jueves, 15 de noviembre de 2018

Sobre el engaño.

El hombre en su naturaleza carnal es malvado. Por eso, hermanos, no se dejen confundir tan fácilmente por aquellos que aseguran que Dios los salva por hacer obras. Ellos hablan mentiras en nombre Dios, no se dejen engañar, las obras deben ser el resultado de nuestra fe en la obra de Jesucristo.

Ese hombre está en contra de Dios y de todo lo que él hizo, pues se dedica a engañar a muchos con señales y falsos milagros. Engañará con toda clase de mentiras a los que no quisieron aceptar el verdadero mensaje de Jesucristo, mensaje que es para salvación, no para condenación.

Pero si Jesucristo es tu Señor, su palabra será tu verdad, su poder y su gloria serán tu salvación.
Pero los que creemos en Jesucristo, siempre damos gracias a Dios por todo, Dios nos llamó por medio de la palabra de salvación que nos anunciaron, su evangelio. 

Por eso debemos confiar en Dios, y mantenernos firmes en sus enseñanzas, pues, nuestro Padre es bueno; por eso nos ha amado, y nos ha dado el consuelo eterno y la seguridad de que seremos salvos.
Jesucristo es mi luz y mi salvación, El es el baluarte de mi vida; su palabra es luz para mi vida, ella me dice que hacer y qué no hacer, ¿Por qué dejarme enredar con cuentos humanos?

Si alguien viene contra mí a atacarme, el será quien tropiece y caiga, Dios está conmigo.
En el día de la aflicción estaré confiado en Dios, él me protegerá, y me pondrá en alto, él siempre me ha ayudado. Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me sostiene en sus brazos.

El hombre no está hecho para la derrota.
En este mundo escuchamos muchas voces, nuestra propia mente anda repitiendo muchas frases que hemos oído, y muchas son mentiras, pero esas voces reclaman atención. Pero la única verdadera, y digna de atender, es la voz de Dios.

El evangelio nos abre los ojos espirituales para reconocer a Jesucristo como nuestra verdad y vida. Pero al ser engañados por las mentiras de este mundo, el diablo que se disfraza de “buena gente”, nos hace caer en desobediencia a Dios, manteniéndonos ocupados en las cosas de Dios.

Si en verdad ponemos atención a las palabras que nos predican, o las que nos susurran al oído muchos consejeros espirituales, y vamos más allá de las palabras, podremos corroborar lo que Dios nos dice, así sabremos qué es verdad o qué es mentira.

Hoy por hoy, nadie tiene tiempo para dedicar algunos minutos a su familia o amigos, menos a los feligreses en las congregaciones; excepto si ese es su trabajo. El problema de muchos consejeros es que no tienen el don del discernimiento, para darse cuenta de la existencia de un alma angustiada.
Desde hace varios años he buscado consejería en los Evangélicos de Nuestro Señor Jesucristo como principal fuente de orientación, esto me ha traído como resultado, una claridad cada vez más diáfana en cuanto al entendimiento de la voluntad de Dios para mi vida.

Hoy veo mis problemas como una señal de vida, como una oportunidad de crecimiento espiritual, pues solo las personas que habitan en el cementerio, no tienen ya más oportunidades de vida. Si alguien en este mundo no tiene problemas, es porque está realmente mal. Si tú crees no tener problemas, es hora de postrarse a los pies de Jesucristo y clamarle con honestidad por vida abundante, por aliento para servirle al Señor.

Deja atrás tus fracasos y errores pasados, entrégalos a Cristo y sigue adelante, no arrastre más con tus ruinas pasadas, bastantes podrás tener mañana. Dios está contigo, y te ama.
Antes de acostarse, procure que tu alma sea libre de todo lo del diario caminar, pide perdón al Señor por todo y perdona a los demás por todo lo sucedido. Y agradézcale.
Toda frustración es un sentimiento inútil, y éstas engendran la desilusión y te pueden hundir en el fracaso. Ríndele a Dios, todo aquello que hay en tu corazón, sea, bueno o malo, agradable o desagradable, así hallaras paz y libertad.

Si quieres ser feliz, piensa en todo lo que es bueno, agradable y perfecto, o sea en Jesucristo, quien sí cumple con todos los requisitos.

El tentador estará poniéndote pensamientos engañosos, buscando que tú desobedezcas a Dios. Por tanto, solo la palabra de Dios, el evangelio de Jesucristo puede liberar tu mente y tu corazón de toda mentira y engaño sembrados allí por el mundo y la carne.
Con la muerte de Jesucristo, toda la humanidad ha sido perdonada y bendecida. Esa es la verdad. Pero todos necesitamos una real y verdadera relación con el resucitado, para ser hijos de Dios, pues el mundo entero está bajo el maligno.

Tito 3:3. Porque nosotros éramos también en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros.

El hombre salvo, todavía conserva parte de su naturaleza carnal, y sigue siendo sometido a engaños, por eso la necesidad de mantenernos firmes en Jesucristo.
El engaño dirigido al cristiano busca debilitarlo para hacerlo presa fácil del devorador, pues este busca a quien devorar, por lo tanto, hermanos míos, fortaleceos en el señor, y en el poder de su espíritu. Y colocaos la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.

El engaño puede venir de la misma iglesia, de quienes hablan de Dios: En cuanto a la venida de Cristo.- En cuanto a la profecía o la enseñanza espiritual.- En cuanto a las “señales y maravillas” que falsifican la obra de Dios, a tal punto, que confunden aún a los escogidos. Esto se debe poner a prueba con la Palabra y la guía del Espíritu Santo.

1 Timoteo 4: 1-3. Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad.

La única forma de caminar en la verdad es: Primero, conocerla, y luego, obedecerla. 
Toda verdad proviene de Dios, por tanto, si alguien dice o piensa algo que no es lo que Dios ya dijo, esto es un pensamiento de la mente del hombre, y como tal será para este mundo, mas no para la vida espiritual. Una mente renovada por Dios, está siempre atenta a todo lo que le agrada a Él. Renovemos nuestra mente con el espíritu santo de Dios. 

Dios nos advierte y nos manda que estemos siempre alertas. Pues el diablo anda como león rugiente viendo a quien devorar, a eso es a lo que se dedica, y tiene un objetivo claro: robar, matar y destruir.
Siendo conscientes de esto, no le demos oportunidad de que ocasione daños a nuestra vida o a nuestras familias, tampoco a la iglesia.

Mantengamos un orden espiritual bien claro, sabemos bien a quien debemos agradar, y cómo. No andemos en nuestras pasiones y deseos carnales, así el enemigo no podrá engañarnos.

Efesios 4:28-32. El que roba, no robe más, sino más bien que trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, a fin de que tenga qué compartir con el que tiene necesidad. 29 No salga de vuestra boca ninguna palabra mala, sino sólo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan. 30 Y no entristezcáis al Espíritu Santo de Dios, por el cual fuisteis sellados para el día de la redención. 31 Sea quitada de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritos, maledicencia, así como toda malicia. 32 Sed más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, así como también Dios os perdonó en Cristo.

Creo que Dios fue muy claro cuando dio en sacrificio a su hijo Jesucristo por nosotros, fue para permitirnos llegar a Él. Para perdonar nuestro pecado y ponernos en paz con Dios. La única forma de lograrlo, es permaneciendo en Cristo, por él y en El. Su palabra es verdad, santifícate en ella.

A nuestro Señor Jesucristo le pido que nos de ánimo y fuerzas, para que solo creamos y hagamos lo que es bueno, agradable y perfecto delante de Dios.

Jesucristo te ama y e bendice.

JoseFercho ZamPer.

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