martes, 31 de octubre de 2023

El libre albedrío y el Amor.

El libre albedrío o libre elección es la capacidad de los seres humanos de tomar decisiones autónomas, o sea, de elegir entre varias alternativas. Esto implica asumir la responsabilidad de las propias acciones.

El albedrío es un principio eterno.

Dios creo todo lo que existe y lo dio al hombre para que lo disfrutara y lo hiciera producir, más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás. No obstante, podrás escoger según tu voluntad, porque te es concedido; pero recuerda que yo lo prohíbo, porque el día en que de él comieres, de cierto morirás.

Gálatas 5-13

porque vosotros, hermanos, a libertad habéis sido llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino a servíos por amor los unos a los otros.

 Dios nos ha dicho por medio de sus profetas que somos libres de escoger entre el bien y el mal. Podemos elegir la libertad y la vida eterna al seguir a Jesucristo; también somos libres para elegir al mundo y sus malos deseos.

 Se le llama albedrío al derecho de escoger entre el bien y el mal.

 En la vida tomamos decisiones que nos pueden llevar a vivir felices y bendecidos, o a sufrir y a pasar necesidades injustificadas.

 Debido a que podemos escoger, somos responsables de nuestras propias acciones y decisiones, y esto es causa de conflicto en el cristiano, porque nos debatimos entre obedecer a Dios o hacer lo que nos parece mejor.

 Cuando elegimos vivir de acuerdo con el plan de Dios, nuestra fe se fortalece, entonces tomamos buenas decisiones.

 Cuando cedemos ante la tentación, limitamos nuestras opciones. Si tenemos muchas opciones, pero no estamos seguros de lo que nos conviene, lo mejor es tomarse el tiempo necesario hasta tener seguridad en Dios de, qué es lo mejor para mi vida. Recuerda que somos libres de hacer de todo, pero no todo nos conviene.

 Somos libres de contemplar la puesta del sol, de nadar en el mar, de caminar por la playa, también somos libres de hacer caso omiso a las advertencias y nadar en lugar prohibido; pero, una vez caigamos en la trampa seremos atrapados, luego no sé qué pueda pasar.

 Aunque somos libres de elegir, las consecuencias que conllevan nuestras acciones no las podemos controlar, ellas serán el resultado natural de nuestra decisión.

Luego de muchas décadas de mirar el comportamiento humano y el de los primates, llego a un veredicto, que los humanos somos más salvajes que los animales.

 Los babuinos salvajes de Kenia tienen mejores interacciones sociales entre ellos que las que mostramos los seres humanos entre nosotros mismos.

Según el científico Sapolsky, quien se dedicó a investigar el comportamiento en diversas especies animales, incluyendo a los humanos, ha llegado a una conclusión un tanto controvertida, y para muchos quizás un tanto desoladora, sobre la naturaleza humana: según él, prácticamente todo el comportamiento humano está fuera de nuestro control.

 En otras palabras, está firmemente convencido de que el concepto de "libre albedrío" es inexistente entre los humanos, somos ni más ni menos, la suma de lo que no podemos controlar, porque no sabemos tomar buenas decisiones en la vida.

 Si esa perspectiva es aceptada, podría implicar que las personas carecen de un control real sobre sus acciones y, por ende, no se tiene libre albedrio o no sabe elegir.

 Eso significa que todo lo que hacemos viene determinado por nuestra biología, genes, hormonas, educación, infancia y las diversas circunstancias de la vida que se extienden incluso mucho más allá de nosotros. Esta cadena interminable de causas, que se remonta a nuestros padres y más allá, crea una red casi infinita de factores que acaban traduciéndose en nuestras acciones.   

 Así, desde esta perspectiva, según Sapolsky, no somos seres autónomos como creemos ser, sino más bien una amalgama de estas influencias que se manifiestan en nuestras acciones. En esencia, nos consideramos simples "máquinas biológicas", al igual que cualquier otro organismo vivo.

 Significa que el ser humano no cree ni obedece a Dios, y solo se comporta como un animal más de la creación. Lo que socava por completo nuestra identidad y autonomía, así como la fuente de sentido de nuestras vidas.

 Entonces la idea del libre albedrío como la capacidad de ser dueños de nuestras acciones es una "definición completamente inútil", dado que en la práctica no controlamos nuestras elecciones y comportamientos.

 Nuestra falta de libertad podría convertirnos en monstruos morales, pero en realidad es una razón para vivir con profundo perdón y comprensión, y poder entender "lo absurdo de odiar a una persona por cualquier cosa que haya hecho".

 La humanidad es una criatura que no ha evolucionado.

El cristianismo va más allá de lo que ven nuestros ojos, llevando consigo un profundo significado teológico y de fe.

 Mi vida era un caos, cada vez más deprisa y al final había oscuridad. Mi visión cambió, y las paredes de mi túnel desaparecieron. Ahora vivo al aire libre.

 El cuerpo existe solo para verificar la existencia de Dios.

Por un principio espiritual, al unirse con el cuerpo, el espíritu se convierte en un ser vivo.

La sola sensación de conocer a una persona nos lleva a amar con la fuerza de lo posible.  

 El amor es posible.

Entendemos por amor la construcción de vínculos amorosos, es lo que hacen las mujeres para no ahuyentar a los hombres.

 El amor no es lo que damos por hecho, no es un fenómeno natural, en realidad el amor es pura construcción. Muchos se han empeñado en hacer del amor algo fijo y delimitado, solo estereotipos y formatos de género, de clase, incluso de vocación.

 El amor también se ha vuelto, lamentablemente, cierta tranquilidad del yo, que solo encuentra calma poseyéndolo.

 Yo prefiero un amor más humanizado, vivir la vida terrenal como si fuese celestial, bajar el cielo a la tierra. Disfrutar de las personas y de las cosas que hay en la tierra de manera natural pero trabajada con mis manos y mi ser. Me parece que se trata de encontrar a alguien con quien compartir nuestras carencias.

 Ese caminar juntos no implica dependencia, implica libertad.

 Lo mejor que le puede pasar al amor es que crezca, que sea útil, que, al estar realmente en el interior del uno, sacie también al otro. Porque el amor nos hace independientes.

 Aunque haya cielos cubiertos, lluvias y temperaturas en ligero ascenso, el amor es un superpoder que nos despeja el panorama, es una práctica útil, calmante, beneficiosa con muchas bondades más.

 Así es el amor.

El amor es empatía, porque trata de entender la perspectiva de la otra persona antes de criticar.

El amor es asertivo, se expresa cómo te sientes tú sin culpar ni juzgar.

Se enfoca en la solución, en lugar de reprochar, transforma el reproche en una oportunidad para el crecimiento.

El amor escucha, presta atención, no está a la defensiva, simplemente calma la situación.

 Es mejor investigar que conformarse con una respuesta dogmática.

Hoy es mejor tener razones para dudar que creerse seguro.

Tenemos que dudar, porque la certeza es peligrosa.

A pesar de las dudas y la falta de juicio, los pensamientos se han ido desarrollando, pues, la ciencia es escepticismo puro, siempre ha sido así.

 El mundo siempre ha estado en crisis, pero ahora pasamos por un periodo de inestabilidad emocional muy grande, y esto da miedo.

 Cuestionarlo todo en busca de la verdad para vivir una vida feliz.

 

JoseFercho ZamPer

viernes, 20 de octubre de 2023

Salud mental y espiritual


 

Muchos no creen en Dios, pero Dios si cree en nosotros.

 Es casi imposible sostener una salud mental equilibrada, sino incluimos al espíritu.

Existen pruebas científicas que constatan que la psicoterapia espiritual ayuda a las personas que luchan con las condiciones de salud mental.

Me atrevo a afirmar que la desconfiguración espiritual es tan grave que, se pone en riesgo el equilibrio interior y nuestra salud mental.

En la calle todos temen ser víctimas de las amenazas de los facinerosos, al punto de que sus emociones le juegan las más crueles pasadas, sin embargo, en nuestro interior habita siempre la más poderosa fuerza del ser humano, el espíritu.

La espiritualidad es antídoto contra la ansiedad, la depresión, la falta de sentido y el sentimiento de soledad que tanto aturde a nuestra sociedad, porque el alma humana siempre ha buscado una conexión con lo divino.

Construye una vida espiritual, y serás menos vulnerable a las hostilidades del mundo. Es la única trinchera real en la que podemos escondernos, mientras que afuera en el mundo caen bombas de tristeza y granadas de desesperación.

Sana tu vida, perdona a todos los que te han agredido, suelta el rencor y el resentimiento, retoma el control de tu vida. Somos seres espirituales con una experiencia humana.

La espiritualidad real es la verdadera medicina para sanar las heridas del alma, nos permite ver la belleza en todas las imperfecciones de la vida. La paz interior nos provee de amor, compasión y empatía, así podemos perdonar cuando nos ofenden.

La salud espiritual nos ayuda a llegar a un punto de victoria sobre la misma realidad.

La salud espiritual es igual de importante que la salud física y la emocional, pero muy pocos saben qué es o en qué consiste, no obstante, cuidar de esta es esencial, sobre todo, cuando se trata de mantener buena salud.

La salud espiritual nos da propósito y sentido de vida, generando un “estado de bienestar físico, mental y social”.

El sufrimiento no es solamente físico o las molestias del cuerpo, abarca a todo el ser, es decir, el cuerpo, la mente y también el espíritu. La una afecta a la otra, de forma positiva o negativa, según el cuidado que la persona tenga. Si sospechas que algo está mal, si sientes síntomas como temor, vergüenza, deseo de aislarse, dependencia, agotamiento y falsas esperanzas; revisa tu salud espiritual o tu fe.

Esto quiere decir que, es esencial considerar al individuo afectado desde cada una las áreas de la salud, incluyendo la salud espiritual. Ya que la afección no perjudica únicamente al cuerpo físico, también afecta la parte emocional y espiritual.

La salud espiritual es la búsqueda de significado, de propósito y sentido de la vida. Sin importar la religión, cultura o creencias, todos tenemos necesidades espirituales, son interrogantes en relación con el propósito de vida, de donde vengo y para donde voy.  

 De acuerdo con la respuesta, si nos satisface, obtendremos plenitud, paz, consuelo y esperanza que se siente en nuestro interior; ésta beneficia el sistema inmunológico.

 La salud espiritual es fuente de fortaleza, de seguridad y confianza, para mejorar la salud física y emocional, mejorando así, la calidad de vida.

 La salud espiritual permite un correcto equilibrio entre la parte física y la emocional.

Generalmente cuando ocurren problemas en la vida, la autoestima se ve afectada, ya que sentirse enfermo, inseguro, temeroso o sin recursos económicos, nos desestabiliza la parte emocional por tanto se nos derrumba la felicidad.

 En otras palabras, todo depende de la voluntad de cada persona, si realmente desea sanar su espíritu o no.

 La manera de mejorar la salud espiritual es acercándose a Dios, a través de charlas sobre la importancia de Dios en la vida de las personas, no solo para afrontar las situaciones difíciles, sino para encontrar la paz interior que solo Dios puede dar.

 Cabe recordar que el dinero es muy importante para hacer realidad los proyectos que cada uno tiene, lo que ocurre es que a muchas personas se les ha enseñado mal acerca de la relación entre el dinero y nuestro bienestar.

 La abundancia está vinculada con lo espiritual, esto tiene que ver con disponer de lo necesario para satisfacer las necesidades de la vida, ya sea económico, emocional, físico o espiritual; el tener la capacidad de hacerlo realidad.

 La inteligencia espiritual trata de conectarnos con nosotros mismos y hacernos entender que somos mucho más poderosos de lo que pensamos. Por eso, para hablar de abundancia espiritual y material es preciso también hacer mención del estado del ser, es decir lo que se atrae y crea como forma de vida, la manera en la que la persona se relaciona con el mundo que lo rodea, sus pensamientos y su forma de actuar, tanto con los demás como con uno mismo.

 Agradecer por todo para ser conscientes de la abundancia espiritual y material que se posee y no perder tiempo pensando en lo que falta.

 El extraño vínculo entre la conciencia y la materia.

En el vasto y misterioso mundo de la física, uno de los enigmas más intrigantes que ha cautivado a científicos, filósofos y pensadores durante décadas es el efecto de la conciencia en la materia. Este concepto desafía nuestra comprensión tradicional de cómo el mundo funciona y plantea preguntas profundas sobre la naturaleza de la realidad.

 Esta dualidad, describe cómo las partículas subatómicas pueden comportarse tanto como partículas discretas o como ondas propagándose. El comportamiento de una partícula en un momento dado se determina en parte por si está siendo observada o no.

 Cuando no se observa, las partículas se comportan como ondas, mostrando un patrón de interferencia. Sin embargo, cuando se observa, se comportan como partículas individuales y el patrón de interferencia desaparece. Este cambio en el comportamiento de las partículas en función de la observación es un punto de partida clave para comprender el efecto de la conciencia en la materia.

 En otras palabras, las partículas no tienen propiedades definidas hasta que un observador las mida. Esto implica que la conciencia humana desempeña un papel crucial en la determinación de la realidad a nivel subatómico. Este concepto sugiere que la conciencia está intrínsecamente ligada a la creación de la realidad en el mundo subatómico.

 La pregunta fundamental que se plantea es si la conciencia es un componente fundamental e inseparable del universo. Si la observación de la conciencia afecta a la materia, esto sugiere que la mente humana es una fuerza cósmica activa en la creación y estructuración de la realidad.

 Otros sugieren que esto podría ser un indicio de una conexión profunda entre la mente y el universo, lo que lleva a la exploración de la conciencia en campos como la neurociencia y la psicología.

 A medida que avancemos en la comprensión de nuestra realidad espiritual, estaremos más cerca de entender cómo funcionamos frente al universo.

 Si no duermes bien, busca como está tu salud espiritual, esto podría salvarte la vida.

 En pocas palabras, tu realidad material en este mundo, caótico o no, depende de tu relación con el universo. Una relación que comienza en el espíritu, desde una conciencia espiritual, la cual emana de la inteligencia Espiritual, implantada por Dios en medio de nuestro ser interior, como una semilla plantada en el campo, la cual a través de un proceso natural nace, crece, se reproduce y da frutos. Así mismo funciona el espíritu dentro de nuestro ser.

 Déjalo desarrollarse, esté pendiente de él, y atiéndelo. El es mas real que lo que ves o sientes con tu parte natural.

 Jesucristo te ama y te bendice.

JoseFercho ZamPer.

viernes, 6 de octubre de 2023

Sobre el duelo.

 En las trincheras del dolor.

Como cristiano visualizo al ser humano como una entidad compuesta por un cuerpo físico, una alma o psique o mente, y un espíritu. Cuando muere un ser querido, muere algo dentro de uno, esto es algo natural y normal, pero no estamos preparados para eso.

Sin duda alguna, enfermarse es algo traumático, cuando nos dicen que es algo recuperable no es tan preocupante, el verdadero problema es cuando dicha enfermedad lleva a la muerte.

Qué experimentamos ante sucesos tan severos como la muerte de un ser querido.

Esta pérdida implica para nosotros un profundo dolor, una suerte de vacío, un dolor a veces punzante que se ubica en el pecho, a veces en el estómago, otras veces es más fuerte, se siente en las entrañas más profundas, en el alma misma; y esto no es más que la expresión física de ese dolor emocional y espiritual que atravesamos.

Una muerte también nos deja un profundo desconcierto, no estamos nunca preparados para la muerte, pero el ser humano siempre alberga una pequeña esperanza de que la persona permanezca con vida. Es algo que no sabemos cómo manejar, pero es como que de momento nos mueve el piso, nos deja a la intemperie, se nos viene el mundo encima, nos deja desorientados; quedamos con la ausencia y un vacío.

La muerte implica esa despedida y las despedidas generalmente son dolorosas, sobre todo cuando son para siempre. La muerte implica el fin de nuestra relación con ellos, con quien se va, nos confronta con esa realidad a la que siempre estamos tratando de sacarle el cuerpo.

Por la muerte de algún ser querido, sufrimos varias pérdidas, la primera es la perdida de la persona, se pierde ese vínculo que teníamos, esa relación, ese dialogo, esa confianza; esa amistad, en fin, todo lo que significaba esa persona para uno. Y cuando perdemos ese vínculo, eso nos desubica en todas las áreas de la vida.

Perdemos también la compañía, es decir, la presencia y todo lo que esa persona nos brinda. Perdemos también recursos económicos, financieros y emocionales, sobre todo sus palabras de aliento, esas que nos alegraba y animaba la vida, sobre todo cuando esa persona era nuestro apoyo personal.

La muerte también implica una pérdida de oportunidades, esa posibilidad de vivir otros momentos con esa persona. Sabemos que una pérdida es significativa cuando eso que perdemos o esa persona que perdimos formaba parte de mi propia identidad. queda esa Sensación de que algo dentro de mí murió también, porque nosotros, por ser seres sociales, nos identificamos a partir del otro, entonces normalmente de forma tácita en nuestra psique yo me defino como la hija de, la esposa o esposo de, la madre de, la amiga de, la hermana de, etc. Y cuando esa persona que me define por la relación ya no está, se destruye, se rompe una parte de mi propio yo, una parte de mi identidad y por eso ese proceso es tan crucial y por eso nos afecta tanto, porque nos obliga a reinterpretar nuestra propia identidad.

Por ejemplo, el caso de una mujer que pierde a su esposo, esta mujer pasa de ser la esposa a ser la viuda, hasta en lo legal. En la mayoría de nuestros países incluso se obliga a cambiar los documentos de Identidad. En el caso de la viuda, se ve forzada u obligada a reinterpretarse ella como persona a reconstruir su identidad.

Nos confronta con esa realidad la que siempre estamos tratando de omitir, entonces por la muerte de algún ser querido, sufrimos varias pérdidas, la más evidente es que hemos perdido a esa persona, pero como decía otra cosa importante que se pierde es ese vínculo, esa relación, ese saber que la persona ya no está ahí, y que yo estoy allí para esa persona.

Somos seres sociales por naturaleza, fuimos creados para vivir en relación y cuando perdemos una de estas relaciones de estos vínculos significativos, eso nos descoloca. Eso afecta todas las áreas de nuestra vida. Perdemos también la compañía, es decir, la presencia y todo lo que esa persona nos brinda. Puede ser que, si perdimos a la persona que nos ayuda en sustento, perdemos también recursos económicos, financieros. Pero normalmente perdemos recursos emocionales cuando esa persona ha sido nuestro apoyo ha sido a quien recurrimos en momentos difíciles y tenemos que vivir la muerte de ese ser.

Pensar mi propio yo, saber qué voy a hacer yo ahora o cómo soy, cómo me reconstruyo ahora que perdí a mi esposo, a mi hijo, a mi hija, etcétera. Por eso la muerte tiene tanto impacto en nuestras vidas. A veces quizás nos mostramos indolentes, tratamos de ser o somos muy duros con el dolor del otro o con el dolor propio, porque a veces también queremos hacernos fuertes y pensar que no ha pasado nada, que ya murió y la vida continúa. Sin embargo, no es tan sencillo y estoy seguro de eso, y los que ya pasaron esto también lo saben.

Es importante saber que de toda pérdida significativa se desprende un proceso de duelo, todo duelo se origina en una pérdida, pero no toda pérdida implica un duelo. Los duelos se deben llevar hasta sanar, es decir, una persona que atraviesa una situación difícil como un divorcio, la pérdida de su salud, cuando se jubila, también puede experimentar un proceso de duelo porque está perdiendo esa etapa de su vida en que fue una persona productiva, y ahora se siente mal, o fracasada.

Luego de la pandemia no solamente se perdieron vidas sino trabajos, negocios, libertades, y muchas otras cosas; es bueno que tengamos eso presente y que podamos trabajar con eso, que podamos ser conscientes de esos procesos de pérdida por las que hemos atravesado en estos últimos años; todas estas pérdidas significativas generan un trauma que merecen tener un proceso de duelo.

Etapas del duelo.

Los psicólogos y los estudiosos de este tema del duelo han identificado varias etapas, es decir, el duelo como proceso pasa por diferentes etapas. Miremos los más relevantes según nuestro caminar por allí.

Lo primero que experimentamos es ese sentimiento de frustración y negación, ese decir; no es cierto, no lo puedo creer. Esto no puede estar pasando, esto no es verdad.

El más fácil de identificar ese momento de negación, de ira o de rabia. Seguramente todos atravesamos por ese tiempo después de que te dan la primera noticia, sobre todo si la noticia es inesperada. Cuando nos informan que alguien, un ser querido, un ser muy cercano, murió. Puede ser en un accidente o de alguna manera violenta, o cuando lo echan a uno del trabajo, o de la relación, o cuando se sufre esa pérdida económica que nos deja en la quiebra.

Cuando se escuchan esas cosas uno piensa que esta dormido o que es una pesadilla que al despertar va a pasar. Esa negación viene por lo general acompañada de ira, de rabia. En el momento puede ser como ilógico y cuando lo analizamos, parece que fuese un tanto irracional, pero probablemente hayan experimentado los que pasaron por allí que hemos experimentado rabia con la persona que murió. Es decir, supongamos, que murió en un accidente de tránsito, nos preguntamos, por qué saliste de noche con el carro, no te dije que no, o sea, cuántas veces no le dijimos que no manejara con tragos, que no se fuera por ahí. Es decir, es como que lo primero que sale de forma natural es una rabia, aunque luego nos atribuimos la culpa de no haber cuidado a esa persona, de no haber tomado todas las previsiones necesarias para que no ocurriera tal incidente, entonces pasamos por ese proceso de culparnos a nosotros mismos o de culpar al otro.

Nos movemos entre negación y rabia, negación e ira, pero sabemos que los seres humanos somos distintos y tenemos diferentes formas de procesar nuestros sentimientos.

Si pensamos en el duelo como un viaje, entonces el primer lugar donde podemos aparcar nuestras emociones es en la bahía de la negación y la ira.

Después viene la fase dos y es ese proceso en el que ya asimilamos la pérdida, cuando ya la muerte de esa persona forma parte de nuestra realidad. Ya dejamos de negarlo, ya lo asumimos o lo aceptamos. No significa esto para nada que dejó de doler, solo significa que nuestra mente está procesando el hecho de que esta persona ya no va. Esto trae a nuestra vida una profunda desesperanza es quizás la característica de esta etapa.

Entonces se comienza a buscar cosas que puedan tapar o distraernos del dolor, es la etapa más larga del proceso de duelo. Los expertos dicen que podemos pasar por allí hasta más de un año. Recordemos que no son tiempos exactos, pero es la etapa más larga y es la etapa en la que ya nos dimos cuenta de que la persona no está y ahora no tenemos idea de quiénes somos nosotros, por lo que decíamos anteriormente, esa parte que murió y no sé quién soy, no sé cómo seguir viviendo, aunque tenemos que seguir viviendo, pero lo hacemos en automático.

Después de varios meses del evento, nos toca reincorporarnos al trabajo o retomar las actividades que llevábamos antes de, pues no podemos darnos el lujo de quedarnos tendidos en la cama llorando, pero es como que el dolor físico pasa y es ese momento en el que muchas personas reportan que ya se le agotaron las lágrimas. Ya no hay llanto, pero justo porque el dolor es tan intenso que siento que ya las lágrimas no son suficientes para calmarlo. Este momento es crucial y es importante porque en esos momentos pueden aparecer las malas ideas, inclusive las ideas suicidas.

Por esa percepción de que la vida no tiene sentido porque esa persona ya no está, que las cosas ya no representan valor alguno, por lo que, hay que estar bien pendientes del comportamiento de quien sufre dicho duelo. Es muy importante que quienes acompañan a dichas personas desde el punto de vista emocional, manifiesten su presencia y acompañen de cerca a estas personas en este momento del proceso.

Luego de esta, viene una etapa que llaman “nuevos comienzos”, esos nuevos comienzos son cuando ya se asimila la pérdida, la incorporamos a nuestra vida, ya sabemos que la vida va a continuar, aunque no de la misma forma. Y empezamos a tener pequeños proyectos, por ejemplo, vamos a suponer que murió el esposo y era el proveedor de la casa. Bueno, entonces la viuda empieza a pensar de qué forma puede gestionar recursos para mi familia, qué va a hacer a continuación.

Quizás eso coincide con el momento del duelo cuando se quiere deshacer de las pertenencias de la persona que falleció, la hora de desocupar el clóset, cuando también se desean hacer otras actividades. Este proceso no es sencillo, no es fácil y nunca debemos presionar a alguien a que lo haga. Debemos esperar que la persona viva su proceso y ella misma decida que ya es tiempo. Tiempo de soltar, tiempo de abrir espacio en el corazón para su propia vida.

Una etapa cuando se comienza a levantar un poco del piso y se empieza a avanzar.

Esto es un camino sinuoso, es un camino con dificultades, un camino en el que podemos retroceder. Cuando un amigo o un familiar está pasando por esas dificultades, uno quisiera cargarlo a hombros y sacarlo del abismo lo más pronto posible, pero no hay forma de hacer esto. La única manera de superar el sufrimiento es atravesándolo, experimentando hasta que con el proceso se va disminuyendo.

Muchos toman el puente falso, cuando se hace cualquier cosa para tratar de evitar el dolor y no experimentar nada de eso, salir de tal situación sin pasar por tal experiencia. Por ejemplo, cuando se tiene una ruptura de pareja y se quiere salir con alguien al siguiente día. Eso es un puente falso que tomamos para evitar enfrentarnos con la situación, a veces nuestro puente falso puede ser el trabajo, el licor, las fiestas, cualquier cosa que anestesie nuestro dolor.

Permitirse experimentar el dolor, reconocerlo y superarlo, buscar la forma de expresarlo de manera sana, con llanto, con escritura, hablando con alguien de lo que pasó, haciendo algo que le permita sacar las emociones de su pecho y colocarlas afuera, respete su propio proceso. Y si es el de otra persona, respételo de igual forma reconozca que ya usted no es la misma persona, porque algo cambió en él.

Busque ayuda sin sentir ningún tipo de vergüenza, porque los seres humanos necesitamos acompañamiento en estos procesos y finalmente, lo más importante, lleve su dolor a la Cruz. Solo el señor, solo nuestro Dios conoce la intensidad de su dolor y dice la Biblia, que Jesucristo verdaderamente soportó todos nuestros sufrimientos y cargó con nuestros Dolores, así que, en él, en Dios, por medio de la fe, podemos nosotros poner nuestro dolor para que él nos alivie.

Esto se puede hacer orando, describiéndole al señor sus sentimientos, conversando con los suyos el tema.

Busque refugio y el acompañamiento necesario en Dios y en otras personas. Buscar ayuda profesional en caso de que el tiempo de duelo sea más largo de lo establecido y tener y brindar acompañamiento a esta persona.

Cuando entramos en lo desconocido, nuestras enseñanzas y formación pierden su valor. Y al final, nadie es eterno, por mucho que aprendamos o hagamos, nos iremos de este mundo.

Pero es muy importante lo que vives, no solo es venir al mundo. Ser humilde, honesto, trabajador, educado, servicial, etc., son las cosas que nos hacen ser un increíble ser humano. Ayudar a los demás, así agradezcan o no. Perdonar a quien te ofende, vivir una vida plena junto a nuestra familia y amigos, es la verdadera misión en este mundo.

Las personas que se dedican toda la vida a trabajar, hacer bienes materiales etc., son personas que desperdician la vida, limitan su vida a cambio de algo material, pero luego los sorprende la muerte sin disfrutar la vida.

Nadie nació aprendido, aquí venimos a hacerlo por qué quien no se equivoca no aprende, de los errores se aprende y de lo aprendido se vive.

La maldad, la hipocresía, las traiciones, la mentira son cosas que riendo se hacen, pero llorando se pagan. No es el mismo llanto cuando se nace que cuando se muere.

Si quieres tener una vida plena ayuda a quien lo necesita.

Después de amar a mis padres, mis hermanos, mi cónyuge, mis hijos, mis amigos, ahora he comenzado a amarme a mí mismo. Debería ser al revés, porque sin amor propio no podré amar al otro.

Narrar nuestra historia permite a otros caminar por el camino de las memorias y reviven el pasado. He aprendido a no sentir vergüenza por mis emociones, ellas muestran lo que soy. Vale más una relación que mi ego.

Yo soy responsable de mi felicidad.

Valoro a mis amigos, por la amista que me ofrecen, no por sus cosas.

Valoro más mi vida, mi familia y mis amigos, eso es lo que en verdad tengo.

No hay que estar viejo para buscar la felicidad.

¿Por qué esperar más tiempo para amar? Si la paz es más preciosa que la perfección.

Jesucristo nos ama y nos bendice.

 

JoseFercho ZamPer.

Sobre lo que crees.

Lo que se puede saber de la biblia se remonta a miles de años atrás. Jesucristo es el personaje central de la historia bíblica, su vida y ...