En este momento de mi vida, ha llegado
la hora de emprender el camino de rehacerlo todo, de aprender a prender, de arrepentirme,
de perdonar, de olvidar y de Amar.
Ser el mejor no significa ser “el que gana o llega de primero”, las
verdaderas ganancias están en lo que aprendemos para la vida.
Fuimos educados con la creencia de
que todo es pecado, por lo que hemos dejado de hacer el bien a muchos por
cuidarnos de lo que otros digan de nosotros.
Porqué no poder disfrutar de una buena
conversación con otras personas, ¿solo por el hecho de que no son de nuestra
“iglesia?”, o porque son casados, o solteros, o porque han cometido algún
pecado, etc.
Es hora de hablar de cualquier tema sin
necesidad de ser expertos, ni tampoco de que sea usado en nuestra contra, o es
que en verdad ¿No existe la “libertad de expresión”?
Para muchos, el ver
una película es pecado, divertirse con los amigos también lo es, leer, escuchar
música, escribir, reírse y hasta burlarse de las tonteras de otros nos terminan
condenando. Esto no es lo que leo en la biblia.
Creo haberme esforzado lo suficiente
por atender mis responsabilidades, y creo haber hecho las cosas lo mejor
posible, por estas cosas creo que Dios no me va a castigar, más bien pienso que
se me va a llamar a cuentas por todo lo que he dejado de hacer.
Lo que me resta de vida lo usaré para
disfrutar, para amar, para servir, y así mostrar a Jesucristo vivo en mí. Ya he
asistido a varios entierros y me temo que el tiempo pasa de prisa y que aún hay
mucho por hacer, y tengo que aceptar que soy un mortal.
Es hora de conversar largas horas con
migo mismo, en busca de saber ¿A quién y qué es lo que en verdad creo? Con tal
de hallar a Dios.
Son pocos los seres humanos a quienes
amamos en verdad, y más pocos los que nos aman, por lo que se hace muy
necesario dedicarles tiempo y atención.
Quien encuentra una sonrisa o una mirada
sincera, tierna y comprensiva, ha hallado un amigo, alguien con quien en verdad
vale la pena pasar el rato.
No enciendes un fuego simplemente porque quiere uno, sino porque tienes
frío, o necesidad de calentar algo.
Estoy totalmente seguro de la
necesidad de Dios en nuestras vidas, por lo cual deseo ser sensible a su voz, para
saber cuándo me habla, para reconocerlo en la voz de mi hermano, en su
necesidad.
Muchos, en lo secreto del corazón
estamos amargos por no saber oír la voz de Dios. Estamos esperando a que se nos
aparezca un hombre vestido de blanco, con largas y blancas barbas, y nos diga
qué y cómo hacer las cosas. Pero dejamos pasar el tiempo sin hacer nada por
nosotros mismos, y menos por los demás.
Hay muchas personas que se sientan a
orar y ha esperar que Dios construya su casa, y se encargue de educar a sus
hijos, a cambio de dedicar tiempo para orar y luego ir a hacer lo que Dios ya
estipuló que debemos hacer. Dios provee la madera para el fuego, para hacer
muebles, para construir casas, y para toda obra donde la madera se ve y queda
bien.
Me pregunto, ¿Cuántas cosas en mi vida
Dios ya ha provisto para mi bien, pero yo no las he sabido aprovechar, por
estar esperando a que Dios las haga por mi?
Hay muchos momentos en que no podemos
hacer mayor cosa, pero hay muchos más momentos en que debemos hacer más. Hoy
pido a Dios sabiduría sobre mi situación para saber qué debo hacer al respecto.
Busca si hay algo que puedas hacer
para mejorar su situación, y entonces ¡hazlo!
Jesucristo te ama y te
bendice.
JoseFercho
ZamPer
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