viernes, 24 de agosto de 2018

Sobre la Alabanza y la Adoración.




1 Pedro 2:9. Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de Aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.

Hoy cada vez más se hace necesario abrir nuestro corazón a la "alabanza y adoración" a Dios.

Alabar a Dios es contar o relatar su obra a nuestro favor, todo lo que ha hecho, es meditar en las obras de Dios, contemplar y reconocer su persona y su majestad, siendo conscientes de nuestra condición delante de Él.

Alabar y Adorar a Dios es el propósito del creyente, tanto a solas como en la asamblea. Una sana alabanza y adoración a Dios solo se puede hacer con sinceridad y con el corazón.

Hebreos 13:15 Así que ofrezcamos continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su nombre.

La adoración como toda relación con Dios, tiene grandes obstáculos o enemigos, por ejemplo: la falta de sinceridad, la cual ocasiona insensibilidad al espíritu de Cristo, la pereza, la desobediencia a su palabra, el mundo y la carne, y muchos otros como el pecado sin confesar.

Podemos estar camuflando nuestra falta de adoración sana y espiritual utilizando canciones a nivel personal o en la iglesia para presentarnos ante Dios y pretender alabarlo.

La alabanza es una ofrenda personal a Dios, es algo que solo yo le puedo ofrecer, pero si esa ofrenda está contaminada, es inútil.

Muchos están convencidos que alaban a Dios porque cantan y cantan canciones, pues ellos se sienten alegres y salen de las congregaciones todos relajados y contentos. Por tal razón componen todo tipo de cantos con cualquier ritmo, buscando que todos se gocen con ellas.

Cuando alguien les hace ver la diferencia entre alabar a Dios y cantar canciones, arman polémica diciendo que los mayores son intolerantes y de mente estrecha, que no respetan las nuevas formas de expresión, que son unos anticuados, que el asunto es de gustos, que a Dios no le importa qué clase de música le cantan.

Muchos piensan que los antiguos creyentes tienen una opinión de Dios estrecha y torcida que bloquea la tan necesaria "liberación" y "renovación" de la adoración.

De tal suerte que hoy se escucha hasta reguetón en las iglesias.

Yo opto por tener el gozo del Señor y aprender a alabar a Dios. Ten presente que tu gozo, tu seguridad y tu esperanza provienen del Señor.

Adoración es honrar y glorificar a Dios; es ser y estar agradecido de todo corazón por todo lo que Dios ha hecho por nosotros.

No tiene que ver con ninguna técnica o ritual, sino la expresión del corazón de quien siente la presencia del Espíritu santo en su vida, algo espontaneo y voluntario.

Es un sometimiento respetuoso e incondicional hacia la majestad gloriosa de Dios, que se expresa postrándose a sus pies, en obediencia diaria; en humillación y reverencia como sometimiento y dedicación a aquel a quien se reconoce como señor de su vida.

Juan 4:23-24. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.

Esta adoración es interior, son actos invisibles a los sentidos, no busca satisfacerse a sí mismo, sino a Dios. Es del corazón del ser humano, para el corazón de Dios, como una oración muda del interior del creyente hacia Dios.

Jesucristo nos da un indicio importante en el Evangelio de Juan: "Santifícalos en tu verdad: tu palabra es verdad. Juan 17:17.

Basada en la Palabra de Dios, en la revelación de Jesucristo, la adoración que agrada a Dios tiene que consistir en palabras respaldadas por la Palabra de Dios.

De ahí que sea primordial nuestra actitud interior y la disposición de nuestro corazón cuando nos acercamos a Dios para adorarle, es una actitud del corazón donde coincide nuestra actitud interior con las palabras que le expresamos a Dios.

Colosenses 3:16-17. La palabra de Cristo habite en vosotros en abundancia en toda sabiduría, enseñándoos y exhortándoos los unos a los otros con salmos e himnos y canciones espirituales, con gracia cantando en vuestros corazones al Señor. Y todo lo que hacéis, sea de palabra, o, de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por él.

Las canciones espirituales deben producir efectos espirituales edificantes en el oyente, tanto en lo que se refiere al texto como a la interpretación musical. Para que no estorbe la obra del Espíritu Santo en el adorador.

La alabanza a Dios debe ser nuestro estilo de vida, porque un corazón agradecido con Dios rebosa de alabanza y bendición, y esta actitud en nosotros redundará en edificación y ánimo a la vida de los que nos rodean, además, lo debemos hacer con conocimiento, Jesucristo dijo: "vosotros adoráis lo que no sabéis". Por lo tanto, es importante que aprendamos por su Palabra cómo debemos hacerlo.

Marcos 7:6 nos dice: Hipócritas bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, más su corazón está lejos de mí."

Si no hay obediencia a su Palabra, el corazón no puede expresar más que lisonjas, o una triste y lastimera palabrería llena de dolor y desamor por Dios.
  
Haciendo uso de la libertad que Dios nos ha dado, decidimos seguir a Jesucristo, creerle a Él, al hacerlo, tanto el hombre como la mujer ponen a Dios como el centro de sus vidas. En su nueva condición, rendir adoración a Dios, es la razón de su existencia, esta actitud trae grandes beneficios para aquel que cree. Esta es nuestra verdadera razón de vivir.

Ahora bien, la obra que Jesucristo hizo por mí en la cruz fue la de restaurar mi relación con Dios, no sólo perdonando mis pecados, sino también volviendo a colocar a Dios en el centro de mi vida, haciendo de mi un adorador en espíritu y en verdad a Dios como mi único Dios verdadero. Este es el propósito por el que el hombre fue creado.

No obstante, el conocimiento de la biblia no garantiza por sí mismo que vaya a haber una verdadera adoración, se trata de rendir nuestro corazón a los pies de Jesucristo.

Debemos dar a conocer a Jesucristo a través de nuestro testimonio, Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras obras buenas y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.

Bendeciré a Dios en todo tiempo, su alabanza estará siempre en mi boca y en mi corazón.


Jesucristo te ama y te bendice.

JoseFercho ZamPer



1 comentario:

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