domingo, 16 de marzo de 2014

ALABANDO AL SEÑOR

 “Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre”  Santiago 3:13.

El hombre sabio, obedece al Señor Jesucristo así da frutos en abundancia a su debido tiempo.
Jesucristo es el camino de los justos.
El necio se subleva contra Dios y sus ungidos, pues en su ignorancia cree que es mejor servir al mundo y a sus  malos deseos, El desconoce por completo que de Jesucristo es la tierra y cuanto hay en ella.

Yo me acuesto y duermo y vuelvo a despertar, el Señor me sostiene. Él es fiel.
Mi corazón está alegre, en el hay paz, muy temprano en la mañana, a Dios le cuento mis problemas. Él es mi sanidad, ya no necesito psicólogos ni médicos, JESUCRISTO me sanó.

Mi corazón es sincero con mi Señor, a él no le agrada el engaño Él me conoce bien.
 Tu señor me abres las puertas de tu casa para vivir junto a ti. Me das refugio en tus moradas.
Por eso hoy canto de gozo delante de ti, señor mío y Dios mío.
Cuando la muerte helaba mis huesos, tu Señor viniste a mí y me diste abrigo, me hiciste entrar en tu casa, me abrazaste con bazos de amor y de ternura y me pusiste a salvo.
El enemigo me buscaba para matarme más no pudo hallarme, mi alma está escondida en Dios, reposa en los brazos de mi Señor.

Jesucristo me sacó del fondo del abismo, de las garras del devorador me rescató, todos los que deseaban verme derrotado se quedaron con la boca abierta. Sin nada que decir, la vergüenza se apoderó de ellos, y huyeron con las manos vacías pues su botín era mi propia vida.

 Hoy vivo alegre Jesucristo es mi gozo, su palabra alegra mi ser, me da esperanza, me da vida.

Tu señor viniste a mí, me buscaste entre todas las naciones de la tierra, pues en mi pensaste desde la fundación del mundo. Me tomaste en cuenta cuando hiciste planes para la humanidad.
Me conocías desde antes que yo naciera, me formaste en el vientre de mi madre, y me diste un nombre, me hiciste parte de tu pueblo, de tus ungidos, me diste honra y me dotaste de autoridad sobre tu creación por amor a tu nombre.

El señor Dios ha sido mi padre en la orfandad.

Muchos me decían, huye de aquí, para que luchas sino ves la victoria, ya todo está perdido, nadie se compadece de ti. Escóndete donde la muerte no te alcance, más yo puse mi esperanza en Jesucristo Dios de amor, Dios justo y bueno, y el vio mi aflicción  y me dio vida, no tomó en cuenta mi pecado sino mi necesidad  y aun así me amó. Pues Dios no mira la apariencia sino el corazón.

Tu palabra es fiel y verdadera, más valiosa que todas las riquezas de este mundo.
Jesucristo es mi riqueza, mi tesoro, fuera de ti no poseo bien alguno. Jesucristo es mi porción y mi copa, que maravillosa herencia me ha tocado.
Aunque camine por sendas oscuras no temerá mi corazón, pues tu señor me cuidas como a la niña de tus ojos. Me escondes bajo tus alas como la gallina a sus pollitos.
Cuando despierto allí estás tú y eso me fortalece, me da seguridad.

Mis ojos se secaban de tanto llorar, por el dolor que me consumía, pero el señor se agradó de mí a pesar de mi maldad, pues tú Señor enalteces al humilde y humilla al altanero.

Tu Señor, mantienes mí lámpara encendida e iluminas mi camino. Tu camino es perfecto, tu palabra es intachable, mantiene firme los cielos, tu bondad me hace prosperar.

Un día comparte al otro la noticia, una noche a la otra se lo hace saber, sin palabras, sin lenguaje, sin una voz perceptible, por toda la tierra suena su eco, sus palabras llegan hasta los confines de la tierra, es Jesucristo quien viene en gloria y su espíritu nos revela la voluntad del padre, alabemos todos al señor nuestro Dios, Jesucristo  salvador.

Tu palabra es perfecta, infunde nuevo aliento, nos da vida, su mandato es confiable, nos hace sabios, nos alegra el corazón, es claro, ilumina nuestros ojos, es puro y eterno, es justo, es más valioso que el oro refinado, más dulce que la miel.
Jesucristo es la palabra de Dios. Tu presencia me llena de alegría, me da seguridad.
Jesucristo es mi pastor, en sus brazos puedo descansar, su amor me lleva al padre, me fortalece cada día, su presencia me fortalece me da seguridad y confianza. Su bondad y amor me llenan todos los días, en su presencia por siempre viviré.
Quien pose su confianza en el señor, no quedará avergonzado.
Él me libra de mis angustias, su gran amor me sostiene.

En esta vida he de ver la gloria de mi Señor Jesucristo, su bondad es eterna y para siempre es su amor por mí. A todo el que confía  en ti, le abres las puertas de tu casa.
Yo soy un hombre muy dichoso, tus planes para mí son firmes en ellos encuentro prosperidad.

Mi rostro está radiante porque el Señor ha quitado de mí la vergüenza.
Jesucristo me guía por el camino recto, me da entendimiento para mi vida.
Dichoso el hombre cuyo Dios es Jesucristo, su gran amor lo acompaña siempre.
Jesucristo es la heredad del justo, en días de hambre lo saciará de pan.

Mi corazón está lleno de alabanza
Y mi lengua hoy canta de alegría
De mí fluyen las palabras como un rio
Y mis brazos hacia el cielo se levantan
Con mi Cristo, estoy muy agradecido
Hoy su gracia me ha llenado de esperanza

Tus palabras hoy levantan al caído
Van sanando todo hueso mal herido
Solo en Cristo he hallado el camino
Tú me enseñas a perdonar al enemigo
Con tu espíritu hoy mi vida has protegido

Mis oraciones tu escuchas complacido
Por mi llanto has inclinado tu oído
Como padre amoroso con su hijo
De tu mano hasta aquí me has traído
Muy celoso mi vida has protegido
En mis luchas y batallas tú has vencido.

Por tu amor he salido victorioso
Pues mi cuerpo nunca fuerzas ha tenido
Has sido tú, mi amado Jesucristo
Quien con tu muerte, vida eterna has traído

Con tu sangre Jesucristo me has lavado,
has llenado hoy mi vida de alegría,
y mis huesos en tus llagas se han curado,
has borrado todo lo malo que en mi había,
con tu paz has llenado hoy mi casa
en tus manos segura está el alma mía.

Exaltado sea Dios sobre los cielos
Sobre toda la tierra sea su gloria
Por nosotros has venido humildemente 
Tu victoria has traído para siempre.


Pueblos todos alzad las manos, aclamemos a Jesucristo con voz de júbilo, Él es nuestro Dios poderoso, Rey sobre toda la tierra, reina sobre todas las naciones sentado sobre su trono de gloria, enaltecido por toda la creación, digno de suprema alabanza, hoy tus hijos nos alegramos  en ti, tu señor nos guiará eternamente.

Porqué he de temer, si en días de aflicción Jesucristo me da su  mano y se da su victoria, con tu palabra lo creaste todo, en tu mano estoy protegido, los cielos declaran tu justicia, todo lo que existe es tuyo, tu amor lo llena todo.




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