“Quién es sabio y entendido entre vosotros?
Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre” Santiago 3:13.
El hombre
sabio, obedece al Señor Jesucristo así da frutos en abundancia a su debido
tiempo.
Jesucristo
es el camino de los justos.
El necio se
subleva contra Dios y sus ungidos, pues en su ignorancia cree que es mejor
servir al mundo y a sus malos deseos, El
desconoce por completo que de Jesucristo es la tierra y cuanto hay en ella.
Yo me acuesto
y duermo y vuelvo a despertar, el Señor me sostiene. Él es fiel.
Mi corazón
está alegre, en el hay paz, muy temprano en la mañana, a Dios le cuento mis
problemas. Él es mi sanidad, ya no necesito psicólogos ni médicos, JESUCRISTO
me sanó.
Mi corazón es
sincero con mi Señor, a él no le agrada el engaño Él me conoce bien.
Tu señor me abres las puertas de tu casa para
vivir junto a ti. Me das refugio en tus moradas.
Por eso hoy
canto de gozo delante de ti, señor mío y Dios mío.
Cuando la
muerte helaba mis huesos, tu Señor viniste a mí y me diste abrigo, me hiciste
entrar en tu casa, me abrazaste con bazos de amor y de ternura y me pusiste a
salvo.
El enemigo
me buscaba para matarme más no pudo hallarme, mi alma está escondida en Dios,
reposa en los brazos de mi Señor.
Jesucristo
me sacó del fondo del abismo, de las garras del devorador me rescató, todos los
que deseaban verme derrotado se quedaron con la boca abierta. Sin nada que
decir, la vergüenza se apoderó de ellos, y huyeron con las manos vacías pues su
botín era mi propia vida.
Hoy vivo alegre Jesucristo es mi gozo, su
palabra alegra mi ser, me da esperanza, me da vida.
Tu señor
viniste a mí, me buscaste entre todas las naciones de la tierra, pues en mi
pensaste desde la fundación del mundo. Me tomaste en cuenta cuando hiciste
planes para la humanidad.
Me conocías
desde antes que yo naciera, me formaste en el vientre de mi madre, y me diste
un nombre, me hiciste parte de tu pueblo, de tus ungidos, me diste honra y me
dotaste de autoridad sobre tu creación por amor a tu nombre.
El señor
Dios ha sido mi padre en la orfandad.
Muchos me
decían, huye de aquí, para que luchas sino ves la victoria, ya todo está
perdido, nadie se compadece de ti. Escóndete donde la muerte no te alcance, más
yo puse mi esperanza en Jesucristo Dios de amor, Dios justo y bueno, y el vio
mi aflicción y me dio vida, no tomó en
cuenta mi pecado sino mi necesidad y aun
así me amó. Pues Dios no mira la apariencia sino el corazón.
Tu palabra
es fiel y verdadera, más valiosa que todas las riquezas de este mundo.
Jesucristo
es mi riqueza, mi tesoro, fuera de ti no poseo bien alguno. Jesucristo es mi
porción y mi copa, que maravillosa herencia me ha tocado.
Aunque
camine por sendas oscuras no temerá mi corazón, pues tu señor me cuidas como a
la niña de tus ojos. Me escondes bajo tus alas como la gallina a sus pollitos.
Cuando
despierto allí estás tú y eso me fortalece, me da seguridad.
Mis ojos se
secaban de tanto llorar, por el dolor que me consumía, pero el señor se agradó
de mí a pesar de mi maldad, pues tú Señor enalteces al humilde y humilla al
altanero.
Tu Señor,
mantienes mí lámpara encendida e iluminas mi camino. Tu camino es perfecto, tu
palabra es intachable, mantiene firme los cielos, tu bondad me hace prosperar.
Un día
comparte al otro la noticia, una noche a la otra se lo hace saber, sin
palabras, sin lenguaje, sin una voz perceptible, por toda la tierra suena su
eco, sus palabras llegan hasta los confines de la tierra, es Jesucristo quien
viene en gloria y su espíritu nos revela la voluntad del padre, alabemos todos
al señor nuestro Dios, Jesucristo
salvador.
Tu palabra
es perfecta, infunde nuevo aliento, nos da vida, su mandato es confiable, nos
hace sabios, nos alegra el corazón, es claro, ilumina nuestros ojos, es puro y
eterno, es justo, es más valioso que el oro refinado, más dulce que la miel.
Jesucristo es la palabra de Dios. Tu
presencia me llena de alegría, me da seguridad.
Jesucristo
es mi pastor, en sus brazos puedo descansar, su amor me lleva al padre, me
fortalece cada día, su presencia me fortalece me da seguridad y confianza. Su
bondad y amor me llenan todos los días, en su presencia por siempre viviré.
Quien pose
su confianza en el señor, no quedará avergonzado.
Él me libra
de mis angustias, su gran amor me sostiene.
En esta vida
he de ver la gloria de mi Señor Jesucristo, su bondad es eterna y para siempre
es su amor por mí. A todo el que confía
en ti, le abres las puertas de tu casa.
Yo soy un
hombre muy dichoso, tus planes para mí son firmes en ellos encuentro
prosperidad.
Mi rostro
está radiante porque el Señor ha quitado de mí la vergüenza.
Jesucristo
me guía por el camino recto, me da entendimiento para mi vida.
Dichoso el
hombre cuyo Dios es Jesucristo, su gran amor lo acompaña siempre.
Jesucristo
es la heredad del justo, en días de hambre lo saciará de pan.
Mi corazón
está lleno de alabanza
Y mi lengua
hoy canta de alegría
De mí fluyen
las palabras como un rio
Y mis brazos
hacia el cielo se levantan
Con mi
Cristo, estoy muy agradecido
Hoy su
gracia me ha llenado de esperanza
Tus palabras
hoy levantan al caído
Van sanando
todo hueso mal herido
Solo en
Cristo he hallado el camino
Tú me
enseñas a perdonar al enemigo
Con tu
espíritu hoy mi vida has protegido
Mis
oraciones tu escuchas complacido
Por mi
llanto has inclinado tu oído
Como padre
amoroso con su hijo
De tu mano
hasta aquí me has traído
Muy celoso
mi vida has protegido
En mis
luchas y batallas tú has vencido.
Por tu amor he
salido victorioso
Pues mi
cuerpo nunca fuerzas ha tenido
Has sido tú,
mi amado Jesucristo
Quien con tu
muerte, vida eterna has traído
Con tu
sangre Jesucristo me has lavado,
has llenado
hoy mi vida de alegría,
y mis huesos
en tus llagas se han curado,
has borrado
todo lo malo que en mi había,
con tu paz
has llenado hoy mi casa
en tus manos
segura está el alma mía.
Exaltado sea
Dios sobre los cielos
Sobre toda
la tierra sea su gloria
Por nosotros
has venido humildemente
Tu victoria
has traído para siempre.
Pueblos
todos alzad las manos, aclamemos a Jesucristo con voz de júbilo, Él es nuestro Dios
poderoso, Rey sobre toda la tierra, reina sobre todas las naciones sentado
sobre su trono de gloria, enaltecido por toda la creación, digno de suprema
alabanza, hoy tus hijos nos alegramos en
ti, tu señor nos guiará eternamente.
Porqué he de
temer, si en días de aflicción Jesucristo me da su mano y se da su victoria, con tu palabra lo
creaste todo, en tu mano estoy protegido, los cielos declaran tu justicia, todo
lo que existe es tuyo, tu amor lo llena todo.