viernes, 21 de diciembre de 2018

Los Falsos maestros.


Los ha habido y siempre los habrá.

En el pueblo de Dios siempre ha habido falsos profetas o maestros, aquí entre nosotros en estos días los hay, mañana y por la eternidad los seguirá habiendo.

El peligro de estos es, el engaño en que mantienen a muchos, pues, tratando de adorar a Dios, terminan es negándolo con su comportamiento.

Pero los muchos que los siguen, es porque sus vidas se han mantenido siempre en el engaño, ya que sus prácticas siendo vergonzosas, no les ha permitido ver el camino de la verdad, se acomodan con gran facilidad al lado de aquellos que, llevados por la avaricia solo buscan un beneficio personal, defraudando así a los demás.

Dichos maestros los explotarán con palabras engañosas, con falsas promesas de prosperidad, llevándolos siempre a su destrucción.

El problema de muchos, tanto los engañadores como los engañados, es que no quieren obedecer a Dios, porque leyendo no entienden, ni tampoco sus malas experiencias los hacen entrar en razón.
Vemos en la biblia muchos ejemplos, tanto lo bueno que es seguir y obedecer a Dios, como lo malo que es desobedecerlo. Pero ni, aun así, quieren entender, mucho menos creer. El mundo actual se encuentra tan abrumado por la vida desenfrenada que lleva la gran mayoría, que hasta los creyentes conviven con ellos y aman lo que ellos aman.

Y aunque muchas veces sentimos que se nos despedaza el alma por las obras inicuas que vemos y oímos, los miedos y temores al rechazo del mundo, nos impide reaccionar con verdadero amor por el prójimo y actuar como cristianos de verdad.
Pero la verdad es que Dios si sabe y quiere librar de la maldad a quienes viven conforme a su voluntad. 

Estos falsos maestros se mueven por el mundo como animales irracionales, y se guían únicamente por el instinto carnal, ignorando o haciendo caso omiso a su propio conocimiento de que ellos recibirán el justo pago por sus injusticias.

Su concepto de felicidad es el de entregarse a las pasiones desenfrenadas, llenos de adulterio seducen a las personas inconstantes; son expertos en la avaricia, ¡hijos de maldición! Han abandonado el camino recto, y se han extraviado para seguir la senda de Balan, más ciegos que la misma burra que montan, más su maldad y desenfreno los lleva a la locura y a su propia perdición.

Estos individuos son fuentes sin agua, niebla empujada por la tormenta, para quienes está reservada la más densa oscuridad. Pronunciando discursos arrogantes y sin sentido, seducen con los instintos naturales desenfrenados a quienes apenas comienzan a apartarse del pecado y de su error. Les prometen libertad, cuando ellos mismos son esclavos de la corrupción, ya que cada uno es esclavo de aquello que lo ha dominado.

Pues habiendo escapado de la contaminación del mundo por haber conocido a nuestro Señor y Salvador Jesucristo, vuelven a enredarse en ella y son vencidos, terminan en peores condiciones que al principio. Más les hubiera valido no conocer el camino de la justicia que abandonarlo después de haber conocido el santo mandamiento que se les dio. En su caso ha sucedido lo que acertadamente afirman estos proverbios: «El perro vuelve a su vómito», y «la puerca lavada, a revolcarse en el lodo».

Que el Señor Jesucristo nos abra los ojos del entendimiento para comprender a que esperanza hemos sido llamados en Cristo, Señor y Dios nuestro.

Jesucristo te ama y te bendice.

JoseFercho ZamPer  

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