lunes, 26 de marzo de 2018

El día que la muerte nos visitó.


Señor, su esposa tiene cáncer.

Esta fue la maravillosa noticia que me dio el médico, así, a palo seco, sin anestesia. Fue un severo baldado de agua helada sobre el espinazo, me dejó frío. Para aderezar la vaina, me dice: lo mejor es llevársela a casa y darle gusto en lo que pueda, pues no hay mucho que hacer por ella.

Después de tres días en la sala de urgencias, los doctores vinieron a mí, y me dijeron que mi esposa estaba en las últimas, que lo mejor era llevarla a casa a pasar sus últimos días allá.

Ya se imaginarán lo difícil de estas situaciones, uno queda en las nebulosas, sin saber que decir ni que hacer.

Nuestro pasado, nuestros triunfos, nuestros fracasos, desamor, miedos, dudas, tristezas afectan nuestra vida, y nuestra manera de hablar, de ser, de responder ante los retos y dificultades de la vida.

Los cristianos podemos camuflar nuestros miedos, fracasos y orgullo, detrás de una supuesta fe.  No sabemos quiénes somos en Cristo, no tenemos identidad.

A los treinta años de casados, comenzaron a brotar algunos males en mi esposa, su cuerpo estaba cansado de la dura carga y del estrés del trabajar, trabajar y trabajar; y esto comenzó en serio, a minar su salud, con la “malparida” semilla del cáncer. 

Durante año y medio,  anduvimos para allá y para acá, tras de médicos y consultas, quimioterapias y torturas, hasta que su cuerpo se redujo a la mas mínima expresión; solo quedaban los huesos.

En el transcurso de ese tiempo, supe lo que era amar a alguien, sin esperar nada cambio, aunque deseándolo todo. Así pude entender que: Tratándose de amores, todos somos expertos en esta vida, sobre todo en amores pasajeros o de ocasión.

Aquel día sentado al lado de esa cama de hospital, observé la fragilidad de la vida y la posible muerte de mi esposa. Una parte de mí quería hundirse en la comodidad de botar todo al carajo, al traste o a la basura y rendirme ante la vida.

En ese momento tuve un abrumador sentimiento, me estaba conectando profundamente con la belleza de la vida. Me levanté y salí al parque contiguo a la clínica donde estaba mi esposa, observé maravillado los árboles y el canto de las aves, las montañas a la distancia, repentinamente vi la inherente majestad y significado en todo mi alrededor. Quería vivir, desee con todo, que mi esposa se sanara.

Sentí que tenía que aprender el significado de amar, y cómo cambiaría mi vida. Al mismo tiempo sabía que Dios me estaba dando un mensaje muy fuerte.

Siendo totalmente honesto, la reflexión personal es difícil, y yo me vi forzado a parar y hacerla. Y con todo ese correr parece que me estaba perdiendo lo importante. No es solamente una loca carrera por alcanzar cosas y logros, sino el vivir plenamente la vida aquí en este mundo, junto con los seres amados y los no amados.

Al compartir habitación en un hospital con otras doce personas que sufren heridas en el cuerpo y en el alma, no es nada fácil. Todos pedían atención, pero con tan poco personal médico, cada uno está metido en sus propios temores y miedos, acompañado solo por sus dolores. No te aconsejo para nada el estar allí.

Todos luchando por sus propias vidas en medio del dolor, con deseos de regresar al mundo a vivir sus vidas.

Me pregunto. ¿Por qué estamos todos luchando tan desesperadamente por la vida?

Instintivamente, todos sabemos que la vida es maravillosa, aunque conscientemente lo ignoramos todo el tiempo. Porque vivimos en una carrera de locos tanto en casa, como en el trabajo. Espero que no sea esto lo que nos motive para seguir viviendo.

El problema no es la vida, sino el cómo escogemos vivirla; nos negamos a respirar profundo, a caminar despacio, a levantar nuestros brazos al cielo para dar gracias a Dios por todas las maravillas que podemos disfrutar, ver, tocar  y oler.

Nos es mucho más sencillo hundirnos en la desesperación de las ocupaciones, que esforzarnos por amar y abrazar a cada persona, que hombro a hombro luchan junto a nosotros por la vida, por la verdad; a quienes batallan con la misma intensidad que nosotros, por el infinito valor de la vida.

Mi madre estaba enferma hacía ya dos años, pero nada grave, hasta ese lunes que se agravó y toco llevarla de urgencia al hospital, en unas cuantas horas, falleció.

Ese mismo día, en el momento de sacar de la casa a mi madre, el esposo de mi hermana, quien tenía principios de enzainar, se salió de la casa y no fue posible prestarle atención, debido a la premura de la situación.

Ya en la tarde, se dispuso de personas para buscarlo, pero no apareció, y con los asuntos de la muerte de mi madre, se hizo necesario esperar hasta el otro día.

Al siguiente día lo del funeral y la búsqueda del cuñado, todo fue un complique; se dio el reporte a la policía, y ellos dijeron que lo buscarían.

Pasado el funeral, mi hermana y sus hijos se dispusieron a encontrarlo, se dio informes por la emisora local, por el canal de televisión comunitario; se ofreció recompensa, al poco tiempo comenzaron a llamar de distintos puntos de la región, todos decían haberlo visto. La búsqueda se subdividió en varios lugares, en varios pueblos, y en ningún lugar apareció.

Mientras que yo estaba con mi esposa en cama debido a su enfermedad.

Por razones de la muerte de mi madre, mi hija había venido de la capital y estaba ayudando a atender a mi esposa (su mamá), y en la búsqueda del perdido. Todos tenemos muchas más ocupaciones que horas laborales, por tal razón andamos corriendo y angustiados, además de cansados.

Todo se movió en ese orden de ideas durante toda la semana, el domingo mí hija se volvió a la ciudad a su trabajo, se habían acabado los días de permiso. Mis otros dos hijos, cada uno en sus labores también, y yo con mi esposa en casa.

Durante esa semana mi esposa comenzó a desmejorarse más cada día, por lo de la muerte de mi madre. Ya pasadas las cuatro de la tarde se arrunchó en cama y no quería nada, ni habló ni molestó para nada, fue tal lo que sentí, que me arrodille a  orar a los pies de la cama. Así estuve más de una hora, luego me paré a tomar algo, le ofrecí a ella y no quiso nada, mas tarde me postré de nuevo, le tomé la mano y estuve por otro buen tiempo así.

Llamé a mi hija después de las seis y me dijo que estaba llegando a Bogotá, pero que había mucho trancón de carros a la entrada. Como a las siete de la noche, ya sentí el frío de la muerte en mi esposa, y con voz audible orea así: “Señor Jesucristo, si es tu voluntad llevarse a mi esposa, llévatela, yo lo acepto, pero si no lo es sánala, para que se vea tu gloria. Pues así enferma no es testimonio para nadie”. Al instante mi esposa me dice: tranquilo mi amor, yo estoy bien. Suspiró y se fue.

Me puse de pie, la toqué, le tomé el pulso, pero nada, no estaba ya. Espere unos cinco minutos, con el llanto en mi garganta, y lágrimas en mis ojos, volví a revisarla, y le pregunté; ¿amada mía te fuiste? Está bien, le dije. Que Dios te reciba en su santo seno. Luego llamé a mis hijos que estaban con migo en el pueblo, y les comente la situación, también llamé a mi hija para informarla, apenas había llegado a casa. Me dijo que llamaría al jefe para decirle la situación y alistaría su ropita y se devolvería esa misma noche.

En seguida llegaron los hijos, y el resto de familia, llamaron al médico y demás entidades pertinentes, para los trámites legales.

Gracias a Dios ninguno de nuestros hijos estaba en casa para presenciar esto. 

Esa noche no pude dormir, el dolor es difícil de describir con palabras, solo lo puedo medir en una escala de "1 a 10" el mío al menos era de 13. El dolor no afloja, no tenía ni idea de que este tipo de dolor existía.

Al día siguiente estaba andando apurado como siempre, nada inusual para alguien de este mundo. Mi esposa recién se había ido de este mundo, así que hice un esfuerzo más por ganarle a la situación, y mientras esperábamos la familia de mi esposa, y lo pertinente para su sepelio, nos pusimos a orar esa tarde noche del lunes, justo ocho días después de la muerte de mi madre; en ese justo instante llamaron a mi hermana por lo de su esposo, era la fiscalía para informar que habían encontrado a su esposo, ya bien muerto y desfigurado, llevaba varios días en un desfiladero de unas montañas cerca al rio. Lo habían identificado por sus documentos, pero requerían comprobaciones mayores, porque él era extranjero.

Después de unos cuantos días, desgastado por el sufrimiento incesante, me fui al campo a pasar mi agonía allí.

Nuestros frágiles cuerpos simplemente no están equipados para este grado de dolor. Hubiera hecho cualquier cosa para escapar de él. Después de unos cuantos días, completamente desgastado por el sufrimiento incesante, yo no sabía ni que quería.

Estaba conmocionado, nunca pensé que un cristiano sufriría de cáncer, nunca me imaginé que el cáncer nos atacaría. Qué equivocado estaba, la muerte atropelló mi mente, mi casa, mi familia.

Recordando esta experiencia, siento que Dios me ha dado uno de los regalos más grandes que pudiera imaginar.

Sólo que esta vez eran las puertas del dolor y del sufrimiento las que me abrían un mundo diferente. No fueron esos momentos de placer y armonía que vivía antes.

Mis resoluciones son muchas y sí, lo sé, ingenuamente poco realistas. Esas semanas en la finca me enseñaron tanto sobre lo que me gusta y lo que no me gusta de mí mismo. De ahora en adelante me detendré regularmente para saborear la belleza de la vida diaria, aburrida, simple y dramática, pero es mi vida, y vale mucho. Me esforzaré cada día para ponerle sabor, ganas, alegría y mucho más.

Aún sigo siendo humano, y lucho por alcanzar mis propósitos, puede que no lo logre inmediatamente, pero me estoy esforzando en oración, trabajo y estudio, para concretar lo esperado y para dejar que Dios trabaje en mí. Por ahora, estoy disfrutando del lento caminar, de sonreír por las dificultades que aún persisten, de pasar tiempo a solas en el campo, para dejarme llenar de la abundante paz que allí se respira, y tratando de escribir.

Es toda una batalla por la sanidad mental y espiritual.

¿Están locos? Porque soy distinto a los demás me creen loco.

La gente habla y habla pero no dicen nada, ahora sí que se jodió la cosa, la noche es peligrosa y su cara no me gusta, pero esto apenas está empezando.

No seas cobarde, me dijo el Señor aquel día cuando tuve miedo en la oscuridad de la noche en la finca. Me acosaron todos los recuerdos de la muerte, se me paralizó el cuerpo, la mente y las palabras. Clamé con fuerza desde mi espíritu, y ore desde allí, “nada es imposible para Dios”.

En aquel lugar encentró paz, serenidad, goce; me la paso bien, incluso, conmigo mismo.

Como cristianos, ciertamente dejamos mucho que desear. Acudimos los domingos, al culto, y algún otro día, conforme a nuestro tiempo, pero esto es más una postura social.  

Tenemos a Dios como “cajero automático”.  En el mismo momento en que tenemos lo que deseado nos olvidamos de Él. No somos agradecidos, ni con Dios ni con los hombres.

Siempre he sido muy sensible a las injusticias y al sufrimiento de los demás.

Por eso hoy, concluyo que “todos sabemos querer, pero pocos sabemos Amar”.

Ya en 1978 la muerte nos había visitado en la familia. En un accidente de tránsito habían fallecido mi padre, mi hermano y una sobrina. También tres personas. Esa fue la primera experiencia con la muerte que he experimentado.

Siempre la primera vez es más traumática, duré cinco años sufriendo y llorando cada 31 de diciembre, pues ese día fue el fatídico. Soñaba seguido con mi padre, en diferentes circunstancias, mientras no enfrenté todo ese dolor, iba en aumento, por el resentimiento, pero aprendí a entregar a Dios todo eso; en oración y reflexión. Poco a poco fue desapareciendo, hasta sanar. De esa terrible experiencia, a esta otra, habían pasado 38 años y medio. 

Creo que sufrí un trastorno por estrés postraumático, a causa de un duelo no resuelto.  Los cambios familiares que nos produjo esta muerte fue algo devastador, las reacciones de los niños frente a la muerte de nuestro padre, afectó mucho el desarrollo emocional, debido a que mi madre quedó al frente de 6 hijos menores y 6 adultos. Creo que ella no
tenía capacidades para afrontar tanta carga en sus hombros.

Los menores sufrimos la pérdida de mi padre, y el apoyo de mi madre; por las condiciones económicas en qué quedamos; mi madre tuvo que asumir responsabilidades más amplias y nuevas dentro y fuera de casa.

Fue un duelo bastante complicado, se prolongó en el tiempo, generando diversos trastornos psicopatológicos convertidos en enfermedades del cuerpo y del alma; como tensión alta en mi madre, rebeldías en mis hermanos menores, y sin ningún apoyo personal.

Después de 8 meses de esta segunda visita de la muerte, mi dolor aún está, pero en un nivel moderado, creo que esta en 7 de 1 al 10; ha descendido a la mitad más uno.

Uno no entiende estas pérdidas hasta que no las vive, mientras los demás están alegres, uno se siente solo y vacío, creyendo que su mundo está acabado. Los demás sonríen mientras uno llora.

Así es la muerte, pocas personas entienden el dolor, la soledad y la frustración que se siente. Solo quien lo ha vivido entiende su pesar

Hoy en día, luego de su partida, sé que mi madre, mi esposa y mi cuñado, fueron un tanto afortunados, siempre estuvimos con ellos en su vida, es decir, fueron personas muy queridas y valorados.

Es algo natural sentir tristeza y dolor en estas situaciones difíciles de la vida, más, sin embargo, sufrir sin propósito, o hacerse la víctima, no logrará darnos ni paz ni esperanzas a nuestro corazón. Debemos celebrar el hecho de estar vivos, para evitar ser más miserables.

Muchas veces nos preguntamos el por qué nos pasan estas cosas a nosotros. Muy seguramente hay mucho por hacer para evitar la muerte, pero que llega, llega. El problema es cuando dejamos de hacer lo que pudimos haber hecho, ahí si vienen los remordimientos y la sensación de culpabilidad, y estas nos pueden matar.

Los seres humanos somos malos para aceptar la muerte, nos cerramos y decimos estar bien, aunque estemos gritando y llorando por dentro.

En mi caso personal, estoy muy agradecido con Dios y con la vida, que, aunque mi esposa no está conmigo, mi hijo mayor me dio una nietecita muy hermosa, y ella es una gran motivación para querer vivir con gran entusiasmo y alegría.

Después de más de veinte años en el cristianismo, y después de un diagnóstico de cáncer en ovario, haciendo un balance de ese tiempo puedo discernir que la palabra de Dios es fiel y verdadera; los infieles somos nosotros.

Ya, a esas alturas del partido, comienzo a divisar propósitos nuevos, pues veo con claridad que la vida es una sola y hay que vivirla con fe y optimismo, para poder así servir a otros.

Hoy sé que la vida sigue, a pesar de haber perdido a mis seres amados.





martes, 20 de marzo de 2018

Sobre el hombre y la tierra.



¿Quién es el hombre, para que te acuerde de él?


¿Quién es el hombre, para que te acuerde de él?

Humanos, somos la especie más inteligente del planeta.

Se estima que el universo nació hace unos 15 mil millones de años, pero la historia del hombre es mucho más breve.

¿Qué hacemos en este mundo, quien nos puso aquí? ¿Cuál es nuestra misión?
¿Te lo has preguntado alguna vez?

El ser humano es la única especie que roba, mata y destruye, por mera ambición, con un placer malévolo; disque buscando el bien de la humanidad. Esta especie es la única que no sabe convivir en paz con las otras especies. Los primates desarrollaron características tales, que le permiten convivir hasta con el hombre.

Estoy seguro de que nuestra misión es muy distinta a lo que estamos haciendo con el planeta, acabándolo. Este planeta no es nuestro, estamos aquí para vivir en él, es prestado, y su cuidado está en nuestras manos. Pero parece que estamos empeñados en destruirlo.

El mundo es de todos los que aquí habitamos; los animales, las plantas, el hombre, y toda especie que en el habita, cuidémoslo.

La tierra se está muriendo, la estamos asesinando rápidamente; muchos científicos lo han confirmado. Nos quedan pocos años aquí en este bello, hermoso y maravilloso planeta. Si podemos hablar, digámoslo al mundo, si podemos amar, amemos al hermano y al prójimo, si podemos hacer algo por nosotros mismos, cuidemos la naturaleza.

Abre los ojos, te estas muriendo junto con el planeta, y no te has dado cuenta.  Este es el único mundo habitable para la raza humana, en muchos años luz alrededor, ¿por qué acabar con nuestra casa? ¿Por qué acabar con todo, para después ponernos a pedir limosna?

El ser humano es la parte consciente e inteligente de la Tierra, representa la complejidad de la Madre Tierra, en El, se muestra la conciencia y con ella la inteligencia, la sensibilidad y el amor. El ser humano es esa porción de Tierra que, en un momento empezó a sentir, a pensar, a amar, a cuidar y a venerar.

En otras palabras, nosotros no estamos, ni fuera ni encima de la Tierra, somos parte de ella, junto con los demás seres que ella generó. No podemos vivir sin la Tierra, aunque ella pueda continuar su trayectoria sin nosotros.
A nosotros nos fue confiado el cuidado de la Casa, nos toca vivir y buscar el mejor trato entre la Tierra y la humanidad, solo así se garantizará la sostenibilidad de la vida. Somos los seres impregnados de afecto, con capacidad de sentir, de dar y de recibir afecto. De ella nacen las pasiones, los sueños y la sensibilidad.

Pero aún mejor, el ser humano está provisto de inteligencia espiritual, la cual está primero en el universo, en la Tierra y luego en el hombre. Es la capacidad que muestra el universo de hacer una unidad sinfónica de todas las relaciones, por la complejidad de la vida.  De ser los "salvadores del planeta", hemos pasado a ser su depredador, "su enemigo". "El reto es restablecer la armonía entre el hombre y la Tierra", "Sólo el amor a la naturaleza, la pasión por la vida y la certeza de que formamos parte una comunidad total que va desde la bacteria al hombre, nos dará fuerzas para defender el único hogar que tenemos: un pequeño planeta perdido en una galaxia remota al que hemos dado en llamar Tierra", debemos vernos a nosotros mismos en el espejo de la naturaleza.

Hay una gran dificultad para tomar conciencia de los problemas urgentes del cambio climático. En medio de aquel tumulto se encuentran: el aullido del lobo, el vuelo del halcón, el águila perdicera, el buitre quebrantahuesos, el último lince, el macho montés y el lirón careto. Especies que forman parte de nuestros recuerdos de la infancia.

El hombre está integrado en los ecosistemas, es absolutamente imposible hablar de la naturaleza y de la ecología sin hablar también del hombre.

Es necesario orientarnos más hacia el desarrollo rural, desde una perspectiva humanista.  "equilibrar la balanza" entre la recuperación de los espacios naturales y la reintroducción de especies y el presente y futuro de "las personas que aún viven o podrían vivir en el futuro en estos espacios semi abandonados".

Necesitamos una conciencia más social, más espiritual, desde la educación a la economía. El hombre es un poema tejido con la niebla del amanecer, con el color de las flores, con el canto de los pájaros, con el aullido del lobo y el rugido del león".

¿Acabará el hombre con la Tierra?
“Una generación se va, y una generación viene; pero la tierra subsiste aun hasta tiempo indefinido.” Estas palabras destacan el contraste que existe entre nosotros y la Tierra. Nuestro planeta ha visto pasar una generación tras otra. Sin embargo, siempre ha demostrado tener la capacidad de resistir y seguir sosteniendo la vida. Pero parece que eso está cambiando.

El hombre ha dañado tanto la Tierra que los ciclos de la naturaleza pueden empezar a fallar, es tal el impacto de las actividades humanas sobre el planeta, que hemos entrado en una nueva era a la que llaman Antropoceno.
¿Hasta cuándo seguiremos destruyendo el planeta? ¿Llegará el punto de no retorno?

Apocalipsis 11:18 Las naciones se llenaron de ira, pero ahora el tiempo de tu ira ha llegado. Es tiempo de juzgar a los muertos y de recompensar a tus siervos, los profetas, y también a tu pueblo santo y a todos los que temen tu nombre, desde el menos importante hasta el más importante. Es tiempo de destruir a todos los que han causado destrucción en la tierra».

¿Será que la Tierra está llegando a su límite? Es muy difícil predecir el efecto del cambio climático, estamos llegando al punto en que debe haber cambios repentinos que eviten los resultados desastrosos.

Y La deuda sigue aumentando. Por desgracia, tal como la deuda de las naciones aumentó hasta causar la reciente crisis financiera, la deuda ecológica con el planeta sigue aumentando. El ser humano consume los recursos naturales a tal ritmo que no le permite al planeta recuperarse. “No tenemos ni idea de cómo administrar nuestro planeta”.

Jeremías 10:23 Yo sé, Señor, que nuestra vida no nos pertenece; no somos capaces de planear nuestro propio destino.

Dios se esmeró en preparar el planeta, al principio, la Tierra “se hallaba sin forma y desierta y había oscuridad sobre la superficie”. Entonces Dios dijo: “que se haga la luz”, entonces los rayos solares comenzaron a atravesar la atmósfera y hubo luz en la Tierra por primera vez. A continuación, se menciona que surgió el suelo seco y se formaron los mares. Después, la Tierra “empezó a producir hierba, vegetación que da semilla, y árboles que llevan fruto”. A partir de entonces se dieron las condiciones para que comenzaran los procesos y ciclos necesarios para la vida, como la fotosíntesis. ¿Por qué se esmeró tanto Dios?

El profeta Isaías dijo que Dios es “el Formador de la tierra y el Hacedor de ella. Aquel que la estableció firmemente, la formó para ser habitada”. Está claro que Dios quiere que la Tierra esté habitada por el hombre para siempre.
Lamentablemente, el ser humano ha usado mal este hermoso regalo de Dios y está a punto de arruinarlo. A pesar de ello, el Creador no ha cambiado sus intenciones. Un escritor de la antigüedad dijo: “Dios no es como los mortales: no miente ni cambia de opinión. Cuando él dice una cosa, la realiza”.

Dios no dejará que el hombre destruya la Tierra; pronto causará “la ruina de los que están arruinando la tierra”. El Reino de Dios es el gobierno que hará realidad lo que Dios siempre ha querido para la Tierra.

Mateo 6:10. Que tu reino venga pronto. Que se cumpla tu voluntad en la tierra como se cumple en el cielo.
Los gobiernos actuales “están arruinando la tierra” y son responsables de la condición crítica en la que vivimos.

La Tierra es demasiado hermosa como para arruinarla, pero el hombre esta abusado de ella. Por culpa de las actividades humanas, el suelo ha sido transformado por la acción directa del hombre, lo que ha perjudicado gravemente la biodiversidad, el ciclo de los nutrientes, y el clima.” “Aproximadamente el 85% de las ciudades están sobre pobladas.

El planeta está envuelto por una capa muy delgada como si fuera la cáscara de un huevo, la cual protege la vida. La biosfera está formada por los seres vivos y el entorno en el que viven: el aire, la tierra y el mar. Dicho entorno les da a los seres vivos la energía y los nutrientes que necesitan para vivir. Por ejemplo, las plantas absorben energía del Sol a fin de transformar el dióxido de carbono, el agua y los minerales en oxígeno y alimento. A su vez, los seres humanos y los animales consumen oxígeno y alimento, y generan dióxido de carbono y otros residuos. Entonces, el ciclo vuelve a empezar. De este modo, la biosfera puede sostener la vida indefinidamente.

No es de extrañar que la Biblia describa a Dios como “Aquel que firmemente estableció la tierra productiva por su sabiduría”, “la parte habitable de la Tierra está perfectamente adaptada para el uso y disfrute del hombre”.

El inexorable paso del tiempo, la rapidez con la que evoluciona nuestro entorno, las prisas que caracterizan al ser humano de hoy en día y la profunda huella que éste deja a su paso han cambiado el rostro de nuestro planeta a marchas forzadas. Como resultado, podemos observar los espeluznantes efectos del cambio climático, como la desaparición del glaciar Columbia en Alaska, la rápida deforestación del Amazonas en Brasil, o la desaparición del lago Urmia en Irán. En algunas ocasiones, pese a ser muy escasas, se pueden observar cambios positivos para el ser humano, como las técnicas de irrigación en pleno desierto en Arabia Saudí.

Después de observar la huella del hombre en la Tierra, nos preguntamos; ¿hasta dónde nos va a llevar el ansia de crecer sin control y por encima de nuestras posibilidades?

El hombre como portador de un alma, es libre, solo cuando recobra la unidad entera, cuando forma parte de un pueblo libre. Cada día será más indispensable cumplir una función en el mundo para que el mundo nos respete.

El hombre no puede ser libre, si no vive como un hombre libre, y no puede vivir corno un hombre libre, si no se le asegura un mínimo de existencia.

El hombre incorpora siempre a sus tareas, valores espirituales, entre los que despunta con pureza la fidelidad en su relación con Dios, a quien exalta y se somete.

Salmos 8:4 ¿Quién es el hombre, para que te acuerde de él, y el hijo del hombre, para que lo cuides?

Mira por dentro, escucha tu voz interior, tu corazón te grita pidiendo ayuda, atiende a la voz de tu clamor, mira que no somos más que tierra, de la cual salimos y a la cual vamos a volver.

Primero, empieza por cambiar tu mismo, luego ayuda a otro. Haz que tus hijos lo sepan, y que lo entiendan, necesitamos de todos, tanto de la humanidad como de la tierra, para poder vivir.

Tus victorias serán nada comparadas con las bendiciones que Dios tiene para ti.
El planeta somos todos. Cuidémoslo.


Jesucristo te ama y te bendice.


JoseFercho ZamPer


miércoles, 7 de marzo de 2018

Cómo es tu personalidad


Recuerde que el éxito de cada uno depende de sus propios esfuerzos, no de los demás. De todas formas, si pretendes agradar a los demás, tienes que, primero agradarte a ti mismo.

¿Sabes de dónde vienes y para dónde vas?
Pues el origen de la personalidad se encuentra en el hogar, en la casa de sus padres.
La personalidad, es una máscara para personificar algo que se oculta dentro del ser, en la gran obra de la vida. ¿Eres tú el actor de tu vida, o solo eres una máscara, una careta la que nos muestras?

Todos decimos buscar la verdad, los griegos, los romanos, los fenicios, etc. Todas las antiguas civilizaciones decían hacerlo.

En el dintel del Oráculo de Delfos, rezaba la fase: «Conócete a ti mismo»

Tal vez si nos miramos a nosotros mismos, y no a nuestra máscara, encontremos respuestas a nuestras inquietudes, o verdades ocultas dentro de nuestro yo interior, que nos lleven a la verdad. Debemos reconfigurar ese mundo que hemos creado para vivir,  saber en realidad quienes somos por dentro, es nuestra decisión.

¿Eres hombre o mujer?
Porque no es lo mismo ser hombre o ser mujer, los roles masculinos son muy distintos a los femeninos. Y hoy día, parece no ser importante eso para las personas, ya que asumen cualquier rol, en cualquier momento, quedando ellos mismos desubicados de ¿Quién se es en realidad?
No solo el concepto cultural de macho o hembra. Quien no comprenda esto, no comprenderá nada de sí mismo, mucho menos de la verdad.

Todos los seres sienten emociones, y cuando no tengan más opciones, salen a la luz, se muestran tal como son, y es posible que tus emociones te hagan quedar mal parado. Da más importancia a los valores, a las cualidades y virtudes de la persona, a las  fortalezas interiores, que al aspecto visual.
Que no te quiten la libertad de ser tu mismo, como ser humano tienes la obligación y la necesidad de conocerte a ti mismo. Por tanto, asume las diferencias entre ser hombre o ser mujer, que las hay, y suficientes. De no haberlas, sería todo tan aburrido, como el no tener sangre en las venas.
Por eso, cuando nos sobrevengan penalidades, de esas que nos caen encima, con toda la fatalidad del destino sobre la cabeza, pondremos darnos cuenta de que estamos hechos; si de motivación o de conflictos. Todos los seres humanos sufrimos, o hemos sufrido, al pasar por problemas y conflictos, con los demás o con nosotros mismos.

El hombre puede resignarse a ser un esclavo toda su vida, por el simple hecho de no tener objetivos en su vida. Es necesario tener motivos para vivir, algo por que luchar.

Es muy sencillo encasillar a las personas dentro de un papel, pretender que actúen tal y como se les manda u ordena, ignorando que cada ser humano actúa conforme es por dentro. Enfrentar los miedos y superarlos, es una tarea titánica para la mayoría de los seres humanos, por tal razón necesitamos la ayuda de la divina providencia.

Es una lucha en contra del villano que llevamos dentro, o del perdedor que nos aterra. Perder significa morir, ganar significa vivir; es necesario vencer nuestros propios demonios internos, para alcanzar la paz interior, la capacidad de amar, la cordura. Aunque perdamos algunas veces, debemos estar dispuestos a realizar un esfuerzo cada vez mayor, hasta alcanzar la victoria. No somos seres perfectos, pero debemos buscar la perfección cada día, para ser capaces de realizar hazañas extraordinarias si se dan las condiciones, comportarnos de forma heroica.

Siempre seremos aprendices en la vida, novatos inocentes, en la recuperación de los valores y del equilibrio en el mundo; pero con determinación podremos llegar a ser obreros competentes a la causa de Dios.

Las heridas en el alma nos vuelven cínicos e insociables, solitarios amargados, incapacitados para alcanzar metas comunes, por motivos siempre egoístas, y cuando necesitamos del otro, no somos capaces de ir a él, sentimos que no hemos dado nada al otro, tampoco debemos recibir nada.

Quien obra mal, cree hacer bien, por su propia percepción de la realidad, sus intereses son opuestos al del bueno, por lo general, lo mueve el egoísmo.

Tanto el héroe, tiene defectos, como el villano cualidades, no todo es bondad, ni maldad. La personalidad se compone de las diferentes manifestaciones humanas, unos más complejos que otros, pero entre ellos se complementan. Muchas veces no sabemos que estamos ayudando al villano, porque ni siquiera lo conocemos, no diferenciamos entre el bien y el mal. Las pruebas suelen ser un valioso aprendizaje en el camino a la victoria.

En cuanto tú mismo identifiques tu propia personalidad, aprenderás a minimizar el problema. En la vida diaria podemos observar cómo se relacionan las personas, desarrollando así la forma de vida de un pueblo.

Podemos apreciar el rencor, los secretos, la frustración, la desesperanza y el desamor; así como también podremos encontrar, el honor, la fidelidad, y toda clase de buenas costumbres, hasta la misma defensa de las convicciones de las personas.

Los abuelos y los niños dan cuenta de lo que fue y será la vida en cada lugar, al cabo de unas cuantas horas de observación. Por la decadencia del espíritu en el trajinar de los días, en las personas se va creando una atmósfera impregnada de miseria, amargura y desesperanza;, y comprendemos el porqué son arrastrados a la desgracia.

En cambio, los que se gozan la vida con las cosas más simples, pueden apreciar el valor de un saludo, una sonrisa, o cualquier momento, por difícil que sea, los anima a un esfuerzo más, con tal de alcanzar una meta o logro propuesto; esto nos muestra el valor que cada uno tiene.
La indiferencia de las personas, hace que la convivencia entre ellos dé lugar a los distanciamientos, el poco involucramiento emocional conlleva a los rencores y sinsabores, determinando sus acciones.

Si el amor no es el valor primordial, el motor que nos impulsa no generara las fuerzas ni la voluntad necesaria para alcanzar una vida sana, mucho menos una prosperidad común.

No esperes a que venga un gran líder a tu casa, para que te diga lo maravillosa que es tu vida, tu hogar, tu familia y lo que posees.

Dale gracias a Dios porque tienes vida, salud y esperanza de poder seguir luchando para alcanzar tus metas.

Nacimos para ser Felices, no para ser Perfectos.
Que el Señor bendiga hoy tu vida.
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Jesucristo te ama y te bendice.



JoseFercho ZamPer. 

Sobre lo que crees.

Lo que se puede saber de la biblia se remonta a miles de años atrás. Jesucristo es el personaje central de la historia bíblica, su vida y ...