miércoles, 22 de enero de 2020

Marionetas.




Si por un instante olvidara que soy marioneta del mundo, posiblemente pensaría todo lo que digo, no solo repetiría lo que otros piensan. Les daría valor a las personas, no por lo que tienen, sino por lo que son; “Personas”.



Seguramente soñaría más, pero con los ojos abiertos, entiendo que la vida necesita más y más personas capaces de servir, de amar y trabajar por el bien de todos, y no solo por el propio. Escucharía cuando los demás hablan y hablaría menos y con más amor.  



Si por un instante…, disfrutaría de tu buena compañía, sería más sencillo, dejaría al descubierto, no solo mi cuerpo, sino mi alma, mi corazón y mi espíritu a Dios y a ti.



Escribiría mucho más sobre el amor que siento por ti, más sobre la esperanza que tengo muy, pero muy adentro de mi ser, de que el bien y los buenos somos más, pero, además, de que somos capaces de demostrarlo con hechos.



Me olvidaría del odio que siento por los malos, por los que me han ofendido, y esperaría a que amanezca para comenzar cada día, todo lo que he dejado iniciado y sin terminar; hasta lograrlo.



Escribiría más y más poemas de amor, donde con palabras te pueda demostrar cuanto te amo, te daría muchas más serenatas amorosas junto a la luna. Cultivaría las rosas que tanto te gustan, aunque me espine las manos.



Si por un instante…, No solo viviría enamorado del amor, sino que, mostraría mi amor por ti y por cada uno a quienes amo, para demostrar que el amor no tiene edad ni pasa de moda; y que solo se deja de vivir cuando se deja de amar.



Tantas cosas aprendidas, pero sin vivirlas, tantas, pero tantas cosas que se olvidan al rato, que realmente no sirven porque si solo se guardan en la maleta, allí se quedarán improductivas.



Es hora de salir por el hermano, de abrazar y besar a quienes amas, de perdonar a quienes te han herido, de dejar de creer todo lo que te dicen en la tv, en la radio, y mucho menos en las redes sociales.



Seguramente todos somos marionetas del mundo y de los malos, pero, lamentarse no es la solución. Es hora de despertar y liberarnos de las ataduras, las amarras o los lastres que nos tienen jodidos en esta vida.



Es hora de quitarnos el yugo de la nuca, ese que nos mantiene comiendo mierda de la mano de quienes nos esclavizan.



Dejemos de ser “cristianos secretos”, “buenas personas” con buenos pensamientos e ideas geniales, pero sin ninguna fuerza ni sabiduría para expresarlos y demostrarlo. 



Dejemos tantas oraciones y buenos deseos por los demas, sin acompañarlas de buenas obras, que esas oraciones por sí solas no pueden dar resultados en los demas.



Dios necesita pies y manos que trabajen y liberen a los caídos en esclavitud del pecado y del mundo.



Muchos actuamos como marionetas frente a las redes sociales, damos “me gusta” a todo aquello que parece bonito, pero nunca decimos nada al respecto. Aunque muchos merezcan la pena de un buen y halagador comentario.



Solo ignoramos lo que nos dicen sin decirlo, esperando que nos lo digan de frente, cuando la gran mayoría de las personas no hemos aprendido a ser directos ni honestos.



Infortunadamente muchos no percibimos lo que otros perciben de los nuestros, ni valoramos lo que otros valoran de ellos; en la pareja, en los hijos, en los familiares y amigos.



¿Porqué? Porque estamos tan acostumbrados a verlos y los creemos ya seguros con nosotros, que no hacemos nada por conquistarlos, por valorarlos; pensando que ellos nos deben lo que son. Cuando hay muchos, y bien malosos, que quieren conquistarlos para llevárselos a formar parte de sus legiones de marionetas.



Antes solo hacíamos nuestro trabajo y nos íbamos a casa y ya, todo listo. Incluso nos esforzábamos por no perder lo que creíamos nuestro. Pero ahora, las cosas han cambiado tanto que, casi nada es suficiente para estar bien con los demas, menos con nosotros mismos.



Ser actor principal exige demasiado, no solo en el escenario, sino también en los callejones solitarios, donde nadie te ve, porque, dedíquese a lo que se dedique, siempre necesitarás valores; honestidad, pasión, fe y todo aquello que te dé seguridad para la vida; aunque muchos te digan lo contrario.



No dejes que te arranquen la esperanza que mantienes de “Ser”, por mucho que el oficio te mantenga doblegado en cuatro patas.



El trabajo nunca tiene un horario laboral, pero no te dejes esclavizar por él, pues siempre habrá mucho por hacer, y eso te roba tu propia vida. Sé libre, tómate tu tiempo para ser feliz, para descansar, y sobre toto, para dedicarle tiempo a los tuyos y a ti mismo.



Hay muchas cosas insoportables en esta vida, que nos hacen sentir mal y producen inseguridad como lo son; los prejuicios, las críticas o el enjuiciamiento; esas miradas de comodidad lanzadas desde el sueldo seguro a fin de mes. Las sentencias hipócritas de personas que señalan con el dedo, aunque ellos estén en peores condiciones que las nuestras.



Y no es que me sea indiferente de dónde proviene el sudor con el que uno se gana el pan, que si el de su frente, o de el del frente, o quizás procede de partes más bajas.



Muchos dicen que uno no deja de ser quien es, pero yo aprendí que sí puedo cambiar lo que soy, aun mucho más puedo cambiar, mi manera de vivir.



Después de todo, hemos sido rechazados por muchas personas en este mundo, pero tal vez ahora haya alguien que se interesa por ti.



Si tu no crees lo que dices, no deberías decirlo públicamente, por lo tanto, no deberíamos juzgar a otros por lo que están diciendo.



Dios mío, si tuviera una vida propia, cuanto más haría por aquellas marionetas que aun penden de la mano del mundo y de los que las manipulan.



Piensa y medita en todo esto, pero principalmente, libérate de la manera de pensar, que sea la tuya, no la de los demás.



Jesucristo te ama y t bendice.



JoseFercho ZamPer.

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