Los ha habido y siempre los habrá.
En el pueblo de Dios siempre ha
habido falsos profetas o maestros, aquí entre nosotros en estos días los hay, mañana
y por la eternidad los seguirá habiendo.
El peligro de estos es, el engaño en que
mantienen a muchos, pues, tratando de adorar a Dios, terminan es negándolo con
su comportamiento.
Pero los muchos que los siguen, es
porque sus vidas se han mantenido siempre en el engaño, ya que sus prácticas siendo
vergonzosas, no les ha permitido ver el camino de la verdad, se acomodan con
gran facilidad al lado de aquellos que, llevados por la avaricia solo buscan un
beneficio personal, defraudando así a los demás.
Dichos maestros los explotarán con
palabras engañosas, con falsas promesas de prosperidad, llevándolos siempre a su
destrucción.
El problema de muchos, tanto los
engañadores como los engañados, es que no quieren obedecer a Dios, porque
leyendo no entienden, ni tampoco sus malas experiencias los hacen entrar en razón.
Vemos en la biblia muchos ejemplos,
tanto lo bueno que es seguir y obedecer a Dios, como lo malo que es
desobedecerlo. Pero ni, aun así, quieren entender, mucho menos creer. El mundo
actual se encuentra tan abrumado por la vida desenfrenada que lleva la gran
mayoría, que hasta los creyentes conviven con ellos y aman lo que ellos aman.
Y aunque muchas veces sentimos que se
nos despedaza el alma por las obras inicuas que vemos y oímos, los miedos y temores
al rechazo del mundo, nos impide reaccionar con verdadero amor por el prójimo y
actuar como cristianos de verdad.
Pero la verdad es que Dios si sabe y
quiere librar de la maldad a quienes viven conforme a su voluntad.
Estos falsos maestros se mueven por
el mundo como animales irracionales, y se guían únicamente por el instinto
carnal, ignorando o haciendo caso omiso a su propio conocimiento de que ellos recibirán
el justo pago por sus injusticias.
Su concepto de felicidad es el de entregarse
a las pasiones desenfrenadas, llenos de adulterio seducen a las personas
inconstantes; son expertos en la avaricia, ¡hijos de maldición! Han abandonado
el camino recto, y se han extraviado para seguir la senda de Balan, más ciegos que
la misma burra que montan, más su maldad y desenfreno los lleva a la locura y a
su propia perdición.
Estos individuos son fuentes sin
agua, niebla empujada por la tormenta, para quienes está reservada la más densa
oscuridad. Pronunciando discursos arrogantes y sin sentido, seducen con los
instintos naturales desenfrenados a quienes apenas comienzan a apartarse del
pecado y de su error. Les prometen libertad, cuando ellos mismos son esclavos
de la corrupción, ya que cada uno es esclavo de aquello que lo ha dominado.
Pues habiendo escapado de la
contaminación del mundo por haber conocido a nuestro Señor y Salvador
Jesucristo, vuelven a enredarse en ella y son vencidos, terminan en peores
condiciones que al principio. Más les hubiera valido no conocer el camino de la
justicia que abandonarlo después de haber conocido el santo mandamiento que se
les dio. En su caso ha sucedido lo que acertadamente afirman estos proverbios:
«El perro vuelve a su vómito», y «la puerca lavada, a revolcarse en el lodo».
Que el Señor Jesucristo nos abra los
ojos del entendimiento para comprender a que esperanza hemos sido llamados en
Cristo, Señor y Dios nuestro.
Jesucristo te ama y te
bendice.
JoseFercho ZamPer
No hay comentarios:
Publicar un comentario