martes, 9 de febrero de 2016

La frustración en los cristianos.



El tema de la frustración es tratado como el resultado indeseable ante la imposibilidad de alcanzar los objetivos que se han fijado, lo cual nos acarrea una serie de consecuencias.

Muchas personas pensábamos estar comprando oro a precio de huevo, cuando entramos a formar parte de la “iglesia cristiana” de hoy, pero cada vez más nos damos cuenta que nos metimos en el lugar equivocado, en un agujero negro que se nos come el bolsillo y nos manda a la paila gocha sin misericordia.

Cuándo por razones de fe, creemos obtener la recompensa, nos aumentan el precio que pensábamos haber pagado ya.

Las iglesias, hoy día manejan un portafolio de bonos e inversiones futuras con la misma certidumbre que el mercado bursátil, y eso las hace el lugar menos indicado para hacer apuestas.

Abandona todas tus expectativas de hacerte rico por el hecho de pertenecer a una “iglesia cristiana”, Dios no es ninguna pirámide, mucho menos Wall Street.

¿Qué es la frustración?

Es la sensación de fracaso ante la imposibilidad de lograr una meta propuesta. 
La imposibilidad de satisfacer una necesidad o un deseo.
Son las barreras u obstáculos que impiden lograr lo que se desea.
Es una necesidad, un impulso o un deseo, que la persona no es capaz de alcanzar, se manifiesta como un estado de vacío o de anhelo insatisfecho.
Se trata de un sentimiento desagradable que se produce cuando las expectativas de una persona no se ven satisfechas al no poder conseguir lo pretendido.
La frustración es una vivencia emocional que se presenta cuando un deseo, un proyecto, una ilusión o una necesidad, no se llega a satisfacer o a cumplir.

¿De dónde proviene la frustración? 

Cuando nuestras metas y objetivos se basan en fantasías, en la ensoñación, creyéndonos dioses o superhombres, y al paso del tiempo no vemos lo deseado, esto nos genera comportamientos agresivos con nosotros mismos, haciéndonos antisociales o autodestructivos. 

Esto puede desmotivarnos por completo, hacernos perder la confianza en nuestra capacidad para conseguir cosas por nosotros mismos, hasta llegar a hundirse sin ver salida.

Estos síntomas están todos vinculados a la desintegración emocional, que se vive en diferentes niveles y con múltiples causas y consecuencias. Todo varía de acuerdo a la personalidad y a diversas variables que son difíciles de controlar. 

La frustración supone un sentimiento de privación de una satisfacción vital. Por ejemplo, un niño que es hijo único puede sentirse frustrado si su mamá queda embarazada. Cuando nace su hermano, la frustración se transforma en una conducta celosa y agresiva.

A medida que vemos que la meta se ve cada vez más difícil de alcanzar aumenta la sensación de fracaso resultando en estado de frustración, aunque en algunos casos para las personas la sensación de frustración puede pasar desapercibida, en otras puede que no.

Algunas veces la frustración es causada por factores existentes dentro de nosotros mismos, que impiden la satisfacción por ciertos motivos.

Muchas veces las metas que nos imponemos tienden a ser poco realistas lo cual hace muy difícil alcanzarlas, y en otros casos se da que la persona es demasiado crítica de sí misma, por lo cual cuando alcanza una meta ella considera que no la alcanzó en la medida deseada por lo que sufre de cierto nivel de frustración. Esto lo podemos observar cuando una persona ante los demás tiene éxito cumple todas las metas que se fijó y satisface las necesidades que él tiene, pero el hecho de que esta persona pueda seguirse fijando estándares más altos en el momento que alcanza lo que se propuso y no sentirse conforme en ese momento en específico puede generarle más frustración.

La frustración y la fe.
2 Corintios. 4:5 “No nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor; nosotros nos declaramos simplemente servidores de ustedes por amor a Jesús”

 2 Corintio 5:20-21 “Así que somos embajadores en el nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros: les rogamos en nombre de Cristo, Reconciliaros con Dios. Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él”.

El desánimo y la frustración vienen cuando estamos mal enfocados respecto a la vida cristiana, si usted cree por un momento que el ser cristiano es para que su vida sea un completo oasis en este mundo, se equivocó de camino.

Mateo 7:13-14. »Entren por la puerta estrecha. Porque es ancha la puerta y espacioso el camino que conduce a la destrucción, y muchos entran por ella. Pero estrecha es la puerta y angosto el camino que conduce a la vida, y son pocos los que la encuentran.

Nos frustramos como cristianos cuando estamos mal enfocados en nuestra vida espiritual, cuando solo esperamos que Dios nos provea de todo lo material, cuando esperamos que la obra de Dios Dependa de nosotros.

En la actualidad se confunde la obra de Dios con una empresa mundana, haciendo del pastor y sus colaboradores unos empresarios, para lo cual debemos aplicar los principios que se aplican en las empresas.

1 Corintios 1:27-30. sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia. Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención.

No depende de nosotros que las personas se conviertan de sus malos caminos. Esta es una obra que depende del Espíritu Santo de Dios que es el único que convence de pecado (Juan 16:4). Nosotros somos llamados a predicar el Evangelio, que resplandece para los que han de ser salvados, y permanecerá oculto a los que tienen el corazón entenebrecido. Ya que El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado (Marcos 16:16).

Podemos vernos tentados a creer que la conversión de una persona pecadora depende de la apariencia o figura del predicador, de su fama, de su elocuencia, creemos que depende del obrar humano.

Es deber de todo cristiano predicar a Jesucristo, y no nuestras propias ideas, enseñar a los demás a depender de Dios y no de los hombres. No podemos ser cristianos y seguir en el mundo o en la carne, ya que el pecado nos impide la comunión con el Espíritu, pues “sin santidad nadie puede ver a Dios” (He. 12:14).

Nos frustramos cuando depositamos nuestra esperanza en las cosas que están en este mundo.

Si esperamos en nuestra belleza exterior, nos frustraremos, si confiamos en las cosas que poseemos, nos las robarán y nos frustraremos, si creemos en los demás, nos engañarán y nos frustraremos. Si creemos que nuestros seres queridos estarán con nosotros para siempre, morirán y nos frustraremos.

Expectativas irreales.

La mayoría de las veces nos ponemos metas a alcanzar que son difíciles de lograr, cuando esperamos resultados ideales y exactos, seguramente nos vamos a estrellar contra realidades adversas. Los creyentes debemos hacer lo mejor de nuestro esfuerzo, pero debemos descansar en qué los resultados finales, son determinados por Dios. Nuestra responsabilidad es la obediencia y la de Dios las consecuencias. 

De otro lado, nos frustramos, por qué esperamos de las personas lo que ellas no pueden darnos ya sea por falta de tiempo o de destreza. Sea en casa, en el trabajo o en cualquier otro contexto, expectativas irreales nos llevarán a la decepción.

La búsqueda de gloria personal nos impulsa muchas veces a ser intolerantes con nosotros mismos y con los demás. A veces la búsqueda de ‘excelencia’ es búsqueda de reconocimiento y en otros casos los deseos de hacer las cosas bien, solo nacen de motivos egoístas. 

La vanagloria puede ser combustible de un irracional ‘perfeccionismo’. Por eso el apóstol Pablo decía al creyente “que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura” (Romanos 12:3)

Muchos nos molestamos cuando las cosas no salen bien, en la gran mayoría de los casos es debido a una falta de confianza en Dios. Creemos que nosotros movemos a Dios, y esto es un error,  Dios tiene el control, no nosotros. Nos indignamos y nos frustramos porque nos  olvidamos que Dios es quien determina los resultados, que el Señor es soberano. 

El creyente glorifica a Dios con sus palabras y acciones, y con sus pensamientos y actitudes.

Ningún sacrificio que hagamos a Dios nos va a llevar a nosotros a la perfección ni a la salvación. Dios no necesita nada de nosotros solamente obediencia.

Hebreos 10:24-25. Animémonos y ayudémonos unos a otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras. 25 No dejemos de reunirnos, como hacen algunos. Al contrario, animémonos cada vez más a seguir confiando en Dios, y más aún cuando ya vemos que se acerca el día en que el Señor juzgará a todo el mundo.

«Vanidad de vanidades, todo es vanidad... He aquí todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol» (Ec. 1:2, Ec. 2:11)

Así pues, la frustración es un sentimiento de vacío que se expresa en apatía, desmotivación, es sentirse en nada. 

Tristemente muchos jóvenes hoy sufren este «síndrome del Eclesiastés»: se devuelven antes de haber siquiera empezado el camino; son viejos con veinte años. Les falta lo opuesto a la frustración: la ilusión y la esperanza.

Caminaba por una calle, cuando me encontré a un viejo amigo cristiano y le salude. Después de conversar sobre diversos temas, le pregunte a que iglesia iba, y me contesto “A ninguna, porque a todas las que he ido solo saben hablar se dinero, pactos, prosperidad y terminan pidiendo dinero y más dinero, y yo no creo en el evangelio mercantilizado“. Me puse triste y le aconseje que no dejara de congregarse como enseña la Palabra de Dios (Hebreos 10:25), pero él me dijo que no encuentra ahora una iglesia con sana doctrina, pues casi todas se han hecho empresas. 

Después de despedirme, caminé otra calle y otro hermano se me acerco y me dijo “yo iba a la iglesia pero deje de ir cuando el pastor desde el púlpito comenzó a decir que quienes no diezmaran completo, o asistieran a alguna otra iglesia, mejor se fueran de allí. 

Hoy son miles los cristianos sinceros que por la ambición de los llamados “apóstoles” y pastores de la prosperidad desertan de sus iglesias, pues estos ministros, sin importar los principios de la Palabra de Dios se involucran en los negocios de este siglo, desobedeciendo la orden del Apóstol San Pablo cuando dijo “Ninguno que milita (en el ministerio), se enreda en los negocios de la vida. 2 Timoteo 2:4. 

Es un hecho que muchos púlpitos se han convertido en escenario político, teatro lucrativo o de inversión económica. Muchas iglesias han perdido la visión de servir al necesitado, de transformar vidas forjando un reino dentro de otro reino (Juan 18:36), de llevar a cabo la gran comisión, y en su lugar usan la superstición, falsas promesas, politiquería barata, mensajes psicológicos, motivacionales, que promueven la ambición y el deseo de grandeza, con la sutileza de la mal llamada “profecía”.

No cabe duda que, la falta de un evangelio integral y puro contra el pecado ha dado lugar a la apostasía.

1 Timoteo 4:1. Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios.

Hoy vemos como el amor se enfría, dando lugar a que las iglesias y sus pastores pierdan credibilidad, y muchos caigan en descrédito y lazos del diablo.

1 Timoteo 3:7. También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo.

Mateo 7:15 Cuidaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.

El falso maestro no admite corrección, siempre tiene la razón y no es sumiso a la Palabra de Dios, es pretencioso y arrogante, da más importancia a las doctrinas de su organización, su tradición y su mente que a la Biblia.  

En las iglesias, muchas veces nos hacen sentir tan pecadores, que se apodera de nosotros la angustia como resultado de la ignorancia teológica de los líderes. 

Cristianos agotados

El “Yo Soy” es el único Verdadero y seguro. Esfuérzate en averiguar quién eres en realidad, de quien eres hijo. Tu verdadera naturaleza está más allá de todo lo que vemos aquí. La esencia de la vida, el espíritu, el alma, no pueden ser explicados ni entendidos con la mente, solo por el espíritu. 

Dios es la fuente de todo.

El hombre es lo que cree. Y tú, ¿quién crees ser? 
Si crees que eres lo que tienes, lo que haces, o lo que ven tus ojos, te decepcionarás.

Nosotros tenemos la mente de Cristo, y eso no es un concepto,  es nuestra naturaleza.

Cuando uno se da cuenta de quién es en Dios, también se da cuenta de que no son solo conceptos. Tu verdadero yo, ha existido antes y existirá por siempre, solo lo espiritual, el amor y Dios en cada uno de nosotros vivirá para siempre.

Las tradiciones religiosas se basan en conceptos. Dios lo es todo, sin ninguna explicación.  

Creemos que lo que vemos es lo real, porque lo sentimos, pero lo verdadero es Dios aunque no lo sintamos. Presta atención a la vida, a la verdad, presta atención a Dios. Debes llegar a sentir la necesidad de Dios, ir a la fuente de donde todo ha surgido.

Humíllate bajo la poderosa mano del Señor, conviértete en un verdadero Cristiano, alguien tan pequeño que nadie pueda verte, que solo vean a Cristo en ti. Nuestra mayor adoración a Dios, es entregarlo todo en oración.

Cuando llegues a liberarte de ti mismo, el amor fluirá hacia los demás, y todo lo que deseas desaparecerá, solo quedará Cristo.

No te quedes solo con aquello que has aprendido, todo aquello deberás descartarlo con tal de conocer la verdad, y solo así serás verdaderamente libre. Solo siendo libres podremos ser útiles a los demás.

No te enamores de la fama, del dinero, ni de las personas, quédate con Jesucristo. El existe antes que todo lo demás. 

La ignorancia consiste en no darnos cuenta de quienes somos en verdad.   

Todo lo material, es solo apariencia, son nubes flotando en el aire, pronto desparecen.

El amor debe estar presente en nosotros, él es la esencia de la vida. 

Los deseos solo se pueden saciar en la presencia de Dios, cuando abandones tus deseos, pasiones, miedos, podrás verte con claridad a ti mismo.

Nunca te desvíes a tu izquierda ni a tu derecha, sigue el camino recto, no seas esclavo de tus deseos, es por ello que las personas nos atamos con actividades mundanas. 

Recuerda que la oscuridad es la ausencia de la luz. 

Dios es en sí mismo la única experiencia. Mientras permanezcamos atrapados en conceptos no podremos desarrollarnos como seres espirituales. Quien está en la verdad, no necesita hacer nada especial por el mundo, solo practicarla.

No medites simplemente, busca la verdad, si quieres volver a la fuente, deja de divagar en tus propios pensamientos.

La meta es conocer quién soy realmente, quien es mi familia, mi madre y mis hermanos. Los métodos solo sirven para multiplicar los conceptos.  

No hay fortuna mayor que conocer a Dios, ser Cristiano, no llegar a ese punto es la mayor de las desdichas, sin Dios, todo lo demás carece de sentido.

Si no crees en Jesucristo, vagarás sin parar, yendo y viniendo de lugares sagrados y visitando maestros sin aprender nada. Sin Jesucristo, permaneceremos insatisfechos, hambrientos y sedientos, incluso teniéndolo todo en este mundo. Algunos consiguen calmar su necesidad temporalmente, otros ni siquiera con mucho esfuerzo lo lograran.  

A las personas nos atrae lo difícil y complicado, dejando de lado lo cotidiano y sencillo de la vida, desconociendo que aquello que es falso se cae por sí solo. El tratar de impresionar es una fantasía propia del cuerpo, no es una característica del espíritu. 

El crecimiento espiritual solo Dios te lo puede dar, llega en la medida que buscamos conocerlo.  Dios siempre actúa en silencio.

Es muy fácil mantenernos en nuestro lugar de confort, de aparente bienestar, que ocurre durante la meditación u otra práctica, pero al salir de allí, y vivir el mundo real, las responsabilidades, los conflictos, se hace mucho más difícil mantenernos en él.

Nos mantenemos en un círculo que gira y gira pero no nos lleva a ningún lugar seguro, solo nos marea y luego nos lanza hacia afuera para hacernos dar vueltas como un trompo sin llegar a formar parte de un todo. Hasta tanto no tiremos el lastre que nos mantiene pegados al mundo, a las muchas cosas que nos han ofrecido, por el mero hecho de pertenecer a una denominación, que en su efecto no ha hecho nada más que amargarnos la vida. 

Algunas personas terminan agotadas como cristianos. En la intensidad de su actividad, en la entrega desmedida a la iglesia, en el involucramiento en tantas actividades y ministerios de la iglesia, terminan agotados y frustrados. Sin darse cuenta abandonan a su familia, a su esposa, a su esposo, a sus hijos los tienen descuidados y de pronto comienzan a tener problemas de hogar y se preguntan por qué si son tan buenos cristianos. Lo que ha estado pasando es que sin darse cuenta se han desequilibrado en su vida cristiana y están quebrantando principios de vida que al final producen resultados negativos. Entonces las personas se preguntan por qué Dios los está castigando con hijos rebeldes o porqué su esposa ha sido infiel, o su esposo se ha ido con otra mujer, o porqué están fracasando en su vida laboral.

Algunos creen que ser un buen cristiano significa estar todos los días en la iglesia. Pero ser un buen cristiano según las Escrituras se relaciona más con el estilo de vida que estamos llevando, con el amor al prójimo, y con ser luces al mundo por medio de nuestra conducta. El prójimo inmediato al que los casados nos hemos comprometido a amar es al esposo o a la esposa. Antes que las actividades de la iglesia están la responsabilidad con nuestra familia. A los esposos el Señor Jesús nos ha puesto como sacerdotes del hogar y debemos ejercer ese sacerdocio. La esposa tiene responsabilidades muy claras para con su esposo y con sus hijos. Abandonar esas responsabilidades es el principio de la infidelidad y del desastre.

Cuando una persona cree que su responsabilidad es primeramente con la iglesia, tendrá problemas en su casa y en su vida personal. En su desequilibrio se encontrará al final solo y se dará cuenta que cometió muchos errores.

Quizá hoy te sientes frustrado, porque tienes grandes sueños, anhelos o metas que cumplir, sin embargo has visto como todo se ha venido abajo. Hay momentos en nuestra vida en donde pareciera que es totalmente seguro que nuestros sueños no se van a cumplir, más aun cuando no vemos ni la mínima probabilidad que se cumplan y que todo se pone totalmente en contra.

A veces pasamos por rachas en nuestra vida en donde no terminamos de salir de un problema cuando viene otro en camino, y todo ello lo único que hace es debilitar nuestra fe de que nuestros sueños se puedan cumplir. Y es que hay momentos en nuestra vida en donde pareciera que Dios ha desaparecido, en donde oramos y no logramos sentirlo, en donde lo invocamos y pareciera que no nos escucha, en donde quisiera rápidamente una respuesta suya y simplemente no la recibimos en ese instante y todo ello viene a abonar a nuestra falta de fe de que nuestros sueños se puedan cumplir.

Muchas veces nos pasa de todo antes de ver la gloria de Dios, quizá tendremos que pasar por muchas experiencias dolorosas antes de ver cumplida la voluntad del Señor en nuestras vidas, pero en cada experiencia, por difícil que parezca, seremos capaces de vencer sí permanecemos a los pies del maestro. 

Cuando nosotros reconocemos que todo es parte del plan de Dios vivimos más tranquilos, nuestros días se alargan porque la confianza en el Señor es el mejor antídoto contra la crisis y la tribulación.

Quizá te sientas frustrado en estos tiempos, tal vez la sonrisa se te haya ido de tu rostro y solo quieras llorar, escapar o esconderte de todo, porque te sientes incapaz de hacer algo frente a todo lo que estás viviendo, sin embargo, tienes que comprender que Dios tiene un plan hermoso para tu vida, que nada de lo que digas o pienses hará que ese plan no se cumpla, a pesar de que muchas veces no creerás que algo bueno saldrá de eso, Dios se las ingeniará para darte un final espectacular, tanto así que volverás a sonreír al darte cuenta de las formas tan maravillosas en las que Dios actúa.

¡Tú parte es creer y esperar confiadamente!

1 Corintios 10:3-4: “Y todos comieron el mismo alimento espiritual, y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo”.

Cristo es aquel que satisface tus necesidades fundamentales, básicas. Todo ser humano tiene necesidades, y tiene deseos, pero las personas confunden deseos con necesidades. Resulta que muchos han satisfecho sus deseos pero no han logrado satisfacer sus necesidades esenciales; no siempre nuestros deseos tienen que ver con nuestras necesidades esenciales. Nosotros no necesitamos satisfacer deseos, sino ser satisfechos en nuestras necesidades fundamentales; y Cristo es el que sacia todas nuestras necesidades. Nuestro esposo o esposa no puede llenar nuestras necesidades fundamentales, ni un hijo, ni siquiera una cuenta bancaria puede llenarnos. No necesitamos que una casa con rejas o sistemas de alarma satisfagan nuestras carencias. No hay nada en el mundo que pueda satisfacer nuestras necesidades fundamentales, ¡sólo Cristo sacia toda necesidad!

Hay muchos que llegan al evangelio y dicen: “Bueno, ahora que tengo a Cristo, se me solucionaran todos mis problemas”. 

Quizás has estado buscando en tantos lugares y en tantas cosas pero no has logrado darle satisfacción a tu vida y estás aferrado a algo que te proporciona algún placer, pero no satisfaces el vacío de tu corazón, no satisfaces tu necesidad fundamental, básica. ¿Has puesto a Cristo antes que a tus hijos, antes que a tu esposo o esposa? ¿Has puesto a Jesucristo como tu Señor, antes que a tu trabajo y tu dinero? ¿Eres capaz de darle a Cristo tu dinero, tu esposa y tus hijos? ¿Eres capaz de entregarle lo que te pida? ¿Él es tan importante para ti, tanto, que eres capaz de renunciar a cualquier cosa por amor a Jesús? Cristo va a quitar tus temores y le dará sentido a tu vida, Él te va a mostrar quién eres.

Yo creo que la vida tiene sentido, que vale la pena vivirla ¿la tuya tiene sentido? 

Nadie ha venido al mundo sin que forme parte de un plan de Dios. Si no encuentras el propósito de Dios para tu vida serás la persona más frustrada y triste que exista, y no encontrarás satisfacción en nada. 

¡Tienes que darle tu corazón a Jesucristo! De una vez por todas tienes que renunciar a tus planes, renunciar a ti mismo, y dejar de buscar satisfacción en otras cosas.  

Hay muchos cristianos frustrados y tristes porque no han encontrado la satisfacción que viene de Cristo, pero Él te dice hoy, “Si alguno tiene sed venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva” (Juan 7:37-38). ¡Gloria a Dios! “Yo soy el pan de vida; el que a mi viene, nunca tendrá hambre; y el que en mi cree, no tendrá sed jamás” (Juan 6:35). ¿Puedes creer esto? 

Tienes que pedirle perdón a Dios porque has vivido tan afanado, tan ansioso, tan atemorizado, tan preocupado, buscando aquí y allá, tratando de satisfacer tu necesidad. Hoy tienes que venir a Jesús y decirle: “Señor, tú eres la fuente de vida eterna. Padre amado, reconozco que eres la fuente de mi vida, eres el Señor de mi existencia, reconozco que lo que yo necesito, tú lo tienes. Tú tienes todo mi sustento material y espiritual, te abro mi corazón, limpia mi vida, cúbreme con tu sangre preciosa, sálvame y ven a reinar en mi vida, te lo pido con fe, creyendo que tú me tomas ahora, que perdonas todos mis pecados y me libras de toda maldad, en el nombre de Jesucristo, mi Señor, amén”.

A veces parece que estoy hablando solo, es como si le orara a la pared, Dios me parece muy lejano. Esta dificultad para sentir a Dios es una de las quejas más frecuentes en la vida cristiana y terreno propicio para las dudas e incluso las crisis de fe si no se entiende bien el problema. Descubrimos una frialdad, como si la oración fuera un monólogo con uno mismo o como si estuviéramos totalmente solos.

Sepa que esta experiencia es universal, afecta a todos los creyentes, incluso a los más maduros y santos. 

En estas ocasiones cuando Dios parece muy distante la causa del problema no está, desde luego, en él. Su proximidad a nosotros no depende de si lo sentimos o no. 

La sencilla ilustración del sol y la nube es muy útil para entender esta realidad. ¿Brilla el sol en un día nublado? La respuesta es sí. El sol está brillando, pero por encima de las nubes. Se ha interpuesto una nube que me impide verlo y sentirlo, pero la distancia entre el sol y nosotros no ha variado un ápice.

La realidad subjetiva, tal como la veo yo, es que el sol ha dejado de brillar. La realidad objetiva, no obstante, es que el sol sigue brillando exactamente igual que siempre. Si pudiéramos remontarnos hacia arriba, por encima de las nubes, nuestra visión subjetiva cambiaría por completo.

Nabucco es una ópera en cuatro actos con música del compositor Giuseppe Verdi y libreto de Temistocle Solera, basada en el Antiguo Testamento y la obra Nabuchodonosor de Francis Cornue y AnicèteBourgeois. 

Fue estrenada el 9 de marzo de 1842 en La Scala de Milán, fue compuesta en un período particularmente difícil de la vida del compositor. Su esposa y dos pequeños hijos habían muerto poco tiempo antes y Verdi había prácticamente decidido no volver a componer. El libreto de Nabucco llegó a sus manos casi de casualidad. La composición emprendida casi a regañadientes dio como resultado una obra que cautivó a toda Italia.

En esta obra se relata el exilio del pueblo de Israel y su canto de añoranza por volver a la Tierra Prometida. Así debería ser todo cristiano, vivir en esta vida, luchar y si es necesario morir, mirando en añoranza la promesa de Jesucristo de llevarnos a Nuestro Eterno hogar.

Amen, hermanos.

Jesucristo te ama y bendice.

JoseFercho ZamPer 

1 comentario:

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