jueves, 16 de marzo de 2017

Renovando mi mente.


En algún momento de la vida muchos de nosotros queremos un cambio, porque no estamos satisfechos con nuestra situación actual.

Cambiar es posible, a veces difícil, pero si nos lo proponemos, se puede.

Lo que debemos cambiar son nuestros deseos carnales, por la voluntad de Dios.

Gálatas 5:19-21. Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas. Porque quienes practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.

Las necesidades de la carne en los seres humanos, provienen de una vida sin Dios;  de la tendencia humana a hacer lo malo, o a pecar.

Todos los procesos para: crear, producir, o realizar algo, pasan primero por la mente.

Filipenses 4:8. Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.

Efesios 1:13. En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa.

¿Cuál será la conducta de una persona que piensa en los deseos de la carne, y cuál la de uno que “siempre” medita o piensa en la palabra de Dios, antes de actuar?

Efesios 4:22-24. En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.
Romanos 12:1-2. Por tanto, hermanos míos, les ruego por la misericordia de Dios que se presenten ustedes mismos como ofrenda viva, santa y agradable a Dios. Éste es el verdadero culto que deben ofrecer. No vivan ya según los criterios del tiempo presente; al contrario, cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir y lleguen a conocer la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que es agradable, lo que es perfecto.
2 Corintios 5:17. De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

Como cristianos debemos exaltar a Jesucristo, el solo hecho de estar inconformes con el mundo, no significa que estemos engrandeciendo el nombre de Dios.

Revisemos nuestra conducta, de qué manera nos estamos comportando. Aunque estemos evitando algunos comportamientos mundanos, eso no nos transforma.

La transformación no es algo meramente carnal, cambiar la manera de pensar significa dejar de pensar como carnales y pensar como cristianos.

La alternativa no es crear una nueva lista de comportamientos, sino que es el poder triunfante del Espíritu Santo de Jesucristo en nosotros.

La vida cristiana es una vida libre de ataduras mundanas.

Mi anhelo es ser transformado por dentro, volverme un hombre nuevo.

Efesios 4:23-24. Ser renovados en la actitud de su mente; y ponerse el ropaje de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios, en verdadera justicia y santidad. Y que seáis renovados en el espíritu de vuestra mente.

1Pedro 1:13-14. Por eso, dispónganse para actuar con inteligencia; tengan dominio propio; pongan su esperanza completamente en la gracia que se les dará cuando se revele Jesucristo. Como hijos obedientes, no se amolden a los malos deseos que tenían antes, cuando vivían en la ignorancia.

Tito 3:5 Pablo dice: “El nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino conforme a su misericordia, por medio del lavamiento de la regeneración y la renovación por el Espíritu Santo”.

Solo el Espíritu Santo puede renovar la mente.  

Efesios 4: 22-24. En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está corrompido por los deseos engañosos, renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.

Ser cristiano significa vivir un estilo de vida que glorifique a Jesucristo, despojarnos del viejo hombre, o cambiar nuestra forma de pensar. La forma de pensar del cristiano es conforme a Jesucristo, no conforme al mundo. Esto lo encontramos en la biblia, ella nos enseña esta nueva manera de pensar, a medida que vamos conociendo la Palabra de Dios, descubrimos cual es la voluntad de Dios para nuestra vida.

La nueva creación es espiritual, y tu forma de pensar debe ser cambiada y formada de acuerdo al diseño que Dios tiene para tu vida.

Juan 14: 16-17. Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre y os dará otro Consolador, para que este con vosotros para siempre. El Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce; pero vosotros lo conoceréis, porque vive con vosotros y estará en vosotros.

Colosenses 3:5. Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impurezas, pasiones deshonestas, malos deseos y avaricia, que es idolatría.

Efesios 2:10.  Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica.

Tenemos que dejar atrás la antigua manera de vivir, los deseos engañosos de la carne, las bajas pasiones, y todo lo que nos hace como los incrédulos.

Este proceso de cambio se basa en la Palabra de Dios, se trata de ajustarnos a ella, de hacer lo que le agrada a Dios, y esto duele; ya que se trata de morir a nosotros mismos, para dejar crecer a Jesucristo.

Nuestros pensamientos deben cambiar y dejar fluir la palabra de Dios en nuestra mente y corazón.  

Este cambio viene como resultado de un sometimiento a Jesucristo, tus palabras cambian, tu conducta cambia, tu forma de pensar cambia, todo cambia para bien.

Yo soy el primero, y yo soy el último, y fuera de mí no hay Dios.

Yo he escuchado tu oración, y he escogido este tiempo para manifestar mi gloria, Por tanto, así dice El Señor:

Porque se han vuelto a mí, y han separado lo precioso de lo vil, yo los he restaurado. Les he traído sanidad y medicina a todo su cuerpo, los he curado y los he limpiado de toda su maldad con que pecaron contra mí; y los he perdonado.

Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro lleno de esperanza.

Me buscaron y me encontraron, porque lo hicieron de todo corazón, y yo me dejé encontrar.

Como mi pueblo se humilla y ora, yo los escucho desde el cielo y restauro sus vidas.

Mis ojos están abiertos y atentos mis oídos a sus oraciones.

Como obedecen mi palabra, “Nunca les faltará nada”

Hasta ahora han sido el hazmerreír de los demás, y se preguntan ¿Por qué el SEÑOR nos ha tratado así?”

Yo les respondo: Porque abandonaron al SEÑOR, Dios de sus antepasados, que los sacó de Egipto, y se echaron en los brazos de otros dioses, a los cuales adoraron y sirvieron. Por eso el SEÑOR ha dejado que les sobrevenga tanto desastre.

¿Cómo debe pensar un cristiano?
Esto es muy fácil, debe pensar como Jesucristo piensa. Así de sencillo.

¿De qué se trata la vida cristiana?
Conocer a Jesucristo, rendirle la vida a Él, y obedecerlo en todo. Esa es la vida del cristiano.

 Juan 15:16. No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.

Fue Dios quien nos escogió, por eso es que en verdad es un privilegio ser cristiano, esto no es para cualesquiera, solo para quien recibe a Jesucristo en su corazón.

No todos entienden la palabra de Dios, muchas gentes hoy día escuchan por diversos medios las prédicas o sermones que trasmiten por tan variados medios de comunicación, muchos otros asisten a tan distinguidas y variadas iglesias existen, pero el evangelio de Jesucristo no les entra por ningún lado.

Esto es muy fácil de notarlo, pues “quien oye y entiende la Palabra, da frutos de amor”

Este amor significa obrar en favor de los demás, no es solo creer sin cambio alguno.

Dios está muy interesado en que nosotros seamos personas nuevas, no los mismos de antes, que demos frutos, Dios anhela que sus hijos vayan por la vida esparciendo su aroma fragante.

Juan 15:8. En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto.

Juan 15:1-2. Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador, todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.

 Y solo podemos dar frutos en Jesucristo por medio del amor, con una vida transformada y centrada en El, muriendo a nosotros mismos para que Cristo viva en nosotros,.  Vida y así agradar a Dios.

Gálatas 5:22-25. Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.”

Ese nuevo hombre es Jesucristo en nosotros.

1Pedro 2:9. Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;”

Filipenses 1:9-11. Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aún más y más en ciencia y en todo conocimiento, para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo, llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.”

Únicamente por medio de Jesucristo podemos dar frutos de amor, pues solo Él, es el amor.  
Juan 15:4-5,8. Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.

Si nosotros decimos ser cristianos, pero estamos separados de Jesucristo, o hacemos lo que a nosotros nos parece, y pensamos como personas carnales, es imposible producir frutos de amor, esto presupone una relación verdadera con Jesucristo, a quien queremos complacer.

Hebreos 12:11. Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.”

Hoy más que nunca, se nos ofrecen cientos de opciones para perder el tiempo y ser improductivos. Como nunca antes, hoy se nos ofrecen tantas opciones o alternativas, para hacer lo que nos plazca, y así hundirnos en el abismo de la insatisfacción.

Marcos 4: 13-20 ¿No entienden esta parábola? —Continuó Jesús—. ¿Cómo podrán, entonces, entender las demás? 14 El sembrador siembra la palabra. 15 Algunos son como lo sembrado junto al camino, donde se siembra la palabra. Tan pronto como la oyen, viene Satanás y les quita la palabra sembrada en ellos. 16 Otros son como lo sembrado en terreno pedregoso: cuando oyen la palabra, en seguida la reciben con alegría, pero como no tienen raíz, duran poco tiempo. Cuando surgen problemas o persecución a causa de la palabra, en seguida se apartan de ella. 18 Otros son como lo sembrado entre espinos: oyen la palabra, pero las preocupaciones de esta vida, el engaño de las riquezas y muchos otros malos deseos entran hasta ahogar la palabra, de modo que ésta no llega a dar fruto. 20 Pero otros son como lo sembrado en buen terreno: oyen la palabra, la aceptan y producen una cosecha que rinde el treinta, el sesenta y hasta el ciento por uno.»

Porque habiendo tantísima gente que decimos ser cristianos, lo sembrado es tan estéril, o tan infructuosa. Las mismas iglesias están tan divididas que ni entre sus miembros se apoyan.

Porque ocurren estas cosas, la palabra lo dice. Los afanes del mundo, el engaño de las riquezas y los deseos de la carne.

Todo esto no es más que distracciones que nos roban los frutos de Amor, y todos los demás.

¿Queremos que nuestras vidas produzcan frutos en Dios?  
Ya sabemos lo que debemos hacer.

Debemos alcanzar la madurez espiritual, es urgente dejar los rudimentos de la doctrina, para dar frutos para Dios.

Muchos están todavía sometidos a la ley y andan cumpliendo mandatos para quedar bien con el pastor, o para poder reclamarle a Dios una contraprestación.

Gálatas 1:11-12. Quiero que sepan, hermanos, que el evangelio que yo predico no es invención humana. No lo recibí ni lo aprendí de ningún ser humano, sino que me llegó por revelación de Jesucristo.

La justicia mediante la fe
Romanos 3:21-26.  Pero ahora, sin la mediación de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, de la que dan testimonio la ley y los profetas. 22 Esta justicia de Dios llega, mediante la *fe en Jesucristo, a todos los que creen. De hecho, no hay distinción, 23 pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios, 24 pero por su gracia son *justificados gratuitamente mediante la redención que Cristo Jesús efectuó. Dios lo ofreció como un sacrificio de *expiación que se recibe por la fe en su sangre, para así demostrar su justicia. Anteriormente, en su paciencia, Dios había pasado por alto los pecados; pero en el tiempo presente ha ofrecido a Jesucristo para manifestar su justicia. De este modo Dios es justo y, a la vez, el que justifica a los que tienen fe en Jesús.

Si usted continúa cumpliendo lo que se estipula en la ley de Moisés, está en la carne, ya que en ella se operan las pasiones pecaminosas en nosotros, dando frutos de muerte. 

Dar frutos en amor,  está directamente relacionado con el conocimiento de Jesucristo, a través de su palabra y de su espíritu.  

 La mayoría de la iglesias prohíben el Bailar, fumar, beber, ver televisión y otra gran cantidad de actos, que aunque no son cosa buena, ellos se conforman con eso para creerse muy espirituales.

El servir a Dios con prohibiciones o mandamientos, y no de corazón, es en la carne, o cosa de hombres.

Marcos 7:6-9. Él les contestó: —Tenía razón Isaías cuando profetizó acerca de ustedes, *hipócritas, según está escrito: »“Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. 7 En vano me adoran; sus enseñanzas no son más que reglas *humanas.” Ustedes han desechado los mandamientos divinos y se aferran a las tradiciones humanas. 9 Y añadió: —¡Qué buena manera tienen ustedes de dejar a un lado los mandamientos de Dios para mantener sus propias tradiciones!

Al obedecer en la carne para agradar a Dios, nos pone en vergüenza con el Señor, pues él conoce nuestro corazón.

Romanos 7:18 “Y yo sé que en mí, esto es en mi carne, no mora el bien; porque el querer hacer el bien está en mí, pero no el hacerlo” 

Vivir en el espíritu, es vivir alabando a Dios en todo lugar y en todo tiempo, dando frutos de alabanza, creyendo en la obra gloriosa de Jesucristo por nosotros.

Dios quiere nuestra obediencia y nuestro sometimiento, no solo asistir a cultos o reuniones, sino poner en práctica el evangelio de Jesucristo.

Hay que vivir la fe, llamar las cosas que no son como si fuesen, confesando su palabra.

Durante muchos años hemos orado por los enfermos, pero en muchos casos estos no han sanado; y nos preguntamos ¿Señor porque?
Después de leer miles de veces la cita de Santiago 5:15 nos damos cuenta que nos ha hecho falta la fe, que no solo era la oración.

Santiago 5:14-15. ¿Está enfermo alguno de ustedes? Haga llamar a los *ancianos de la iglesia para que oren por él y lo unjan con aceite en el nombre del Señor. La oración de fe sanará al enfermo y el Señor lo levantará. Y si ha pecado, su pecado se le perdonará.

Tantas cosas de ese estilo son las que hoy me tienen replanteando mi fe y mi conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.

Estoy rebobinando y repasando todo con mucha calma, con la fe de aprender del verdadero y único maestro y pastor quien es Jesucristo. Llenando mi mente con la buena nueva de salvación, para dejar entrar a nuestro salvador y redentor, en quien hay verdadera vida y salvación.

Como El me lo dijo un buen día, lea mi evangelio con el propósito de aprender  y conocerme, a Jesucristo.

Hoy, después de haber pasado por una gran cantidad de valles de muerte y oscuridad, aun me encuentro en el desierto tratando de huir de Egipto, y de sus consecuencias.

La ganancia que tengo es que ya entiendo que solo en Jesucristo hay salvación, y que solo a él sea la gloria la honra y la adoración, solo a El obedeceré y solo ante El me postrare.

Porque.

Jesucristo es la porción de mi herencia, Él cambia mi vida, como cambian los desiertos con la lluvia.

Jesucristo te ama y te bendice.


JoseFercho ZamPer 

viernes, 10 de marzo de 2017

Sobre la creación



Las sagradas escrituras nos narran el origen del universo, de la tierra, del género humano, en general, nos relata la creación del mundo.

En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Esta es la afirmación del poder total y absoluto de Dios, del único y eterno Dios, a cuya voluntad se debe todo cuanto existe.

Juan 1.3. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.

El universo es resultado del Amor de Dios por la humanidad, El, con su palabra creó todo cuanto existe, y lo hizo habitable con el propósito que el ser humano, el hombre, viviera en el.

El hombre y la mujer fueron formados del polvo de la tierra, es decir, de la misma sustancia que el resto de la creación; pero Dios sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.

El Señor Dios nos ofrece su amor eterno, y es aceptado libremente por cada individuo que le cree y lo recibe en su corazón.

Quien lo recibe, acepta la soberanía de Dios en su vida, quien no; busca igualarse a Dios, y en su rebeldía cierra el acceso a la vida, y se le abren las puertas del pecado, y como consecuencia, la muerte.

Dios, en su infinita misericordia, envía a su hijo para liberar a los seres humanos de la esclavitud, a donde el pecado nos había conducido.

El Señor no actúa de manera arbitraria, todo es parte de un plan perfecto de salvación que se extiende al mundo entero.  

La creación

En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra estaba desordenada y vacía, las tinieblas estaban sobre la faz del abismo y el espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Dijo Dios: «Sea la luz». Y fue la luz. Vio Dios que la luz era buena, y separó la luz de las tinieblas. Llamó a la luz «Día», y a las tinieblas llamó «Noche». Y fue la tarde y la mañana del primer día.

Y así sucesivamente, fue formándolo todo. Pero en realidad el ser humano prefiere creer otras ideas complicadas y descabelladas; debido a que lo de Dios, solo se puede recibir por fe.

La vida es Jesucristo, fuera de Él, no hay vida. Pero claro, esto es solo para quien cree, quien no cree en Dios, piensa que está vivo, y que es feliz.

Dios nos dio la vida hace miles de años. ¿Qué hemos hecho con ella?

El origen de nuestra propia especie esta mucho más atrás de lo que la mayoría de los autores dedicados al estudio de los fósiles proponían hasta ese momento.

Hasta hace poco, pensaba que la vida era absurda, cuando solo conocía que la vida era el resultado de un proceso evolutivo natural, cuando creí que el origen de la verdadera vida era Dios, comencé a aprender el verdadero sentido sobrenatural, el cual está más allá de lo natural.

La vida en la tierra no es el resultado de un acto directo de creación divina, o simplemente que haya aparecido de un momento para otro, pues todo lo natural tiene su proceso natural, pero la vida espiritual, que es la verdaderamente valiosa, solo viene de Dios, del espíritu, esta vida es la que ahora tiene sentido para mí.

Pero esta vida natural, la que todo ser en la tierra vive, es creación de Dios, por la sencilla razón de que es perfecta, y sabemos que el hombre no existía antes de que apareciera el hombre en la tierra.

Si miramos los distintos órganos del cuerpo, vemos lo perfectos que son: por ejemplo, el corazón, que motor hay más perfecto que este. Nunca deja de trabajar, no se recalienta, no necesita mantenimientos periódicos, no usa gasolina, menos acpm, y que labor tan valiosa para la vida realiza.

Y qué decir de los pulmones, se inflan y se desinflan por muchos años sin parar, las fallas que presentan son minucias al lado de la grandes ventajas que nos dan.

 La Tierra está poblada por una gran variedad de formas de vida, entre las que estamos los seres humanos.

La vida humana supone un crecimiento cada vez más elevado, de superioridad frente a las demás formas de vida; pero a la hora de la verdad, esto no sucede, vivimos en un grado de complejidad moral y espiritual de difícil solución.
Únicamente en la forma espiritual es posible evolucionar a seres humanos perfectos, de una complejidad privilegiada.  

Según el razonamiento humano, el hombre es la medida de todas las cosas, todo gira alrededor suyo; solo nos hemos enfocado en “lo mío”, lo demás no me incumbe.

Solo Dios tiene un glorioso futuro para el ser humano, pero parece que no hemos aprendido de Él, somos sus mensajeros, pero no lo escuchamos.

Solo atinamos a decir: no puedo, perdóname, no tengo alternativas, todo es confusión.

Esperamos milagros, pero la vida y todo en este mundo lo son, que esperamos para creer. Podemos ver que a los seres humanos nos interesa más el “tener que el Ser”. La vida parece tener un solo propósito; el dinero.

Pese a la presión humana, aún sobrevivimos, debido a que aún existen algunos seres humanos inteligentes sobre la faz de la Tierra. Pero esto no siempre ha sido así.

¿Qué quiere decir todo esto? Sencillamente, que si Dios no hubiese creado la vida sobre la tierra, no estaríamos ahora aquí compartiéndolo.

Para algunos, el hombre vivirá para siempre aquí en la tierra, para otros, la destrucción del hombre es algo inminente.

¿Pero será que la vida depende sólo de nosotros?

Seremos tan ciegos para pensar ¿que no hay alguien superior a nosotros como creador, que todo lo que existe provino de la nada existente, que todo tiene una explicación? ¿Será que el desorden produjo tantas maravillas?  

Ninguna vida es superior a las demás, porque ninguna está a salvo de la hecatombe.

Todos somos cada vez más conscientes de que la vida es frágil, pero en la práctica, estas cosas no nos preocupan.

En otras palabras, y para complicar más las cosas, el hombre es cada vez más inestable, más alejado del equilibrio, y de todo esto depende la complejidad del problema.

Antes de que la verdad fuese comprendida, pensaba que los más de 3.000 millones de años de evolución no habían servido para nada, y de que sólo somos una especie cualquiera, cosa que no es cierta, pues somos de gran valor.

El hombre no es sólo un animal mas, somos la especie más inteligente, y gracias a eso ha sido capaz de aceptar que hay alguien más grande que el mismo.

Pero mantén la calma, estás vivo, solo espera, todo a su debido tiempo.

Imaginemos brevemente cómo sería nuestra vida si pudiéramos tener el control de nosotros mismos.

Es curioso, antes me preocupaba mucho, y todo eran obstáculos para mí, me costaba  trabajo creer.

Cuando pienso en la hora de mi muerte, no hay más obstáculos, se caen como fichas de dominó. Solo han sido hipótesis, solo ideas.

Todo lo que nos hace humanos está desapareciendo. No sé qué hacer.

Hemos creado una escala de valores para olvidarnos de lo verdaderamente importante, los humanos no son la unidad de medida y el mundo no se rige por sus leyes.

Dada nuestra naturaleza pecaminosa, el poder suele traernos inestabilidad y caos.

Qué bueno sería que el hombre comprenda y acepte el sacrificio de Jesucristo.

La mayor dicha del hombre es reverenciar tranquilamente lo inexplicable.


Jesucristo te ama y te bendice.



JoseFercho ZamPer

sábado, 4 de marzo de 2017

Sobre el sembrar


De lo que siembro, cosecho.

Un hombre tiene mucho que sembrar en esta vida, y la cosecha siempre viene de lo que sembramos, según la semilla.
Los que hemos vivido en el campo, y hemos labrado la tierra, entendemos algo de la siembra y la cosecha.
Para recoger alguna cosecha, primero hemos tenido que hacer una gran cantidad de labores previas a la siembra: hay que labrar la tierra, esperar un tiempo para que pudra, o se madure el arado, luego rastrillar o desmenuzar los terrones duros y grandes, después debemos surcar, abonar y unos días después; sembrar.
Todo tiene su proceso, y se toma su tiempo antes de poder regar las semillas, si es que en realidad estamos interesados en recoger una buena  cosecha.
Ahora bien, después de todo este trabajo, tenemos que haber seleccionado muy bien la semilla, que sea de las mejores plantas y de los mejores frutos, para que se nos garantice una cosecha  buena y abundante.
Muchas veces tan solo tiramos las semillas a cualquier lado, por lo que ni siquiera puede nacer, menos crecer y dar frutos.

Recordemos lo que nos dice la palabra de Dios, sobre el sembrador.
Mateo 13:3-9.
Y les dijo en parábolas muchas cosas como éstas: He aquí, el sembrador salió a sembrar. Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron. Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron.
Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno. El que tiene oídos para oír, oiga.
Debemos hacer las cosas bien, para poder recibir las bendiciones que Dios tiene y quiere darnos.

Según la ley natural, la vida tiene sus etapas; nacemos, crecemos, nos desarrollamos,  nos reproducimos, tiempo después envejecemos y luego viene la muerte.
Cada etapa de la vida es muy importante y todas se toman su tiempo. No hay manera de saltarnos ningún paso. Todo a su debido tiempo, nos dice el Señor.

Para nosotros los cristianos, este proceso natural es mucho más que eso, pues el Espíritu de Dios nos lleva a vivir de manera espiritual todo lo que vivimos en este mundo, no es solo natural.

Si el grano de trigo no muere, no puede dar fruto.  

Tú decides que sembrar, y como hacerlo.
Todo depende de cómo ves las cosas de Dios, si puedes ver más allá de lo que ven tus ojos.
Tu éxito está en ver como Dios ve.

Todos fuimos dotados de dones y talentos, debemos ponerlos a producir frutos de amor. Si queremos recibir cosecha en la vida, hagamos producir lo que Dios nos ha dado, sembremos amor, paz, alegría, esperanza y todo aquello para lo que fuimos llamados en Jesucristo.
Preguntémonos: ¿Que he sembrado, en que cantidad, con qué calidad, en quienes lo he sembrado, en que terreno, fértil o desértico, cuanto se ha desperdiciado, cuanto hemos tirado a la caneca de la basura a cambio de darlo a otro, etc.?

¿Estamos recibiendo el fruto de nuestras siembras? Como es esta cosecha. Buena, mala o regular, evaluemos nuestra vida delante de Dios, y miremos con honestidad que semilla hemos sembrado, y si los frutos que estamos recibiendo son la recompensa a lo que sembramos.  
Debes sembrar palabra de Dios, sembrar fe, bendiciones, amor y todo lo de Jesucristo.
Si queremos ver flores en nuestro camino, sembremos semillas de nuestro jardín, y que sean las más hermosas,  pues nosotros caminamos por el camino que es Cristo.

¿Cómo debes sembrar?
Comienza por ti, siembra en tu corazón palabra de Dios, el evangelio de Jesucristo que es la buena semilla, la verdadera bendición.
Hazlo con esperanza, con amor, con fe, comparta con quien te escuche, con tus amigos, tu familia y todo aquel que tenga algo que ver contigo. Que todos puedan ver en ti, algo bueno para ellos, porqué la cosecha siempre vendrá de lo que hemos sembrado.
Solo Dios da el crecimiento, no debemos preocuparnos por eso, solo sembrar  la buena semilla en todo aquel que desee recibirla. Dios enviará todo lo demás sobre aquel que cree.
Isaías 55:10-12. Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.
Si compartimos lo bueno con los demás, entonces recibiremos cosas buenas, pues al tener ellos buenos sembrados tendrán buenas cosechas, así podrán devolver buenas semillas y la cosecha va a ser mejor cada vez.

Si yo siembro en mis vecinos semilla de mala calidad, ellos me devolverán frutos de mala calidad, lo mismo ocurre en nuestra vida, en nuestros hijos y demás familia.

Si deseamos vivir bien, debemos ayudar a que los demás vivan bien, quien quiera ser feliz, debe ayudar a que otros lo sean también, sino, no logrará ser feliz, ya que viviendo en medio de gente infeliz, no hay felicidad. Es como pretender hallar fe en los incrédulos.

No dejes de sembrar cosas buenas, siempre habrá quien recoja la cosecha.

Gálatas 6:7 “No os engañéis: Dios no puede ser burlado: que todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.”

2 Corintios 9:6 “Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra bendiciones, bendiciones también segará.”

Dios nos da la semilla, nosotros debemos hacerla producir fruto. Si sembramos de esa semilla obtendremos de esos frutos, hay muchas cosas que solo el que cree puede hacer.

Filipenses 3:14 Prosigo hacia la meta para obtener el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.

Jeremías 42:3  Ruego al Señor mi Dios que nos enseñe el camino que debemos seguir y lo que debemos hacer.

Ama lo que haces,  disfruta tu trabajo, y vivirás una vida divertida, siembra todo lo que puedas, y nunca te faltará nada.

Jesucristo te ama y te bendice.

 JoseFercho ZamPer

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