viernes, 4 de mayo de 2018

El Hombre como dios y frente a Dios



La tecnología nos está alejando de nosotros mismos.

A lo largo de la historia, el hombre ha tratado de fabricar y mejorar herramientas rústicas haciéndolas más sofisticadas, e incluso nos han permitido viajar más allá de los confines de nuestro propio planeta.

Por otro lado, nos hemos estado desconectando del mundo natural, de la familia y amigos; al punto de que nuestros instintos de supervivencia se están apagando.

La inteligencia artificial ya no es producto de la imaginación, ya están aquí con nosotros, y se mueven casi de manera autónoma, en los hogares, en nuestras manos, en el espacio y dentro de muchas personas; las cuales ya tienen injerto dentro de su cuerpo varios chips y demás elementos tecnológicos para ayudarle a respirar, a que su corazón palpite o sencillamente a vivir.

El hombre desde hace ya mucho tiempo está jugando a ser dios, de forma irresponsable, permitiendo que sus creaciones nos controlen hasta el punto de reducirnos a esclavos.

Estamos claramente en una encrucijada en nuestra evolución.

Mientras no tengamos respuestas claras a nuestros interrogantes, tales como: ¿Qué significa ser hombre, para que estamos aquí? Deberíamos ser precavidos, antes de que sea demasiado tarde.

No queremos ni necesitamos otra religión, ya estamos hartos de ellas, suficiente con las que ya existen. La humanidad no solo está mentalmente enferma, sino que lo está de todo su ser; a tal punto que se matan como perros viejos tratando de liderar la manada.  

Muchos son vistos como dioses por la tecnología que manejan, pero son solo instituciones ilusorias que desean ser endiosadas.

Somos una sociedad tan desigual que, algunos pueden acceder a todo lo que quieren mientras otros no tienen absolutamente nada, entre el mito fantástico y la realidad científica, la tecnología se infiltra poco a poco en nuestros cuerpos.  

La gente parece no ver, o no quieren ver esta realidad, la creación de nuevos órganos, nos han ido llevando más lejos de los humanos, pero aseguran “si estamos conectados todo el día a pantallas y demás tecnología, ¿porque no insertársela en el cuerpo?

Al Igual que Dios, quien creó las plantas, los animales y al hombre, los científicos también están aprendiendo a crear y diseñar vida.

Los humanos convivimos con otros seres vivos, pero es la tecnología quien ha determinado nuestro desarrollo. Ahora que han descifrado el código de la vida, no tardaran mucho en jugar a ser dios.

Al parecer se tienen los ingredientes para empezar un proceso de creación.

¿Qué significa ser humano?

La humanidad está al borde de un gran cambio. El desarrollo tecnológico va tan rápido y está llegando tan lejos que es necesario buscar una interpretación.

De ninguna manera podremos ignorar el enorme poder que la religión, la mitología, y las creencias humanas tienen sobre la historia. A la final, los que determinan qué se hace con la tecnología son los sacerdotes, ideólogos y políticos. Ellos son los que determinan qué se hace con la tecnología. Pero al mismo tiempo estamos destruyendo el sistema ecológico, provocando así la extinción de más plantas y animales, pero, aun así, nos sentimos auténticos dioses.

El "Homo sapiens" es un animal domesticado, pero nosotros estamos incluso más domesticados, que las vacas, los perros o los cerdos.

Antes no era necesario tanto conocimiento para sobrevivir, hoy en día no sabemos cómo sobrevivir ante tanto conocimiento. Antes dependíamos principalmente de nosotros mismos, de nuestra familia y amigos.

Es muy probable que en unos años la gente sea literalmente, parte de la red. Y seremos incapaces de sobrevivir si nos desconectamos de ella. Stephen Hawking fue más allá, y dijo que los humanos serían exterminados.

Todas las máquinas, los móviles, servidores y ordenadores conectados entre sí, y los conectamos a los millones de mentes humanas que a su vez están conectadas a sus aparatos, se forma un super organismo planetario. No nos hace falta fantasear para contemplar la posibilidad de que en algún momento podemos perder el control.

En esencia, se tienen suficientes datos de las personas, concretamente datos biométricos y suficiente potencial informático que, conocemos mejor a esa persona de lo que ella se conoce a sí misma. Por lo tanto, podremos controlar a las personas, manipularla y tomar decisiones por ellas.
Nadie sabía quién eras realmente ni cómo te sentías, qué pensabas, porque no entendían lo suficiente de ti. Pero las cosas ahora son distintas. En 10 años, Google y el Gobierno chino tendrán suficiente información sobre ti, suficiente como para entender tus sentimientos, tus pensamientos, tus deseos, tus obsesiones.

Aunque tú no sepas por qué te sientes como te sientes, otros si lo sabrán. Ya no seremos más una persona, sino una corporación o entidad creada y controlada.

Mi consejo es que te escuches a ti mismo, la gente comete errores terribles en los momentos más importantes, porque no se conocen a sí mismos. Quieren ser perfectos, pero no toman el control de sus vidas.

Se cree que la religión es sobre Dios, pero no es así, la religión es sobre humanos.
En esencia, la religión es una historia que da legitimidad a las normas, leyes y valores humanos que ratifica el origen de su autoridad. Esta surge cuando tienes una gran pregunta sobre la vida y necesitas una respuesta.

Señor, no dejes que nos vayamos con las manos vacías, por favor.

Para los creyentes, la palabra de Dios es la fuente de autoridad. Pero luego vienen las ideologías modernas, que te dicen que la Biblia no es la fuente de autoridad, sino que lo son los sentimientos humanos. Que solo debes consultar tus sentimientos.

Si hay algo que te hace feliz, si no haces daño a nadie, entonces, no tiene nada de malo. Si te hace sentir bien, hazlo. Esto lo determinan los nuevos sacerdotes, los nuevos reyes, como quieras llamarlos.

Hoy día la importancia pasó a las máquinas, esto conlleva muchos peligros, la gente perderá el control de su vida, porque es mucho más fácil manipular a las personas.

La vida humana es un proceso de toma de decisiones, las decisiones siempre están ahí.
Debes escoger entre el bien y el mal. Entonces ¿qué pasará con la vida humana cuando las maquinas tomen las decisiones por usted?

Piensa en tu vida, imagínate un momento difícil, donde te preguntas ¿qué debes hacer? Vas corriendo a google para que te diga ¿qué debes hacer, porque el conoce la mejor opción? ¿qué tipo de vida será esa? ¿Quién nos hace dudar de nuestro conocimiento?  Por qué estamos aquí y qué hacemos. De quiénes somos, dónde estamos, cómo nos vemos a nosotros mismos.
Debemos averiguar como individuos, ¿quiénes queremos ser? cuál es el sentido de ser homo sapiens. Esto es de vital importancia. Aunque no sea justo.
Una de mis preocupaciones es: No todos lograrán tener control de sí mismos, seguirán siendo comunes y corrientes, y, probablemente perderán el control de su vida, este es un proceso que va más allá de lo humano.

¿A dónde va el hombre? Una pregunta legítima ante el panorama amenazante actual. No es que nos hallemos en la etapa final de la humanidad. Sucede que está aflorando una nueva conciencia, un nuevo modo de entender el mundo. La humanidad se encuentra en un punto crucial. Puede incluso decirse que nos hallamos en un momento de cambio como sólo se da una vez en milenios. Pensemos en el abismo que separa hoy a unas generaciones de otras; la diferencia de mentalidad ha adquirido unas proporciones hasta ahora desconocidas. Pensemos también cuánto se habla hoy del fin del mundo o de la posibilidad de una catástrofe irreversible.

¿A dónde va el ser humano? ¿a dónde quiere llegar? Los tiempos actuales apenas dejan tiempo para la escucha, para la meditación, lo que dificulta el crecimiento interior de la persona como tal.  La humanidad se encuentra devaluada, el vacío que solloza por las habitaciones del ser humano nos ocupa la razón, el hombre no se atreve a mirar la verdad de frente, se contenta con soluciones a medias.

A veces nos creemos más de lo que somos y, sin embargo, en contradicción con lo anterior, nos estimamos menos de lo que valemos.

El ser humano necesita hacerse valer más allá del nuevo orden en los mercados financieros. Tras las conquistas hasta ahora conseguidas, convendría interrogarse si en verdad han servido para despojarnos de las amenazas del hombre contra el hombre mismo.
 ¿Qué futuro tiene hoy el ser humano si aún no respeta el derecho de los demás? ¿Hemos crecido en amor o en egoísmo? Son interpelaciones que todos estamos obligados a hacernos. Es el momento, que todo ser humano aprenda a respetar a los suyos, aunque no piensen como nosotros. Esta alegría es una conquista aún pendiente.

El hombre necesita saber qué no puede ser feliz por casualidad, o tener sentido en la vida sin buscarlo. El hombre necesita saber para qué vive, de dónde viene, a dónde va, porque estas dudas le surgen en lo hondo cuando hay que sufrir, o tomar decisiones que afectan toda la vida, o entregarse al amor. Qué valor tiene sufrir, amar o morir.

Es una búsqueda de todo hombre, de toda su humanidad, no sólo de su cabeza, ni de sus deseos. No se puede ser feliz por casualidad, o tener sentido en la vida sin buscarlo. La felicidad sólo puede venir de plantearse conscientemente su búsqueda y conseguir las respuestas necesarias. Directas o indirectas, pero conseguirlas.
¿Qué dice la ciencia frente a todo esto? Como nos advirtieron Einstein y Schrödinger, “la ciencia como tal no está en capacidad de darle sentido a la vida”.
El hombre no está libre de circunstancias biológicas, psicológicas y sociológicas, pero siempre es y será libre para adoptar una postura frente a todas estas condiciones y circunstancias, ya sea resignándose a ellas o ya sea superándolas, haciendo uso del poder de obstinación de la mente.

La primera necesidad que el hombre experimenta desde su adolescencia es la de encontrarle un sentido a su propia vida.  

El hombre es capaz de vivir e incluso morir por sus ideales y principios, pero no puede inventar el mismo estos ideales. No podemos inventar nosotros el sentido de nuestra vida. Podemos descubrirlo, no inventarlo. La vida del hombre no es, pues, un estado de satisfacción, sino una tensión, un conflicto, una lucha para descubrir una solución al problema fundamental.

Experimentar el vacío, la pérdida del sentido de la vida es lo que constituye la angustia existencial del hombre. A veces, el hombre quiere huir de esta realidad y compensarla con el dinero, con el sexo, la droga, el poder, la actividad frenética. Pero la pregunta existencial: ¿Vale la pena todo esto? vuelve a inquietar siempre al hombre. Vale la pena encarar este tema y buscar las pistas de solución.

El Hombre es un ser inacabado y en búsqueda de la plenitud.

Su existencia es un don, algo recibido gratis, como un valor del que no se puede disponer como dueños. El hombre es un ser contingente porque recibe la existencia, tiene el ser, pero no es el ser. La categoría del tener, recibir, exige una razón, un más allá del ente finito; el hombre no es su existencia, sino que la recibe de alguien.

El hombre no es solo un ser con los otros existentes, ni solamente ser con las cosas, sino que definitivamente es un ser abierto a Dios. Los hombres antes que ir a Dios, Vienen de Él, o mejor, están viniendo, porque la existencia es un continuo e ininterrumpido recibir del ser.

El hombre quiere realizarse según su proyecto, pero muchas veces esto no es posible. Cuantos seres humanos no alcanzaron siquiera un minuto de realización. Cuáles son las condiciones que se precisan para llevar a cabo nuestros proyectos. Siempre, hasta el hombre más afortunado, queda insatisfecho de lo que es y de lo que hace. Dos soluciones parecen abrirse al hombre insatisfecho: o apagar sus deseos y quedarse tranquilo con lo que tiene, cortar su deseo de plenitud y de infinito y vegetar, vivir o morir, o buscar más allá del tiempo la realización de su ser.

La primera tentativa no tiene posibilidad de éxito. El hombre siempre espera algo más de lo que tiene, tiende hacia le felicidad que nunca puede encontrar mientras viva.

Queremos mostrar, partiendo de la estructura del hombre mismo, que la esperanza que la inquieta nos es un residuo de la infancia, ni de ninguna manera de signo de madurez o cobardía, sino que revela la misma naturaleza del hombre. Las cosas materiales y las personas que el hombre experimenta a lo largo de toda su vida no cubren la inmensidad del ser.  

Aunque no se pueda demostrar la inmortalidad, si podemos aprender a amar.

Si Dios nos crea como personas significa que nos quiere como personas no nos puede tratar como cosas que se usan y se tiran. Si el hombre no viviera para siempre, sería como una cosa que una vez usada, se tira.

La fe cristiana ofrece una perspectiva y promesa de resurrección. Dios no nos ha creado para morir, sino para llegar a la plenitud de vida y felicidad. Nos despojaremos de este cuerpo y no revestiremos de uno nuevo, el cuerpo glorioso.

¿Podemos lograr la reconciliación entre las personas y evitar el derramamiento de sangre que surge de las interpretaciones más radicalizadas de sus creencias?

Las civilizaciones se han dividido basados solo en argumentos, los cuales han generado sufrimiento intolerable para los pueblos, no es fácil pensar en un mundo de seres humanos sin alma, o con un corazón de hierro, sin sentimientos.

Se suele decir aquello de “arrepentidos los quiere el Señor” y es cierto. Arrepentidos nos quiere Dios a los que somos pecadores, que somos la mayoría de los mortales.

El origen de estos conflictos inicia desde los mismos comienzos de la humanidad, desde el mismo principio las naciones han estado en disputa. La esencia de la historia de los pueblos se ve marcada por las guerras y la violencia. El origen del conflicto surge al interior de las familias. Aquí es el principio de todo. Un problema familiar, un problema entre hermanos lleva al hombre hasta matarse entre ellos.

Jesucristo se hizo hombre y sufrió como hombre, y como hombre necesitaba a Dios continuamente por eso oraba a Dios. Él nos enseñó a nosotros cómo debíamos actuar en nuestras vidas viendo su comportamiento como ejemplo. Pero vino como ser humano para salvarnos y para que nosotros como humanos siguiéramos su ejemplo y así ser humildes. ¡Esto es genial!

La gente cree que ser bueno es ser tonto, pero esa no es la enseñanza de Jesucristo. Él lo que quiere es que seamos libres.
JoseFercho ZamPer

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