sábado, 4 de marzo de 2017

Sobre el sembrar


De lo que siembro, cosecho.

Un hombre tiene mucho que sembrar en esta vida, y la cosecha siempre viene de lo que sembramos, según la semilla.
Los que hemos vivido en el campo, y hemos labrado la tierra, entendemos algo de la siembra y la cosecha.
Para recoger alguna cosecha, primero hemos tenido que hacer una gran cantidad de labores previas a la siembra: hay que labrar la tierra, esperar un tiempo para que pudra, o se madure el arado, luego rastrillar o desmenuzar los terrones duros y grandes, después debemos surcar, abonar y unos días después; sembrar.
Todo tiene su proceso, y se toma su tiempo antes de poder regar las semillas, si es que en realidad estamos interesados en recoger una buena  cosecha.
Ahora bien, después de todo este trabajo, tenemos que haber seleccionado muy bien la semilla, que sea de las mejores plantas y de los mejores frutos, para que se nos garantice una cosecha  buena y abundante.
Muchas veces tan solo tiramos las semillas a cualquier lado, por lo que ni siquiera puede nacer, menos crecer y dar frutos.

Recordemos lo que nos dice la palabra de Dios, sobre el sembrador.
Mateo 13:3-9.
Y les dijo en parábolas muchas cosas como éstas: He aquí, el sembrador salió a sembrar. Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron. Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron.
Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno. El que tiene oídos para oír, oiga.
Debemos hacer las cosas bien, para poder recibir las bendiciones que Dios tiene y quiere darnos.

Según la ley natural, la vida tiene sus etapas; nacemos, crecemos, nos desarrollamos,  nos reproducimos, tiempo después envejecemos y luego viene la muerte.
Cada etapa de la vida es muy importante y todas se toman su tiempo. No hay manera de saltarnos ningún paso. Todo a su debido tiempo, nos dice el Señor.

Para nosotros los cristianos, este proceso natural es mucho más que eso, pues el Espíritu de Dios nos lleva a vivir de manera espiritual todo lo que vivimos en este mundo, no es solo natural.

Si el grano de trigo no muere, no puede dar fruto.  

Tú decides que sembrar, y como hacerlo.
Todo depende de cómo ves las cosas de Dios, si puedes ver más allá de lo que ven tus ojos.
Tu éxito está en ver como Dios ve.

Todos fuimos dotados de dones y talentos, debemos ponerlos a producir frutos de amor. Si queremos recibir cosecha en la vida, hagamos producir lo que Dios nos ha dado, sembremos amor, paz, alegría, esperanza y todo aquello para lo que fuimos llamados en Jesucristo.
Preguntémonos: ¿Que he sembrado, en que cantidad, con qué calidad, en quienes lo he sembrado, en que terreno, fértil o desértico, cuanto se ha desperdiciado, cuanto hemos tirado a la caneca de la basura a cambio de darlo a otro, etc.?

¿Estamos recibiendo el fruto de nuestras siembras? Como es esta cosecha. Buena, mala o regular, evaluemos nuestra vida delante de Dios, y miremos con honestidad que semilla hemos sembrado, y si los frutos que estamos recibiendo son la recompensa a lo que sembramos.  
Debes sembrar palabra de Dios, sembrar fe, bendiciones, amor y todo lo de Jesucristo.
Si queremos ver flores en nuestro camino, sembremos semillas de nuestro jardín, y que sean las más hermosas,  pues nosotros caminamos por el camino que es Cristo.

¿Cómo debes sembrar?
Comienza por ti, siembra en tu corazón palabra de Dios, el evangelio de Jesucristo que es la buena semilla, la verdadera bendición.
Hazlo con esperanza, con amor, con fe, comparta con quien te escuche, con tus amigos, tu familia y todo aquel que tenga algo que ver contigo. Que todos puedan ver en ti, algo bueno para ellos, porqué la cosecha siempre vendrá de lo que hemos sembrado.
Solo Dios da el crecimiento, no debemos preocuparnos por eso, solo sembrar  la buena semilla en todo aquel que desee recibirla. Dios enviará todo lo demás sobre aquel que cree.
Isaías 55:10-12. Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.
Si compartimos lo bueno con los demás, entonces recibiremos cosas buenas, pues al tener ellos buenos sembrados tendrán buenas cosechas, así podrán devolver buenas semillas y la cosecha va a ser mejor cada vez.

Si yo siembro en mis vecinos semilla de mala calidad, ellos me devolverán frutos de mala calidad, lo mismo ocurre en nuestra vida, en nuestros hijos y demás familia.

Si deseamos vivir bien, debemos ayudar a que los demás vivan bien, quien quiera ser feliz, debe ayudar a que otros lo sean también, sino, no logrará ser feliz, ya que viviendo en medio de gente infeliz, no hay felicidad. Es como pretender hallar fe en los incrédulos.

No dejes de sembrar cosas buenas, siempre habrá quien recoja la cosecha.

Gálatas 6:7 “No os engañéis: Dios no puede ser burlado: que todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.”

2 Corintios 9:6 “Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra bendiciones, bendiciones también segará.”

Dios nos da la semilla, nosotros debemos hacerla producir fruto. Si sembramos de esa semilla obtendremos de esos frutos, hay muchas cosas que solo el que cree puede hacer.

Filipenses 3:14 Prosigo hacia la meta para obtener el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.

Jeremías 42:3  Ruego al Señor mi Dios que nos enseñe el camino que debemos seguir y lo que debemos hacer.

Ama lo que haces,  disfruta tu trabajo, y vivirás una vida divertida, siembra todo lo que puedas, y nunca te faltará nada.

Jesucristo te ama y te bendice.

 JoseFercho ZamPer

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