Los problemas y obstáculos son parte de la vida. Siempre han estado y siempre estarán ahí, pero muchas veces no sabemos qué hacer con ellos.
Esta es la
causa por la cual muchos cristianos pensamos en tirar la toalla cuando surgen
los problemas, porque nos sentimos incapaces de vencer.
Todos conocemos
la historia de David y Goliat, de la Biblia, y sabemos bien lo que significa:
es la victoria del pequeño frente al grande, del desvalido frente al poderoso.
El pueblo de
Dios, en una de sus batallas se encontró con un gigante, un obstáculo llamado
Goliat. Este obstáculo no los dejaba avanzar, además los aterraba, porque se
sentían incapaces de vencerlo.
Ninguno de sus
experimentados guerreros se sentía en capacidad de enfrentarlo, el miedo y la
inseguridad les hacía sentir vergüenza de sí mismos.
Todo el ejército
estaba atemorizado, pero ninguno intentaba resolver el problema, estaban
incapacitados por sus propios temores.
1Samuel 17: 32-49.
David mata a
Goliat
32 —No se
preocupe por este filisteo —le dijo David a Saúl—. ¡Yo iré a pelear contra él! 33
—¡No seas ridículo! —Respondió Saúl—. ¡No hay forma de que tú puedas pelear
contra ese filisteo y ganarle! Eres tan solo un muchacho, y él ha sido un
hombre de guerra desde su juventud.
34 Pero David
insistió: —He estado cuidando las ovejas y las cabras de mi padre. Cuando un
león o un oso vienen para robar un cordero del rebaño, 35 yo lo persigo con un
palo y rescato el cordero de su boca. Si el animal me ataca, lo tomo de la
quijada y lo golpeo hasta matarlo. 36 Lo he hecho con leones y con osos, y lo
haré también con este filisteo pagano, ¡porque ha desafiado a los ejércitos del
Dios viviente! 37 ¡El mismo Señor que me rescató de las garras del león y del
oso me rescatará de este filisteo! Así que Saúl por fin accedió: —Está bien,
adelante. ¡Y que el Señor esté contigo!
38 Después Saúl
le dio a David su propia armadura: un casco de bronce y una cota de malla. 39
David se los puso, se ciñó la espada y probó dar unos pasos porque nunca antes
se había vestido con algo semejante. —No puedo andar con todo esto —le dijo a
Saúl—. No estoy acostumbrado a usarlo. Así que David se lo quitó. 40 Tomó cinco
piedras lisas de un arroyo y las metió en su bolsa de pastor. Luego, armado
únicamente con su vara de pastor y su honda, comenzó a cruzar el valle para
luchar contra el filisteo.
41 Goliat
caminaba hacia David con su escudero delante de él, 42 mirando con desdén al
muchacho de mejillas sonrosadas.
43 —¿Soy acaso
un perro —le rugió a David— para que vengas contra mí con un palo?
Y maldijo a
David en nombre de sus dioses.
44 —¡Ven aquí,
y les daré tu carne a las aves y a los animales salvajes! —gritó Goliat.
45 David le
respondió al filisteo:
—Tú vienes
contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo contra ti en nombre del
Señor de los Ejércitos Celestiales, el Dios de los ejércitos de Israel, a quien
tú has desafiado. 46 Hoy el Señor te conquistará, y yo te mataré y te cortaré
la cabeza. Y luego daré los cadáveres de tus hombres a las aves y a los
animales salvajes, ¡y todo el mundo sabrá que hay un Dios en Israel! 47 Todos
los que están aquí reunidos sabrán que el Señor rescata a su pueblo, pero no
con espada ni con lanza. ¡Esta es la batalla del Señor, y los entregará a
ustedes en nuestras manos!
48 Cuando
Goliat se acercó para atacarlo, David fue corriendo para enfrentarse con él. 49
Metió la mano en su bolsa de pastor, sacó una piedra, la lanzó con su honda y
golpeó al filisteo en la frente. La piedra se le incrustó allí y Goliat se
tambaleó y cayó de cara al suelo.
Ante los problemas
no valen, ni las lágrimas ni las quejas, hay que hacer algo para resolverlos. No
le temas a los obstáculos, enfréntalos.
Goliat parecía
muy fuerte, pero no resulto tanto, una pequeña piedra basto para derribarlo. Cuando
enfrentamos los obstáculos descubrimos que no son tan fuertes como los veíamos.
No permitas que
el desaliento te domine o que te invadan pensamientos negativos. Si eres capaz
de enfrentar los obstáculos, Dios te dará las fuerzas para vencerlos.
Siempre habrá quien
trate de desanimarnos, de hacernos desistir de enfrentar los obstáculos. No
escuches a los que piensan así; Dios tiene poder.
Muchas veces
solo sabemos hablar, pero no hacemos nada al respecto, la historia nos muestra a
aquellos que lo intentaron hasta lograrlo. Tenemos que replantearnos lo que sabemos
y hacemos hasta hoy.
Ante los ojos
de los demás, David parece tener todas las de perder en su lucha contra Goliat.
Pero: “Metiendo David su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, y la tiró
con honda, e hirió al filisteo en la frente; y la piedra quedó clavada en la
frente, y cayó sobre su rostro en tierra. Así venció David al filisteo con
honda y piedra; e hirió al filisteo y lo mató, sin tener David espada en su
mano”. (Samuel 17, 49-50).
Lo que hace
parecer fuerte a Goliat es su mayor debilidad, a veces nos creemos muy grandes y fuertes, pero en realidad nos desvanecemos con nada.
Por ello, el
filisteo le dice a David “ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo y a
las bestias del campo”.
Muchas veces lo
que nos hace ver poderosos, son las palabras que decimos, o el ruido que
hacemos, pero en verdad, no sabemos defendernos.
La fortaleza es
sólo una apariencia, recuerda, todo Gigante tiene un punto débil; que si somos
observadores, podemos descubrirlo y aprovecharlo a nuestro favor.
La esperanza es
victoria, porque si hay esperanza hay lucha, si hay lucha hay logros, si hay
logros, hay victoria.
"Toda la
Tierra sabrá que hay Dios en Israel." 1 Sam 17:46,47
La historia de
David y Goliat nos muestra un pueblo que huye de la esclavitud en Egipto para
conquistar la tierra que les había concedido Dios. Pero para obtenerla, debían
luchar contra todo enemigo que se oponía al plan de Dios para ellos.
Los judíos eran
un pueblo pequeño, expuestos a la continua agresión de los sucesivos imperios
de la Antigüedad, asirios, babilonios, persas, griegos y romanos.
No hay enemigo
pequeño, la historia nos demuestra que los que se confían en su superioridad
acaban derrotados.
La mejor manera
de enfrentar un gigante es creyendo con certeza que Dios es más grande que él,
todos los días enfrentamos gigantes, y tenemos que pelear contra ellos. Para vencerlos, tenemos
que tener fe, creer y obedecer a Dios, con el poder del Espíritu Santo que está en nosotros y quien es nuestra victoria.
La voluntad de
Dios es que tú y yo somos más que vencedores en Cristo Jesús, pero si no lo
creemos, no podremos ver la gloria de Dios.
David no sólo miró
la situación, no sólo creyó que Dios podía vencer a Goliat, él hizo algo, corrió
a la línea de batalla, tomó las piedras, tiró con la honda.
La fe no sólo cree, la fe actúa conforme a la voluntad de Dios.
La fe no sólo cree, la fe actúa conforme a la voluntad de Dios.
Somos una
generación temerosa y estancada, porque desconocemos el poder de Dios, debemos creer en
un Dios grande, debemos tener un corazón conforme al corazón de Dios, ser adoradores
y guerreros que establecen el Reino de Dios en la tierra.
Hay gigantes que nos están acechando día tras día,
con los cuales tenemos que luchar y procurar vencerlos.
Por ejemplo: el
desánimo, es un arma poderosa que usa el enemigo en nuestra contra. Nuestra
victoria está en creer las palabras de Jesucristo, su sacrificio nos liberó del
poder del enemigo.
La carne, este
gigante es el más difícil de combatir, ya que está en nosotros todos los días,
y todo el día. Nos roba la bendición, nos roba la fe, nos roba el amor.
“Porque el
deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne;
y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis, pero si sois
guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley”. Gálatas. 5:17-18.
“Pero los que
son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos”. Gálatas
5:24. Esta es la estrategia para poder
vencer a este gigante.
David tenía que
cuidar su rebaño de los leones y de los osos que querían robar sus ovejas.
"¿Por qué
mandan a un niño a luchar contra mí? ¿Acaso soy un perro que se puede vencer
con un palo? ¡Venga! ¡Yo tiraré sus huesos a las aves del campo y a los animales
salvajes!" David cogió una de sus piedras. "Su lanza es bien
puntiaguda, larga y fuerte; su escudo es grande y pesado también" dijo
David. "Solamente hay una razón por la cual he venido. Usted se burla de
nuestro Señor... ¡en su nombre he venido con poder para vencer!"
Cuando David
fue a pelear contra Goliat, el Rey Saúl quiso darle su armadura. Pero la
armadura del Rey Saúl fue demasiado grande para David. Dijo al Rey, "Dios me
cuidará porque pelearé en su nombre".
David tenía
muchas cosas por las cuales dar gracias a Dios. Él escribió muchas canciones
alabando y dando gracias por su protección y cuidado.
Hoy día tenemos
muchos gigantes como Goliat dándonos el mismo problema para triunfar, debemos
echar a los gigantes, debemos abrir nuestros oídos y entender el mensaje de salvación
que Jesucristo nos trae a la vida.
El primer
secreto de David que venció a Goliat, es que David obedecía a Dios, con su corazón
y con su vida, con lo que pensaba y con lo que hacía.
David fue
diferente de las personas comunes y corrientes, porque él tenía en su corazón a
Dios. Las personas que no tienen fe, no pueden entender ni imaginarse esto.
No se puede ver
con los ojos, no se puede escuchar con los oídos, ni se puede oler, solo bajo
la cruz del Calvario de Jesucristo, se puede vivir la fe del hijo de Dios.
Cuando nosotros
tenemos los ojos puestos en la cruz del Calvario, el Señor hace desvanecer todas
nuestras tinieblas, nos otorga alegría, llena de esperanza nuestros corazones.
Aunque en la
cruz del calvario se encuentre nuestra muerte, el Señor Jesús ha vencido la
muerte resucitando, por eso él es nuestra resurrección, por lo cual estamos
juntamente con Jesucristo que es dador de la vida eterna.
Debemos
confesar nuestra fe. David creyó en la palabra de Dios y lo confesó con su boca.
La salvación se cree en el corazón y con la boca se confiesa. Si nosotros
creemos a Dios con todo nuestro corazón, aunque vengan contra nosotros, siempre
estaremos firmes, esta fe es lo que debemos confesar.
Nosotros como
cristianos no debemos vivir conforme al mundo, sino debemos vivir de toda
Palabra que sale de la boca de Dios. Por eso debemos tener una fe, firme y
fuerte y confesarlo constantemente.
Goliat nos atacará
con todo tipo de improperios en la medida que nos acercamos al Señor para
hallar en El, la victoria; no podemos declinar ante los insultos del mundo, ni
ante los engaños de la carne.
Su Goliat puede
ser un complejo de inferioridad, que está minando su valor, su falta de fe, también
puede ser la inseguridad con la que nos miramos cada amanecer.
Son las críticas
o el qué dirán los demás sobre mí, o también puede ser una necesidad económica
que afectan nuestra familia, o cualquiera otra situación del diario vivir.
Goliat, es todo
aquello que nos impide avanzar y crecer en la Fe, en Cristo Jesús.
David
representa la obediencia, la mansedumbre, no es necesario ser un gran guerrero
para poder vencer en nuestras batallas. Solo necesitamos poner nuestra confianza
en Jesucristo y veremos su gloria.
Todos los
problemas tiene solución, la fe es más poderoso de lo que se piensa.
David venció a
Goliat porque lo enfrentó de una manera diferente. Pelear bajo las
condiciones del enemigo es un suicidio, si David hubiera enfrentado a Goliat en
una batalla cuerpo a cuerpo, con certeza habría perdido.
Nuestro error es
querer enfrentar solos a nuestros gigantes, en una batalla “cuerpo a cuerpo”,
esto es una lucha perdida; debemos dejar que Jesucristo venza a nuestros enemigos,
solamente debemos confiarle a el, nuestros temores y miedos.
La fortaleza de
su Goliat puede basarse en la poca fe que tenemos en Jesucristo, más en Jesucristo
hallamos una forma nueva de vencer a nuestros gigantes.
Jesucristo te
ama y te bendice.
JoseFercho ZamPer
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