El ser vivo: nace, crece, se reproduce y muere, ese es el ciclo de
la vida, según la ciencia. ¿Pero esto aplica también al ser humano? Si es así,
entonces somos unas simples bestias como todas las demás del salvaje mundo.
Todos nacemos en un hogar, de un padre y una madre. Somos formados
en un medio tan normal y natural, como el de todos en este mundo, aprendemos
todo lo que vemos y oímos, y eso mismo lo repetimos casi toda la vida.
Nos enseñan a estudiar, a trabajar, nos transmiten costumbres,
reglas, tradiciones y demás, que según la sociedad, son suficientes para vivir
una vida buena en este mundo.
Después uno busca trabajo, y cuando lo halla, se casa y trata de
vivir una vida aceptable ante la sociedad.
Luego vienen los hijos y se continúa con las mismas normas
aplicadas a la vida, hasta que se muere y listo, deja de pasar trabajos, o de
sufrir en este mundo, o como lo dicen otros “en este valle de lágrimas”. ¡Qué
vida tan maravillosa, qué vidononon! ¿NO?
Para la mayoría en este mundo, la vida consiste en aceptar lo que
otros han dicho y han hecho. Esas son las grandes verdades con las que el mundo
dirige los destinos del ser humano, de la humanidad.
Todos lo hemos aceptado, porque los demás alrededor nuestro así lo
hacen.
Nos hemos
convertido en la generación del ‘copy
paste’ como si ese fuese un código genético.
Eso de
copiar y pegar o recortar y pegar suele ser bueno en el aprendizaje inicial, lo
malo es que crecemos con esas malas mañas y no adquirimos un sentido crítico
propio.
Pero, gracias a Dios, muchos, un día despertamos y comenzamos a
hacernos preguntas, que para desgracia nuestra, casi nadie se las ha hecho y
por ende no se tiene ni remota idea de las respuestas.
¿Y si las preguntas continúan, qué hacer?
Nos damos cuenta que la gran mayoría de las personas vivimos una
vida prestada, cometiendo los mismos errores que otros cometieron, y buscando
soluciones donde no las hay, y que no dan respuesta a nuestras vidas.
¿Y porque eso? Porque siendo inconscientes, elegimos vivir una
vida que no nos agrada, por ende no agrada a nadie. Solo para crecer y engordar
y luego ser sacrificados.
Pensamos que esto es todo, porque solo vemos parte de algo que
creemos, es la realidad.
Vivimos sacándole el cuerpo a la verdad de lo que no vemos, para
no afrontar que somos más que meramente animales. Y así no tener que
esforzarnos por agradar a nuestro ser interior que nos exige y nos acosa con su
insatisfacción con el mundo actual.
Pasamos ratos amables y disfrutamos el caminar acompañados, pero
un buen día, cuando nos llaman a cuentas, queremos salir corriendo en busca de
alguien que nos de la mano y poder cruzar al otro lado donde todo es mejor,
para salvarnos del lado peor.
Nuestro criterio espiritual es más ciego y sordo que una tapia
pisada, sin tener la más mínima idea de las posibilidades que Dios nos ofrece.
Y aun así creemos saber tomar buenas decisiones, e invertimos
todos nuestros recursos en empresas que ni siquiera existen, pues son solo de
papel, pero que todos aceptamos como lo normal.
Lo peor es que ni nos inmutamos cuando vemos nuestros errores,
pero si culpamos a otros de nuestras desgracias.
Hemos confiado en personas sin criterio para que decidan sobre
nuestras vidas, pero no le creemos a quien es la vida, la verdad y el camino a
la salvación, siendo El la inversión correcta.
Como padres fallamos debido a nuestra inclinación por el lado
material más que por lo espiritual, ten cuidado al juzgar, ya que tendemos a
hacer lo mismo que criticamos.
La necesidad de obtener aprobación solo es buena cuando se trata
de hacer la voluntad de Dios.
La aprobación de los demás es como los agujeros de entre los dedos
que hacen que el agua se te escape, la capacidad para conseguir cualquier cosa
se va perdiendo cada vez que buscas la aprobación de otros.
La única forma de crear tu realidad es vencer a la corriente, de
forma consciente, y embarcarte en un camino en el que nada es fijo. Es aceptar
el cambio y caminar junto a él.
El motivo es que muy pocas personas que no están a gusto, son
capaces de saber exactamente a dónde quieren ir, ni mucho menos el cómo van a
llegar allí.
Por un lado es saber lo que quieres, y por otro lado cómo hacerlo
posible.
Pasarán los años y un día te plantearás si tomaste las decisiones
correctas en cuanto a tu vida, y si has dedicado tu tiempo para hacer aquello
que te hace sentir vivo de verdad.
Este es un camino largo, a veces tortuoso. Habrá momentos malos y
deberás poner tu empeño en no salirte del camino.
En
el antiguo testamento todo era por ley, y lo escrito en la ley, era la ley.
Quien se saliera de ella, simplemente moría. Así mismo Dios el Señor, respondía
por su pueblo frente a todo aquel que quisiera hacerle daño, siempre y cuando
su pueblo se mantuviese fiel y obediente a su ley.
Un
día, al ver Dios que su pueblo cumpliendo leyes no alcanzaban la salvación, que
morían bajo la ley esperando su redención, le dio solución de una vez y para
siempre, Juan 3:16 “Porque de tal
manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que
cree en Él, no se pierda, mas tenga vida eterna.”
Lo
dio en pago de toda deuda de pecado de su pueblo, para que en Él, ya no
tuviésemos que depender de un macho cabrío ni un becerro, ni corderos, o algún
otro sacrificio por nuestros pecados. Él se entregó como la única, verdadera y
eterna ofrenda de salvación.
Desde
ese momento hacia adelante, la relación con Dios se establece de una manera
libre y voluntaria. Ya no estamos obligados por el cumplimiento de leyes,
ofrendas ni sacrificios para agradar a Dios, ahora tenemos que mantener una
relación personal y sincera con El, para así vivir bajo la gracia de Dios.
Nuestra
salvación depende de una entrega libre y voluntaria a nuestro señor Jesucristo,
para obedecerlo y seguirlo y así hacer la voluntad del padre. Juan
1:12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les
dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de
sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.
Todo
esto implica un cambio de estado, pasamos del estado material al espiritual,
donde todo es volátil, donde nuestra ignorancia se hace visible, se puede ver.
De ahí la necesidad de aprender del Espíritu Santo, pues ahora caminamos por
fe, no por vista. 2 Corintios 5:7. Esto es como si se caminara en la oscuridad y
sin lámpara, no sabemos por dónde vamos. Pero si tenemos el Espíritu de Dios,
él nos guiará a toda verdad, Juan 16:13...
Él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que
hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.
Implica
dejar toda teoría que tenemos grabada sobre Dios, y aprender más sobre
Jesucristo. De aquí la necesidad de que Dios nos de vista espiritual, que nos
abra los ojos como a Agar en el desierto para poder ver el agua de vida, Génesis 21:19 Entonces Dios le abrió
los ojos, y vio una fuente de agua; y fue y llenó el odre de agua, y dio de
beber al muchacho.
A
partir de Jesucristo se nos abre un camino nuevo y diferente para ir al padre,
pero ¿quién lo puede ver, y como hallarlo?
Tenemos que ser muy cuidadosos con, a quien seguimos y con quien nos
vamos. Muchas veces nos agarramos del primer tronco que baja por la corriente y
nos podemos estar ahogando más rápido, es mejor esperar un poco hasta que Dios
mismo dé respuesta a nuestras inquietudes.
Los
malos deseos, que son la base de nuestras tentaciones, proceden de dentro de
nosotros “Nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar;
pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre. Si alguno tiene
oídos para oír, oiga.
Los
sacrificios del pueblo de Israel en el Antiguo Testamento apuntaban hacia la
realidad de Cristo muriendo por nuestros pecados una vez y para siempre. El sacrificio de un corderito bajo la ley de
Moisés tenía validez, no porque la sangre del cordero fuera pura, en Hebreos
nos dice que tales sacrificios "nada perfeccionaron" y por
tanto debían ser hechos continuamente (Hebreos
10:1-25), sino que el valor estaba en lo que representaba – el sacrificio
perfecto de Cristo. De ahí que una
persona pudiera ser declarada perdonada después de ofrecer tal sacrificio de
acuerdo a la ley. Pero al ser simplemente la sombra de lo venidero debía ser repetida
una y otra vez.
En
el Nuevo Testamento la demanda divina sigue siendo la perfección ante Dios. Si
algún hombre pudiera verdaderamente cumplir todas las demandas de Dios, muy
ciertamente podría reclamar a Dios con todo derecho “¡Me he ganado la
salvación!” Y Dios estaría ‘obligado’ a conceder esa salvación. Pero sabemos
que ‘Todos han pecado y están destituidos de la gloria de Dios’ (Romanos 3:23.) La ley en realidad es presentada para
“exhibir el pecado”. Por esa razón, el
énfasis ya no está puesto en ‘cumplir a la perfección’ las demandas divinas
sino que se dice al hombre Hebreos 10:38
Mas el justo vivirá por fe; Y si retrocediere, no agradará a mi alma.
Pues
la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por
medio de Jesucristo.
Los
que creen en Jesucristo, Por medio de esa fe, le es contada la justicia - ¿Pero
cuál justicia? No la nuestra por "creer" sino la justicia del que
cumple toda la ley, Jesucristo siendo está a nuestro favor.
Romanos 5:19 Porque así
como por la desobediencia de un hombre (Adán) los muchos fueron constituidos
pecadores, así también por la obediencia de uno (Cristo), los muchos serán
constituidos justos.
Adán,
antes de pecar tenía toda la capacidad para no hacerlo, pero después de su
caída pierde esa capacidad pues se hizo “esclavo del pecado” y toda su
descendencia junto con él, sin embargo Dios sigue demandando obediencia
perfecta.
Santiago
2:10 Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un
punto, se hace culpable de todos.
Es
decir la demanda de Dios al hombre es “obediencia perfecta”
Romanos 10:5-13. Moisés escribe así de la justicia que es por
la Ley: «El hombre que haga estas cosas vivirá por ellas». 6 Pero de la
justicia que es por la fe, dice así: «No digas en tu corazón: “¿Quién subirá al
cielo?”(Esto es, para traer abajo a Cristo); o, “¿quién descenderá al abismo?”
(Esto es, para hacer subir a Cristo de entre los muertos)». 8 Pero ¿qué dice?:
«Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón». Esta es la palabra
de fe que predicamos: 9 Si confiesas con tu boca que Jesús es el
Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás
salvo, 10 porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca
se confiesa para salvación. 11 La Escritura dice: «Todo aquel que en él cree, no
será defraudado», 12 porque no hay diferencia entre judío y griego,
pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que lo invocan;
13
ya que todo aquel que invoque el nombre del Señor, será salvo.
El
simple hecho de que el hombre no puede obedecer a Dios perfectamente no le
‘libra’ de la responsabilidad que le sigue siendo impuesta por Dios, él sigue
demandando obediencia perfecta.
La
demanda de Dios es y siempre ha sido esa y no ha cambiado – aunque NADIE nunca
ha podido ni podrá cumplir con tal demanda divina. La diferencia está en que antes de la cruz,
el énfasis estuvo siempre puesto en la necesidad obligatoria para el hombre de
seguir los mandamientos de Dios al pie de la letra sin fallar en nada.
Esos
mandamientos son más que una práctica ‘externa’ sino como bien lo aclaró Cristo
en el Sermón del monte está involucrado ‘el corazón’.
No
basta con decir “yo no he matado”,
el simple hecho de sentir ‘rencor’
hacia el prójimo es suficiente para ser contado como asesino (Mateo 5:21-22). 21» Oísteis que fue
dicho a los antiguos: “No matarás”, y cualquiera que mate será culpable de
juicio. 22 Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será
culpable de juicio; y cualquiera que diga “Necio” a su hermano, será culpable
ante el Concilio; y cualquiera que le diga “Fatuo”, quedará expuesto al
infierno de fuego.
No
es decir “yo nunca he cometido adulterio”, sino que el simple hecho de
mirar a una mujer y codiciarla es suficiente para ser contado como “adultero”.
(Mateo 5: 27-29). 27» Oísteis que
fue dicho: “No cometerás adulterio”. 28 Pero yo os digo que cualquiera que mira
a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. 29» Por tanto,
si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti, pues mejor te
es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al
infierno. 30Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala y échala de ti,
pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea
arrojado al infierno.
Cristo
dijo “no he venido a abrogar la ley sino a darle cumplimiento”. Hasta que Cristo vino ningún hombre había
podido llenar los requisitos divinos del cumplimiento total y perfecto de la
ley.
¿Qué es la
ceguera espiritual?
La
ceguera espiritual es, no ver la vida como Dios la ve, es no entender las cosas
espirituales, por lo tanto se carece de toda reacción espiritual, es no ser
partícipes de la naturaleza divina.
La
Ceguera espiritual es equivalente a la hipocresía espiritual, es hacer las
cosas de labios para fuera, para que nos vean, solo en la carne.
Es
no querer leer la Biblia, no congregarse, buscar excusas para consentir los
deseos de la carne.
La
ceguera espiritual nos impide dar frutos en Jesucristo, entonces caemos en un
estancamiento peligroso para el espíritu.
¿Por qué
tenemos ceguera espiritual?
La
mayoría de las veces es heredada por nuestros maestros espirituales, muchos de
ellos caminan a ciegas por este mundo, y de eso enseñan a sus seguidores.
Mateo 15: 14. Dejadlos;
son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el
hoyo.
Apocalipsis
3: 18. Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en
fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se
descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que
veas como quitarse la ceguera espiritual.
También
se adquiere por no ser agradecidos con Dios, por olvidarse del sacrificio de
Jesucristo en la cruz, por no creer en la palabra de Dios, por la pereza de
estudiar y profundizar en lo que nos enseñan
en las iglesias.
Como
liberarse de la ceguera espiritual.
Mateo
20:30-34. Dos ciegos que estaban sentados junto al camino, al oír que
pasaba Jesucristo, gritaron: ¡Señor, Hijo de David, ten compasión de nosotros!
La multitud los reprendía para que se callaran, pero ellos gritaban con más
fuerza:"! Señor, Hijo de David, ten compasión de nosotros!"
Jesucristo se detuvo y los llamó. "¿Qué quieren que haga por
ustedes?" "Señor, queremos recibir la vista." Jesucristo se
compadeció de ellos y les tocó los ojos. Al instante recobraron la vista y lo
siguieron."
Tenemos
que buscar a Jesucristo con todo el corazón, con hambre, con necesidad.
Como
estos ciegos que deseaban ver, sin importar que otros nos lo impidan, o
nuestras necesidades nos acosen, debemos insistir día y noche en recibir la
vista de nuestro señor Jesucristo. Entregarnos por completo a Jesucristo, sin
temores, esforzándose y cuidándose de los engaños del mundo.
En
parte, "ceguera espiritual" también es aceptar todo lo que se enseña
desde un púlpito sin pasar dichas enseñanzas por el tamiz de la palabra de
Dios.
Muchas
veces escuchamos prédicas que son consideradas "grandiosas" por la
emoción del momento, pero sus frutos no se ven en el tiempo, porque son
producto de la emoción, palabras sin fundamento en el evangelio de Jesucristo.
En
la actualidad se predica más sobre prosperidad financiera, como alcanzar el
éxito, y muchos otros temas que motiven y llenen templos y estadios, para
sentirse todo un predicador de talla internacional.
Jesucristo
mismo citó recurrentemente ejemplos de esto durante su ministerio.
Dada
la enseñanza que se nos ha impartido, desde el mismo púlpito, hemos perdido
toda capacidad de ver dichos horrores.
Isaías 29:13 Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se
acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos
de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido
enseñado.
Isaías
fue llamado a profetizar sobre Judá, por su rebelión y alejamiento de Dios, los
mismos se encontraban amenazados con su destrucción por parte de Asiria y
Egipto, en este clima Dios decide hablarle a un hombre, este es Isaías, para
que proclamara un mensaje de juicio, pero también de misericordia y
liberación.
Isaías
llama la atención sobre la hipocresía del pueblo, de cómo ellos solo
reverenciaban a Dios en apariencia, porque no era realmente el objeto de su
amor y devoción genuina.
Isaías
estaba dolido por la actitud del pueblo y deseaba hacerles volver a Dios, a
obedecerle. El pueblo debía volver a la palabra de Dios, a leerla, a escucharla
y ser convencidos de su pecado, para poder ser transformados.
Pero
ocurría algo, ellos no podían ver su situación, no discernían su crítico estado
delante de Dios y su deplorable ceguera. Sí, estaban ciegos, no físicamente,
pero si espiritualmente. Desde sus líderes hasta el más pequeño de ellos. Ellos
estaban pasando por un periodo de ceguera espiritual, habían perdido la pasión
por Dios, ese amar a Dios con toda su fuerza, mente, corazón y alma, había
disminuido hasta el punto de casi desaparecer.
¿Quiénes son
ciegos espiritualmente hablando?
Tal
vez te hiciste esa pregunta porque pensaste que solo los no creyentes estaban
ciegos, como declara la escritura en: Efesios
4:18 A causa de la ignorancia que los domina y por la dureza de su corazón,
éstos tienen oscurecido el entendimiento y están alejados de la vida que
proviene de Dios.
2 Corintios
4:3-4 Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se
pierden está encubierto; 4 en los cuales el dios de este siglo cegó el
entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del
evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.
Es
cierto que la ceguera espiritual es evidente en la naturaleza humana caída,
condición en la que el hombre es incapaz de ver las verdades y la voluntad de
Dios y de vivir de acuerdo a los deseos de Dios.
¿Pero
qué pasa con nosotros, el pueblo de Dios?
La
escritura está llena de narraciones en la que vemos al pueblo de Dios pasar por
estos tiempos de oscuridad. Tiempos en los que no eran capaces de ver la vida
de la misma manera que Dios, tiempos de no comprender la palabra de Dios, las
cosas espirituales, tiempos de insensibilidad a la palabra y de una práctica
prolongada de pecado. A todo esto y más me refiero cuando hablo de ceguera
espiritual.
¿Cómo
trascurre nuestra vida diaria?
¿Somos
conscientes de lo espiritual, meditamos en la palabra de Dios, dedicamos el
tiempo suficiente para orar, alabar, bendecir al Señor y hallar en él la
sabiduría y revelación? O solo oramos a Dios por nuestras necesidades y deseos
del diario vivir.
¿Divagamos
en nuestras ideas y pensamientos, o meditamos y nos deleitamos en la palabra de
Dios?
¿Dedicamos
tiempo para leer la biblia, nos apartamos del mundanal ruido para buscar la
presencia de Nuestro Señor Jesucristo?
Cuando
leemos la palabra de Dios, lo hacemos de forma inconsciente o comprendemos el
valor de su mensaje para nuestras vidas.
Deseamos
leer la biblia, o ponemos excusas para no hacerlo, no prestamos atención o no
podemos concentrarnos en la predicación. Deseamos estar en las reuniones para orar
y compartir la palabra de Dios.
Nuestras
amistades son personas mundanas, o cristianos de dudosa reputación.
Nos
estancamos en determinada práctica religiosa y aseguramos que eso es
suficiente, para llenarnos espiritualmente; ejemplo: si voy todos los domingos
a la iglesia, diezmo y ofrendo, ¿eso no es suficiente?
Nuestra vida espiritual y general, producen
frutos reales, o el pecado es algo común.
¿Cuáles son
tus evidencias? ¿Cómo se está mostrando este mal en ti?
¿Quién es tu
guía, a quien sigues?
2 Corintios
3:1-18. … Así que, teniendo tal esperanza, usamos de mucha franqueza; y
no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de Israel
no fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser abolido. Pero el
entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el
antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es
quitado. Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto
sobre el corazón de ellos. Pero cuando
se conviertan al Señor, el velo se quitará. Porque el Señor es el Espíritu; y
donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Por tanto, nosotros todos,
mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos
transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del
Señor.
Uno de los
mayores males que le puede suceder a la iglesia es que debido al pecado, se les
cierre el discernimiento espiritual a sus líderes, pues así no podrán guiar al
pueblo.
¿Es
usted de los que solo hace lo que su líder le dice? O de los que obedece al
Señor Jesucristo y a su palabra.
Los
líderes religiosos al tomar la palabra no podrían interpretarla y transmitirla
al pueblo, por lo cual el pueblo estaría extraviado también.
Isaías 29:11-13 Y os será toda visión como palabras de libro
sellado, el cual si dieren al que sabe leer, y le dijeren: Lee ahora esto; él
dirá: No puedo, porque está sellado. Y si se diere el libro al que no sabe
leer, diciéndole: Lee ahora esto; él dirá: No sé leer. 13 Dice, pues, el Señor:
Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero
su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de
hombres que les ha sido enseñado.
Muchos
alabamos, cantamos, oramos a Dios solo en las reuniones de la Iglesia, y
creemos que honrar a Dios es hacer actividades para él, pero honrar a Dios es
mucho más que hacer actividades, es un acto del corazón, del alma, aun mejor,
del espíritu.
Muchas
veces no pecamos porque sabemos que ante Dios eso trae consecuencias graves,
pero cuando se presentan las oportunidades de algo no muy honesto, sano o
legal, vacilamos o nos tomamos un tiempo para pensarlo, envés de rechazarlo con toda certeza.
La
fidelidad es un acto del corazón, no mera apariencia.
Jesucristo
mismo nos guarda de pecar pero no debemos dejar lugar al diablo.
Efesios 4:22-32 En cuanto a
la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado
conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y
vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la
verdad. Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su
prójimo; porque somos miembros los unos de los otros. Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol
sobre vuestro enojo, 27 ni deis lugar al diablo. 28 El que hurtaba, no hurte
más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué
compartir con el que padece necesidad. 29 Ninguna palabra corrompida salga de
vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar
gracia a los oyentes. 30 Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el
cual fuisteis sellados para el día de la redención. 31 Quítense de vosotros
toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. 32 Antes
sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como
Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.
Si
somos fieles solo por los beneficios recibidos, y no porque amamos a Dios, o a
nuestra pareja, no hay fidelidad sino conveniencia.
El
hacer las cosas por costumbre, como parte de una rutina, no es amor. Solo son
actos externos, pero en lo interno no hay reverencia.
Las emociones, la voluntad, las decisiones, los
pensamientos y todo lo demás deben ser en Dios, para agradarlo realmente.
¿Qué dicen
los demás de ti?, ¿Es cierto lo que dicen?
Tal
vez seamos personas piadosas, los primeros en llegar, realicemos labores para
la iglesia, pero estos podrían estar siendo actos externos. Si miras dentro, ¿Qué encontrarías? Amor a
Dios, o deseos de que Dios le conceda las peticiones de tu corazón.
Debemos
ser sinceros en nuestra relación con Dios y delante de los demás.
Dios
ya lo sabe todo, él sabe si estás pasando por este mal y es al único que no
podemos engañar, entonces aceptemos nuestra condición y decidamos abrir los
ojos, despertar del sueño y vivir realmente de acuerdo a la voluntad de Dios.
Si
estás pasando por este tiempo en tu vida, quiero que tengas en cuenta que si no
despiertas a la realidad, Dios llamará tu atención.
Dios
da una nueva oportunidad, esta oportunidad es para que nos humillemos delante
de Él, de su poder, de su sabiduría perfecta.
Dios
quiere que recapacitemos y retomemos la relación de amor con Dios. Este llamado
de atención de parte de Dios, es una muestra de su amor y misericordia por sus
hijos, a los cuales El ama.
Deja
que Dios limpie tu vista, decide seguir y servir a Jesucristo de corazón.
Cuando
adoremos a Dios, pidámosle que nos convenza con su espíritu santo, que nos de pasión
y devoción por él, nuestra vida exterior debe estar en consonancia con lo
interno.
Dios
te ama y desea que puedas tener una relación genuina con él, para tu propio
beneficio.
¿Hasta dónde
nos lleva la ceguera espiritual?
Juan 9:1-41 Jesucristo sana a un ciego de nacimiento.
Al
pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus
discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya
nacido ciego? Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para
que las obras de Dios se manifiesten en él. Me es necesario hacer las obras del
que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede
trabajar. Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo. Dicho esto,
escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del
ciego, y le dijo: Ve a lavarte en el estanque de Siloé (que traducido es,
Enviado). Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo. Entonces los vecinos, y
los que antes le habían visto que era ciego, decían: ¿No es éste el que se
sentaba y mendigaba? Unos decían: Él es; y otros: A él se parece. Él decía: Yo
soy. Y le dijeron: ¿Cómo te fueron abiertos los ojos? Respondió él y dijo:
Aquel hombre que se llama Jesús hizo lodo, me untó los ojos, y me dijo: Ve al
Siloé, y lávate; y fui, y me lavé, y recibí la vista. Entonces le dijeron:
¿Dónde está él? Él dijo: No sé. Los fariseos interrogan al ciego sanado Llevaron
ante los fariseos al que había sido ciego. Y era día de reposo cuando Jesús
había hecho el lodo, y le había abierto los ojos. Volvieron, pues, a
preguntarle también los fariseos cómo había recibido la vista. Él les dijo: Me
puso lodo sobre los ojos, y me lavé, y veo. Entonces algunos de los fariseos
decían: Ese hombre no procede de Dios, porque no guarda el día de reposo. Otros
decían: ¿Cómo puede un hombre pecador hacer estas señales? Y había disensión
entre ellos. Entonces volvieron a decirle al ciego: ¿Qué dices tú del que te
abrió los ojos? Y él dijo: Que es profeta. Pero los judíos no creían que él
había sido ciego, y que había recibido la vista, hasta que llamaron a los
padres del que había recibido la vista, y les preguntaron, diciendo: ¿Es éste
vuestro hijo, el que vosotros decís que nació ciego? ¿Cómo, pues, ve ahora? Sus
padres respondieron y les dijeron: Sabemos que éste es nuestro hijo, y que
nació ciego; pero cómo vea ahora, no lo sabemos; o quién le haya abierto los
ojos, nosotros tampoco lo sabemos; edad tiene, preguntadle a él; él hablará por
sí mismo. Esto dijeron sus padres, porque tenían miedo de los judíos, por cuanto
los judíos ya habían acordado que si alguno confesase que Jesús era el Mesías,
fuera expulsado de la sinagoga. Por eso dijeron sus padres: Edad tiene,
preguntadle a él. Entonces volvieron a llamar al hombre que había sido ciego, y
le dijeron: Da gloria a Dios; nosotros sabemos que ese hombre es pecador. Entonces
él respondió y dijo: Si es pecador, no lo sé; una cosa sé, que habiendo yo sido
ciego, ahora veo. Le volvieron a decir: ¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos? Él
les respondió: Ya os lo he dicho, y no habéis querido oír; ¿por qué lo queréis
oír otra vez? ¿Queréis también vosotros haceros sus discípulos? Y le
injuriaron, y dijeron: Tú eres su discípulo; pero nosotros, discípulos de
Moisés somos. Nosotros sabemos que Dios ha hablado a Moisés; pero respecto a
ése, no sabemos de dónde sea. Respondió el hombre, y les dijo: Pues esto es lo
maravilloso, que vosotros no sepáis de dónde sea, y a mí me abrió los ojos. Y
sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero si alguno es temeroso de Dios, y
hace su voluntad, a ése oye. Desde el principio no se ha oído decir que alguno
abriese los ojos a uno que nació ciego. Si éste no viniera de Dios, nada podría
hacer. Respondieron y le dijeron: Tú naciste del todo en pecado, ¿y nos enseñas
a nosotros? Y le expulsaron. Oyó Jesús que le habían expulsado; y hallándole,
le dijo: ¿Crees tú en el Hijo de Dios? Respondió él y dijo: ¿Quién es, Señor,
para que crea en él? Le dijo Jesús: Pues le has visto, y el que habla contigo,
él es. Y él dijo: Creo, Señor; y le adoró. Dijo Jesús: Para juicio he venido yo
a este mundo; para que los que no ven, vean, y los que ven, sean cegados. Entonces
algunos de los fariseos que estaban con él, al oír esto, le dijeron: ¿Acaso
nosotros somos también ciegos? Jesús les respondió: Si fuerais ciegos, no
tendríais pecado; mas ahora, porque decís: Vemos, vuestro pecado permanece.
“No hay peor
ciego que el que no quiere ver”.
Hay
personas que teniendo delante de ellos claras evidencias para creer en Dios, se
niegan a creerle. La falta de luz en sus vidas, su ceguera espiritual, su realidad
los ahoga, les impide ver a Jesucristo.
Con
la sanidad del ciego de nacimiento de este pasaje, Jesucristo revela la
existencia de otros ciegos, a lo mejor peores, que no querían ver.
Así
lo Dijo Jesús (ver 39) “Para juicio he venido a este mundo; para que los que no
ven, vean, y los que ven, sean cegados”.
La
ceguera espiritual pareciera ser peor que la misma física, pues mientras los
unos pudieran tener luz en su alma, en los otros hay una oscuridad en sus
conciencias.
Los
fariseos de esta historia tenían “ojos para ver”, pero se les había oscurecido
el entendimiento para que no les resplandeciera la luz de Jesucristo. El asunto
es que este tipo de personas pudieran hacer gala de su tradición religiosa o
algún conocimiento espiritual, pero su condición no es menos que la de
cualquier otro pecador, y las consecuencias de su ceguera los pueden conducir a
una eternidad sin Cristo. Tracemos el curso de las consecuencias de la ceguera
espiritual
La ceguera
espiritual impide ver el cambio en otra persona.
Aquella
curación provocó una reacción colectiva. Entre los que le conocían, hubo una
división de pensamiento. Unos pensaban que “él era”; otros menos incrédulos
decían a él se parece”. Mientras que el que había sido curado enfáticamente
afirmaba yo soy” v.9. Los fariseos, representando a los ciegos espirituales,
fueron más allá. Sometieron a los padres a un interrogatorio indagatorio con el
fin de buscar alguna pista o indicio que les permitiera echar por tierra el
milagro que estaba a la vista. Sin embargo, ¿cómo se podía negar lo evidente? Quién
puede descalificar o desmentir lo que está a la vista como una prueba
indubitable? ¿De qué manera se puede negar lo que todo mundo comenta en materia
de transformación? Pero la ceguera espiritual no acepta, sea por prejuicio o
por orgullo, el milagro que se puede dar en la vida de una persona. Son tantos
los que prefieren mantener su corazón endurecido que aceptar el testimonio del
cambio y la transformación en otros. Abundan testimonios de hijos quienes
después de haber recibido la salvación, sus padres se han opuesto para que no
siga esa vida. Qué decir de los esposos o las esposas quienes llegan a tener
una evidencia viviente en su casa de cómo puede cambiar una persona, pero se
niegan a aceptarlo tan solo por el prejuicio religioso o por una arrogancia que
no tiene sentido. La Paradoja de las religiones es que en lugar de haber traído
bien le han hecho un gran daño a la humanidad. Hay personas religiosas en cuya
mente no cabe la posibilidad de un milagro.
La
ceguera espiritual prefiere mantener la tradición en lugar de aceptar la
renovación.
Es
una cosa incomprensible como la ceguera espiritual puede preocuparse más por
guardar una tradición que aplicar la misericordia. Los fariseos no pudieron ver
a un hombre que quiso ver, saber y conocer los colores de la naturaleza, por
ejemplo. No pudieron ver el gozo de alguien que quiso distinguir cómo eran sus
padres, quienes eran sus hermanos o de qué forma se vestían sus amigos. Ellos
no calcularon el dolor, la tristeza y la frustración que puede llevar en la
vida una persona que la falta la vista. Un ciego podrá sentir pero le será
difícil opinar sobre lo que otros pueden ver.
La
preocupación de los fariseos era que aquel hombre llamado Jesucristo no
procedía de Dios porque no guarda el día de reposo”. Cuando los hombres hacen
de la religión un fin en sí mismo, se pierde toda sensibilidad para ayudar a
otros. Jesucristo condenó esta actitud. Fue por eso que dijo: El día de reposo
fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo.
Por
tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo” Mr. 2:27,28. Con
mucha frecuencia los hombres son confrontados sobre el amor de Dios y su regalo
de la vida eterna, pero se niegan a recibirlo porque el evangelio de Cristo
trastoca sus creencias o sus tradiciones. Hay los que llegan afirmar que el
evangelio es otra cosa.
Que
sí hay poder para cambiar a una persona y que sí vale la pena seguir a Cristo,
pero ellos no pueden cambiar su tradición por una nueva relación. Y es aquí
donde la ceguera espiritual se acrecienta en muchas personas. Es terrible
pensar que alguien se esté perdiendo por la eternidad, porque prefiere mantener
su tradición en lugar de aceptar la renovación que Cristo da. Son muchos los
que todavía se niegan a que se les quebrante su día de reposo” antes de dar
cabida a la obra de cambio y transformación que se encuentra en nuestro Señor
Jesucristo.
El
gran problema para algunas personas de recibir a Cristo es porque presuponen un
cambio radical en la forma como se les ha enseñado y llevado en sus vidas.
Algunos temen más a la ira de los hombres que al juicio divino. Pero en algún
momento de mi vida yo necesito confrontar la realidad acerca de dónde pasaré la
eternidad. Debo saber si mi tradición o lo que ha sido mi creencia me asegura
esto. Si no es así, responsablemente debo venir a evaluar y considerar en manos
de quién estará mi destino eterno. A esto tenemos categóricamente que decir que
el destino eterno no puede estar en las manos de los hombres. Que no está en la
religión de mis pasados o en la tradición heredada, sino que está en las manos
de Dios. Jesucristo dijo estas palabras: Mis ovejas oyen mi voz, y yo las
conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna...Juan. 10:27. La vida eterna
está en sus manos. No permitamos que la ceguera espiritual rechace, por guardar
una tradición, la salvación ofrecida de forma gratuita. No seamos parte de esa
generación ciega e indiferente.
La ceguera
espiritual prefiere seguir a moisés (ley) que seguir a Jesucristo (amor).
Mateo
9:16-17 Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo
tira del vestido, y se hace peor la rotura. 17 Ni echan vino nuevo en odres
viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres
se pierden; pero echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se
conservan juntamente.
Esto
lo dijo para criticar la actitud de incredulidad de los fariseos. Llama la
atención que en estos dos capítulos el grupo de opositores de Jesucristo,
prefieren remitirse a las enseñanzas de sus pasados, que aceptar el mensaje
nuevo de Jesucristo, quien fue anunciado con una precisión profética a quienes
los fariseos veneraban. En el capítulo anterior habían dicho que su padre era
Abraham y ahora dicen que son discípulos de Moisés v. 28. Y la verdad es que ni
eran hijos de Abraham ni eran discípulos de Moisés, sino que eran hijos y
discípulos de la condenación. Si ellos en verdad hubiesen sido discípulos de
Moisés habrían leído que un profeta mayor que Moisés sería levantado.
Si
hubiesen sido discípulos de Moisés habrían reconocido que fue el mismo que
estuvo en el monte de la transfiguración para corroborar que Jesucristo no solo
era mayor que él, sino que había venido del seno del Padre como el Hijo amado
en quien tengo contentamiento”. Pero la ceguera espiritual no hace que la gente
lea y entienda acerca de quién es Jesucristo como viniendo del cielo y siendo
respaldado por el elemento profético. Estos hombres, como si estuvieran dando
coses contra el aguijón, procuraban por los sofismas de su dogmática, arrancar
una confesión distinta a su conciencia. Como ciegos espirituales se jactaban de
saber mucho pero un ciego curado les dice, una cosa sé, que habiendo yo sido
ciego, ahora veo” v. 25b.
Es
sumamente interesante la forma como este nuevo vidente puede guiar a los
invidentes espirituales. Él tuvo la capacidad de ver que Jesucristo era un
profeta v.17, mientras que sus acusadores lo venían como pecador v.24. Él se
dio cuenta que en esta gente no solo había “ceguera espiritual” sino “sordera
espiritual”, pues desesperadamente querían oír otra cosa contraria a su
testimonio v. 27. Los versículos 30 al 33 son el clímax de la evangelización
que hiciera este hombre. Sin embargo la ceguera espiritual prefiere seguir a
Moisés que aceptar la obra de Jesucristo. La humanidad no ha cambiado mucho
desde aquel entonces para acá. El odio y el menosprecio de parte de los “ciegos
espirituales”, hacia los que han recibido la luz, es notorio por el prejuicio. Tanto
así que es capaz de llevarles al menosprecio de decir: Tú naciste del todo en
pecado, ¿y nos enseñas a nosotros? v.
34. Son muchos los que menosprecian a los hijos de Dios y los califican de muy
poca cosa, pero la evidencia de una vida transformada exige un veredicto y eso
es lo que la ceguera espiritual no quiere aceptar.
1 de Juan
4:7-10. Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios. Todo
aquel que ama es nacido de Dios y conoce a Dios. 8 El que no ama no ha conocido
a Dios, porque Dios es amor. 9 En esto se mostró el amor de Dios para con
nosotros: en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por
él. 10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino
en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo en propiciación por nuestros
pecados.
La
ceguera espiritual nos lleva a autoproclamarnos, y no a esperar que sea Dios
quien nos levante.
1 Pedro
5:5-7. Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos,
sumisos unos a otros, revestíos de humildad, porque «Dios resiste a los
soberbios, y da gracia a los humildes». 6 Humillaos, pues, bajo la poderosa
mano de Dios, para que él os exalte a su debido tiempo. 7 Echad toda vuestra
ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.
La ceguera
espiritual conduce al juicio divino
Jesucristo
dice en este pasaje que para juicio había venido a este mundo v.39. Con esto no
contradijo lo que ya había mencionado en el capítulo 3:17. En otra ocasión
también dijo, “yo no he venido para traer paz, sino espada” (Mt. 10:34); y con esto tampoco
contradijo sus otras palabras, “mi paz os dejo, la paz os doy…” (Juan. 14:27). En estos planteamientos,
y otros similares, descubrimos la honestidad y transparencia del mensaje y la
misión de Cristo. Jesucristo vino para poner una especie de “crisis” en el
corazón de cada persona. Su juicio en este contexto es producido por la forma
como cada persona recibe su mensaje. Cuando él dijo “para los que no ven,
vean”, estaba anunciando que hay corazones sensibles, humildes y dispuestos a
oír su voz, tales como el hombre de esta historia. Ellos llegan a experimentar
la “luz de la vida”, que no es otra cosa sino la salvación eterna. Pero las
palabras “y los que ven, sean cegados”, es la otra cara de la moneda. El juicio
del Señor contra tales personas se basa en el hecho de que ellos cierran su
corazón frente a la demostración del poder de Dios.
Para
esos que “ven”, la palabra misma se constituye en piedra de tropieza o de
“escándalo” como lo dice la traducción original del texto. La historia del
Faraón y Moisés nos ilustra lo que Jesucristo está aquí diciendo. Este hombre
en lugar de arrepentirse y humillarse frente a toda la demostración del inmenso
poder de Dios, su corazón de endureció aún más todavía. Tal fue la actitud de
este gobernante egipcio que el mismo Dios se encargó de endurecerlo, para
demostrar con mayor grandeza su gloria en medio de ese país pagano. Es esto lo
que precisamente sucede a alguien, como el caso de los fariseos, al rechazar la
obra del calvario y con ello la salvación de sus almas. El último versículo de
este capítulo explica lo que Jesucristo quiso decir con el juicio que había
traído. Los “ciegos sin pecados” y los “pecados de los que ven” v.41, es una
forma de decir que la actitud de aceptar todo lo que Jesucristo hizo para sanar
y salvar a este hombre, es la que debe tenerse para conocer la salvación y la vida
eterna. Los que dicen que “ven” pero rechazan, en ellos, el “pecado permanece”.
La ceguera espiritual trae el juicio divino según este contexto.
La
ceguera espiritual produce inseguridad.
“Pero el hombre natural no percibe las cosas
que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede
entender, porque se han de discernir espiritualmente” (I Corintios 2:14).
Asumir
que las verdades espirituales pueden ser percibidas solo por el intelecto, es
un grave error.
El
estudiar la Biblia, en sí solo, no quita el velo ni lo penetra, hay una gran
diferencia en saber de Dios y conocer a Dios.
“Es
posible estar en una iglesia y memorizar citas bíblicas, ponerlas en práctica,
sobre todo aquellas basadas en la ley. Pero después de haber hecho todo eso, no
conocer a Dios, porque Dios no se conoce por medio de actos externos.
2 Timoteo
3:16-17. Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar,
para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el
hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
¡Creer
en el texto inspirado no es suficiente! Nicodemo era el principal maestro de la
Biblia en Jerusalén. Él creía cada palabra de las Escrituras Hebreas, pero
Cristo le dijo: “Os es necesario nacer de nuevo” (Juan 3:7).
La
frase “nacido de nuevo” literalmente significa “nacido desde arriba.” Nicodemo
tenía una necesidad verdadera. Él necesitaba un cambio de corazón – una
transformación espiritual. El nacer de nuevo, es un acto de Dios por el cual la
vida eterna es impartida a la persona que cree (2 Corintios 5:17; Tito 3:5; 1
Pedro 1:3; 1 Juan 2:29; 3:9; 4:7; 2:1-4, 18). Juan 1:12,13 indican que “el
nacer de nuevo” también transmite la idea de “volverse hijo de Dios” al confiar
en el nombre de Jesucristo.
“¿Por qué una persona necesita nacer de
nuevo?” El Apóstol Pablo en Efesios 2:1 dice, “Y él os dio vida a vosotros,
cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados...” en Romanos 3:23, el
Apóstol escribió, “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria
de Dios.” De manera que, una persona necesita nacer de nuevo a fin de que sus
pecados sean perdonados y para poder tener una relación con Dios.
”
Cuando uno es “salvo”, ha nacido de nuevo, ha sido renovado espiritualmente, y
ahora es hijo de Dios por el derecho de este nuevo nacimiento. Confiar en
Jesucristo, en Aquel quien pagó la penalidad del pecado al morir Él en la cruz,
es lo que significa “nacer de nuevo” espiritualmente. “De modo que si alguno
está en Cristo, nueva criatura es...” (2 Corintios 5:17 a).
¡Mira
al Apóstol Pablo! Él fue un gran estudioso de las escrituras. Él sabía la
Escritura en Hebreo de memoria. ¡Pero mira que tan ciego estaba, persiguiendo
cristianos, oponiéndose a Cristo! Él también estaba “a tientas en ceguera
espiritual”.
La
Biblia no está dirigida a cualquiera. Su mensaje se dirige a unos pocos
escogidos, algunos tienen capacidad espiritual y algunos no. No solo Dios
dirige sus palabras de verdad a aquellos que son capaces de recibirlas, sino
que Él actualmente oculta su significado de aquellos que no lo son, así que las
palabras de nuestro Señor Jesucristo brillan en los corazones de su pueblo,
pero deja al incrédulo confiado en la oscuridad de su moral.
La
idea de que la Biblia se dirige a todos ha traído confusión dentro de la
iglesia.
A
través de los años agarramos la idea que necesitábamos traducciones modernas
porque la Reina Valera era muy difícil. Como resultado allí está la torre de
Babel en la mayoría de los servicios de las iglesias. Con más de 25
traducciones no puede haber una buena lectura, no se puede memorizar la Biblia
– por eso el “Cristiano” de hoy está más ignorante de la Biblia de lo que
estaban en los 50.
Así,
la falsa idea de que la Biblia fue escrita para que todos la entiendan, ha resultado
en una guerra de versiones de la biblia.
“Ahora,
pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el
habla de su compañero” (Génesis 11:7).
Me
parece que el verso tiene perfecta aplicación a la presente situación, con todas
las confusas “traducciones” en nuestras iglesias. ¡Estábamos mucho mejor sin
ellas!
En
vez de ayudarnos, estas resumidas y malas traducciones han hecho la Biblia
mucho más oscura, y a nuestra gente mucho más ignorante de la Biblia. Como era
en tiempos antiguos, así es en mucho del mundo evangélico de hoy.
“Profesando
ser sabios, se hicieron necios”
Romanos 1:22 Aunque
afirmaban ser sabios, se volvieron necios
“La
Biblia es un libro sobrenatural y solo puede ser entendido con ayuda
sobrenatural” Las nuevas traducciones no ayudan para nada.
Creo
que el estudio Bíblico, por sí solo, te va a dejar “a tientas en ceguera
espiritual”.
Por
eso es que debemos pasar largos tiempos a solas, buscando que Dios mismo nos releve su palabra.
Muchos
grupos de “estudio Bíblico” guiados por aprendices, están basados en la falsa
idea que cualquiera puede enseñar las Sagradas Escrituras, pero lo que sucede
allí, es que se juntan y comparten su ignorancia, pues falta sabiduría.
Tienden
a producir una actitud carnal y rebelde hacia la iglesia local.
Muchas
veces tienden a producir críticos de la iglesia en vez de cristianos sólidos.
El
Espíritu Santo tiene que “encender la luz” en el corazón de una persona cuando
lee la Biblia y la escucha ser predicada.
El “hombre natural” puede aprender palabras de
la Biblia y doctrina de la Biblia, pero solo son palabras para él. Las palabras
que él aprende no tienen impacto en su vida.
Los
Fariseos se sabían las escrituras de memoria, palabra por palabra. Aun así
Jesucristo los llamó “ciegos guías de ciegos”
Mateo 15:13-14 Pero
respondiendo él, dijo: Toda planta que no plantó mi Padre celestial será
desarraigada. Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guía al
ciego, ambos caerán en el hoyo.
Puedes
aprender que Cristo es el Hijo de Dios. Puedes aprender que Él murió en tu
lugar en la Cruz, para pagar el precio por tu pecado. Puedes aprender que Él se
levantó de entre los muertos y subió al Cielo. Puedes aprender esas verdades
Bíblicas – y creerlas en tu mente, es más, puedes aplicar muchas citas sobre
prosperidad y salud, y obtener buenos beneficios, ¡y al final ser lanzado al Lago de Fuego!
Mateo 7:23 Y entonces
les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.
Tienes
que conocer a Jesucristo y que Él te conozca, ¡no solo palabras acerca de Él!
“Yo
soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen” Juan 10:1.
“Pero
vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas” Juan
10:26.
Una
revelación del Espíritu Santo en un brillo glorioso que ilumina el interior, te
puede enseñar más de Jesucristo que cinco años en un seminario teológico.
Entonces,
¿qué puedes hacer? Primero, puedes ir a cada servicio de la iglesia y pedirle a
Dios que use los sermones como un medio de gracia para abrir tu corazón.
Puedes
orar cada día para que Dios te limpie de tu pecado y te traiga al Salvador.
Solo la unión con Cristo te puede salvar de “andar a tientas en ceguera
spiritual”.
2 Corintios
4:3-4 Pero si nuestro evangelio
está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el
dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les
resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen
de Dios.
1 Pedro 5:8 Sed
sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda
alrededor buscando a quien devorar.
Es
este mismo adversario, Satanás, el diablo, quien busca por todos los medios
destruir a la suprema creación de Dios, al ser humano.
Él
sabe que la mejor forma de destruir al ser humano es alejándolo del “camino, la
verdad y la vida”, que es Jesucristo.
Para
esto el diablo opera como lo revela 2
Corintios 4:3-4 pone un velo en las personas para que no les resplandezca
la luz del Evangelio de Cristo. Esto deja más que claro la idea de que si
nuestro Evangelio está aún encubierto en el mundo, es debido a que nuestro
adversario realiza la tarea de cegar a las personas, para que Cristo no
resplandezca en ellos.
Efesios 6:12 Porque no
tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra
potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra
huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
Esta
cita nos revela dos verdades muy importantes: tenemos una lucha y no es contra
las personas, sino contra Satanás y todo su ejército.
Como
Iglesia de Jesucristo debemos orar, guerrear, luchar contra el diablo para que
suelte las vidas que tiene atrapadas, cegadas, y cuando esto ocurre a las vidas
les resplandece la luz del Evangelio de Cristo.
A
pesar de tener un conocimiento de la palabra de Dios, caímos fácilmente en el
error de los Fariseos, Escribas y Sacerdotes, que conocían las escrituras, pero
escaseaba en esos corazones el amor y la misericordia, sino que solamente
tenían en mente la ley y debido a ello solo buscaban lo malo en los demás para
tener excusas para acusarles y condenarles.
Cuando
llevaron a aquella mujer que fue pillada en el adulterio, y ellos no lograban
entender que aquella ley que Dios había dejado a través de Moisés Jesucristo la
quebrantara con dar una oportunidad al pecador para que se arrepintiera y se
convirtiera de corazón al Señor. Así hoy en día abundan Fariseos y Escribas,
estudiosos de la palabra que solamente la guardan para ver lo malo en los
demás, todo lo que miran lo ensucian porque ven solo lo malo, y ellos se
sienten justos y rectos delante del Señor.
Dios
no quiere estudiosos ni sabios en la palabra, sino quiere hombres y mujeres
sencillos y humildes que necesiten conocer más a su Señor para hacer de acuerdo
a lo que está escrito porque ciertamente haremos prosperar nuestro camino y
todo nos saldrá bien.
Aprender
a amar y hacer misericordia, a frenar la lengua para no murmurar, de hablar
mentiras y engaños, de pedir a Dios que limpie nuestros ojos con Colirio para
que podamos ver a nuestros hermanos hermosos y santos, porque todos fuimos
lavados y redimidos por una misma Sangre, por tanto ninguno es mejor que el
otro, puesto que todos pecamos y
estábamos destituidos de la gloria de Dios, más Jesucristo cargó en El, el
pecado de todos nosotros y nos justificó delante del Padre como reyes y
sacerdotes para Dios el Padre.
Dios
tenga misericordia de todos los que hemos recibido el llamado del Señor, y
podamos evitar caer en el Fariseísmo y podamos amar así como hemos sido amados
por El Señor, recordemos que con la vara con que medimos un día todos seremos
medidos, y lo que sembremos hemos de cosechar. Para Dios honra y gloria, para
su pueblo misericordia.
Juan 9:1-5 Al pasar
Jesucristo, vio a un hombre ciego de nacimiento. 2 Y le preguntaron sus
discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya
nacido ciego? 3 Respondió Jesucristo: No es que pecó éste, ni sus padres, sino
para que las obras de Dios se manifiesten en él. 4 Me es necesario hacer las
obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando
nadie puede trabajar. 5 Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo. 6
Dicho esto, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo
los ojos del ciego, 7 y le dijo: Ve a lavarte en el estanque de Siloé (que
traducido es, Enviado). Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo.
No
hay peor ciego que el que no quiere ver. Ni peor sordo que el que no quiere oír.
Por
ejemplo: Un padre que tiene un hijo, que a cada rato lo llaman al colegio por
su mala conducta, que lo cambia de colegio cada año, que ha repetido años por
salir reprobado y el padre dice: Es que le tienen envidia a su hijo.
La
realidad de este padre, es que tiene a un hijo que es mal estudiante, con mala
conducta, que no se lleva bien con nadie.
En
este ejemplo el padre no quiere ver la verdad.
Pero
ahí está la verdad: en los hechos
Y
en la lectura principal del día de hoy, vamos a ver que esto es que
literalmente les sucedió a los fariseos, que viendo, no quisieron reconocer el
milagro que Jesucristo hizo.
La
doctrina de ellos, con la cual fueron educados no les permitió ver el milagro
que Jesucristo hizo procedía de Dios.
Jesucristo
no guardó el día de reposo
Juan 9:16 Entonces
algunos de los fariseos decían: Ese hombre no procede de Dios, porque no guarda
el día de reposo. Otros decían: ¿Cómo puede un hombre pecador hacer estas
señales? Y había disensión entre ellos.
En
esta lectura vemos que los fariseos, dicen que el que hago algo en el día de
reposo, no puede ser de Dios. El que
hacía algo en el día de reposo era considerado pecado ante Dios, en otras
palabras un pecador.
Ellos
se preguntaban, ¿cómo un pecador podía hacer esas señales?
Vamos
a escudriñar en la Biblia un poco sobre el día de reposo, para luego volver a
nuestro tema central.
Los
fariseos tenían en sus ordenanzas, guardar el día de reposo:
Éxodo 35:2 Seis días
se trabajará, más el día séptimo os será santo, día de reposo para El Señor;
cualquiera que en él hiciere trabajo alguno, morirá.
Vamos
a revisar un caso de un hombre que en el día de reposo, fue a recoger leña.
Esta
es la ley que conocían los fariseos, la ley dada a Moisés, en donde cualquier
persona que violara esta ley debía morir.
Veamos
otra lectura en donde los discípulos no guardaron el día de reposo
Por
eso los fariseos estaban escandalizados que Jesucristo hiciera algo en el día
de reposo.
Nuestro
Señor Jesucristo, sabía lo que los fariseos pensaban sobre el día de reposo.
Lucas 13:15 Entonces el Señor le respondió y dijo:
Hipócrita, cada uno de vosotros ¿no desata en el día de reposo su buey o su
asno del pesebre y lo lleva a beber?
Jesucristo
les estaba diciendo que ya no estaban bajo la ley de Moisés, que ahora estaban
bajo la gracia.
Y
El hizo muchas cosas el día de reposo.
Juan 5:16 Y por esta
causa los judíos perseguían a Jesucristo, y procuraban matarle, porque hacía
estas cosas en el día de reposo.
Para
estos grandes de la ley, Jesucristo no la cumplía, más bien la violaba.
Juan 9:35-41 Oyó
Jesucristo que le habían expulsado; y hallándole, le dijo: ¿Crees tú en el Hijo
de Dios? 36 Respondió él y dijo: ¿Quién es, Señor, para que crea en él? 37 Le
dijo Jesucristo: Pues le has visto, y el que habla contigo, él es. 38 Y él
dijo: Creo, Señor; y le adoró. 39 Dijo Jesucristo: Para juicio he venido yo a
este mundo; para que los que no ven, vean, y los que ven, sean cegados. 40
Entonces algunos de los fariseos que estaban con él, al oír esto, le dijeron:
¿Acaso nosotros somos también ciegos? 41 Jesucristo les respondió: Si fuerais
ciegos, no tendríais pecado; mas ahora, porque decís: Vemos, vuestro pecado
permanece.
Si
fuéramos ciegos no tendríamos pecado, pero como vemos, dice la Biblia que
nuestro pecado permanece.
Esto
es la ceguera espiritual, que pudiendo ver con nuestros ojos, andamos como
ciegos en sentido espiritual.
No
hay ciego más ciego que aquel que no quiere ver sus faltas.
No
hay sordo más sordo que aquel que no quiere oír lo que no le gusta.
Síntomas
de la ceguera y sordera espiritual:
No
reconocer la obra de Dios en el otro. Creerse bueno y ver al otro como malo.
Oír
pesadamente, tomando la palabra de Dios para la carne o solo para este mundo.
Tener
sus ojos cerrados, adormilado por la facilidad del mundo. No se entienden las
cosas espirituales.
La luz de
Jesucristo nos quita la ceguera espiritual
Efesios
5:8-14 Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el
Señor; andad como hijos de luz 9 (porque el fruto del Espíritu es en toda
bondad, justicia y verdad), 10 comprobando lo que es agradable al Señor. 11 Y
no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien
reprendedlas; 12 porque vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en
secreto. 13 Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz,
son hechas manifiestas; porque la luz es lo que manifiesta todo. 14 Por lo cual
dice: Despiértate, tú que duermes, Y levántate de los muertos, Y te alumbrará Cristo.
Nos
manda a que no participemos en las obras infructuosas, las de las tinieblas.
Todo aquello que hacemos para nuestro propio deleite no da frutos para Dios.
Cuando
reconocemos que somos pecadores y el Espíritu Santo nos convence de pecado, es
cuando llegamos a conocer la luz de Jesucristo.
Satanás
ha cegado el entendimiento.
Satanás
nos quiere ciegos y sordos espirituales, Satanás fomenta mentiras en todos los
ámbitos de la vida: mentiras filosóficas, psicológicas, económicas, religiosas
y aún acerca de Cristo mismo. Y la gente las cree porque quiere creerlas.
Porque
son más fáciles, más lógicas, más aceptables, más creíbles que la Verdad.
Por
eso vemos a gente que acepta con facilidad doctrinas anti bíblicas, doctrinas
de anticristo, de demonios, doctrinas de hombres, como tantas sectas que
conocemos.
La
gente cree en las cosas más fáciles de comprender.
Nos
convertimos en ciegos espirituales cuando solo vemos las cosas materiales, las
cosas del mundo.
Solamente
el Espíritu Sano de Dios nos puede dar la vista espiritual, porque donde está
el Espíritu Santo hay libertad. Nos libera
de las ataduras del pecado, nos hace libres en Jesucristo.
Fe,
virtud, conocimiento, dominio propio, paciencia, piedad, afecto fraternal,
amor, para estas no hay ley, pero cuestan la vida.
Pedro
1:9 Pero el que no tiene estas cosas
tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus
antiguos pecados. 10 Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme
vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás.
Isaías 44: 9 Los formadores de imágenes de talla, todos
ellos son vanidad, y lo más precioso de ellos para nada es útil; y ellos mismos
son testigos para su confusión, de que los ídolos no ven ni entienden.
Jesucristo
dijo, Mateo 12:30 El que no está
conmigo, está contra mí; y el que conmigo no recoge, desparrama.
Aquí
no hay lugar a dudas.
Estas
mismas personas recibirán el castigo eterno, porque le creerán a la bestia al
final de los tiempos porque Dios le dará poder a la bestia para que ellos crean
en ella ya que no le creyeron en Dios.
1 Corintios
10:14; Por tanto, amados míos, huid de la idolatría.
Gálatas 5:20 idolatría,
hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, divisiones,
herejías,
1 Pedro
4:3 Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los
gentiles, andando en lascivias, placeres, borracheras, orgías, disipación y
abominables idolatrías.
Abramos
ya los ojos, no hay más excusas para culpar a otros, tenemos que creerle a las
escrituras pues son muy claras en todos los temas para la vida.
La
Biblia dice que los idólatras serán lanzados al Lago de fuego en el juicio
final.
“Escrito
está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás” (Luca 4:8)
Jesucristo
le dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por
mí. [Juan 14:6-9]
Si
podemos hablar directamente con Dios gracias a nuestro único mediador
Jesucristo, ¿para qué le vamos a pedir a otro que hable por nosotros? Sería
desacreditar e insultar la obra de Cristo en la cruz, pues por algo murió y
sufrió tanto y resucitó, sino para solamente llevarnos al Padre nuevamente si
lo aceptamos en el corazón.
Lo
que pasaba en el antiguo testamento era que aún no había llegado el mesías
(Jesucristo) entonces dios usaba a estos hombres para que intercedieran entre
él y el pueblo. Aunque el verdadero intercesor directo de esa época era el
padre de la fe Abraham, que recibía en el “seol” (el seno de Abraham) a los que
morían siguiendo la palabra de dios.
Cuando
llega “Jesucristo” con la nueva alianza se rompe ese pacto, Jesucristo pasa a
ser el nuevo y único intercesor entre “Dios y el hombre” y así es hasta
nuestros días
Veneración
y adoración ciertamente no significan lo mismo, pero en la acción muchas veces
son casi iguales, y las iglesias han fallado mucho por no instruir a sus
seguidores, pero es que a veces hasta los propios sacerdotes o pastores pecan
por ignorancia.
Hermanos,
busquemos a Jesucristo como único y verdadero Dios, intercesor y salvador
nuestro ante el padre.
Dice
la palabra, en Isaías 2:17-19. La
altivez del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y
solo El Señor será exaltado en aquel día. 18 Y quitará totalmente los ídolos.
Dios está llamando su pueblo, está alertando
para que abran los ojos pues su venida podemos ver y sentir que está más cerca
que nunca.
Números 21:5 el pueblo
se enoja contra Moisés y Dios envía serpientes para castigar al pueblo, después
el pueblo se arrepiente e intercede Moisés por el pueblo.
El
Señor ordena a Moisés para que haga una serpiente de bronce.
Si
Dios ordena hacer una serpiente de bronce es para sanar a los mordidos y no
para adorarla.
Estaba
prohibido hacer imágenes pero cuando Dios da una orden se debe cumplir.
Diferente habría sido que Moisés se hubiese hecho por su propia cuenta la
serpiente.
El
pleito de la religión nunca se va acabar porque todos tienen sus ideas en su
cabeza. Muchos interpretan la biblia a su antojo o a su conveniencia y por eso
hay mucha con función en los creyentes que cada rato cambian de religión.
Isaías 40:18, ¿A qué,
pues, haréis semejante a Dios, o qué imagen le compondréis?
Pero
¿nos concede Dios libertad absoluta para determinar cuál es la manera aceptable
de acercarnos a él? ¿No debería ser Dios mismo la autoridad final que lo
decidiera? Jesucristo expuso el criterio divino cuando dijo: “Yo soy el camino,
la verdad y la vida. Nadie llega al Padre si no es por mí” (Juan 14:6). Estas
palabras descartan por sí solas el uso de iconos y otros objetos sagrados.
En
efecto, hay una adoración que El Señor Dios acepta. Pero ¿cuál es? En otra
ocasión, Jesucristo explicó: “Llegará un tiempo, y ya llegó, en que los
verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque el Padre
quiere que así sean los que lo adoren. Dios es Espíritu, y los que lo adoren
deben adorarlo en espíritu y verdad” (Juan
4:23, 24).
Emplear
objetos tangibles en la adoración es una práctica peligrosa. Es muy fácil caer
en la tentación de rendir culto al objeto en vez de al Dios que presuntamente
representa. En otras palabras, el icono se convierte en foco de idolatría.
Así
ocurrió en el antiguo Israel con diversos objetos. Por ejemplo, Moisés
confeccionó una culebra de cobre durante el viaje de los israelitas a través
del desierto. En sus orígenes, la representación de aquella serpiente sobre un
poste desempeñó funciones curativas para quienes habían sido castigados. Las
personas mordidas por las serpientes recibían la ayuda divina si fijaban la
mirada en la culebra de cobre. Pero, años más tarde, cuando el pueblo ya estaba
asentado en la Tierra Prometida, por lo visto convirtieron aquel símbolo en un
ídolo, atribuyendo las virtudes curativas a la propia culebra de cobre.
Llegaron incluso a ofrecerle incienso y darle un nombre: Nejustán (Nehustán)
(Números 21:8, 9; 2 Reyes 18:4).
Los
israelitas también trataron de utilizar el arca del pacto como amuleto contra
sus enemigos, con funestas consecuencias (1 Samuel 4:3, 4; 5:11). Y en la época
de Jeremías, los ciudadanos de Jerusalén se preocupaban más por el templo que
por el Dios que en él se adoraba (Jeremías
7:12-15).
La
tendencia a adorar cosas en vez de a Dios sigue muy viva. “El icono pasa a ser
objeto de culto, con peligro de volverse idolátrico. Hay que admitir que se
trata de una idea pagana introducida en la veneración de los iconos mediante
las creencias populares”. De igual modo “Es posible que el cristiano haga del
icono un objeto de adoración”.
Proteja su
relación con Dios
Dado
que el uso de iconos en la adoración es contrario a las claras enseñanzas de
las Escrituras, no ayuda a la gente a obtener ni la aprobación de Dios ni la
salvación.
Jesucristo
dijo que la vida eterna depende, más bien, de que adquiramos conocimiento del
único Dios verdadero y de este modo nos familiaricemos con su inigualable
personalidad, así como con sus propósitos y sus tratos con la humanidad (Juan
17:3). Los iconos, que no ven, palpan ni hablan, no pueden ayudarnos a conocer
a Dios ni a adorarlo de la manera que él acepta (Salmo 115:4-8). Esta
importantísima educación solo se alcanza mediante el estudio de la Palabra de
Dios, la Biblia.
El
culto a los iconos encierra graves peligros espirituales. ¿En qué sentido? Ante
todo, puede causar una brecha en nuestra relación con El Señor. Respecto a los
israelitas, que “lo irritaron con sus ídolos”, él dijo: “Les voy a esconder mi
rostro” (Deuteronomio 32:16, 20; Para restablecer su relación con Dios tuvieron
que ‘desechar los ídolos que para pecar habían fabricado’ (Isaías 31:6, 7).
En
vista de todo lo anterior, resulta sumamente acertada la siguiente exhortación
bíblica: “Hijitos míos, guardaos de los ídolos” (1 Juan 5:21).
Primero,
deben tener muy presente que: Dios nos ama, NO por lo que hacemos, sino por lo
que somos: sus hijos.
Las
creencias indígenas, que se mezclan con las ideas de los afroamericanos y con
la santería caribeña (que es muy semejante a brujería, vudú y esas cosas), en
fin, toda una amalgama de cosas que realmente confunden.
Tenemos
la obligación de abrirles los ojos a nuestros hermanos, cuando han caído en
confusión. Ahora bien, debemos tener presente que Jesucristo nuestro Señor, se
mostró muy comprensivo con todos los pecadores. Comía con ellos, se dejó lavar
los pies por una prostituta (Lucas 7,
36-47). Nunca rechazó, juzgó ni condenó a ningún pecador.
Por
ejemplo, tienes en el Evangelio de San Lucas
18: 9-14, La parábola del fariseo y el publicano -una narración ejemplar-
pone también de relieve la acogida de los pecadores, aunque desde una
perspectiva peculiar: el hombre no puede hablar de derechos ante Dios. La
misericordia divina se derrama generosamente sobre la reconocida miseria
humana. Como ocurrió en el caso del hijo pródigo. Pero en la parábola del
fariseo y el publicano esta verdad aparece todavía con mayor claridad.
Cuando
Dios en su palabra dice que no comparte su gloria con nadie, quiere decir que
nadie es igual a él, ni nadie puede ocupar su lugar, que todas las cosas son
hechas por El y para El… él tiene un lugar que nadie puede ocupar ni igualar, y
cuando lo hacemos actuamos en desobediencia y no somos grato a él, eso no
quiere decir q no comparte el cielo, ni su amor etc. Porque él nos tiene
preparado banquetes y una tierra nueva para nosotros sus hijos, y mira cuanto
amor nos dio el padre, q aun habiendo renunciado al paraíso, envió a su único
hijo para q por El fuéramos salvos, y disfrutáramos junto a Él en la gloria
celestial.
Un
ejemplo simple, una madre no comparte su roll de madre con nadie, pregúntale a
una madre que ha dado a luz un hijo, lo ha visto crecer, ha hecho todo para q
su hijo crezca, tenga alimento, ropa, educación, le guarda cada día, lo cuida, etc...
Pregúntale si compartiría su maternidad con otra mujer que no ha hecho nada por
su hijo, y q no le engendro ni nada de lo dicho anteriormente, pregúntale q sentiría si su hijo le llamara
madre a esa persona desconocida, y le diera sus abrazos, besos y amor a esa
persona y no a ella, pregúntale como se sentiría.
Respondió
Jesucristo y le dijo: –El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre lo amará,
y vendremos a él y haremos morada con él. El que no me ama no guarda mis
palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió.
»Os
he dicho estas cosas estando con vosotros.
Pero
el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os
enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que yo os he dicho. Juan 14:
23-26
ADORAR
es, AMAR en extremo con mayor importancia sobre todas las cosas.
VENERAR es RESPETAR en mayor grado por su santidad
(solo a los santos)
Como
notaran estas palabras tienen diferencias en su magnitud, solo se adora a Dios
y por consiguiente se le respeta, en cambio a los santos se les venera (se les
respeta en mayor grado que otra persona) pero no llegan al grado en que se les
debe adorar. A los protestantes les digo que por la misma condición de que a
estas palabras “Adorar y venerar” tienen características en común con la
divinidad a Dios porque se les practica mediante un homenaje religioso llamado
“culto”, se le consideran como un sinónimo pero si se investiga encontrara las
diferencia muy fácil porque cualquier diccionario aunque sea simple le
despejara de confusiones y dudas.
Con
esta lectura simple de la Biblia se llega a una fácil conclusión nunca nadie
había observado y visto la apariencia física de Dios que solo comunicaba los
mensajes divinos únicamente a los profetas que tampoco veían a Dios, solo
escuchaban su voz y veían y sentían sus eventos sobrenaturales (plagas de Egipto,
la separación del mar y mas) con lo cual demostraba su existencia verdadera,
entonces por simple razonamiento lógico es tonto e ilógico y falto de todo
respeto fabricar ídolos de un Dios que no se conocía su aspecto físico, por lo
tanto se ameritaba castigo porque fabricar ídolos de dioses era prácticamente
una ofensa, una burla si no se conocía su apariencia física más si sus
demostraciones en la naturaleza. Esto con lo concerniente al antiguo
testamento.
Quien es
Jesucristo según l palabra.
Juan 1:35-41 Al
siguiente día estaba otra vez Juan, y con él dos de sus discípulos. 36 Y
mirando a Jesús que andaba por allí, dijo: « ¡Este es el Cordero de Dios!».
37 Los dos discípulos lo oyeron hablar y siguieron a Jesús. 38 Volviéndose
Jesús y viendo que lo seguían, les dijo: — ¿Qué buscáis? Ellos le dijeron:
—Rabí—que significa «Maestro»—, ¿dónde vives? 39 Les dijo: —Venid y ved. Fueron
y vieron dónde vivía, y se quedaron aquel día con él, porque era como la hora
décima. 40 Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a
Juan y habían seguido a Jesús. 41 Aquel encontró primero a su hermano Simón, y
le dijo: —Hemos encontrado al Mesías—que significa «Cristo»— 42 Y lo trajo a
Jesús. Mirándolo Jesús, dijo: —Tú eres Simón hijo de Jonás; tú serás llamado
Cefas—es decir, Pedro—.
Mateo 16:13-17. Pedro declara que Jesús es el Cristo
Al
llegar Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos,
diciendo: — ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre? 14 Ellos
dijeron: —Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de
los profetas. 15 Él les preguntó: —Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? 16 Respondiendo
Simón Pedro, dijo: —Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. 17 Entonces le
respondió Jesús: —Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo
reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
Mateo 2:1-9 Cuando
Jesús nació, en Belén de Judea, en días del rey Herodes, llegaron del oriente a
Jerusalén unos sabios, preguntando: — ¿Dónde está el rey de los judíos que ha
nacido? pues su estrella hemos visto en el oriente y venimos a
adorarlo. Al oír esto, el rey Herodes se
turbó, y toda Jerusalén con él.
El
cumplimiento de estas y otras profecías demuestra que Jesús era el Mesías
prometido.
También
hubo una voz desde los cielos que decía: ‘Este es mi Hijo, el amado, a quien he
aprobado’”
Juan 1:29 El Cordero de Dios
29
Al siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: « ¡Este
es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!
Juan 1:1 dice que “el
Verbo era Dios”. Juan 1:14 dice que “aquel Verbo fue hecho carne”. Esto
indica claramente que Jesús es Dios en la carne. Tomás el discípulo de Jesús
dijo, “Señor mío y Dios mío”.
Juan 14:6 “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida;
nadie viene la Padre, sino por mí”
Mt 14:32-33 En cuanto
ellos subieron a la barca, se calmó el viento. 33 Entonces los que estaban en
la barca se acercaron y lo adoraron, diciendo: —Verdaderamente eres Hijo de Dios.
Mt 27:54 Por su parte, el centurión y los que con él
estaban guardando a Jesús, al ver el terremoto y lo que pasaba, se llenaron de
miedo y dijeron: “Verdaderamente éste era Hijo de Dios”.
En
el Evangelio de Juan 1:49 Natanael exclamó: — ¡Rabí, tú eres el Hijo de Dios!
¡Tú eres el Rey de Israel!
Juan 11:27 Le dice ella: “Sí, Señor, yo creo que tú eres el
Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo”.
Hechos 8:37 Felipe respondió: “Puedes ser bautizado si
crees con todo tu corazón.” El etíope replicó: “Creo que Jesucristo es el Hijo de
Dios.”
Hebreos 1:3 “El Hijo es el resplandor de su gloria, y la
imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra
de su poder”
Hechos. 4:14
Por
tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo
de Dios, retengamos nuestra profesión.
Apocalipsis
1:8 Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin,
dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.
“Hosanna
al Hijo de David, Bendito el que viene en el nombre del Señor, Hosanna en las
alturas” Mt. 21: 9, Mr. 11: 9, Juan.
12:13.
Daniel 7:
13-14. “Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí
con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el
Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y
reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su
dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido”
Juan 1:38 “Este vino a Jesús de noche, y le dijo:
Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede
hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él”
Lucas.
1:32-33. “Este será grande, y será llamado Hijo
del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y
reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin”
Hebreos 7:21 porque los otros ciertamente sin juramento
fueron hechos sacerdotes; pero éste, con el juramento del que le dijo: Juró el
Señor, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre, Según el
orden de Melquisedec.
Apocalipsis
5:5. “Y uno de los ancianos me
dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha
vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos”
Señalando
la genealogía de Cristo, quien pertenece a esta tribu, y destacando su sentido
de fortaleza y valentía. Jesús, es el campeón de Judá y de todos los que
confían en él.
La
fe de Dios. La salud. La vida. El amor.
El reino de los cielos. El camino la verdad y la vida.
Jesucristo
es todo lo que Dios padre desea para tu vida, Él es todo lo que tú necesitas,
el amor, la paz, el gozo, la prosperidad y todo lo que el padre desea para tu
vida, está en Jesucristo.
CONCLUSIÓN: Me llama
la atención que el hombre quien recibió el gran beneficio de su vista después
de haber sido ciego desde su nacimiento, fue expulsado de la sinagoga. Es obvio
que la ceguera espiritual llega hasta el extremo de no importarle lo que puede
pasar en una persona en materia de transformación y cambio, con tal de mantener
alguna tradición o creencia.
La
insensibilidad es la característica más notoria de los “ciegos espirituales”.
Pero la verdad de esta historia es que Jesucristo tiene el poder para cambiar y
transformar al hombre. Que él tiene sus brazos abiertos para recibir a aquellos
que pueden ser echados de la “sinagoga”. De allí que Jesucristo es digno que le
digamos como aquel hombre sanado: “Creo, Señor”. Y como él, adorarle y
servirle.
En
la práctica todo ser humano, creyente o incrédulo, miembro de alguna iglesia o
no, hemos idolatrado y muchos aun lo seguimos haciendo, tanto a imágenes o
figuras hechas por hombres, como a hombres de carne y hueso, así mismo a ideas,
conceptos, planes, proyectos, a la pobreza como a la riqueza, y demás cosas
hechas por Dios. Todo esto debido a la falta de un verdadero encuentro con
Jesucristo, Dios y Señor nuestro, que nos revele su verdad a nuestro espíritu y
transforme nuestra manera de pensar y así cambie nuestra manera de vivir.
By JoseFerchoZamPer
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