Amados
hijitos míos, les escribo esta pequeña nota sobre el matrimonio, para que
tengan algo más de conocimiento sobre él, además del poco que ya han adquirido
con su experiencia.
El
matrimonio es un poco más complejo de lo que indica su significado.
Matrimonio. Unión de dos personas mediante determinados ritos o formalidades
legales y que es reconocida por la ley como familia. Ej. "la pareja
contrajo matrimonio en la basílica menor del Socorro; han contraído matrimonio
en el juzgado de familia"
En el
catolicismo y otras confesiones cristianas, es un sacramento que une
indisolublemente a un hombre y una mujer, y por el que se comprometen a vivir
de acuerdo a las prescripciones de la Iglesia.
Matrimonio, es
una antigua institución social, presente en gran cantidad de culturas, que
establece un vínculo conyugal entre personas naturales, reconocido y
consolidado por medio de prácticas comunitarias y normas legales, consuetudinarias,
religiosas o morales. La unión matrimonial establece entre los cónyuges —y en
muchos casos también entre las familias de origen de estos— derechos y
obligaciones que varían considerablemente según las normas que lo regulan en
cada sociedad.
En las
sociedades actuales existen dos formas principales de matrimonio: matrimonio
civil y matrimonio religioso. En el primer caso son las leyes del Estado las
que establecen los derechos, deberes y requisitos, mientras que en el segundo
caso son las normas o costumbres de la religión bajo la que se celebra. La
coexistencia de ambas formas y el reconocimiento de su validez varían de
acuerdo a cada sociedad.
Todo esto no
es más que definiciones y conceptos que tratan de explicar algo que no entiende
nadie en estos tiempos; pues solo se puede comprender a través de la
experiencia.
Mi definición.
Nací en el
campo, en un hogar bien campesino, donde el matrimonio era sagrado, eso fue lo
que mis padres me enseñaron, esa fue mi formación con respecto de la vida
familiar. De allí aprendí que si me casaba, sería con alguien que pensara
parecido, que quisiera casarse para toda la vida, y así fue.
Mis padres
vivieron juntos por más de 25 años, hasta que la muerte los separó, luego mi
madre se volvió a casar por otros 30 años hasta que la muerte se los llevó a
juntos.
A mí también
me pasó lo mismo, estuve casado por 31 años, hasta que la muerte se llevó a mi
esposa; porque el matrimonio es hasta que la muerte nos separe.
Mas sin
embargo, en el matrimonio, tanto de mis padres, como el mío, todo no fue tan hermoso;
se podían observar muchos inconvenientes, discusiones, disgustos, desacuerdos y
algunas otras cosas desagradables.
Hay que
estar casado para tratar de entender en verdad que es el matrimonio, aunque
muchos ni estando casados llegan a saber que es, ni para qué sirve.
Muchas veces
como casados, notamos que el matrimonio no es color de rosa, hay indiferencias
que matan, groserías con la pareja y con los hijos, aparentemente no vemos el
porqué. A veces vemos que construimos el matrimonio sobre arenas movedizas, y
cuando viene la tormenta, se desmorona.
Hay que
decirlo con claridad, “el matrimonio no es fácil”, y menos si es para toda la
vida. Pero, pregunto yo, en este mundo ¿Qué es fácil, que sea bueno?
Lo que es
fácil suele ser lo más simple, lo de
menos valor, lo que uno menosprecia. Mientras lo que nos cuesta, lo que nos
parece difícil, es lo que realmente valoramos, por lo que nos esforzamos, lo
que atesoramos.
Los
matrimonios que he conocido, realmente no me han convencido de a mucho, se ven
demasiadas falencias, malos tratos, desamor, incomprensión, y muchas cosas más
que no son del todo agradables; pero ahí es donde está la necesidad de ser
cristianos, para poder crecer en amor, en unidad, en pareja, etc.
El matrimonio es un compromiso que adquieren dos
personas, hombre y mujer, de forma libre y consciente; por amor, para que no haya
luego pretextos de que se separan porque no sabían lo que hacían, o porque los obligaron.
¿Y, cual es
el compromiso?
El de sacar
avante la empresa de más valor en la vida de los seres humanos, sus propias
vidas, y la de los hijos. Es todo un proyecto de vida, y el más valioso para la
humanidad.
Sin el
matrimonio, estaríamos viviendo un caos insalvable, una real tragedia humana. Imaginemos
por un instante, un mundo sin padres, sin hermanos, sin hijos, solo gente
viviendo revueltos, pero no juntos, sin compromisos con el otro, sin que le
importe a nadie su prójimo, ¿eso no sería un verdadero caos?
El matrimonio
es un plan perfecto de Dios desde un principio, Dios une al hombre con la mujer,
para toda la vida. Dios realmente nos bendice con este sagrado vínculo.
El matrimonio
como la vida cristiana, es tarea de todos los días, pues todos los días necesitas
hablar con nuestro amor, alimentarnos de él, darnos a él, recibir de él lo que
esperamos, para mantener así una buena relación con quien nos ama y a quien
amamos; de lo contrario, ¿cuál sería el amor?
De casado,
tuvimos muchos momentos difíciles, pero también muchos momentos maravillosos,
los cuales compensan y motivan a seguir creciendo en pareja. Normalmente en las
parejas hay retos, pero también hay obstáculos para lograrlos, por lo que es
necesario compartirlo todo con humildad, desde sus comienzos hasta llegar a vencer
dichas dificultades. Las dificultades económicas son tal vez de las más duras
para una pareja, sobre todo cuando se trata de los hijos; pero, juntos siempre
es más fácil, la unión hace la fuerza, si uno se cae, el otro le da la mano
para levantarlo, y así pudimos salir triunfadores, aunque falten muchas cosa en
casa.
El matrimonio
es mucho más que un contrato privado entre dos personas, implica la felicidad
personal de los individuos, las relaciones familiares, la fortaleza y el apoyo,
el perdón y la compañía. Esto requiere tanto, del compromiso del hombre como el
de la mujer, y no es fácil, pues la naturaleza humana sucumbe con demasiada
facilidad a los deseos de la carne.
Debemos estar
siempre dispuestos a dar lo mejor de cada uno, el amor lo soporta todo, hasta
las fallas de la otra persona; necesitamos ser esforzados y valientes, mucho más
que antes, para sacar adelante un matrimonio. El mundo y la carne, nos acosa
con todo lo que tiene a su alcance, para destruir los matrimonios.
Todo eso del
sexo fácil, de los condones y las enfermedades de transmisión sexual, solo
tiene como fin, llevarnos a pecar sin remordimientos. Pues lo único que tratan
de evitar es la enfermedad, y el enriquecerse con el pecado de la juventud. Pero
la culpa y la ambición egoísta llevan a las personas a un estado de amargura y depresión
tan terrible, que llegan a destruir no solo el matrimonio, sino las vidas de
muchos que han caído en desgracia por culpa del pecado sexual.
Los hijos
necesitan vivir una vida sana, un hogar amoroso, y sobre todo, del amor de Dios,
expresado en el amor de una familia; la familia es el fundamento para la
supervivencia de la raza humana. Necesitamos mantenernos unidos en familia, y
con Dios; porque, donde dos o tres se reúnan en mi nombre, allí estaré Yo en
medio de ellos» (Mt 18, 20).
Necesitamos
ser valientes, para promover el matrimonio, así como el amor y la verdad de
Dios, no podemos estar dudando de lo que es bueno, de lo que es verdadero.
El matrimonio
comienza con un buen noviazgo, y se debe mantener así, para lograr un
matrimonio exitoso. Entender que la pareja no es el enemigo, te permite luchar
de manera correcta. Solo los cobardes abandonan la familia.
Muchos llegan
al altar por obligación, por cumplir con un requisito, ya que comenzaron con la
luna de miel, se sienten en la obligación de casarse, por razones ajenas. El casarse
y tener hijos, no significa amor, muchos lo hacen, pero siguen con unas vidas
paralelas, cada uno por su lado. Se trata de tener una hermosa familia y vivir
felices. Si su matrimonio está pasando por alguna crisis, dialogue con su
pareja, comente los problemas como adultos, y oren, para que Dios muestre las
soluciones a sus vidas.
Génesis
2.24. Por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer,
y serán una sola carne.
Mateo 6.33.
“Pero busquen primero el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les
serán añadidas.
Si tan solo
comprendiéramos el poder de una esposa que ora, si pudiéramos creer que Dios
puede hacer todo aquello que nosotros no podemos, estaríamos de rodillas en
todo momento. La soberbia nos impide reconocer nuestras faltas y nos incita a
señalar siempre las de los demás.
Efesios
6.12. Porque nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra
principados, contra potestades, contra los poderes de este mundo de tinieblas,
contra las huestes espirituales de maldad en las regiones celestiales.
El matrimonio
es sacrificio, entrega, perdón constante. El demonio aborrece este plan de Dios
para la humanidad y va a luchar por destruirlo. Como cristianos enfrentamos esta
realidad, que no es sacada de un cuento de hadas, sino que es Palabra de Dios. La
voluntad de Dios son familias unidas y felices, pero el demonio aprovechó
nuestra debilidad para atentar contra ella.
Perdonar no es
fácil, es todo un proceso, no podemos perdonar por nosotros mismos, esto es
obra del Espíritu Santo. Cuando hay tantas heridas abiertas no es fácil perdonar
de corazón, necesitamos pedirle a Dios que actúe en nosotros. Si Dios lo dice es
porque es posible..
Entramos al
matrimonio con poco conocimiento sobre cómo mantener un matrimonio saludable,
pensamos que la emoción pura del amor basta. La cruel realidad es que nos
encontramos con diferencias y dificultades que aveces no podemos superar.
Jesucristo
nos dice: en el principio el Creador “nos hizo hombre y mujer”, y dijo: “Por
eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, y los dos
llegarán a ser un solo cuerpo” Así que ya no son dos, sino uno solo. Por tanto,
lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre. Mateo 19:4-6
Dios nos
hizo hombre y mujer, una distinción clara. En realidad son nuestras diferencias
que nos complementan pero solo Dios puede hacer la unión perfecta. La felicidad
no se encuentra en las relaciones personales, sino, dentro de cada persona. Si
se es feliz solo, también lo seremos acompañados de otros, pues uno da de lo
que tiene, no es posible casarse para hallar la felicidad, debemos llevarla al
matrimonio, y solo en Cristo podría encontrar la verdadera felicidad. La felicidad
solo habita en nuestros corazones.
No lleve sus
problemas matrimoniales al trabajo, tampoco los del trabajo a la casa, si está teniendo
complicaciones en casa, es importante ser abierto y honesto con su pareja,
consigo mismo, pero principalmente con Dios. Si necesita ayuda de pareja, acuda
primero a Dios en oración, luego a su pareja, y después sí busque un consejero
matrimonial dentro de la iglesia. Permítale a Dios que use a alguien para traerle
solución a sus problemas familiares, alguien que ayude a edificar el matrimonio.
Pero evita incluir a más personas en medio de los problemas matrimoniales.
Filipenses
2:3. Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad,
estimando cada uno a los demás como superiores a sí mismo.
Dios nos dice
que es responsabilidad del hombre el amar a su esposa, y es responsabilidad de
la mujer el sujetarse a su esposo. Si el marido se compromete a amarla, será
mucho más fácil para la mujer sujetarse. Si la esposa va a sujetarse, el marido
tendrá menos problemas para amarla. La responsabilidad de cada cónyuge es
independiente de la del otro. Recuerda que el verdadero amor no se manifiesta
con una expectativa de recibir algo de regreso, sino se manifiesta simplemente
porque es verdadero amor.
Efesios 4:26
«Si se enojan, no pequen». No permitan que el enojo les dure hasta la puesta
del sol, no den cabida al diablo.
Este pasaje
nos da a entender que el enojarse en sí, no es el problema, es lo que dejamos
que suceda después del enojarse, eso sí es lo que nos mete en problemas. Nosotros sabemos que van ha haber desacuerdos
en nuestro matrimonio, pero por esa misma razón debemos esforzarnos para
resolver el asunto antes que termine el día. Si logramos ponernos en paz con
todos antes de terminar el día, con certeza, dormiremos felices durante la
noche.
Esto debe
ser una meta, el aclarar todo mal entendido durante el día, no solo con la
pareja, también con todo aquel con quien se haya tenido algún inconveniente.
Pero, si nos portamos como cristianos, la mayoría de los días no deberíamos
tener esos tipos de malos entendidos o enojos.
En el caso
de las parejas, siempre antes de acostarse, oren y pónganse de acuerdo con su
cónyuge, y resuelvan cualquier diferencia habida, luego si arrúchense y duerman
felices. Al amanecer, se debe orar en pareja y colocar todo lo del día en las
manos del Señor, y mantenerse consientes
de todo lo que se hace, orando y razonando en la solución de cualquier asunto en
sus vidas. Mateo 19:6Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre.
Para Dios,
el matrimonio es mucho más que un simple contrato. Es una unión sagrada entre
un hombre y una mujer. Dios mismo estableció el matrimonio, por eso la seriedad
de esta unión. Es algo sagrado y permanente, hasta que la muerte los separe,
dice el Señor.
Para que una
familia funcione bien, alguien tiene que tomar las decisiones. La Biblia ha
encargado esta responsabilidad al esposo. Dios espera que el hombre se esfuerce
por cuidar a su esposa y la honre considerándola su preciada y confiable
compañera (1 Timoteo 5:8; 1 Pedro 3:7).
Efesios 5:28
De la misma manera, el marido debe amar a su esposa como ama a su propio
cuerpo. Pues un hombre que ama a su esposa en realidad demuestra que se ama a
sí mismo.
El esposo
que ama a su esposa valora sus habilidades y talentos, y escucha con respeto
sus opiniones, especialmente cuando se trata de asuntos familiares. No debe
imponer su punto de vista tan solo porque es cabeza de la familia.
Génesis
2:18. Dios dijo: «No es bueno que el hombre esté solo. Haré una ayuda ideal o
idónea para él».
Ayuda idónea
es aquello que compensa lo que nos hace falta, y la mujer es esa ayuda particular, especial, fuerte y única, que al
hombre complementa. Sin ella no existiría la raza humana. Dios le quitó al
hombre una parte de su cuerpo para crear a la mujer, por lo cual, el hombre,
sin la mujer, estaría incompleto; ella nos complementa.
Dios creó a
la mujer, no para ser igual al hombre ni para competir con él, sino para
completarlo. Juntos podían obedecer el mandato divino de tener hijos y poblar
la Tierra (Génesis 1:28).
Para que las
mujeres pudieran cumplir con su papel, Dios las creó con los atributos ideales,
tanto en sentido físico como mental y emocional. Cuando los usan con sabiduría
y amor, contribuyen en gran manera al éxito del matrimonio y a la estabilidad y
felicidad de sus esposos.
Normalmente
se dice que los hombres no entienden a las mujeres, y pareciera que eso es así.
El hombre es tan terco, que cuando
quiere hacer lo que a él le parece, sin tomar en cuenta el camino correcto, la
mujer está en capacidad de auxiliarlo, de cuidarlo, de advertirlo de su mala
acción, si el hombre continua en su camino sin tomarla en cuenta, ella ejerce
oposición, y ahí es cuando el hombre dice que su mujer se le opone en todo. Y
no es que se esté oponiendo, sino que trata de salvarlo, de ayudarlo para que
haga las cosas bien. Dios le ha dado a la mujer, la capacidad de entender
espiritualmente y emocionalmente las cosas que el hombre no puede captar.
Dios nos
hizo tan diferentes, que le dio a la mujer, lo que el hombre ¡no tiene!
precisamente para complementarlo, auxiliarlo, socorrerlo y oponerse cuando el
hombre no quiere tomar conciencia de qué es lo mejor.
Miremos a la
mujer como un verdadero y maravilloso regalo de Dios para auxiliarnos y socorrernos,
simplemente para que podamos vivir felices en este mundo.
Cuando
juntos vemos la obra de Dios en nuestras vidas, entonces volveremos a ser un
equipo, y esto es el amor, ese amor que hace que sigas haciendo todos los días
lo mismo, porque realmente lo único que deseas es la felicidad de la persona
que vive contigo.
La mujer es
la adecuada y apropiada para estar con el hombre, esforzándose y cooperando junto
con él, no que la mujer tenga tareas diferentes ni que Dios la creara con menos
valor que al hombre. Cuando Dios creó al ser humano las sociedades no existían,
los creó a ambos, hombre y mujer a su Imagen y Semejanza.
La mujer no
es inferior al hombre, simplemente es diferente, no solo en lo físico, también
en los sentimientos, en la forma de pensar y de ver las cosas, el hombre que
comparte toda su vida con su mujer, es un hombre que entiende a la mujer, y la
reconoce como ayuda idónea para él, ese hombre
es bendecido por el Señor.
Un hombre y
una mujer cuando se casan, se convierten en “una sola carne”. “Así que no son
ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el
hombre” (Mateo 19:6).
¿Porque me
case?
Para mí el
matrimonio es una muestra de amor y compromiso, no es lo mismo convivir con
alguien de manera temporal, por si funciona o no. El matrimonio trae muchas bendiciones,
además no podemos ser novios eternos.
Si yo amo a
mi pareja, soy capaz de comprometerme, el amor todo lo puede; el matrimonio es
una muestra de amor y compromiso, es también el inicio de una vida familiar
propia, de la cual deben salir personas sanas, alegres y capaces de amarse y
amar a los demás.
El matrimonio
es la empresa más importante de la vida. Es el lugar donde puedes no sólo
realizar tu vocación al amor y al servicio mientras creces y permites crecer a
tu pareja, sino también el espacio donde el amor puede abrirse al milagro de
una nueva vida.
El matrimonio
es el mejor lugar para crear compañía, confianza, unidad, solidaridad y amor
verdadero. Todo esto, son los sueños y objetivos a alcanzar de un ser humano
normal, sano y deseoso de vivir.
Como
enfrentar esos días en los que sientes que el mundo es una miseria y que todos
te dan la espalda, si tienes una persona que se comprometió contigo a estar a
tu lado en las buenas y en las malas, en las verdes y en las maduras, es mucho
más fácil seguir avanzando que desmayar. El amor es, desinterés, paciencia,
tolerancia y soportar los tiempos difíciles juntos. Y si es por amor, ¡qué
maravilla¡
Muchos se
casan por temor a quedarse solos, motivo por el cual se sienten desdichados, y
buscan la separación por cualquier razón. Los fracasos matrimoniales son altos,
cuando las personas no se casan conscientes de que el matrimonio es para toda
la vida.
Los casados
gozan de mejor salud, tanto emocional como física, están más animados a
aumentar sus ingresos que los que viven solos. Estos efectos positivos ocurren porque
la sociedad da un reconocimiento público al compromiso matrimonial.
El matrimonio
tiene un poder transformador, algo tan concreto como la fidelidad matrimonial,
se puede suponer un aumento de hasta un tercio en el nivel de vida de ambos
cónyuges La seguridad de un matrimonio para toda la vida, anima a los esposos a
tomar decisiones conjuntas y a especializarse en tareas que facilitan la vida
en común. La promesa de estabilidad reduce la incertidumbre, y motiva el apoyo
constante en los momentos de dificultad. Por estas razones, las personas
casadas y felices, viven muchos años más que los no casados o sin compromisos. Siempre
he dicho: Lo mejor que le puede pasar a un ser humano en este mudo es; volverse
cristiano, y lo segundo es hallar su pareja ideal y casarse, así será realmente
feliz.
Y para
terminar, el matrimonio, realmente no es entre dos, sino entre tres; un hombre,
una mujer y Jesucristo.
Dios te
ilumine el corazón, hijo mío, para que puedas entender este maravilloso y preciado
don del matrimonio.
Jesucristo te
ama y te bendice.
JoseFercho
ZamPer
Gracias Padre por tus enseñanzas.
ResponderEliminarMuy cierto, es un paso muy importante y para toda la vida. Dónde la mujer es el complemento y como lo escribe se hacen una sola carne. Que viva el amor!
ResponderEliminarUn abrazo don José Fernando.