dios es firme

El amor de Dios es siempre firme,
El universo entero en él se sostiene
Con la alabanza de mi boca
Me afirmo en la roca

Dios contempla a su pueblo,
Su oración hasta él llega,
Se complace en la obediencia
En el amor está su ciencia.

Las angustias me perturban,
Y me causan sufrimiento,
Tú señor eres mi aliento,
en ti hay contentamiento.

Sí tuviese alas volaría,
hasta el desierto llegaría
Ya no aguanto más la ausencia.
Quiero habitar en tu presencia.

Más caminando o corriendo,
A ti, yo me acercaré,
A vivir en mí viniste,
por amor, todo lo diste.

En ti esta mi corazón,
Alabaré a mi Señor
Al despertar de cada día
Ante ti en oración.

Las promesas que te hice
En los momentos más difíciles
Esas palabras de mi boca
No quedarán inertes como roca

Insistiré hasta ver tu gloria
En ti,  escribiré mi historia
Nada sucede en mi vida
Que no tenga en ti cabida.


                                                                                                    joseferchozamper

domingo, 16 de marzo de 2014

ALABANDO AL SEÑOR

 “Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre”  Santiago 3:13.

El hombre sabio, obedece al Señor Jesucristo así da frutos en abundancia a su debido tiempo.
Jesucristo es el camino de los justos.
El necio se subleva contra Dios y sus ungidos, pues en su ignorancia cree que es mejor servir al mundo y a sus  malos deseos, El desconoce por completo que de Jesucristo es la tierra y cuanto hay en ella.

Yo me acuesto y duermo y vuelvo a despertar, el Señor me sostiene. Él es fiel.
Mi corazón está alegre, en el hay paz, muy temprano en la mañana, a Dios le cuento mis problemas. Él es mi sanidad, ya no necesito psicólogos ni médicos, JESUCRISTO me sanó.

Mi corazón es sincero con mi Señor, a él no le agrada el engaño Él me conoce bien.
 Tu señor me abres las puertas de tu casa para vivir junto a ti. Me das refugio en tus moradas.
Por eso hoy canto de gozo delante de ti, señor mío y Dios mío.
Cuando la muerte helaba mis huesos, tu Señor viniste a mí y me diste abrigo, me hiciste entrar en tu casa, me abrazaste con bazos de amor y de ternura y me pusiste a salvo.
El enemigo me buscaba para matarme más no pudo hallarme, mi alma está escondida en Dios, reposa en los brazos de mi Señor.

Jesucristo me sacó del fondo del abismo, de las garras del devorador me rescató, todos los que deseaban verme derrotado se quedaron con la boca abierta. Sin nada que decir, la vergüenza se apoderó de ellos, y huyeron con las manos vacías pues su botín era mi propia vida.

 Hoy vivo alegre Jesucristo es mi gozo, su palabra alegra mi ser, me da esperanza, me da vida.

Tu señor viniste a mí, me buscaste entre todas las naciones de la tierra, pues en mi pensaste desde la fundación del mundo. Me tomaste en cuenta cuando hiciste planes para la humanidad.
Me conocías desde antes que yo naciera, me formaste en el vientre de mi madre, y me diste un nombre, me hiciste parte de tu pueblo, de tus ungidos, me diste honra y me dotaste de autoridad sobre tu creación por amor a tu nombre.

El señor Dios ha sido mi padre en la orfandad.

Muchos me decían, huye de aquí, para que luchas sino ves la victoria, ya todo está perdido, nadie se compadece de ti. Escóndete donde la muerte no te alcance, más yo puse mi esperanza en Jesucristo Dios de amor, Dios justo y bueno, y el vio mi aflicción  y me dio vida, no tomó en cuenta mi pecado sino mi necesidad  y aun así me amó. Pues Dios no mira la apariencia sino el corazón.

Tu palabra es fiel y verdadera, más valiosa que todas las riquezas de este mundo.
Jesucristo es mi riqueza, mi tesoro, fuera de ti no poseo bien alguno. Jesucristo es mi porción y mi copa, que maravillosa herencia me ha tocado.
Aunque camine por sendas oscuras no temerá mi corazón, pues tu señor me cuidas como a la niña de tus ojos. Me escondes bajo tus alas como la gallina a sus pollitos.
Cuando despierto allí estás tú y eso me fortalece, me da seguridad.

Mis ojos se secaban de tanto llorar, por el dolor que me consumía, pero el señor se agradó de mí a pesar de mi maldad, pues tú Señor enalteces al humilde y humilla al altanero.

Tu Señor, mantienes mí lámpara encendida e iluminas mi camino. Tu camino es perfecto, tu palabra es intachable, mantiene firme los cielos, tu bondad me hace prosperar.

Un día comparte al otro la noticia, una noche a la otra se lo hace saber, sin palabras, sin lenguaje, sin una voz perceptible, por toda la tierra suena su eco, sus palabras llegan hasta los confines de la tierra, es Jesucristo quien viene en gloria y su espíritu nos revela la voluntad del padre, alabemos todos al señor nuestro Dios, Jesucristo  salvador.

Tu palabra es perfecta, infunde nuevo aliento, nos da vida, su mandato es confiable, nos hace sabios, nos alegra el corazón, es claro, ilumina nuestros ojos, es puro y eterno, es justo, es más valioso que el oro refinado, más dulce que la miel.
Jesucristo es la palabra de Dios. Tu presencia me llena de alegría, me da seguridad.
Jesucristo es mi pastor, en sus brazos puedo descansar, su amor me lleva al padre, me fortalece cada día, su presencia me fortalece me da seguridad y confianza. Su bondad y amor me llenan todos los días, en su presencia por siempre viviré.
Quien pose su confianza en el señor, no quedará avergonzado.
Él me libra de mis angustias, su gran amor me sostiene.

En esta vida he de ver la gloria de mi Señor Jesucristo, su bondad es eterna y para siempre es su amor por mí. A todo el que confía  en ti, le abres las puertas de tu casa.
Yo soy un hombre muy dichoso, tus planes para mí son firmes en ellos encuentro prosperidad.

Mi rostro está radiante porque el Señor ha quitado de mí la vergüenza.
Jesucristo me guía por el camino recto, me da entendimiento para mi vida.
Dichoso el hombre cuyo Dios es Jesucristo, su gran amor lo acompaña siempre.
Jesucristo es la heredad del justo, en días de hambre lo saciará de pan.

Mi corazón está lleno de alabanza
Y mi lengua hoy canta de alegría
De mí fluyen las palabras como un rio
Y mis brazos hacia el cielo se levantan
Con mi Cristo, estoy muy agradecido
Hoy su gracia me ha llenado de esperanza

Tus palabras hoy levantan al caído
Van sanando todo hueso mal herido
Solo en Cristo he hallado el camino
Tú me enseñas a perdonar al enemigo
Con tu espíritu hoy mi vida has protegido

Mis oraciones tu escuchas complacido
Por mi llanto has inclinado tu oído
Como padre amoroso con su hijo
De tu mano hasta aquí me has traído
Muy celoso mi vida has protegido
En mis luchas y batallas tú has vencido.

Por tu amor he salido victorioso
Pues mi cuerpo nunca fuerzas ha tenido
Has sido tú, mi amado Jesucristo
Quien con tu muerte, vida eterna has traído

Con tu sangre Jesucristo me has lavado,
has llenado hoy mi vida de alegría,
y mis huesos en tus llagas se han curado,
has borrado todo lo malo que en mi había,
con tu paz has llenado hoy mi casa
en tus manos segura está el alma mía.

Exaltado sea Dios sobre los cielos
Sobre toda la tierra sea su gloria
Por nosotros has venido humildemente 
Tu victoria has traído para siempre.


Pueblos todos alzad las manos, aclamemos a Jesucristo con voz de júbilo, Él es nuestro Dios poderoso, Rey sobre toda la tierra, reina sobre todas las naciones sentado sobre su trono de gloria, enaltecido por toda la creación, digno de suprema alabanza, hoy tus hijos nos alegramos  en ti, tu señor nos guiará eternamente.

Porqué he de temer, si en días de aflicción Jesucristo me da su  mano y se da su victoria, con tu palabra lo creaste todo, en tu mano estoy protegido, los cielos declaran tu justicia, todo lo que existe es tuyo, tu amor lo llena todo.




martes, 25 de febrero de 2014

El lado bueno de la vida



"Cada mañana al levantarnos, podemos escoger cómo queremos enfrentar la vida ese día".

Yo escojo estar al lado de mi padre celestial, escojo comenzar mi día en oración.

Hoy veré la gloria de Dios, me digo con alegría cada mañana al levantarme de mi cama.

Porqué.  

Este es el día que hizo el Señor; me gozaré  y me alegraré  en Jesucristo mi Señor y salvador. Salmo 118:24.

Grandes cosas ha hecho El Señor con nosotros; Estaremos alegres. Salmo 126:3

Salmo 5:2,4. Está atento a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío, porque es a ti a quien oro. Oh Señor, de mañana oirás mi voz; de mañana presentaré mi oración a ti, y con ansias esperaré. Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad; el mal no mora contigo.

Un sabio me dijo un día: "Quienes somos habla más alto que cualquier cosa que podamos decir".

Cuando escogemos mirar el lado bueno de la vida, siempre encontraremos una chispa encendida para sonreír e impactar a otros.

Una parte de la amabilidad consiste en amar a la gente más de lo que se merecen.

No tenemos que mirar mucho afuera. Una mirada dentro de nosotros es suficiente para contemplar la raíz de nuestras dolencias y quebrantos.

El profeta Isaías habló de esto en el Capítulo 54:

«Tú, mujer estéril que nunca has dado a luz, ¡grita de alegría! Tú, que nunca tuviste dolores de parto, ¡prorrumpe en canciones y grita con júbilo!

El Amor es Vida que lleva a la muerte para finalmente resucitar.

Mateo 27:53 Después de la resurrección de Jesús, éstos salieron de sus sepulcros y fueron a la santa ciudad, donde se aparecieron a muchos.

Lucas 14:14 "y así serás dichoso. Porque aunque ellos no te puedan devolver la invitación, tu recompensa la recibirás en la resurrección de los justos".»

Para qué…  llorar si no aprendemos de nuestros errores.
Para qué…  sonreír sino llevamos alegría a otros.
Para qué…  luchar por lo que queremos sino mostramos amor por los demás.
Para qué…  intentarlo de nuevo sino perseveramos hasta lograrlo.
Para qué…  ser uno mismo sino creamos nuestra propia historia.
Para qué…  dedicar tiempo a quien te necesita sino buscamos su felicidad.
Para qué…  Intentarlo todo si renunciamos a buscar a Dios.



Con amor .. JoseFerchoZamPer

El cambio es ahora.

El éxito consiste en hacer cada día aquello que amamos, con la misma energía e ilusión. Nuestro ánimo para el cambio debe estar alto en to...