jueves, 10 de mayo de 2018

El hombre y su Mujer



El Paraíso en la tierra.

El paraíso está más allá de donde sale el sol y donde se encuentra nada más que Dios, que abarca todo el mundo hasta los cielos.

Es como un mar de agua dulce y clara, la más deliciosa al paladar, cuando un hombre y una mujer se unen en amor, se trasciende al paraíso.  Dios creó tal unidad a su buen juicio, porque él sabía que el hombre necesitaría hallar ese paraíso, una vez expulsado del jardín del Edén por su transgresión.

Los hombres deberían vivir en la tierra, Y entre ellos encontrarse, unir sus almas y llegar a Dios.

Así Dios, que es misericordioso y de gran amor, que gobierna a su pueblo y todas las cosas de la manera que sólo él sabe; tuvo a bien dejarles un pedacito de cielo en su interior para que juntos; Hombre y mujer, lo hallasen. Además de eso, Dios envió su Palabra para alentarnos.

Dado que el hombre había visto en el jardín, solo a su mujer, la consideraba bella y única, pero ya por fuera del jardín, observó todo tipo de seres, y los veía extraños, pero esto comenzó a desviar su corazón hacia las cosas terrenales, pasándose así a su estado caído.

Dijo Dios al hombre, escucha y atiende a mi palabra, y tú y tu descendencia vivirán de pie, no quedarán caídos para siempre.  El hombre oró a Dios para que se le explicara, entonces Dios en su misericordia, envió a su hijo Jesucristo para que lo salvara a él y a su descendencia. Mas sin embrago el hombre se dejó tentar por la codicia, y temblando volvió a caer.

En el interior del hombre que piensa, al ver que eso lo lleva a la muerte, clama a Dios y vuelve a hallar misericordia. Por tanto, fortalece tu corazón y permanece fiel, y serás confortado por la palabra que Dios te ha enviado.
  
Muchos hombres al sentir la culpa viven en una cárcel de castigo en este mundo, con tanta estrechez, en oscuridad, en una tierra llena de piedras improductivas, que sus cuerpos languidecen de dolor. Todo esto les impide ver el paraíso, el cielo que está dentro de ellos.

Muchas mujeres, al ver la terrible situación de sus hombres, se sientan a llorar a su lado, porque saben que ellos ya están muertos; pero luego se levantan con sus manos hacia Dios, pidiendo misericordia y piedad, diciendo: mira a tu siervo, caído de esta manera, haz que pueda arrepentirse de su transgresión, y llévalo de vuelta a la vida. No nos dejes en este calabozo, yo sola sin él en este mundo no podría estar.

Tú, oh Dios mío, tomaste un hueso de su costado y me hiciste mujer, con corazón y razón, por tu misericordia y tu poder. Oh Señor, él y yo somos uno, y tú, oh Dios, Creador nuestro, te pido, devuélvele la vida, para que pueda estar conmigo en esta extraña tierra, por el tiempo que vivamos en ella. Pero si no vas a darle vida, entonces llévame como a él; para que ambos podamos morir el mismo día.

Usted ha pecado por su propia y libre voluntad, por su ambición y deseos de grandeza, no se mantuvo firme en su fe hacia mí, y buscó divinidad para sí mismo; así dejaste mis mandatos, por lo tanto, han llegado a usted todos esos dolores, y si sigues endureciendo su corazón, estarás bajo maldición para siempre.

 Cuando estamos sometidos a Dios, nuestra naturaleza es espiritual, por tal razón podemos ver las cosas celestiales. Pero después de pecar, lo brillante se vuelve oscuro y ya no podremos ver las cosas celestiales, solo lo que es de la tierra y que está al alcance de las manos, la capacidad de la carne, que es brutal.

Cuando estamos con Dios, no nos preocupamos por nada, pero desde que vivimos en esta tierra extraña, todo ha sido difícil y hasta la vida se nos va terminando de distintas maneras.  Cuando estaba en tu presencia no necesitaba de la mujer, pero desde que vivo en esta tierra no puedo vivir sin ella.

Mientras ustedes estaban en obediencia a mí, no sabían de necesidades carnales, pero ahora que han transgredido mi mandamiento, necesitan alimentar su cuerpo y hacerlo crecer, por ahora vivan junto a su mujer los recuerdos de los gloriosos días en el Jardín.

Muchos hombres viven en tal oscuridad, que no pueden ver mujer alguna sin el deseo de pecar, por la profunda oscuridad espiritual en la que viven. Y ellas, por miedo se mantienen cerca de él, su cuerpo hecho de carne necesita de la piel para soportar el frío y el calor.

Pero esta oscuridad no dura para siempre, solo basta con volverse al Señor y terminará, la luz te resplandecerá como el día. No te aflijas ni te turbes y no digas en tu corazón que esta oscuridad no pasará. Fortalece tu corazón, y no tengas miedo. Mira que yo estoy contigo, yo seré tu luz con el fin de que tú y tus hijos puedan vivir.

"Oh Señor, toma mi alma, y quita de mi todo pesimismo ocasionado por mi desobediencia y pecado, "Toda esta miseria que ha caído sobre mí a causa de mi transgresión me tiene esclavo a este mundo y a la carne. Después de esto, el hombre y su mujer, vieron la luz al amanecer de un nuevo día.

Como Satanás vio que el hombre y su mujer siguieron en su oración, y cómo Dios tenía comunión con ellos, y los reconfortaba, se esforzó por engañarlos imitando la luz del mundo, con el fin de que cuando los hombres vieran esa luz, pensaran que era la luz verdadera, la celestial, y que pensaran que los ángeles habían venido para traerles luz en medio de su oscuridad. Y así cedieran ante su presencia y otra vez serían humillados delante de Dios. A muchos hombres les pareció bien esta luz, y creyeron que era real, y se fortalecieron sus corazones, sin embargo, se mantenían temerosos y temblando delante del Hombre y su Mujer.

Estos nuevos iluminados llenan las iglesias que ellos mismos han construido con sus propias manos, con los diezmos y las ofrendas de sus seguidores. Sus muchas alabanzas que entonan no han sido suficientes para agradar a ese dios que los ilumina, sino que cada vez más los acorrala en su cueva.

Los hombres de este mundo no alcanzan a percibir la verdadera luz, la de Jesucristo, por tal razón no pueden ver la horrible forma que tiene el pecado en sus vidas, ni el mal que les ocasiona.  Creyendo que todo es bueno, que solo porque a ellos les agrada, ya está bien lo que hacen. Como muchos hombres no tienen discernimiento de espíritu, y no pueden comprender lo que pasa, queriendo agradar a Dios, no alcanzan a agrada ni a sí mismos, por falta de esfuerzo y valentía en sus corazones.

Sin embargo, Dios que conoce el corazón del hombre, y ve su mansedumbre, lo advierte con su palabra y le dice: hombre, debes saber que Satanás trata de engañarte a ti y a tu familia con mentiras y engaños tan sutiles, que ni te das cuenta.

Dios en su infinita sabiduría, nos mandó el espíritu santo para que estuviese siempre con nosotros y nos guíe en medio de tanta oscuridad del mundo.

Mas el hombre está preocupado por la idea de unirse a su mujer, porque un día escuchó estas palabras de satanás; La primera vez que comí del árbol, Dios me expulsó del paraíso, y me puso a pasar trabajos en esta tierra, entonces si hago esto, me cortará de la tierra y me enviará al infierno.

Pero Dios nunca nos ha dicho tales mentiras. Él lo expulso fue por desobedecerlo, no por unirse a su mujer, por la codicia y la ambición de poseerlo todo. Por eso tengan cuidado de no dejarse tentar de satanás.

Entonces el Hombre se unió en sagrado matrimonio con su mujer, y tuvieron hijos, y de ahí en adelante todo cambio para bien. Ya la tentación no pudo contra el Hombre, porque tenía a su propia mujer, quien lo hacía sentirse en el paraíso mientras vivió aquí en la tierra.

JoseFercho ZamPer.

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