lunes, 24 de junio de 2024

Jesucristo es la felicidad.

 ¿Tú me preguntas si conozco a Jesucristo?

Quiero deciros que, en carne, NO. Pero en espíritu y en verdad, SI.

 Hasta donde recuerdo lo he visto en ciertos lugares, en casa de mi familia y en la iglesia de Cristo, en algunos de sus miembros, también cuando leo la biblia y dedico tiempo a la oración, o a hablar con él. Claro está que con un poco de imaginación también.

 Debemos tener claro que la incredulidad o la falta de fe nos impide ver con los ojos del espíritu, o con el corazón, pero si procedemos en serio con la confianza de que Jesucristo está con nosotros, seguro que tendremos muchas preguntas para él.

 Si pensamos un poco en lo que dice la biblia, poner la confianza en jesucristo nos trae vida, salud y salvación infinita.

 La gran necesidad de las personas es ser amados, pero en mi experiencia, ninguna persona ha llenado por completo esa necesidad de amor. Sencillamente porque no pueden hacerlo, solo Dios puede.

 Me parece que todo el mundo busca a Dios a través de su religión, pero caminan por diferentes caminos al que Dios les señaló. Solo hay un camino a Dios, pero no es con mi propio esfuerzo que lo hallo, pues es a través de Jesucristo que se llega al Padre.

 Restaurar las relaciones con los padres, hermanos y familia, nos permite llegar a Dios con mayor facilidad. Dios nos creó con la necesidad de una relación con él y así disfrutar de su amor. Pero, cuando el ser humano rechaza a Dios, daña su relación con él.

 Muchos cristianos no entienden lo que leen o no han escuchado lo que dice su palabra, y teniendo la evidencia que necesitan no se tiene la humildad para recibir a jesucristo cómo su salvador, y escogen separarse de Dios y él respeta su decisión, porque el amor no fuerza las relaciones. Dios nos creó con la habilidad de escoger y él respeta las decisiones que tomamos.

 No se puede quitar lo negativo que hicimos, pero podemos perdonarnos y exaltar lo bueno del hombre, revisar los patrones de comportamiento y luego usar el perdón para liberarnos de toda esa falta de propósito para no tener que volverlo a vivir.

 La vergüenza nos anula, nos incapacita, es necesario vencerla para que nazca la seguridad, para no perder la autenticidad.

 - ¡Tengo un plan para acabar con esos engendros del demonio de una vez por todas! Y es, La felicidad.

En cuanto a la felicidad de los seres humanos, esta nos hace más productivos y útiles, mientras más feliz es una persona más y mejor produce.

 En la medida que una persona se siente realizada se reduce su sufrimiento, entonces su capacidad para proveer felicidad a otros es mayor, pues su capacidad de producción aumenta.  

 Cuando una acción provee felicidad, el placer que se siente al hacer dicha acción aumenta, esto va de la mano con la proximidad, la certeza y, sobre todo, con la pureza de la acción realizada.

 La felicidad no puede gestionarse desde el cálculo monetario simple, porque el dinero en buenas dosis genera felicidad, pero en altas dosis, la disminuye.

 Y, ¿De dónde viene la felicidad?

 La actitud frente a la felicidad es un rasgo cultural e histórico, y como tal varía.

 La felicidad no es algo que se encuentra externamente, sino que reside dentro de nosotros mismos. Es una experiencia subjetiva que surge de nuestras emociones, pensamientos y percepciones.

 Ser agradecidos ha demostrado tener un impacto significativo en nuestro bienestar emocional. Si somos conscientes del bien que nos rodea, la vida, la naturaleza, las personas, y cada oportunidad que tenemos para dar gracias a todos ellos tanto como a Dios, y expresamos gratitud por ellas, experimentaremos un mayor nivel de felicidad.

 El viaje hacia la felicidad puede ser fascinante y desafiante, pero al comprender su verdadero origen, nos acercamos un paso más a vivir una vida plena y satisfactoria.

 Así que, en lugar de buscar la felicidad fuera de nosotros, debemos mirar hacia adentro y conectarnos con nuestra esencia. Solo entonces podremos encontrar la verdadera fuente de la felicidad, que siempre ha estado dentro de nosotros. Y esa felicidad que está dentro de cada uno es el mismo Dios, al cual buscamos dentro de nosotros tanto como por fuera.

 Bendiciones para todos aquellos que comprender el mensaje.

 Jesucristo nos ama y nos bendice.

 

JoseFercho ZamPer

 


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