martes, 9 de abril de 2019

Atrapado en un matrimonio.

Al principio todo iba bien, pero el amor hay que cuidarlo, y ahora me siento que estoy vegetando dentro de un matrimonio en el que ya ni siento ni padezco.

El amor se fue muriendo poco a poco, por falta de comunicación y la rutina, se fue convirtiendo en desilusión, esta cobardía me pesa tanto que no me deja avanzar, y sigo aguantando, fingiendo que todo está bien.

Teníamos una relación maravillosa, yo era una persona feliz, aprendía muchas cosas de mi pareja, el me ayudaba mucho. Pero a estas alturas del partido, me siento atrapada en mi vida de matrimonio, me da mucha tristeza y espero con todo mi corazón que la vida nos vuelva a sonreír. 

Es muy duro escucharle decir a una mujer que ya no se siente viva en su matrimonio, que está atrapada en una maraña de insatisfacción,  

Porque te sientes atrapado en tu relación
     
La mayoría de los matrimonios son geniales al principio, pero con el paso de los años se van dejando envolver por la rutina, por el trabajo y hasta por los hijos. Nunca es fácil, y las razones suelen ser muchas. 

Es muy importante conocer el porqué de la situación. Trata de entender porque te sientes así

Nunca he podido entender porque las parejas dejan de contarse lo que sienten, de abrir su corazón a la otra persona. 

Siempre habrá razones para sentirse asfixiado en la relación, pero al hablar sobre lo que sucede y escuchar a la pareja con atención, podrían trabajar juntos sobre la situación.

No es bueno estar solo en este conflicto, su pareja debe conocer lo que sientes sobre la relación, también la familia mas cercana, 

Hacer una lista de las cosas buenas de su relación, suele ser de gran ayuda, poner todo en perspectiva. Realmente puede poner en evidencia algunas cosas que quizá no habías visto, o preferías ignorar.

Por último, sentirse atrapada en una relación no significa que deban de terminar, pero sí que deben tener una conversación sincera. Pregúntate si realmente puedes vivir sin él, si eres capaz de ver tu vida sin él.

Razones por las que el matrimonio te está arruinando la vida.

Muchas mujeres sueñan desde pequeñas con su vestido de boda y su fiesta de casamiento. Esperan que su príncipe azul se ponga de rodillas y les pida matrimonio. Todo pareciera ser mágico, y esto hace que la realidad, las desencante.

Pero el matrimonio es mucho, pero mucho más que la fiesta de bodas, el vestido, los anillos y la luna de miel. Eso es solo el comienzo y mucho de ello no tiene absolutamente nada que ver con lo que significa estar casado.

La vida de casado trae cosas hermosas, pero también requiere de enormes sacrificios, y de verdadera comunicación, algo que lamentablemente falla en muchas parejas.

Con el paso de los años, muchas parejas terminan en situaciones miserables, sintiendo que el matrimonio les quitó la risa, les cortó las alas y hasta las ganas de vivir. Para muchos la rutina los termina “matando lentamente”.

¿Qué nos arruina el matrimonio? 

Las Peleas. Los gritos, la cantaleta, las malas palabras y demás forma de violencia verbal acaban hasta con las más sólidas relaciones humanas. 

Celos enfermizos. Los celos extremos son causantes de separaciones en los hogares, además de afectar la salud emocional.  

Prioridades diferentes: en algunas ocasiones, uno de los dos quiere hacer algo que antes no lo había podido hacer, como estudiar, viajar. La dificultad se presenta cuando ambos no están de acuerdo, y las prioridades y expectativas sean diferentes, generando 
frustración, enojo, y decepciones.

Chantaje emocional. Cuando hay amenazas o se culpa al otro por las dificultades de la pareja o del hogar, está claro que no es amor lo que los mantiene juntos y es muy probable que ambas personas sean cada vez más infelices. 

Su matrimonio puede salvarse
Las parejas como cualquier persona, sufrimos “tribulación, aflicciones y dificultades”. Pero a pesar de los graves problemas que quizá surjan, una pareja puede mantener una relación íntima y afectuosa. No obstante, existen medidas que contribuirán a cambiar de forma radical las tendencias negativas.

Cuando uno se casa, promete solemnemente no separarse de su cónyuge, pase lo que pase. “Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre”. 

Por tanto, elimine toda amenaza, toda acusación y toda sentencia condenatoria de su matrimonio.

Honre a su cónyuge
Que el matrimonio sea honorable entre todos (hebreos 13:4; Romanos 12:10). 

No descarte el analizar su relación para averiguar en qué aspectos puedes mejorar, las vivencias acumuladas a lo largo de los años pueden ir minando la relación de pareja. Reflexione sobre esas ocasiones y comprométase a mejorar la relación. Honra a tu pareja con buenas palabras, las parejas felices han aprendido a dialogar sobre sus problemas.

Saber comunicarse es un asunto de mucha importancia, pues; Muerte y vida están en el poder de la lengua” (Proverbios 18:21).

Así es, por insignificante que parezca: la forma de hablarle al cónyuge tiene la capacidad tanto de destruir como de reavivar la relación. 

“Existe el que habla irreflexivamente como con las estocadas de una espada —, pero la lengua de los sabios es una curación.” (Proverbios 12:18.)

Las palabras tiernas y dulces les bajan la temperatura a las conversaciones. Hay que reconocer que, cuando los ánimos se caldean, es difícil controlar lo que se dice.

Pues “La lengua es un fuego y “Nadie de la humanidad puede domarla. Cosa ingobernable y perjudicial, está llena de veneno mortífero” (Santiago 3:6, 8). 

Por tanto, no se desanime si su matrimonio no es como se imaginó durante el noviazgo. “El matrimonio, como todo en la vida tiene momentos difíciles como maravillosos”.

 “Que su habla siempre sea con gracia, sazonada con sal, para que sepan cómo deben dar una respuesta a cada uno” (Colosenses 4:6).

Escríbanse cartas de amor como al principio, salgan a caminar juntos tomados de la mano, tómense fotografías. Hable con su pareja sobre esos recuerdos de novios. Esto ayuda a reavivar los sentimientos que una vez los unieron.

La resignación es fatal
Las costumbres hacen leyes que pueden ser perjudiciales para las relaciones de pareja. El que se acostumbra a no ser amado o valorado pierde la fe en sí mismo y comienza a no quererse. Al sentirse menos que el otro, comienza el pánico a ser abandonado. Eso lleva a un sometimiento que profundiza todavía más el sentimiento de ser inferior hasta asfixiarse. 

Los celos en la pareja
Los celos dentro de cada relación de pareja pueden significar cosas diferentes. Los celos normales son aquellos en los que cada miembro de la pareja considera que el otro es atractivo para sí y para otro posible rival. Son los celos que mantienen la tensión sexual y establecen la necesidad de un código cerrado de fidelidad dentro de una relación. Los celos naturales son los celos que causa el simple hecho de amar.

Cuando uno ama, tiene miedo de perder el amor del otro. Es una condición natural. Lo importante es que estos celos sean controlados, apenas una pincelada de color en el cuadro de una pareja.

Cuando los celos son enfermizos, la persona celosa exige y demanda cada vez más del otro. El miedo a perder su amor y su favor comienza a ser un pensamiento obsesivo y continuo. La relación se vuelve asfixiante hasta agobiar.  

Causas económicas
Las dificultades económicas llevan a las parejas a perder la cordura y a generar malestar, pero cuando hay amor todo se puede mejorar.

Sexo
Para algunos existe, aún hoy, una correspondencia directa entre el matrimonio y el sexo. Cada vez menos personas llegan vírgenes al día de su boda, pero a veces sus parejas no les permiten realizar ciertas prácticas hasta que no les pongan un anillo en su dedo.

Miedo
La presión para ir al altar es a veces intensa y puede provenir de diferentes fuentes como la familia, los amigos e incluso la propia pareja. ¿Quién se atrevería a pronunciar un “no quiero” delante de sus invitados el día de su boda?

Pero ¡ánimo! Las cosas tienen remedio.

¿qué puede hacerse para que el matrimonio sea más feliz?

Más cerca de Dios, más cerca del cónyuge
Cuando ambos cónyuges se esfuerzan por acercarse a Dios, también se acercan el uno al otro. 

Cómo fortalecer el matrimonio
Claro, para que crezca el respeto mutuo no basta con evitar la conducta que deshonra la unión conyugal. Entre las “cosas preciosas” que llenan los hogares felices figuran también el amor verdadero, el temor de Dios y la fe firme (Proverbios 15:16, 17; 1 Pedro 1:7). Estas y otras cualidades semejantes fortalecen el matrimonio.  

La responsabilidad del esposo
Sin duda, un hombre no debe casarse con una mujer si no la ama sincera y verdaderamente.

El amor verdadero implica dar. Es compartir los planes, las esperanzas, los sueños entre dos personas que anhelan forjar toda una vida conjunta hasta que la muerte los separe.  

Un buen matrimonio requiere esfuerzo
Para tener este tipo de relación ordenada por Dios en el matrimonio, ¡ambas partes tienen que esforzarse! 

Las parejas que alcanzan verdadero éxito y felicidad jamás dan por sentado su matrimonio. Las parejas realmente cristianas oran con frecuencia por su matrimonio. Estudian la Biblia y otras fuentes para mejorar su relación. Y asumen el compromiso mutuo de hacer durar su unión "hasta que la muerte los separe".

Todos los casados, o que pretenden estarlo en el futuro, debemos asumir el compromiso profundo de honrar el matrimonio en todo. 

Amar es compartir. 
Todo esposo que se precia de serlo debe cultivar el hábito de comentar sus planes y esperanzas con su esposa, contarle sus pensamientos y deseos más profundos… ¡y no sólo los negativos! De este modo, le hace sentir que ella verdaderamente es "parte" de él. No obstante, muy pocos comparten su vida en esta forma con su pareja.

Los recién casados suelen esforzarse por aprender y adaptarse a las actitudes y preferencias del otro. Les agrada intercambiar opiniones sobre casi todo.

Un esposo debe tratar a su esposa como su "novia". Debe cultivar y forjar un ambiente de amor, romanticismo e intimidad en el hogar, saludándola con un beso, tomándole la mano cuando salen a caminar y abrazándola con frecuencia durante el día y manifestando su cariño de un modo abierto y generoso.

El amor verdadero implica un profundo y permanente respeto. El hombre debe sentir gratitud para con esa mujer que ha decidido unirse a él por encima de todos los demás y hasta la muerte. Debe respetar este hecho, así como las muchas cualidades de ayuda, paciencia y servicio que prácticamente toda esposa posee. Debe fomentar lo mejor que hay en ella y no tratarla con menosprecio ni críticas humillantes, las cuales, la mayoría de las veces, sólo logran rebajarla y hacerla responder de igual forma.

Trabajen y sueñen juntos.
Comenten y analicen esos sueños con cariño y comprensión el uno por el otro. Luego esfuércense y oren juntos para hacerlos realidad. Aprendan a responder el uno al otro de modo abierto y amoroso. No guarden secretos indebidos. No guarden rencores. Esta vida es la única que tienen, su pareja es la única que tienen y es su único amor. Sin duda, "no es bueno que el hombre esté solo" (Génesis 2:18).

Aprendan a perdonar
Otra necesidad absoluta en un matrimonio realmente feliz es el perdón. Cuando dos personas comparten toda su vida, cuando están juntas buena parte de cada día y de la noche, es inevitable que surjan algunos roces. Al fin y al cabo, somos humanos. La mejor manera de resolver este problema es hacer lo que Dios ordena, perdonar.

"Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; más si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas" (Mateo 6:14–15). 

El romanticismo es de vital importancia.
Hemos dejado el tema del "romanticismo" para el final. Aunque es el catalizador que atrae a los jóvenes, con frecuencia les hace olvidar la importancia de los demás aspectos dentro del matrimonio, muchos de los cuales acabamos de tratar.

Sin embargo, debemos tener cuidado de no dejar el "romanticismo" o los sentimientos por fuera. Por mucho tiempo que lleven dos personas casadas, por "ancianas" que parezcan, no pierden la necesidad de recibir cariño ni de vivir un amor romántico.  

¡Es importante que los dos, marido y mujer, se esfuercen por mantener viva la llama del romanticismo! Deben hacer todo lo posible por brindar al otro aquella atención especial y aquel trato cortés que tenían cuando eran novios y recién casados. Un esposo lleno de amor se despide de su mujer con un beso por la mañana, le da un abrazo especial y un beso cuando regresa del trabajo, le agradece por todo, como al Señor. 

Llevarle flores. “Una flor especial o un ramo especial”.
Darle palabras de amor diariamente. Por ejemplo, “te amo, eres muy especial…”
Regalarle algún adorno personal.
Cómprale algo que le agrade.
Bríndale caricias en todo tiempo. El contacto físico es esencial.
Recuerda su cumpleaños, aniversario, otras fechas especiales.
Elógiala por la comida o por el aseo de la casa.
Demuéstrale que aprecias su trabajo, talentos, arreglo personal, 
o cualquier otra cosa que demuestra que pones atención a su persona.
Pasa tiempo con ella, disfruta el estar junto a tu esposa.
Salgan a comer, a caminar, todo aquello que los haga sentir felices en pareja.

“La variedad es lo que da sabor a la vida”.  La monotonía no podrá anidarse en tu relación, si añades variedad a tus piropos, a tus muestras de cariño, a tus comidas, a tus conversaciones, a tus paseos, a tus salidas juntos, a tu vida sexual y a tu aspecto físico.

En fin... busquen ser felices, solos o acompañados, Solo en Cristo se alegra mi alma...

Jesucristo te ama y te bendice.



JoseFercho ZamPer 

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