La Sanación Interior. Es encarar o enfrentar nuestro interior con la
verdad de Jesucristo, para ser sanados por su palabra y su amor.
La conversión no implica sanación física ni espiritual, solo es el
comienzo de una nueva vida por los caminos de la fe, a través del
Espíritu Santo, para realizar la voluntad del Padre y vivir su
salvación.
La sanación Interior no es solo oración, es un proceso
de crecimiento espiritual o de fe, donde todo el individuo se
compromete con la transformación de su propia realidad.
Hoy día
hay muchos congresos de sanación, pero poco ayudan a los creyentes en su
crecimiento espiritual, aunque algunos reciben sanación, sus vidas no
dan testimonio de ello.
La sanación Interior es de suma
importancia para Dios, pues su propósito es restaurar el alma de sus
hijos, liberarlos de toda esclavitud al mundo y al pecado.
Todo empieza como un proceso de oración, donde las personas que siguen a
Jesucristo, se hacen conscientes de la necesidad de ser liberados de
tantas ataduras del pasado, de sus miedos y temores al futuro, y de las
enfermedades que los agobian.
Se necesita de un verdadero
compromiso consigo mismo, para lograr sanar las heridas del alma y del
corazón con el amor de Cristo, y así crecer en fe y amor.
Se
trata de mirarnos por dentro, conocernos a nosotros mismos, de saber
quiénes somos con respecto de Jesucristo. Para ponernos en el lugar del
otro, o “ponerse los zapatos del otro”, y así ayudar a sanar las
relaciones familiares y sociales de una persona, desde una verdadera
perspectiva espiritual de sanidad.
Cuando vemos a una persona
actuar, en realidad lo que podemos ver allí es toda una procesión de
necesidades en su interior, deseando ser escuchada, atendida, y
comprendida.
Los vacíos de amor desde el vientre de la madre, nos
dañan la vida, con amarguras, resentimientos y muchas más heridas
difíciles de sanar.
La Sanación Interior, es un proceso sanador y
liberador de todo pecado pasado. La conversión es el inicio de la
Sanación Interior.
La Sanación Interior, no solo sana el alma sino también el cuerpo, dándonos así la libertad gloriosa de los hijos de Dios.
La Sanación Interior, no solo sana el alma sino también el cuerpo, dándonos así la libertad gloriosa de los hijos de Dios.
Dicha sanación se llama interior porque el trabajo se hace en el alma,
integrando así todo nuestro ser con el amor, ya que el pecado ha
separado al hombre de Dios.
Debemos sanar la conciencia, la
memoria, los sentimientos, las palabras, las obras, las actitudes, y
toda relación con sí mismo, con los demás y con Dios.
Con la Sanación Interior se logra un equilibrio para aceptarnos como somos, al ser sanos de los complejos.
El amor de Dios sana el corazón y nos capacitando para servir.
¿Qué es la espiritualidad?
Ser espiritual, es vivir la experiencia de Dios, como respuesta a una
búsqueda de Jesucristo para hallar solución a las necesidades de la
Iglesia y de la propia vida. Es tener un encuentro personal con
Jesucristo y ser testigos de Él.
Necesitamos llenar ese vacío que
hay en el ser interior, el cual solo se sacia con la presencia de
Jesucristo, ya que la sola información de Dios, no tiene sentido, no
genera compromiso ni cambios en la vida de los fieles, solo son ritos
religiosos y por ello se van quedando sin un camino espiritual que les
permita madurar la fe.
Y teniendo sed de Dios, no hay como tomar del agua viva que brota del corazón de Cristo.
Entonces ¿Cómo vivir una vida espiritual que nos permita tener comunión con Jesucristo?
Para alcanzar la madurez espiritual se necesita formación espiritual, pues somos muchos los necesitados y pocos los que tienen algo para dar.
Jesucristo le dice a sus discípulos: oren al dueño de la mies que envíe obreros a su campo.
Entonces ¿Cómo vivir una vida espiritual que nos permita tener comunión con Jesucristo?
Para alcanzar la madurez espiritual se necesita formación espiritual, pues somos muchos los necesitados y pocos los que tienen algo para dar.
Jesucristo le dice a sus discípulos: oren al dueño de la mies que envíe obreros a su campo.
Hoy día hay muchas “nuevas iglesias”, que cantan y bailan, pero sin
compromisos con sus hermanos, mucho menos con una vida que ayude a
madurar a la Iglesia.
Muchas personas acuden a esas iglesias
buscando un alivio a sus males o una respuesta a la vida espiritual,
pero en el mejor de los casos por sus dudas y confusión, terminan
haciendo un revuelto de prácticas mundano-religiosas, que confunden aún
más a la persona, y le impiden una verdadera vida cristiana.
Si
tenemos un encuentro personal con Jesucristo, alcanzaremos un despertar
espiritual, proporcionándonos una vida transparente y sencilla a través
de la oración.
Nos falta formación espiritual que nos lleve a
descubrir la identidad cristiana y a comprometernos con la construcción
de la iglesia de Jesucristo.
Es por eso que necesitamos vivir la
experiencia de Dios, madurar y crecer en la fe, para comprometernos con
los hermanos, y ser testimonio de la presencia de Dios.
Cuando
nos hacemos conscientes de las carencias afectivas y de los vacíos que
hay en nuestros corazones, por medio de una revelación del amor de Dios
en nuestro ser interior, es cuando reconocemos en verdad quienes somos.
El observar a las personas en su vida cotidiana, escucharlas hablar, y
al poder compartir con ellas, me han permitido conocer un poco más su
realidad, tanto social como espiritual.
Cada persona tiene su propia historia de vida, que le están generando desequilibrios emocionales y espirituales. Cuando buscamos un encuentro personal con Jesucristo, confrontamos las experiencias personales con la obra de Dios, dejándolas sin base para que sigan afectándonos, pues la obra de Cristo por mí, supera todo sufrimiento humano y cambia toda mi vida emocional y espiritual.
Cada persona tiene su propia historia de vida, que le están generando desequilibrios emocionales y espirituales. Cuando buscamos un encuentro personal con Jesucristo, confrontamos las experiencias personales con la obra de Dios, dejándolas sin base para que sigan afectándonos, pues la obra de Cristo por mí, supera todo sufrimiento humano y cambia toda mi vida emocional y espiritual.
¿Quién de entre nosotros necesita sanidad espiritual?
Absolutamente todos nosotros los hombres y mujeres que habitamos este
mundo, en su totalidad, tanto físico como espiritual, lo consiente y el
inconsciente.
El hombre es la más grande creación, Dios nos dotó
de Espíritu, con lo que nos relacionamos, tanto con nosotros mismos,
como con Dios.
Aunque hoy se le da más importancia al cuerpo, el hombre también tiene alma y espíritu.
La fe es una respuesta libre de un ser humano, a un llamado de Dios
para cambiarle la vida, quien le ofrece perdón y salvación.
La libertad es la más alta realización del hombre, la esclavitud es lo opuesto a Dios.
Juan8:32. Y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.
Juan 8:36. Así que si el Hijo los libera, serán verdaderamente libres.
Juan 8:36. Así que si el Hijo los libera, serán verdaderamente libres.
Para cada quien, sus propias experiencias pueden ser buenas o malas, en
procura de la felicidad, más sabemos según la palabra de Dios, que todo
aquello que trae enfermedad, sufrimiento, o desasosiego en cualquier
forma es malo.
Desde el principio, el hombre ha sido seducido
por el maligno a pecar, pero solo cae quien está fuera de la presencia
de Dios, quien es esclavo del pecado.
La fe no trata de los bienes materiales, sino de los “frutos del espíritu Santo”.
Gal 5:22-25. En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas. Los que son de Cristo Jesús han crucificado la naturaleza pecaminosa, con sus pasiones y deseos. Si el Espíritu nos da vida, andemos guiados por el Espíritu.
Gal 5:22-25. En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas. Los que son de Cristo Jesús han crucificado la naturaleza pecaminosa, con sus pasiones y deseos. Si el Espíritu nos da vida, andemos guiados por el Espíritu.
Solo el hombre trasformado por la gracia puede “hacer el bien”
Gal 6:9-10. No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos. Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe.
Gal 6:9-10. No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos. Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe.
La verdadera espiritualidad solo está en
Jesucristo, seguirlo a Él es poco visto hoy, pues es contrario a la
realidad de nuestros días.
El pecado incapacita al hombre para recibir y dar amor, haciéndolo egoísta y miserable con una vida sin sentido.
El caminar en pos de Cristo, es cuando el creyente confía y se deja guiar por Él, por su palabra.
Solo Dios puede capacitar al creyente para asumir los retos de la fe,
no solo el tener compasión por sí mismo, sino el verdadero amor que da
la vida espiritual y cristiana, la que Jesucristo mismo nos trajo para
nosotros así como a toda la humanidad.
Jesucristo te ama y te bendice.
JoseFercho ZamPer
Buen día!
ResponderEliminarDebí leer este aparte conjunto a la lectura " Es necesario que Jesucristo crezca, y que yo disminuya" ya que trata sobre el bien personal y egoísta de solo seguir los impulsos, cuando lo que realmente se debe hacer es pedir sabiduría de como actuar cada día.
Y no solo pretender alcanzar, si no desde lo que se empieza a madurar espiritualmente (como lo llama) ayudar a otros.
Feliz resto de día.
Cordialmente,
Vanessa Garzón