Tu futuro
depende de lo que logres perdonar.
Lo que el común de la gente busca frente a un
dolor es olvidar, lo que Dios nos enseña es, “perdonar”. Cuando tu corazón
perdona lo pasado, ningún recuerdo volverá a doler.
Con el poder del Espíritu Santo que vive en
nosotros, cuida la preciosa enseñanza que se te ha confiado. 2 Timoteo 1:14
Cuando éramos chicos nos divertíamos sin problemas,
luego nos transformamos en adultos, y con ella los romances, los suegros, el cónyuge,
el empleo, el apartamento y todas las obligaciones que eso acarrea. Y con la
edad llega la nostalgia de lo que tenías junto con la juventud.
Tanto más fuerte haya sido tu experiencia en
la juventud, cuantos más problemas haya tenido que soportar de tus padres y
familia, más conflictos afrontarás en tu juventud, hasta sufrir distintas enfermedades.
Tu futuro depende de lo que logres perdonar.
Nadie sabe con la sed que otro bebe, pues no
tenemos idea de lo difícil que ha sido la vida de los demás. Pero sino
perdonamos las ofensas tanto las ajenas como las propias, no se imaginan lo
desdichados que seremos mañana.
Tú puedes perdonar para ser liberado de las
ataduras y sus consecuencias. Nunca dejes que el murmullo que hay en tu mente
te impida hallar el silencio del espíritu.
Somete al Señor tus pensamientos y él te llenará de paz.
Las investigaciones demuestran que la falta
de perdón aumenta la presión sanguínea, bajan las defensas del organismo,
fomentan la depresión, causan mucho estrés y en ciertas personas se les acumula
sobrepeso. También se ha demostrado que el cáncer tiene como punto de partida
las ofensas no perdonadas.
Las personas que tienen más facilidad para
perdonar recuperan el equilibrio con mayor rapidez que los individuos que
todavía guardan rencor. Al perdonar, los sentimientos de culpa son borrados y
los pensamientos negativos desaparecen. Además, nos lleva a disfrutar de una
conciencia limpia, sana, la culpabilidad desparece. Es remedio infalible de
Dios para la culpa y la contaminación del pecado.
Jesucristo con su perdón nos abrió el camino
para la restauración de nuestro cuerpo físico como también del espíritu y alma.
Nadie puede experimentar el perdón divino hasta que la convicción y la
contrición lo conduzcan a una confesión sincera.
Todos
hemos sido formados en maldad y concebidos en pecado.
Uno puede ser un miembro de la iglesia, un
ciudadano responsable y una persona respetable y, aun así, ser un pecador. La pureza del corazón y la mente es muy
distinta de la que se obtiene exteriormente. El exige integridad, santidad,
sinceridad y fidelidad. No acepta vanas apariencias de pureza. El examina el
corazón y juzga a la persona por lo que es internamente, no sólo por lo que
aparenta ser.
Caín se enojó muchísimo contra su hermano, es
decir se llenó de ira, guardo rencor, resentimiento, porque estaba dolido
contra Abel. La ira y el rencor dan lugar a la amargura, a los deseos de
venganza, que en muchos casos termina en muerte.
Muchas de las noticias de violencia que vemos
y escuchamos en los medios de comunicación, son causadas por los deseos de
venganza originados en la falta de perdón.
La ira, el resentimiento y la amargura, son
como cánceres que corroen nuestra alma y nuestra vitalidad. Cada vez existen
más pruebas de que perdonar a quienes nos han lastimado u ofendido produce
efectos curativos muy profundos, no solo en lo emocional sino en lo físico, el
perdón es un poderoso antídoto contra la ira y reduce el estrés.
Friedrich Nietzsche, pensador, escritor y
filósofo, alemán, pensaba que perdonar y amar es para los débiles, actualmente
muchos piensan igual que él. Estos pensamientos provienes de un hombre si Dios,
son totalmente antibíblicos y según narra su biografía, al final de sus días se
sentía solo, casi ciego y sufrió una crisis de locura de la que no se recuperó.
Se necesita más fuerza y valor para perdonar
y amar que para odiar y guardar rencor. Sin duda alguna, y por experiencia
propia sé que el único camino hacia la sanidad del cuerpo, como del alma, es el
perdón.
Jesucristo nos dice en Mateo 5:44-45. Pero yo
les digo: Amen a sus enemigos, y oren por quienes los persiguen. Así ustedes
serán hijos de su Padre que está en el cielo; pues él hace que su sol salga
sobre malos y buenos, y manda la lluvia sobre justos e injustos.
Quiero destacar que perdonar es para nuestro
bien y que vale la pena decidirnos por este camino que es la base de la sanidad
del alma. La sanidad física, mental y emocional es otro beneficio del perdón.
Muchos cristianos que no han perdonado están
confundidos, porque a pesar de tener años de haber aceptado a Cristo, sin
embargo, tienen vidas de fracaso y de derrota, porque el rencor les ha impedido
ser herederos de las Bendiciones que Dios tiene para sus hijos. Comienza a orar
y a bendecir todos los días por quienes te hayan ofendido o hecho algún daño, es
decir a desearle el bien; veras como empiezan las cosas a cambiar en ti. Pídele
a Dios que coloque en ti, amor por tu enemigo, y que puedas verlo como Jesucristo
nos mira, con misericordia y amor, porque El murió por ellos también.
En Mateo 6:14-15. Porque si perdonan a otros
sus ofensas, también los perdonará a ustedes su Padre celestial. Pero si no
perdonan a otros sus ofensas, tampoco su Padre les perdonará a ustedes las
suyas.
Marcos 11:25. Ese versículo dice: Y cuando
estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro
Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas.
Ahora que usted sabe que debe perdonar a
otros que pecan contra usted o su Padre celestial no le perdonará, ¿qué piensas
hacer?
Perdonar significa dejar ir o abandonar, en
otras palabras, dejar que aquellas cosas se vayan. No albergue amargura ni
malos deseos en su corazón contra nadie.
¡Decir que usted no puede perdonar es
mostrarse completamente engañado por el diablo! No solamente puede usted perdonar:
Usted debe perdonar.
Debemos revisar nuestro corazón en busca de
cualquier falta de perdón tan a menudo como oremos. En otras palabras, ésta
debiera ser un área constante de autoexamen.
Analiza cuanto puedes estar ganando a través
de perdonar a los que te han ofendido cada vez que oras. Ya que la muerte
espiritual es el resultado final del pecado no perdonado. Así que, para comenzar
a disfrutar de verdadera bendición debemos perdonar; para disfrutar de paz
interior y el gozo del Espíritu Santo.
De la manera que Cristo nos perdonó, así
también hacedlo vosotros. El perdón les da un significado correcto a las circunstancias,
nos permite ver la mano de Dios en todo lo sucedido. Nos deja ver cómo Dios usa
las circunstancias para nuestro bien.
Génesis 50:20. Vosotros pensasteis mal contra
mí, más Dios lo encaminó a bien.
En la vida hay muchas cosas que nos parecen
sin importancia, hasta que las circunstancias nos obligan a recapacitar y tomar
una decisión al respecto.
Tengo la seguridad de que perdonar nos trae más
recompensa que todas las pérdidas que hayamos tenido en la vida. Nos trae un
nuevo amor que viene a llenar esos vacíos dejados por los arrebatos de la juventud.
Y seremos muy felices.
Jesucristo
te ama y te bendice.
JoseFercho
ZamPer
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