lunes, 14 de agosto de 2017

Como enfrentar y vencer nuestros miedos y temores.


Los problemas y obstáculos son parte de la vida. Siempre han estado y siempre estarán ahí, pero muchas veces no sabemos qué hacer con ellos.

Esta es la causa por la cual muchos cristianos pensamos en tirar la toalla cuando surgen los problemas, porque nos sentimos incapaces de vencer.

Todos conocemos la historia de David y Goliat, de la Biblia, y sabemos bien lo que significa: es la victoria del pequeño frente al grande, del desvalido frente al poderoso.

El pueblo de Dios, en una de sus batallas se encontró con un gigante, un obstáculo llamado Goliat. Este obstáculo no los dejaba avanzar, además los aterraba, porque se sentían incapaces de vencerlo.

Ninguno de sus experimentados guerreros se sentía en capacidad de enfrentarlo, el miedo y la inseguridad les hacía sentir vergüenza de sí mismos.

Todo el ejército estaba atemorizado, pero ninguno intentaba resolver el problema, estaban incapacitados por sus propios temores.

1Samuel 17: 32-49. David mata a Goliat

32 —No se preocupe por este filisteo —le dijo David a Saúl—. ¡Yo iré a pelear contra él! 33 —¡No seas ridículo! —Respondió Saúl—. ¡No hay forma de que tú puedas pelear contra ese filisteo y ganarle! Eres tan solo un muchacho, y él ha sido un hombre de guerra desde su juventud.
34 Pero David insistió: —He estado cuidando las ovejas y las cabras de mi padre. Cuando un león o un oso vienen para robar un cordero del rebaño, 35 yo lo persigo con un palo y rescato el cordero de su boca. Si el animal me ataca, lo tomo de la quijada y lo golpeo hasta matarlo. 36 Lo he hecho con leones y con osos, y lo haré también con este filisteo pagano, ¡porque ha desafiado a los ejércitos del Dios viviente! 37 ¡El mismo Señor que me rescató de las garras del león y del oso me rescatará de este filisteo! Así que Saúl por fin accedió: —Está bien, adelante. ¡Y que el Señor esté contigo!
38 Después Saúl le dio a David su propia armadura: un casco de bronce y una cota de malla. 39 David se los puso, se ciñó la espada y probó dar unos pasos porque nunca antes se había vestido con algo semejante. —No puedo andar con todo esto —le dijo a Saúl—. No estoy acostumbrado a usarlo. Así que David se lo quitó. 40 Tomó cinco piedras lisas de un arroyo y las metió en su bolsa de pastor. Luego, armado únicamente con su vara de pastor y su honda, comenzó a cruzar el valle para luchar contra el filisteo.
41 Goliat caminaba hacia David con su escudero delante de él, 42 mirando con desdén al muchacho de mejillas sonrosadas.
43 —¿Soy acaso un perro —le rugió a David— para que vengas contra mí con un palo?
Y maldijo a David en nombre de sus dioses.
44 —¡Ven aquí, y les daré tu carne a las aves y a los animales salvajes! —gritó Goliat.
45 David le respondió al filisteo:
—Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo contra ti en nombre del Señor de los Ejércitos Celestiales, el Dios de los ejércitos de Israel, a quien tú has desafiado. 46 Hoy el Señor te conquistará, y yo te mataré y te cortaré la cabeza. Y luego daré los cadáveres de tus hombres a las aves y a los animales salvajes, ¡y todo el mundo sabrá que hay un Dios en Israel! 47 Todos los que están aquí reunidos sabrán que el Señor rescata a su pueblo, pero no con espada ni con lanza. ¡Esta es la batalla del Señor, y los entregará a ustedes en nuestras manos!
48 Cuando Goliat se acercó para atacarlo, David fue corriendo para enfrentarse con él. 49 Metió la mano en su bolsa de pastor, sacó una piedra, la lanzó con su honda y golpeó al filisteo en la frente. La piedra se le incrustó allí y Goliat se tambaleó y cayó de cara al suelo.

Ante los problemas no valen, ni las lágrimas ni las quejas, hay que hacer algo para resolverlos. No le temas a los obstáculos, enfréntalos.

Goliat parecía muy fuerte, pero no resulto tanto, una pequeña piedra basto para derribarlo. Cuando enfrentamos los obstáculos descubrimos que no son tan fuertes como los veíamos.

No permitas que el desaliento te domine o que te invadan pensamientos negativos. Si eres capaz de enfrentar los obstáculos, Dios te dará las fuerzas para vencerlos.

Siempre habrá quien trate de desanimarnos, de hacernos desistir de enfrentar los obstáculos. No escuches a los que piensan así; Dios tiene poder.

Muchas veces solo sabemos hablar, pero no hacemos nada al respecto, la historia nos muestra a aquellos que lo intentaron hasta lograrlo. Tenemos que replantearnos lo que sabemos y hacemos hasta hoy.

Ante los ojos de los demás, David parece tener todas las de perder en su lucha contra Goliat. Pero: “Metiendo David su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, y la tiró con honda, e hirió al filisteo en la frente; y la piedra quedó clavada en la frente, y cayó sobre su rostro en tierra. Así venció David al filisteo con honda y piedra; e hirió al filisteo y lo mató, sin tener David espada en su mano”. (Samuel 17, 49-50).

Lo que hace parecer fuerte a Goliat es su mayor debilidad, a veces nos creemos muy grandes y fuertes, pero en realidad nos desvanecemos con nada.

Por ello, el filisteo le dice a David “ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo y a las bestias del campo”.  

Muchas veces lo que nos hace ver poderosos, son las palabras que decimos, o el ruido que hacemos, pero en verdad, no sabemos defendernos.

La fortaleza es sólo una apariencia, recuerda, todo Gigante tiene un punto débil; que si somos observadores, podemos descubrirlo y aprovecharlo a nuestro favor.

La esperanza es victoria, porque si hay esperanza hay lucha, si hay lucha hay logros, si hay logros, hay victoria.

"Toda la Tierra sabrá que hay Dios en Israel." 1 Sam 17:46,47

La historia de David y Goliat nos muestra un pueblo que huye de la esclavitud en Egipto para conquistar la tierra que les había concedido Dios. Pero para obtenerla, debían luchar contra todo enemigo que se oponía al plan de Dios para ellos.

Los judíos eran un pueblo pequeño, expuestos a la continua agresión de los sucesivos imperios de la Antigüedad, asirios, babilonios, persas, griegos y romanos.

No hay enemigo pequeño, la historia nos demuestra que los que se confían en su superioridad acaban derrotados.

La mejor manera de enfrentar un gigante es creyendo con certeza que Dios es más grande que él, todos los días enfrentamos gigantes, y tenemos que  pelear contra ellos. Para vencerlos, tenemos que tener fe, creer y obedecer a Dios, con el poder del Espíritu Santo que está en nosotros y quien es nuestra victoria.

La voluntad de Dios es que tú y yo somos más que vencedores en Cristo Jesús, pero si no lo creemos, no podremos ver la gloria de Dios.

David no sólo miró la situación, no sólo creyó que Dios podía vencer a Goliat, él hizo algo, corrió a la línea de batalla, tomó las piedras, tiró con la honda.

La fe no sólo cree, la fe actúa conforme a la voluntad de Dios.

Somos una generación temerosa y estancada, porque desconocemos el poder de Dios, debemos creer en un Dios grande, debemos tener un corazón conforme al corazón de Dios, ser adoradores y guerreros que establecen el Reino de Dios en la tierra.

Hay  gigantes que nos están acechando día tras día, con los cuales tenemos que luchar y procurar vencerlos.  

Por ejemplo: el desánimo, es un arma poderosa que usa el enemigo en nuestra contra. Nuestra victoria está en creer las palabras de Jesucristo, su sacrificio nos liberó del poder del enemigo.

La carne, este gigante es el más difícil de combatir, ya que está en nosotros todos los días, y todo el día. Nos roba la bendición, nos roba la fe, nos roba el amor.

“Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis, pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley”. Gálatas. 5:17-18.

“Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos”. Gálatas 5:24.  Esta es la estrategia para poder vencer a este gigante.

David tenía que cuidar su rebaño de los leones y de los osos que querían robar sus ovejas.  

"¿Por qué mandan a un niño a luchar contra mí? ¿Acaso soy un perro que se puede vencer con un palo? ¡Venga! ¡Yo tiraré sus huesos a las aves del campo y a los animales salvajes!" David cogió una de sus piedras. "Su lanza es bien puntiaguda, larga y fuerte; su escudo es grande y pesado también" dijo David. "Solamente hay una razón por la cual he venido. Usted se burla de nuestro Señor... ¡en su nombre he venido con poder para vencer!"

Cuando David fue a pelear contra Goliat, el Rey Saúl quiso darle su armadura. Pero la armadura del Rey Saúl fue demasiado grande para David. Dijo al Rey, "Dios me cuidará porque pelearé en su nombre".

David tenía muchas cosas por las cuales dar gracias a Dios. Él escribió muchas canciones alabando y dando gracias por su protección y cuidado.

Hoy día tenemos muchos gigantes como Goliat dándonos el mismo problema para triunfar, debemos echar a los gigantes, debemos abrir nuestros oídos y entender el mensaje de salvación que Jesucristo nos trae a la vida.

El primer secreto de David que venció a Goliat, es que David obedecía a Dios, con su corazón y con su vida, con lo que pensaba y con lo que hacía.

David fue diferente de las personas comunes y corrientes, porque él tenía en su corazón a Dios. Las personas que no tienen fe, no pueden entender ni imaginarse esto.

No se puede ver con los ojos, no se puede escuchar con los oídos, ni se puede oler, solo bajo la cruz del Calvario de Jesucristo, se puede vivir la fe del hijo de Dios.

Cuando nosotros tenemos los ojos puestos en la cruz del Calvario, el Señor hace desvanecer todas nuestras tinieblas, nos otorga alegría, llena de esperanza nuestros corazones.

Aunque en la cruz del calvario se encuentre nuestra muerte, el Señor Jesús ha vencido la muerte resucitando, por eso él es nuestra resurrección, por lo cual estamos juntamente con Jesucristo que es dador de la vida eterna.  

Debemos confesar nuestra fe. David creyó en la palabra de Dios y lo confesó con su boca. La salvación se cree en el corazón y con la boca se confiesa. Si nosotros creemos a Dios con todo nuestro corazón, aunque vengan contra nosotros, siempre estaremos firmes, esta fe es lo que debemos confesar.  

Nosotros como cristianos no debemos vivir conforme al mundo, sino debemos vivir de toda Palabra que sale de la boca de Dios. Por eso debemos tener una fe, firme y fuerte y confesarlo constantemente.

Goliat nos atacará con todo tipo de improperios en la medida que nos acercamos al Señor para hallar en El, la victoria; no podemos declinar ante los insultos del mundo, ni ante los engaños de la carne. 

Su Goliat puede ser un complejo de inferioridad, que está minando su valor, su falta de fe, también puede ser la inseguridad con la que nos miramos cada amanecer.

Son las críticas o el qué dirán los demás sobre mí, o también puede ser una necesidad económica que afectan nuestra familia, o cualquiera otra situación del diario vivir. 

Goliat, es todo aquello que nos impide avanzar y crecer en la Fe, en Cristo Jesús.

David representa la obediencia, la mansedumbre, no es necesario ser un gran guerrero para poder vencer en nuestras batallas. Solo necesitamos poner nuestra confianza en Jesucristo y veremos su gloria.

Todos los problemas tiene solución, la fe es más poderoso de lo que se piensa.

David venció a Goliat porque lo enfrentó de una manera diferente. Pelear bajo las condiciones del enemigo es un suicidio, si David hubiera enfrentado a Goliat en una batalla cuerpo a cuerpo, con certeza habría perdido.

Nuestro error es querer enfrentar solos a nuestros gigantes, en una batalla “cuerpo a cuerpo”, esto es una lucha perdida; debemos dejar que Jesucristo venza a nuestros enemigos, solamente debemos confiarle a el, nuestros temores y miedos.

La fortaleza de su Goliat puede basarse en la poca fe que tenemos en Jesucristo, más en Jesucristo hallamos una forma nueva de vencer a nuestros gigantes.

Jesucristo te ama y te bendice.


JoseFercho ZamPer 

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