jueves, 2 de julio de 2020

Mis 60 años.


Es bueno ponerle rostro a la historia.

Esta mañana, gracias a Dios desperté sano y feliz, como todos los días; la única diferencia con los días anteriores es que, hoy cumplo 60 añitos.

Dediqué un buen tiempo a pensar y analizar lo que ha sido mi vida desde que tengo recuerdos.

Esta es mi reflexión sobre mi tiempo en este mundo.

Nací el 2 de julio de 1960, en una finca de la vereda “Árbolsolo” en Socorro Santander.  En aquellos tiempos pretéritos todo era indefinido, nada era lo que parecía, eran tiempos difíciles para las gentes en los campos colombianos.

He vivido muchas experiencias gratificantes, mi actitud ha sido la de sacarle provecho a cualquier situación en mi vida; allí en el campo aprendí a ser libre, a querer y a trabajar la tierra; a cuidar el medio ambiente, además de “echar pata como loco”.   

La naturaleza me dotó de un espíritu crítico, abriendo mi mente a caminos diferentes, aprendí a descansar bajo la fresca sombra de los árboles, a tener sueños e ilusiones, a subir a las montañas y mirar el mundo desde arriba.

En esa época, la única cosa tecnológica que nos acompañaba era un “Radio Sutatenza” que mi padre había traído de dicho pueblo, a donde había ido a hacer un curso de “no sé qué cosa”; algo del campo. Durante varios años lo único que escuchábamos, además de a nosotros mismos fue esa emisora.

Por tal razón, creo, “no aprendí muchas mañas”. Ya que no tuve la influencia negativa de los medios de comunicación actual.

Recuerdo que todas las noches nos reuníamos en familia a rezar el rosario, con ni nona y mis hermanos, los que había en esos momentos. Era un tiempo larguísimo, donde nos quedábamos dormidos mientras mis padres nos hacían repetir la avemarías y padrenuestros, en medio de regaños algo repetíamos hasta quedar fundidos después de un largo día de labores domésticas campesinas.

Creo ser el producto de muchas enseñanzas buenas de mis padres y familiares, además de lo visto y experimentado en una región muy sana y productiva, donde se recogía el fruto de la siembra del labriego, y de la bondad de las personas.

Con un espíritu luchador mis padres se abrieron camino hacía el pueblo, con el propósito de darle estudio a sus hijos, pues pensaban que el “tirar la burra” no debería ser el destino de sus hijos.

“Cuando me vaya no me llevaré nada, pues nada traje”, decían mis padres; pero quiero dejarles algún conocimiento positivo, para que se defienda en la vida.
Con el sudor de su trabajo, y su esfuerzo, nos dieron el bachillerato, a los doce hijos que tuvieron, algo admirable.

Ahora, a mis sesenta, pienso y reflexiono sobre esa vida sufrida de mis viejos, y reconozco su berraquera y valentía, la cual me doto de unas capacidades un poco extrañas en estos tiempos, la de perseverar hasta alcanzar lo propuesto.

No me gustaría divagar sobre temas personales, pero, en verdad es el único propósito de este escrito. Pues, es muy probable que después de hacerlo, mi alma sea reconfortada aún más, además de trasmitir alguna enseñanza.
  
Verdaderamente fueron tiempos difíciles, sobre todo para mis padres, ya que, dar de comer, vestir y llevar al colegio a tantos hijos, no es tarea fácil.

Aunque no pedimos nacer, nacimos, pero gracias a Dios, somos lo que somos, por la influencia de nuestros padres, hermanos, amigos, profesores y demas personas que influenciaron nuestras vidas.

La vida nos hace participes de una gran obra de teatro en la cual somos los protagonistas, y debemos de cuando en vez, pararnos a contemplar cómo estamos interpretando el papel que nos tocó en suerte; es lo que trato de hacer.

Para mí es muy grato mostrar mi corazón desnudo a todo aquel que lo desea conocer, y mostrar mis pensamientos, además de las experiencias vividas.

La vida nos espera cada día, y nos anima a dar lo mejor de nosotros a quien lo necesita.

Es importante entender el mundo desde una perspectiva más clara, con una mente despejada de visiones y deseos ajenos, como seres inteligentes dispuestos a aprender de los demás, a respetar y a sumar en lugar de restar.

He aprendido a enfrentar las cosas desde la fe, con actitud positiva; la propia vida se ha ido develando, mostrándome su rostro compasivo en un proceso de ensayo y error, mostrándome el camino.

Ser agradecido con la vida, con la familia, los amigos y con todos en general, nos mantiene el camino limpio y despejado para el caminar diario; así podremos contar con algo de ayuda.  

La edad afecta nuestro cuerpo, nuestra alma y a la mente también. El desarrollo humano es un proceso acompañado de ciertos problemas físicos, psicológicos y espirituales. Dichos problemas operan en la mente por los pensamientos, y estos afectan el comportamiento de la persona. Normalmente se vive sin conmoverse con los pequeños triunfos, como si solo las grandes cosas dieran placer.

Hay mucho por hacer en favor de nuestra salud física y mental como; ejercicio físico, buena alimentación, buena lectura, tiempo a solas para meditar, ir al cine, a un parque, etc. Todo lo que sea bueno y saludable, hay que practicarlo.

La edad si importa, y mucho; sobre todo cuando no nos sentimos bien con los años.  Pero los años por sí solos, no hacen daño, el daño nos lo hacemos con la forma de vivir, de ser y de pensar.

La capacidad para amar nunca se acaba, y nos mantiene felices. Mientras estemos vivos, el corazón sigue latiendo.

Deberíamos mantener un ritmo de vida activa, eficiente y productiva, con una actitud espiritual de bienestar y juventud.

Mantenga una vida saludable, duerma bien, haga ejercicio a diario, coma siempre lo mejor, “la salud está en la muela”, decía mi “Nono”.

No se angustie ni se afane por nada, todo viene, pero pasa, mantenga viva la esperanza, la fe y el amor.

Nuestro tiempo es hoy.
Hable menos y oiga más, hable cosas buenas y agradables, sea cortes y educado con todos, no se lamente de la vida, ni añore tiempos pasados, viva el día a día. Las expectativas de vida los pones tú, añádale capítulos a tu vida.  

Vive siempre muy ligero, no te aferres a lugares ni a cosas, tampoco a personas; se libre.

No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy, pues se te pueden olvidar.

Quien se considera viejo, vive como viejo, se limita en todo, se encierra en su mundo ya pasado. Lo mejor es vivir joven, activos y con ganas, aprovechando la experiencia para compartir con otros lo que se aprendió en la vida.

El atardecer es tibio y lleno de sonidos armónicos, en compañía se disfruta mejor. La experiencia nos capacita para saber qué es lo mejor para todos, qué nos daña y, cuáles son nuestros miedos; eso es conocimiento.

La espiritualidad nos lleva a alcanzar un gozo indescriptible y transcendente en sí mismo, rejuveneciendo nuestra alma. He aprendido que caminar en la luz es más difícil que hacerlo a oscuras, porque siempre habrá quien te ve y busque evitar tu caminar. Muchas personas prefieren hacerlo en la oscuridad, donde nadie los vea y así evitar que los critiquen o los maltraten. No permitas que el rechazado de estas personas te impidan caminar derecho, ni te dejes ofender por ellos. La mayoría de ellos están heridos y viven en dolor, necesitan de tu amor para ser sanos.

 Construye tu propio mundo, con amigos de verdad, viviendo el tiempo presente como algo propio, utilizar la tecnología para acortar distancias y aprender lo que antes no pudo.

Vivir el aquí y el ahora, con proyectos y actividades para irlos ejecutando cada día, como quien no tiene ningún afán, pero sabiendo que el tiempo pasa.  

Aunque la sociedad se encarga de marginar a las personas por su edad, no es obligación para ninguna persona sentirse menos, por eso la necesidad de ser más intelectual y menos dramático. Sin dejar sus sueños e ilusiones en el cuarto de san alejo, viviendo cada día como si fuese el último, sin renunciar a nada solo por la edad.

Nuestro paso por este mundo es efímero, como un soplo de Dios es nuestra vida aquí en la tierra, vivir el presente y dejar de lado la nostalgia de un pasado supuestamente mejor, aunque en ese tiempo también nos quejábamos.

Aparentemente hay muchas maneras de vivir la vida, pero con el mismo final.

No hay ninguna prisa de morir, se trata de vivir cada día sin miedo, y confiando en las personas.

Quien te diga que es la hora de no hacer nada y que no es momento para emprender nuevos proyectos, te está mintiendo, ahora es cuando más hay que hacerlo, pero sin afán de nada.

Nuestro proyecto de vida debe ser, servir a los demas, enseñar y formar a los jóvenes, ya sean nietos o sobrinos. Debemos tener una buena percepción de nuestra propia autonomía.

Que todo lo que hagas sea para sentirte mejor y más feliz.

Aunque no seamos unos adolescentes, si podemos ponernos las botas y subir a las montañas, ir al río, pasear como lo hicimos en aquellas épocas. La frustración viene por no hacer realidad nuestros sueños, de no haber hecho lo que en realidad deseábamos, por no haber sido capaces de decir NO o SI, a lo que nos convenía para nuestro bienestar. Nunca es demasiado tarde para comenzar, para vivir de verdad y alcanzar la felicidad. Aún estamos a tiempo.

Cuando se es pesimista, la adversidad parece ser su forma de vida, como siempre espera lo peor, cualquier cosa satisface sus expectativas, por ende, vive frustrado porque en verdad, nada le satisface. Siendo incapaz de controlar sus propias emociones, vive el sueño de otros, camina empujado por logros ajenos. 

En este mundo vivimos inquietos buscándole un sentido a la vida, pero con muchos afanes, y un espíritu intranquilo. Porque, cada cosa después de lograda pierde su valor, y siempre habrá algo que falta. Las decepciones son parte de nuestra vida.
Nos esforzamos en tantas cosas que, descuidamos lo más importante; como el matrimonio, los hijos, la familia. 

La vida es un tiempo valioso que Dios nos ha dado para estar en este plano material, pero no es solo para adquirir bienes, sino para ayudar a formar a otros, a encontrarnos a nosotros mismos en el hermano. Mientras no comprendamos la vida desde una perspectiva espiritual, estaremos insatisfechos de nuestros logros.

El gozo es el fruto de la presencia del Espíritu Santo en nuestro ser espiritual, el cual fluye como un bálsamo que tranquiliza nuestras emociones, despeja nuestras dudas, y hecha fuera el temor.

Todos caminamos con cargas muy pesadas sobre nuestros hombros haciendo que vivamos insatisfechos y sin ganas de avanzar. Dichas cargas son los recuerdos de un pasado tormentoso, triste y doloroso.

Nuestra actitud es clave para aceptar los cambios, no permitas que la edad te lleve a vivir mal, disfruta de la naturaleza, haga aquello que te gusta, se tú mismo. Vive aquí y ahora, acéptate como eres y envejecerás feliz.

No malgastes tu dinero en cosas improductivas, aporta a quienes ayudan a tu felicidad, de ese modo tendrás mayor control sobre ti mismo. Ofrecer amor a quienes están a tu alrededor desarrolla tu empatía. Perdónalo todo, construye un buen círculo de amistad.

Se agradecido con todos, incluso con las personas más negativas.

Mientras transcurren los años, las personas van adquiriendo criterio y madurez, lo que nos lleva a la felicidad. Para esto se requiere un manejo eficaz de las emociones que se convierte en seguridad, para ser productivos consigo mismos.

No pierda de vista su propósito de vida, deje las excusas atrás.


Aun me quedan muchísimos años para hacer realidad mis deseos y sueños. Porque:

Jesucristo me ama y me bendice.

Julio 2 de 2020.
JoseFercho ZamPer.



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