jueves, 28 de marzo de 2013

La finca de mis sueños


Adquirí un terreno en una ladera fértil. Lo cerqué, are sus tierras, y planté un cultivo de cereales escogidos, con el deseo de obtener buenas ganancias. 

¿Pero que obtuve? Los vecinos se enamoraron de mi cultivo, tan pronto como comenzó a producir, comenzaron también ellos a robar lo que iba dando, dañaron las cercas y hasta los animales se metieron a comerse mi cosecha.

Yo pensé. Eso debe ser porque a ellos les ha ido mal en sus fincas.

Han trabajado duro, pero sus cosechas se han dañado. Entonces hablé con todos ellos, uno por uno,  sobre la situación allí presentada. Cada uno me comentó la situación de necesidad por la que estaba pasando, como sus hijos pasaban hambre y que su esfuerzo por obtener buena producción no era suficiente para lograr cubrir sus gastos.

Me condolí de ellos y les propuse trabajar en comunidad, en asocio para así unificar esfuerzos y poder arreglar sus tierras y mejorar sus cultivos, yo entendí que ellos habían aceptado el acuerdo. Pero los hechos mostraban algo distinto.

Volví a cercar y ha arar mis tierras, lo mismo hice con las de ellos, todos esperaron pacientemente hasta terminar. A la hora de sembrar, ninguno tenía tiempo para trabajar, querían que les entregara sembrado el terreno. Y así lo hice, pues pensé que era mucho esfuerzo para sus brazos cansados y estropeados por el paso de los años.

Como yo tenía alguna maquinaria, me era más fácil trabajar sin agotarme tanto. Pero puramente ellos no querían colaborar con nada, les pedí semillas y no tenían, se habían comido todo lo recogido en las cosechas anteriores. Pregunté si tenían algún tipo de abono, y tampoco.

Ya no sabía ni que pensar de tal situación, entonces volví al pueblo y retiré mis últimos ahorros, los cuales eran el resultado de toda una vida laboral, pues desde joven tenía la ilusión de hacer lo que estaba tratando de hacer, y era tener una granja productora de cereales y animales para alimentar a muchos en la ciudad, y desde entonces estaba ahorrando cada centavo posible, para comprar la tierra y así realizar  mis sueños.

¿Qué más podía hacer por ellos, que no hubiese hecho? Me preguntaba. Como esperando una respuesta del cielo.

Les mostraré lo que entendí acerca de la gente de allí y el porqué de la situación en que vivían.

Ellos aprendieron a trabajar la tierra como sus padres lo hacían desde muchos años, o sea desde siempre. Y así lo seguían haciendo.

Esto no estaba nada mal, pero como sabemos, los tiempos cambian y todo se acaba, las tierras pierden su fertilidad en la medida que cultivamos y no reponemos los nutrientes extraídos de allí a través de las cosechas recogidas, y de las malas prácticas de cultivo, pero esto no lo sabían ellos, pues nunca tuvieron ese conocimiento, ellos creían que como veían la tierra ahí, todavía ella debía producir. Pero la tierra es un ser vivo como lo somos nosotros, y también necesita alimentarse para poder vivir y ser fructífera.

-          No debemos pensar siempre como los demás piensan, es necesario aprender cada día algo nuevo, interesarnos por nosotros mismos y por nuestro entorno, para alcanzar así buenos y mejores resultados.

Qué había pasado.

La tierra se había convertido en su dios, en su única posesión, por lo tanto la adoraban y la respetaban a tal punto que hacer algo por ella era como una ofensa, como si subestimaran su poder de dios, su capacidad de producción, y se habían acostumbrado a que ella les diera de comer, pues ella, la madre tierra, era la que respondía por sus hijos. Así  las cosas, ellos se habían acostumbrado a pasar hambre, pues creían que esa era la voluntad de la tierra o sea de la madre, la que les había dado la vida, la que respondía por ellos.

Se habían resignado a morir en su condición de esclavos de un pedazo de tierra, sin esforzarse demasiado para cambiar sus vidas.

Por ende la tierra estaba abandonada como cuando uno le retira las cercas o vallados, y es consumida por cuanto animal pasa por ahí. Las plagas, la maleza, el clima y muchos otros factores ajenos a ellos, estaban acabando con la única opción de vida que ellos creían tener.

Quedé aturdido con esa revelación, ellos vivían en un desierto, en medio de tanta bondad.  Su tierra no había sido podada ni cavada hacía ya muchas décadas, y crecían allí los cardos y los espinos; y aun las nubes no derramaban allí sus aguas. 

Ciertamente la viña del Señor Dios todo poderoso, somos nosotros, su pueblo.
Dios espera que demos frutos, que hagamos producir los talentos o los dones que El, en su infinita sabiduría nos ha dado. Espera de nosotros justicia, esfuerzo, unidad familiar, trabajo en equipo, y qué encuentra en su viña, hambre y desolación, injusticia, costumbrismo, pereza y hasta maldad, y lo peor, lo culpamos a Él, de todas nuestras flaquezas y de nuestras malas acciones. Decimos, si dios existe porque pasamos hambre, porque hay injusticia, porque los niños sufren, y muchas otras cosas peores decimos y pensamos de Dios, como si él fuese culpable de mis errores, de mi ignorancia.

Después del golpe recibido con tal enseñanza, empecé  a buscar soluciones.

Me di cuenta que si quería ayudar necesitaba ayuda, si quería dar, tenía que pedir, y eso comencé a hacer.

Lo primero fue reunir a las familias y decirles la verdad, con algo de tristeza les hice ver el porqué de la situación vivida, esto fue duro y difícil de asimilar, pues a nosotros los seres humanos nos molestan que nos hagan ver nuestros errores. 

Muchos de ellos se opusieron a que les ayudara, pues decían que los quería cambiar de religión, que les iba a quitar sus costumbres y que ellos no estaban dispuestos a aceptar nuevas formas de ser ni de hacer las cosas, que ellos conocían muy bien su tierra y sus costumbres y que así habían vivido por muchas generaciones y que así estaban muy bien.

Vaya lio en el que me había metido, decía yo para mis adentros.

Muchos en la vida se dedican a tener casas, carros, negocios y muchas otras cosas, pensando que eso los hará felices, pero en realidad lo que logran es añadir tristezas y sufrimientos a sus vidas y sus familias.  Otros tantos piensan que no teniendo nada se ganan el cielo, pero lo que reciben a cambio es hambre y enfermedades por la falta de alimentos, bienes y servicios.
La verdad es que todos por igual un día partimos de este mundo y nada nos llevamos, pero conforme como hayamos entendido cual es la voluntad de Dios para nosotros acá  en la tierra, o disfrutamos o sufrimos las consecuencias. Puede que uno se salve, o puede que no,  para vida eterna, pero en este mundo la pasa o muy mal o muy bien, conforme a lo aprendido para la vida, por eso es muy importante aprender de quien sabe la Verdad, y ese es Dios mismo.

Acaso ¿Habitaréis vosotros solos en medio de la tierra?  Ha dicho el Señor, que las muchas casas han de quedar asoladas, las grandes y las pequeñas. Si solo trabajamos para alimentar el vientre, de nada nos servirá pues no solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

Entonces ¿el trabajar es en vano? De ninguna manera, Dios nos dio un cuerpo y hay que alimentarlo, pero también nos dio un espíritu y este es más importante que el cuerpo. También debemos alimentarlo con el evangelio de Jesucristo el cual es para salvación nuestra y de todo aquel que crea.

Si El Señor te dio un trabajo en una empresa, haz producir ese talento al ciento por uno, o al sesenta o al menos al treinta por uno, pero hazlo  producir, no te duermas esperando que otros trabajen por ti, pues muy pronto te quitarán lo que tienes y de patitas a la calle, a sufrir y a llorar por la leche derramada.

Dios te dio una parcela. Lo mismo, trabájala, labre sus tierras, siembre que comer y cuídala, que cuando los demás pasen por allí se den cuenta que esa tierra tiene dueño, que aquí vive uno que está  vivo, un hombre capaz, y entonces deseen entrar y aprender algo de ti.

En esa región a donde fui a realizar mis sueños, pude ver como la ignorancia nos incapacita para vivir bien, pues allí en realidad no hacía falta nada, habían tierras, había agua, y también personas, unos jóvenes, otros adultos y bastantes viejos de por sí, solo faltaba conocimiento para hacer producir, no había enseñanza sobre agricultura y ganadería, pero tampoco sabían otras cosas básicas para la vida. Por eso era normal ver a los niños y ancianos desnutridos y enfermos, además de las tierras  abandonadas y los pocos animales de corral así como las vacas y ovejas y demás, flacos y con desaliento. 

Aquellas tierras, las que alguna vez produjeron grandes hombres y mujeres, quienes ayudaron a edificar una gran nación, con su gran valor y esfuerzo inagotable, ahora solo eran la sombra de un vago recuerdo, como si se tratara de una leyenda muy antigua que ya nadie podía recordar.  Pues se habían dedicado a vivir de la historia mas no para la historia, algo que sucede con frecuencia en nuestras vidas.

Una hectárea de café solo daba dos cargas del grano, pues estaba lleno de broca, de roya y hasta la gota lo estaba secando, todo por el abandono en que se encontraba, pues decían allí que no se podía tumbar ningún árbol del cafetal, que los castigaban si lo hacían, que dios no los bendecía por acabar con la vegetación. Si ustedes vieran el cacao, todo chamuscado por  la sombra, las ardillas se comían cuanta pepa salía, los hongos lo estaban pudriendo, y para qué sigo enumerando todas las tristezas que se paseaban por esas familias, dan ganas de llorar.

Pobres aquellos que teniendo riquezas, no las disfrutan. Madrugan a trabajar pero no reconocen ni pueden ver la obra del Señor, ni valoran el trabajo de sus manos.  Por tanto, comen su pan con tristeza, se sienten solos, cautivos por sus temores y su gloria se seca y la multitud padece necesidad.  Porque teniendo un Dios tan grande y amoroso, prefirieron la gloria de los hombres, y creyeron que sus antepasados tenían la razón, y que sus enseñanzas eran de sus propias experiencias y no provenientes de la palabra dada por los enviados del cielo para edificación de sus vidas. 

Como es de fácil creer que por que obtuvimos algún triunfo en la vida, ya somos unos verracos, y que nos podemos defender solos.  Por tal razón se nos abre la tarraya y caemos en su interior, la avaricia nos hace ambiciosos sin medida y caemos como cocos al abismo y hasta allí desciende nuestra gloria y junto con ella, nosotros mismos, nuestras familias y todo aquel se nos une.

Y todo hombre será humillado, y el varón será abatido, y serán bajados los ojos de los altivos. Pero el Señor todo poderoso exaltado en juicio, y el Dios Santo será santificado con justicia. Y los corderos serán apacentados según su costumbre; y extraños devorarán los campos desolados de los ricos.  Isaías 5:15-17.


Comencé mi tarea.

Como yo viví en la ciudad por muchos años, a pesar de haber nacido en el campo, mi experiencia sobre trabajar la tierra y demás labores del campo era casi nula, por tal razón necesitaba de lo vivido por los campesinos de la región. Me dediqué a hablar con ellos a la vez que íbamos trabajando,  para de esta forma tratar de entender muchas de las razones por las que las cosas no funcionaban allí.

Yo había leído mucho sobre agricultura y ganadería y demás temas del campo, pero como la mayoría del tiempo de mi labor era en el área de sistemas y computadores, muchísimas de las cosas que trataba de aplicar no me salían como decían los libros, la experiencia en la vida me había enseñado que en la práctica se hacía al maestro, y así fue como aprendí varias cosas en mi trabajo, leyendo y practicando.  Eso mismo hacía en la finca, además de eso buscaba no cometer los mismos errores por los que ya habían pasado los que allí vivían.

El deseo de aprender y el observar con cuidado nos dan paciencia. Si esperamos hasta aprender, no caeremos tan fácil.  

Lo más difícil es ponernos de acuerdo con los demás. En esto trabajé y trabajé. Y fui viendo el resultado, pero primero me tocó hacer las cosas a mí solo.

La unión hace la fuerza, dicen los que saben, y es cierto pues cada vez que se quedaba enterrado el carro en el barro tenía  que recurrir a una pila de gente para empujarlo y así lo sacábamos del charco.   Esto mismo comenzó a funcionar con la siembra, pues el tractor solo no puede hacerlo todo, se necesita quien tale un árbol para que entre el sol a la labranza, quien quite la maleza, regar la labranza en época de sequía, etc. Todas esas cosas se hacen con las manos para evitar daño a los cultivos, sobre todo en  las tierras quebradas, o no planas, como era nuestro caso.

Que hermoso es ver cómo cambia el ambiente de trabajo y los resultados, cuando se trabaja en unidad con los demás, la misma vida se hace sencilla, pues si usted no tiene algo, otro lo suple y así es en todo. Si uno se cae, el otro lo ayuda a levantar.

La lengua es un fuego, con ella bendecimos a Dios, y también maldecimos a los hombres, los cuales son hechos a la semejanza de DiosSantiago 3:9

Por tanto no podemos usar los dones dados por Dios, para saciarnos a nosotros mismos, sino para ponerlos al servicio de los demás, para que den frutos y que todos nos suplamos. De esta manera Dios dará la bendición a las naciones a las cuales hemos sido enviados, a las familias donde habitamos; con seguridad que vendrá pronto no tardará.

Ni el cansancio, ni la pereza, ni el desánimo, ni ninguna otra cosa nos hará desfallecer ante las dificultades de la vida cuando hay unidad entre nosotros.

Ni mis errores ni los tuyos harán que nuestro creador cambie sus designios. Dios es sabio y el hombre es necio. Fijemos la mirada en Jesucristo el autor y consumador de la fe. 

Muchos dicen que Jesús fue un carpintero, que no tuvo ni donde recostar su cabeza, que no nos dejó ni un taburete como recuerdo de su gran obra, - o me dirás que tú tienes una mesita de noche elaborada por el-, aunque ese era su oficio aquí en la tierra para ayudar a su familia y para dar ejemplo de trabajo y de amor por los suyos, su verdadera misión fue la de darnos la salvación por medio de su muerte y resurrección,   labor que creo que muchos de sus parientes no hemos comprendido.

Para nosotros los cristianos no debe ser suficiente decir que lo somos, sino que debemos demostrarlo con hechos. Tenemos que participar de esa vida abundante que Cristo vino a darnos, y además debemos llevarla a otros.

Creo que estamos desperdiciando nuestras vidas espirituales encerrados en prejuicios y absurdas enseñanzas de hombres debido a la falta de conocimiento de Dios.    

Ya han pasado unos cinco años y los cambios son radicales, hay abundancia de todo bien, y el amor, la amistad y la sabiduría se manifiestan en todo.  
Amen.   Dios te siga bendiciendo.                      JoseFerchoZamPer

YA NO HAY EXCUSA


Al ver Moisés que el pueblo estaba desenfrenado y que Aarón les había permitido desmandarse y convertirse en el hazmerreír de sus enemigos, “se puso a la entrada del campamento y dijo: «Todo el que esté de parte del Señor, que se pase de mi lado.» Y se le unieron todos los levitas” (Éxodo 32:25-26) 
     Esta misma pregunta que Moisés hizo a los israelitas debe ser hecha a todos los creyentes de la iglesia de hoy. ¿El que esté con el Señor Jesucristo, que se pare junto con migo, firme en su palabra para resistir al enemigo?
     Dios ya ha provisto todo lo necesario para nosotros los que anhelamos y oramos por una vida abundante, la cual Dios ha preparado desde el principio de la fundación del universo para nosotros.  Al igual que nuestra anhelada salvación ¡Ese tiempo ha llegado! Y es ahora.    

La pureza
Jesucristo nos dice: “Bienaventurados los puros de corazón porque ellos verán a Dios” mateo 5:8.  
La pureza de corazón nos hace aptos para ver al señor, para entrar al reino de los cielos.
Salmo 24:3-5. Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella, el mundo y los que en él habitan. 2 Porque él la fundó sobre los mares, Y la asentó sobre los ríos. 3 ¿Quién subirá al monte del Señor? ¿Y quién podrá estar en Su lugar santo? 4 El de manos limpias y corazón puro, El que no ha alzado su alma a la falsedad Ni jurado con engaño. 5 Ese recibirá bendición del Señor, Y justicia del Dios de su salvación.
La pureza es mucho más que ir a la iglesia y obedecer algunos cuantos mandatos, dichoso el que se mantiene firme en Dios, hasta alcanzar la corona de gloria.
“La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo aprovecha la luz; si es malo, el cuerpo anda ciego” (Mt. 6:22)
Podemos decir que mantenernos limpios implica cuidarnos de lo que vemos, Pero a veces, el ojo puede estar limpio más nos puede entrar mugre que provienen del caminar diario, de las acciones incluso de las buenas obras que hacemos.
La manera de evitar ese peligro es manteniendo un corazón puro, si cuando haces buenas obras no las haces con el propósito de recibir algo a cambio, sino por amor. Debo vivir haciendo el bien aunque nadie me elogie por ello.
El corazón puro obra por fe, quien se camufla haciendo cosas buenas para obtener reconocimiento no tiene un corazón puro, sino que es de doble faz, inestable en su fe.
El que está por encima de las alabanzas de otros tiene un “ojo limpio”, es decir un corazón puro. Ese mira a Dios, entre más puro de corazón seamos, menos necesitamos que nos elogien.
Jesús nos advirtió: ““Cuídense de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de otra manera no tendrán recompensa de su Padre que está en los cielos.” (Mt. 6:1)
Eso no quiere decir que vayas a perder el premio si los demás, de alguna manera, te ven haciendo el bien.
Ya no tenemos excusa para hacer la voluntad de Dios. Por muchos años hemos dado muchas excusas para no obedecer lo que Dios nos manda por medio de Jesucristo, aludiendo que estamos trabajando por el reino, ayudando a los demás, y hemos dejado de hacer la voluntad del padre. Debemos cuidar nuestra salvación.

Romanos 10:16-19
16 Más no todos, los israelitas aceptaron las buenas nuevas (El evangelio). Isaías dice: «Señor, ¿quién ha creído a nuestro mensaje?»17 Así que la fe viene como resultado de oír el mensaje, y el mensaje que se oye es la palabra de Cristo. 18 Pero pregunto: ¿Acaso no oyeron? ¡Claro que sí!    «Por toda la tierra se difundió su voz, ¡sus palabras llegan hasta los confines del mundo!» 19 Pero insisto: ¿Acaso no entendió Israel?
Desde tiempos muy antiguos Dios nos ha mostrado cuál es su voluntad para con nosotros, por medio de sus profetas, de sus siervos y hasta por medio de reyes y gobernantes del pueblo de  Israel. Solo con el propósito de darnos un futuro lleno de esperanza, de paz y amor, pero a nosotros su pueblo parece no interesarle su propuesta y hemos sido tan sordos y necios  que aun después de demostrarnos su gran amor por medio de Jesucristo su hijo, no hemos sabido aprovechar todo lo que vino a traernos para nuestro bien. Y seguimos como si no tuviésemos nada a nuestro favor, como en el antiguo pacto donde me tocaba ganarme toda bendición por  esfuerzo propio.
Todo lo que Jesucristo hizo por mí, lo dejo escrito en su palabra, el evangelio. Y aun mejor nos dio su Espíritu Santo para revelarnos su palabra y darnos a conocer a Jesús.
Juan 14:26   Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les hará recordar todo lo que les he dicho.
Juan 16:12-15 »Muchas cosas me quedan aún por decirles, que por ahora no podrían soportar.13 Pero cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta sino que dirá sólo lo que oiga y les anunciará las cosas por venir.14 Él me glorificará porque tomará de lo mío y se lo dará a conocer a ustedes.15 Todo cuanto tiene el Padre es mío. Por eso les dije que el Espíritu tomará de lo mío y se lo dará a conocer a ustedes.
Pero que ha pasado con su pueblo, seguimos como ovejas sin pastor, teniendo su palabra pero sin obedecerla, porque es más fácil creer en las personas que hablan de Dios que Dios mismo.
Quien no ha oído, visto o leído sobre Jesucristo en este mundo te tantos avances tecnológicos e informáticos, donde hay tantísimas iglesias  predicando su palabra y dando testimonios de su amor.  Creo que toda la humanidad ha oído hablar de Jesucristo, hasta los que viven en las selvas vírgenes y en los desiertos, pues  hasta allí han ido muchos siervos evangelistas y  misioneros para llevar la salvación a la humanidad hasta en los confines de la tierra.
Por lo tanto ya no hay más escusas  para dejar que Jesucristo sea en nuestras vidas lo que El mismo desea ser, lo más importante, lo más valioso, el bien más preciado, mi padre, mi hermano, mi amigo, mi familia, mi señor, mi Dios, mi salvador el  todo de mi vida.
Todo lo que yo necesito, lo bueno, lo agradable, lo perfecto,  todo eso y mucho más quiere ser Dios para mí, por tal razón nos dio toda la creación junto con su espíritu, para tener unidad Jesucristo  y con el Padre santo, y así no nos faltara nada para vivir bien en este mundo, y alcanzar la vida eterna. 
Abre tus ojos al señor, al amor de Dios, a su paz a sus maravillas, la vida no es solo lo de este mundo, debemos trabajar por lo verdadero, lo eterno, lo imperecedero, lo perfecto. Hagamos tesoros en  el cielo, sembremos para el reino, para vida eterna. 
Debemos ser conscientes de la necesidad de Cristo en nuestras vidas, para esta vida y para la eternidad, que sea como el aire que  respiramos, el alimento para nuestro espíritu el cual tomamos  varias veces al día, el agua que necesitamos para  calmar la sed, y esto como algo real no como un ideal sino como lo más real y verdadero para  nosotros.
Dios es quien me da vida, me dignifica, me enseña a amar, a perdonar, a dar, a servir ya todo lo importante de la vida.  Esforcémonos más para agradar a Dios, hagamos nuestro mejor esfuerzo por obedecer al Rey de reyes Señor de señores, Dios de dioses, y veremos los resultados.
Examínate a ti mismo, mira en tu interior como estas  con Dios, cuáles son tus prioridades, tus metas, tus anhelos,  si son los mismos de cualquier persona del mundo significa que no estas agradando a Jesucristo de la gloria, si no a ti mismo, a la carne o al mundo.
Nuestro padre eterno busca adoradores en espíritu y verdad, ¿quieres ser uno de ellos? Dedícale tiempo a la oración, a alabar al Señor, a la lectura de la palaba de vida, busca crecer en fe, en amor, en obediencia y servicio a Jesucristo.  No te conformes solo con trabajar para llevar a casa el sustento diario, debemos también llevar crecimiento  espiritual a nuestra esposa he hijos.  Darle a  Cristo a sus corazones.



Romanos 1:18-25
18 Ciertamente, la ira de Dios viene revelándose desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los *seres humanos, que con su maldad obstruyen la verdad.   19 Me explico: lo que se puede conocer acerca de Dios es evidente para ellos, pues él mismo se lo ha revelado.    20 Porque desde la creación del mundo las cualidades invisibles de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se perciben claramente a través de lo que él creó, de modo que nadie tiene excusa.   21 A pesar de haber conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se extraviaron en sus inútiles razonamientos, y se les oscureció su insensato corazón.   22 Aunque afirmaban ser sabios, se volvieron necios   23 y cambiaron la gloria del Dios inmortal por imágenes que eran réplicas del hombre mortal, de las aves, de los cuadrúpedos y de los reptiles.   24 Por eso Dios los entregó a los malos deseos de sus corazones, que conducen a la impureza sexual, de modo que degradaron sus cuerpos los unos con los otros.   25 Cambiaron la verdad de Dios por la mentira, adorando y sirviendo a los seres creados antes que al Creador, quien es bendito por siempre. Amén.
¿Por qué el hombre perdió el lugar de privilegio que Dios le había asignado? 
Dios  mismo  colocó al hombre como cabeza y le dio autoridad sobre la creación. Pero este vendió su primogenitura por un plato de lentejas,  cambio la  gloria de Dios por las riquezas materiales, la fama y el poder.  Creyéndose dios, hizo lo que le vino en gana, y perdió toda bendición del cielo, lo  que es verdadero.  Para quedarse con lo material, con lo carnal, lo vano, lo que lo lleva a la muerte. Se dejó engañar del enemigo y e hizo prisionero de su propia vanidad y de su ambición, creyendo ganarlo todo, perdió su alma y se la entregó al mal.  
Así mismo perdió frente a la mujer su lugar de privilegio, de ser cabeza paso a ser cola, y la mujer como derecho propio  quedó delante del hombre y ahora el hombre sigue a la mujer, y en muchos casos está siendo usado como un fetiche, solo para satisfacción, el hombre está siendo arrastrado por el maligno a lo malo, a liderar la delincuencia, mientras en casa a la que le toca todo el trabajo y la responsabilidad es a la mujer, y según el  orden de Dios, ella no puede asumir el rol de padre, por tal razón hay tanto desorden en la sociedad, tanto hijo sin identidad paternal, sin una formación clara lo que es ser un hombre de verdad.
Al hombre de hoy, ya ni su mujer lo respeta, ni los hijos le obedecen, pues no tiene ni la autoridad ni el amor para con ellos, por tal razón lo cambian fácilmente como cambiar de ropa o de lugar de residencia.
Fácilmente vemos que al hombre se le hecha de su trabajo y lo reemplazan por una mujer, pues ella no se emborracha ni llega a su trabajo enguayabada, ni ha abandonado su casa, ahora la mujer es más  responsable que el hombre, entiende mejor el valor de las cosas y de la vida misma, valora más lo que Dios le ha dado. Ella sabe cuidar mejor a sus hijos y a su familia, pero todo esto no es suficiente para llenar el vacío que deja la falta de un hombre de valor en su casa, que la ame y la respete, la cuide y la valore, que ame y forme a sus hijos en el amor de Dios, en los valores  para la vida.
¿Qué nos pasa hermanos, esta no es la voluntad de Dios para nosotros? ¿Vamos a permitir que la obra de Dios se pierda por nuestra irresponsabilidad?   No puede ser así.
Que espera usted, hombre de Dios, para doblar rodilla en la presencia de Jesucristo y pedir perdón por toda desobediencia, y levantarse en autoridad sobre toda maldad del mundo y proclamar la victoria de Cristo en su vida.
Teniendo muy claro que la mujer no nos ha quitado nada, nosotros se lo regalamos todo al engañador, al padre de la mentira.  Ahora nos  corresponde someternos a Dios, resistir al diablo hasta que el huya de nuestro lado, por el poder de Dios en nuestras  vidas, por el sometimiento a la  voluntad del Padre. 
Nada mas que de esa manera, recuperaremos lo perdido, la lucha no es contra carne y sangre si no contra huestes  espirituales de maldad,  por tal razón retomemos el camino trazado por Dios para nosotros y seremos restaurados por el Dios de la gloria, Jesucristo el Victorioso.
Mujer,  tu  que estas en la iglesia, tu que tienes el mando de su casa, tu que sabes lo importante de la oración,  ora por tu esposo, por tus hijos, por los hombres en general, para que Dios te recompense, para así agradar a tu padre celestial y alcanzar la corona de gloria que Él tiene para ti.  No permitas que el mundo se siga acabando en una guerra sin cuartel, en una batalla de nunca acabar, donde los hombres pagan con sus vidas, dejando viudas y huérfanos abandonados  a la suerte del mundo, del pecado, de la violencia. 
Y mucho menos que sigamos luchando mujeres contra hombres en una competencia por quien es mejor o más importante, pues Dios ya estableció su orden y nadie podrá nunca jamás cambiarlo.
Ahora tu mujer, tienes la obligación con Dios y con la humanidad, de orar y clamar por lo que te pertenece a ti y a tus hijos, a tu casa, a tu familia, y es un hogar conforme a la voluntad del Señor Dios todo poderoso, al creador del cielo y de la tierra, quien hablo y se hizo.  Mujer, sé  ese instrumento en las manos de Dios para salvación del hombre, ahora mismo que aún hay tiempo.
Recurro  ti mujer,  a su amor de madre, a su generosidad, a su sumisión a Dios, a todo lo bueno que el señor te dio, para que clame por mí, quien ahora mismo soy un hombre débil  y sometido a tentación, para que ore y clame no solo por mí, sino por todos los hombres que tu conozcas y tus ojos podrán ver  grandes maravillas, pues eres privilegiada por Dios sobre los hombres, y sabes  llegar al corazón con amor.  Yo, y todos los hombres necesitamos de tu ayuda  y de todos en la iglesia de Cristo extendida por toda la tierra para volver a florecer, para volver a ser productivos para el Señor.
La palabra de Dios dice: Efesios 5:23-33  Porque el esposo es cabeza de su esposa, así como Cristo es cabeza y salvador de la iglesia, la cual es su cuerpo.   24 Así como la iglesia se somete a Cristo, también las esposas deben someterse a sus esposos en todo.   25 Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella  26 para hacerla santa.
Esto me hace pensar que si nuestros hogares no funcionan así, no estamos obedeciendo al señor, pero también puedo ver mucha gente en las iglesias ocupando butacas los días de  culto, para oír y ver  predicaciones donde hay milagros y maravillas, ¿pero sus vidas cómo están? En nuestras casas, en los lugares de trabajo, en las calles, ¿Vivimos a Cristo?  ¿Vemos su gloria?  Vaya preguntas. 
Son muchos los llamados y pocos los escogidos,  ¿de cuál grupo te consideras, de los que se salvan por obedecer a Dios, de los que se pierden por hacer lo que les parece? Confío en mi Señor Jesucristo que tú y yo y todo aquel que asista a una iglesia, este salvo por su fe y obediencia al Padre, recuerda que Jesucristo dice:
Mateo 7:21 »No todo el que me dice: "Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino sólo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
Pues mi hermano, mi hermana y mi madre son los que hacen la voluntad de mi Padre que está en el cielo.  Mateo 12:50
No es solo asistir a una iglesia o lugar de culto, sino obedecer a Dios en lo que a el le agrada, o sea hacer su voluntad.
Muchos hombres por su ambición y codicia arruinan a otros con tal de hacerse ricos, pero esto los lleva al fracaso.
Hermano, no te dejes engañar, “Tengan cuidado y estén siempre alertas, pues su enemigo, el diablo, anda como león rugiente buscando a quién devorar.” – 1 Pedro 5:8.
Los triunfadores en el mundo son enemigos de Dios, entonces  sirvámosle a Nuestro Dios como conviene, para así vivir su justicia y poder proclamar su victoria. 
Mantengámonos firmes en su palabra, sin desviarnos ni a derecha ni  ha izquierda, Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Mateo 6:33.
A la verdad, este es el único método que hay para obtener la vida eterna y además vivir bien en este mundo, obedeciendo al Señor, haciendo su voluntad, y de esta  manera obtendremos además de la salvación, una vida digna aquí en la tierra.

Que El Señor Jesucristo, Dios todo poderoso nos siga bendiciendo por siempre amen.

By JoseferchoZamPer

jueves, 7 de marzo de 2013

CREÍ, Y POR ESO HABLÉ


Con ese mismo espíritu de fe también nosotros creemos, y por eso hablamos.  2 Corintios 4:13 

Oración del creyente.

Mi corazón se alegra en Jesucristo, mi Señor y salvador, en él está mi fuerza.  Nadie es santo como Él;  no hay otro como nuestro Dios.  

El Señor es Dios y todo lo sabe,  él es quien juzga las acciones. En El, los débiles recobran las fuerzas, los que antes sufrían hambre  ahora viven saciados.
La que era estéril dará a luz, El Señor da la  riqueza y la pobreza; humilla, pero también enaltece.

Jesucristo Levanta del polvo al desvalido  y saca del  basurero al pobre para sentarlos en medio de príncipes  y darles un trono esplendoroso. Él guiará los pasos de sus fieles.

Mi alma glorifica al Señor, y mi espíritu se regocija en Jesucristo mi Salvador,  Jesucristo ha hecho grandes cosas por mí. Santo es su nombre.  Hizo proezas con su brazo;  ha exaltado a los humildes y a los hambrientos los colmó de bienes, acudió en ayuda de su siervo, cumplió su promesa y mostró su gran amor por el pueblo, para siempre.

Por todo esto, Jesucristo mi Señor, hoy quiero:

Alabarte, Señor, con todo mi corazón, y contar todas tus maravillas. Quiero alegrarme y regocijarme en ti,  y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo.

Porque en ti busco refugio. Mi Señor eres tú.  Fuera de ti, no poseo bien alguno.  Tú, Señor, eres mi porción, preciosa herencia me ha correspondido;  tú has cambiado mi suerte como cambian los desiertos con la lluvia. 

¡Cuánto te amo, Señor Jesucristo, mi fuerza, mi roca, mi amparo, mi libertador,  mi escudo, poder que me salva,  mi más alto escondite. Digno de alabanza eres tú.

Tu palabra es perfecta, infunde nuevo aliento a mí vida. Tu palabra es digna de confianza: da sabiduría al sencillo. Los preceptos del Señor son rectos: traen alegría al corazón. El mandamiento del Señor es claro: da luz a mis ojos.  El temor del Señor es puro: permanece para siempre. Las sentencias del Señor son verdaderas: todas ellas son justas.  Son más deseables que el oro, más que mucho oro refinado; son más dulces que la miel. Quien las obedece recibe una gran recompensa. Tú Señor, perdonas mis pecados, me libras  de pecar a sabiendas; no permites que tales pecados me dominen. Así me mantienes libre de culpa. Sean, pues, aceptables ante ti  mis palabras y mis pensamientos, oh Señor, roca mía y redentor mío.

Jesucristo  es mi pastor, nada me falta;  en verdes pastos me hace descansar. Junto a tranquilas aguas me conduce; me da nuevas fuerzas. Me guía por sendas de justicia  por amor a su nombre.  Aun si voy por valles tenebrosos,  no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado; tu vara de pastor me reconforta. Dispones ante mí un banquete en presencia de mis enemigos. Has ungido con perfume mi cabeza;  has llenado mi copa a rebosar. La bondad y el amor me seguirán todos los días de mi vida; y en la casa del Señor habitaré por siempre.

Examíname, Señor; ¡ponme a prueba! purifica mis entrañas y mi corazón.
                              
El Señor es mi luz y mi salvación;  ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida;  ¿quién podrá amedrentarme?  Aun cuando un ejército me asedie, no temerá mi corazón; aun cuando una guerra estalle contra mí, yo mantendré la confianza.  Una sola cosa le pido al Señor,  y es lo único que persigo: habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del Señor y recrearme en su templo.  El corazón me dice: ¡Busca su rostro!» Y yo, Señor, tu rostro busco. 
Aunque mi padre y mi madre me abandonen,  tú, Señor me recibes en tus brazos.

Tú, Señor me dices: «Yo te instruiré,  yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti.

Bendigo al Señor en todo tiempo; mis labios siempre te alaban.  Mi alma se gloría en el Señor; te  oyen los humildes y se alegran. Engrandezcan al Señor conmigo;  exaltemos a una su nombre.  Busqué al Señor, y él me respondió; me libró de todos mis temores.

Puse en el Señor toda mi esperanza; él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor.  Me sacó de la fosa de la muerte,  del lodo y del pantano; puso mis pies sobre roca, y me plantó en terreno firme. 

Puso en mis labios un cántico nuevo, un himno de alabanza a nuestro Dios. Al ver esto, muchos tuvieron miedo  y pusieron su confianza en el Señor. Dichoso el que pone su confianza en el Señor  y no recurre a los ídolos ni a los que adoran dioses falsos. Muchas son, Señor mi Dios,  las maravillas que tú has hecho. No es posible enumerar tus bondades en favor nuestro. Si quisiera anunciarlas y proclamarlas, serían más de lo que puedo contar.

Dios es mi  amparo y mi  fortaleza, mi ayuda segura en momentos de angustia. Por eso, no temeré  aunque se desmorone la tierra y las montañas se hundan en el fondo del mar;  aunque rujan y se encrespen sus aguas, y ante su furia tiemblen los montes.  Sólo en Dios halla descanso mi alma;  de él viene mi salvación. Sólo él es mi roca y mi salvación; él es mi protector.  Jamás habré de caer.

Oh Dios, tú eres mi Dios;  yo te busco intensamente. Mi alma tiene sed de ti; todo mi ser te anhela, cual tierra seca, extenuada y sedienta. Te he visto en el santuario  y he contemplado tu poder y tu gloria. Tu amor es mejor que la vida; por eso mis labios te alaban.  Te bendeciré mientras viva, y alzando mis manos te invocaré.
¡Aclamen alegres a Dios, habitantes de toda la tierra! Canten salmos a su glorioso nombre; ¡ríndanle gloriosas alabanzas!  Díganle a Dios: ¡Cuán imponentes son tus obras! Es tan grande tu poder que tus enemigos se rinden ante ti. Toda la tierra se postra en tu presencia, y cantan salmos a tu nombre.  ¡Vengan y vean las proezas de Dios, sus obras portentosas en nuestro favor!

El que habita al abrigo del Altísimo, mora  a la sombra del Todopoderoso.  Yo le digo al Señor: «Tú eres mi refugio, mi fortaleza, Dios en quien confío. Sólo él puede librarme de las trampas del cazador y de mortíferas plagas,  pues me cubre con sus plumas y bajo sus alas hallo refugio. ¡Su verdad es  mi escudo y mi baluarte!  No temeré el terror de la noche, ni la flecha que vuela de día,  ni la peste que acecha en las sombras ni la plaga que destruye al mediodía.  Podrán caer mil a mi izquierda, y diez mil a mi derecha, pero a mí no me afectará.  No tendré más que abrir bien los ojos, para ver el favor del señor.  Ya que he puesto al Señor por mi refugio, al Altísimo por mi protección, ningún mal habrá de sobrevenirme,  ninguna calamidad llegará a mi hogar.  Porque él ordenará que sus ángeles me cuiden en todos mi caminos.  Con sus propias manos me levantará para que no tropiece con piedra alguna. Aplastaré al león y a la víbora; ¡hollaré fieras y serpientes!  

«Yo te libraré, me dice el Señor, porque te acogiste a mí; te protegeré, porque reconoce mi nombre.  Te  invocaré, y me responderás; estarás conmigo  en momentos de angustia; me librará y me llenará de honores. Me colma con muchos años de vida y me hace gozar de su salvación.»

Canto al Señor un cántico nuevo y alabo su santo nombre; anuncio día tras día tu victoria en mi vida. Proclamo tu gloria entre las naciones, tus maravillas entre todos los pueblos. Grande es el Señor y digno de alabanza, más temible que todos los dioses!

Aleluya ¡Alabado sea el Señor! Doy gracias al Señor, porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre. ¿Quién puede proclamar las proezas del Señor, o expresar toda su alabanza? Dichosos los que practican la justicia y hacen siempre lo que es justo.

Doy gracias al Señor, porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre.  En mi angustia clamé al Señor, y él me libró de mis temores, me lleva por el camino recto hasta llegar a una ciudad habitable.  ¡Que den gracias al Señor por su gran amor, por sus maravillas en favor de los hombres!  ¡Él calma la sed del sediento, y sacia con lo mejor al hambriento!

¡Él hace añicos las puertas de bronce  y rompe en mil pedazos las barras de hierro! Envió su palabra para sanarme, y así me rescató del sepulcro.  Cambió la tempestad en suave brisa: se sosegaron las olas del mar.  Convirtió el desierto en fuentes de agua,  la tierra seca en manantiales;  Pero a los necesitados los saca de su miseria, y hace que sus familias crezcan como rebaños. Quien sea sabio, que considere estas cosas y entienda bien el gran amor del Señor.

Señor, la gloria, no es para nosotros sino para ti, por causa de tu gran amor y tu verdad.

A las montañas levanto mis ojos;  ¿de dónde ha de venir mi ayuda?  Mi ayuda proviene del Señor,  creador del cielo y de la tierra.  No permitirá que mi pie resbale; jamás duerme el que me cuida. Jamás duerme ni se adormece el que cuida de mí.  El Señor es quien me cuida, el Señor es mi sombra protectora.  De día el sol no me hará daño, ni la luna de noche.  El Señor me protege de todo mal y peligro.  El Señor me cuida en el hogar y en el camino, desde ahora y para siempre.

Dichosos todos los que temen al Señor,  los que vamos por sus caminos.  Lo que gano con mis manos, de eso como; en Dios hay gozo, dicha y prosperidad. En mi hogar, mi esposa es  como vid llena de uvas; alrededor de mi mesa, mis hijos son como vástagos de olivo. Tales son las bendiciones de los que temen al Señor. El Señor me bendice y veo la prosperidad todos los días de mi vida. 

Señor, quiero alabarte de todo corazón, y cantarte salmos delante de los dioses. Quiero inclinarme hacia tu santo templo y alabar tu santo nombre por tu gran amor y fidelidad. Porque has exaltado tu nombre y tu palabra por sobre todas las cosas.  Cuando te llamo, me respondes; me infundes ánimo y renuevas mis fuerzas.  Oh Señor, celebro con cánticos tu gran amor por mí, porque tu gloria, Señor, es grande.  Tú Señor eres excelso, y tomas en cuenta mi humildad. Ante ti expongo mis quejas; ante ti  expreso mis angustias.

Bendito seas Señor, mi roca, tú adiestras mis manos para la batalla diaria, tu eres mi Dios amoroso, mi amparo, mi más alto escondite, mi libertador, mi escudo, en quien me refugio.

Te exaltaré, mi Dios y rey;  por siempre bendeciré tu nombre.  Todos los días te bendeciré; por siempre alabaré tu nombre. Grande es el Señor, y digno de toda alabanza; su grandeza es insondable.
Aleluya ¡Alabado sea el Señor! Alaben al Señor desde los cielos, alábenlo desde las alturas.  Alábenlo, todos sus ángeles, alábenlo, todos sus ejércitos.  Alábenlo, sol y luna, alábenlo, estrellas luminosas.  
 ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! Alaben a Dios en su santuario, alábenlo en su poderoso firmamento.  Alábenlo por sus proezas, alábenlo por su inmensa grandeza.  Alábenlo con sonido de trompeta, alábenlo con el arpa y la lira. Alábenlo con panderos y danzas,  alábenlo con cuerdas y flautasAlábenlo con címbalos. 

¡Que todo lo que respira alabe al Señor! *¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!

Jesucristo es mi Señor y mi salvador, por eso alabo su santo nombre, por siempre y para siempre.

Amen.

martes, 5 de marzo de 2013

EL SERVIR AL SEÑOR



Un día en oración, le pedí a Dios me concediera el don de hacer milagros, de sanar enfermos.  Mantuve esta oración por mucho tiempo hasta que El Señor concedió  mi petición.
De repente comencé a ver que las personas  por las cuales oraba, se sanaban y eran  liberadas de ataduras y demonios que estaban en ellas.

Después  de esto comencé a ver el salón de reuniones lleno de gente, tanto en las horas del culto  como a distintas oras del día, algo bien extraño para mí.

Eran tantas las maravillas que se veían que me sentía en el cielo, era yo todo un gran personaje por aquellos tiempos. 

La gente no hallaban dónde ponerme, volaba yo de la dicha creyéndome todo un gran hombre de Dios.  Por todo aquello que pasaba a mí alrededor.

Pasaba el tiempo y yo adquiría mayor fama y renombre por  todas las regiones por donde me invitaban a grandes reuniones de milagros y sanaciones, era algo maravilloso y alababa a Dios por todo eso.  No me cambiaba por nadie en esos tiempos.

Se dedicaban cultos para dar gracias al Señor por todas las maravillas realizadas en las personas y para que nunca me fueran retirados todos esos dones de mi vida.

Pasaron varios años y todo iba de maravilla. Grandes viajes, lugares hermosos, gente en cantidades y todo el privilegio posible para mí.  Muchos a mi lado para servirme y cuidarme pues era la joya de la corona, la gallina de los huevos de oro, el rey midas, todo brillaba,  todo eran ganancias.

Un bue día y de repente todo comenzó a cambiar, oraba y oraba y no pasaba nada, la gente comenzó a retirarse, ya no se apretujaban a mí alrededor, el brillo del oro se fue oscureciendo, se enrareció el panorama. A los pocos meses ya nadie me necesitaba, no tenía poder, no había mas  sanaciones ni milagros, era como si hubiese despertado de un sueño, me sentía morir poco a poco, por más que oraba y se hacían reuniones para buscar que Dios me restaurara los dones no pasaba nada, es como si Dios se hubiese olvidado de mi y de los míos.

Todas las  personas exponían sus razones queriendo dar solucion al problema, como el  caso de  Job se esgrimían cantidades de posibles soluciones y  porqués de la situación, pero  ninguna me hacía sentir mejor, solo empeoraban mi frustración.
Ya resignado me retire al campo a una finca,  donde nadie me conociera para evitar la vergüenza y el dolor por la demás gente a la que yo pensaba sanar y liberar.

Pasé mucho tiempo allí,  casi me olvidé  de todo,  me había dedicado a las labores del campo,  a cultivar la tierra y criar animales etc.  Todo lo posible con  tal de pasar el mal sabor dejado por el olvido de todos hacia mí, es muy triste pero cuando se tiene algo  que dar todos quieren recibir.  Pero cuando uno necesita, nadie tiene nada para dar.

Estuve mucho tiempo en soledad y desierto, nadie vino a verme, quería morirme, pedí a Dios que me llevara pues la vida no tenía sentido así, sin dones sin milagros sin nadie a mi lado que me hiciera sentir alguien en la vida.

Una  noche en oración  Dios me habló de nuevo, volví a oír la voz del Señor, casi muero del miedo que sentí, y de la alegría de oírlo otra vez, fue algo indescriptible ese momento, morí y volví a vivir pero a la vez no sabía si estaba muerto.

Me  dijo el Señor, no temas hijo yo estoy contigo, nunca te he dejado  ni abandonado, solo te estaba formando para que me sirva a mí y no a ti mismo ni a los intereses del mundo.  Tal vez no comprendiste de qué se trataba el servir a Dios, y lo  tomaste  como algo personal, pero quiero que me sigas y hagas mi voluntad.

Continuó diciendo: Tomaste esto como tu negocio, tu empresa como si fuese algo tuyo y no mío, e hiciste conmigo lo mismo que hicieron contigo, me seguiste por lo que te podía dar, más no por amor a mí, te gustaron las ganancias que obtenías, pero no dabas fruto.

En este instante se me abrieron los ojos, comprendí, pude ver que es lo que Dios habla en su palabra. Vi con claridad muchas cosas que decimos y hacemos supuestamente para agradar a Dios, y resulta que es solo para nuestro deleite. Para agradar a otros y no al Señor quien  es el único digno de alabanza y adoración.

Veía como toda esa grandeza y poderío de Dios  yo lo creía mío, y trataba de obtener ganancias y peor aun quería administrarlo como si se tratara de mi empresa. O de un talento que se me había dado para hacerlo producir. Pero esto no es así, lo que Dios nos da es para ponerlo al servicio de El mismo, para que sea Dios quien lo administre y lo haga prosperar, para su gloria y alabanza, no para los hombres.

Necesitamos mucha humildad para entender esto, todo lo que Dios nos ha dado, no es para nosotros mismo sino para usarlo a favor de los demás, pero para la honra y gloria de Dios, esto significa que si El mismo no dice qué hacer ni donde hacerlo no podemos hacerlo.  Pues El  da tanto el querer como el hacer. No se trata de irme por todo lado a hacer cosas a quien yo quiera o considere lo necesita o merece, pues es Dios el Señor a  quien yo sirvo y es a Él a quien yo debo obediencia, si es que en realidad lo quiero agradar a Él.

Y así mismo comprendí muchas otras cosas que solo Dios puede hacernos entender, sino solo  entramos en discusiones vanas que nos llevan a malos entendidos y a alejarnos de los hermanos, solo por la forma de ver las cosas.

Luego me dice el Señor, si en verdad quieres seguirme tienes que hacerlo de todo corazón, con humildad y sencillez, solo haciendo lo  que te  mande hacer, y no lo que tú o algún otro decida hacer con lo que yo te he dado.

Aunque no entendí la profundidad de sus palabras, ahí mismo dije Si señor, quiero seguirte, pues muy dentro de mí estaba el deseo de volver a vivir todo lo anteriormente vivido, que aún añoraba. Pensé,  que maravilla volver a tener todo eso.

Cuan equivocado estaba al pensar así.

El señor me llevó solo, por el campo, por caminos despoblados.  Un buen día me encontré con unos cazadores, llevaban escopetas y sus víctimas al hombro, los reprendí por cazar esos animalitos pero ellos me amenazaron con sus armas y me trataron mal por lo que les dije, tuve miedo de que me hicieran daño.  Pretendí usar el poder de Dios para sacarlos corriendo pero no paso nada, no  salió ningún poder, entonces ore en mi interior y clamé al Señor y dije Señor ven  en mi ayuda, al instante noté que ellos se llenaron de temor, temblaban sus manos y tartamudeaban al tratar de halar, y corrieron como cuando uno ve un fantasma o algo así.

Quedé perplejo de lo que vi, por un momento no supe que había pasado, pero continué mi caminar aún sin saber para donde iba, mas adelante encontré una casa y me dispuse a tocar a la puerta para que me permitieran entrar a descansar un rato,  al mirar hacia dentro solo había un anciano en casa, al tiempo llegaron unas personas que decían ser los dueños de dicha casa y que venían a sacar al anciano de allí, entonces intervine pidiendo ver los documentos de propiedad que decían tener y  pude ver que eran falsos, entonces  me invadió una seguridad y los reprendí con poder y dejando todos los documentos, se marcharon sin decir palabra alguna.

Pase allí aquella noche hablando y orando con el anciano quien me comentó su vida y sus tristezas, el recibió al señor aquel día.

Se me fue aclarando más el actuar de Dios en mí.

Tiempo después el Señor me envió a un pueblo lejano y de gente pobre, con el propósito de visitar a una familia quienes eran primos de una persona que pedía oración en la iglesia donde anteriormente pertenecía, al llegar allí pude ver las dificultades por las cuales pasaban muchas personas, enfermedades, hambre, tristeza, desolación y todo aquello que hay donde no está Dios.

El Señor Jesucristo me uso para ayudar allí, enseñándoles su palabra, orando y trabajando para mejorarles su situación, pude ver que la pobreza de esa región era debido a la falta de saber trabajar las tierras y además por la desunión de sus pobladores pues no había quien trabajara.  Pasé un buen tiempo sirviendo a Dios  reuniendo  a la gente y enseñándoles su palabra y algo de cultivos conforme El me revelaba. 

Pasaban los días, semanas y meses, y comencé a ver el amor que se establecía allí, pude ver que la gente se llenaba de alegría al reunirse, al compartir lo poco que se tenía y además se comenzó a ver nuevos y mejores cultivos pues nos unimos para trabajar entre varias familias  los pocos terrenos de propiedad de algunos pobladores.

En la medida en que se unían a alabar a Dios y a trabajar juntos, se fue viendo la sanación de muchos de los  que  estaban enfermos, y  con las cosechas que daban los campos cultivados se repartían a todos  y los niños iban ganando vida pues la palidez era de hambre y muchas enfermedades también.

Cada día comprendía mucho mejor el actuar de Dios en su pueblo, y  como era servir al Señor, esto me animaba mas para seguir creciendo el fe y amor.

El Señor me llevó de esta manera por muchas regiones y veía cada vez con mayor grandeza el amor de Dios y lo maravilloso de su actuar, me sentía mas y mas lleno de su presencia y la seguridad de que era Jesucristo quien guiaba mis pasos.

Jesucristo nos dice en Mateo 16:24-25:
 Si alguno quiere venir detrás de mí, que se niegue a sí mismo, que tome su cruz y que me siga. Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la encontrará.

Es algo extraño para nosotros estos planteamientos, pues por lo general queremos ser nosotros los primeros, lo mejores, los de mostrar, los de poner como ejemplo de grandeza y poderío.  Pero para Dios estos métodos le son contrarios a su palabra, no le sirven, no le dan la talla.  Pues El tiene su propia forma de ser y de ver las cosas.

En marcos 9:35 dice: Jesús se sentó, llamó a los doce, y les dijo: «Si alguno quiere ser el primero, deberá ser el último de todos, y el servidor de todos.»

Vaya tabla de valores que maneja el señor Jesucristo.  Cuál es la tuya hermano, se parece a esta o está algo lejos de serlo.

Renunciar a nuestros deseos, a nuestros planes para hacer lo que a Dios agrada es algo bastante difícil para el ser humano.    Servir a otros, dar, perdonar, y mucho más es lo que se nos exige a todo aquel que quiere seguir a Jesucristo, por lo tanto no podemos esperar ser los más importantes ni los primeros sin cumplir con estos requisitos.

Jesús le dijo: «Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.  Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?» Le dijo: «Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo.»  Juan 11:25-27

Jesús dice: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida: nadie viene al Padre, sino por mí (Juan 14:6).

Para el cristiano lo  único bueno es hacer lo  que agrada a Dios.

Como está escrito: Por causa tuya somos muertos todo el tiempo; somos contados como ovejas de matadero.   Romanos 8:36

Esto con tal de alcanzar la victoria  de Cristo, no como algo personal  sino como la voluntad del padre para nosotros. 

Nos  encontramos en medio de una batalla entre la carne y el espíritu.   Dios nos muestra su verdad en Cristo Jesús, pero el  mundo nos ataca con todo lo que tiene a su alcance para engañarnos, por medio de los afanes de la vida, las riquezas de este mundo y sus placeres  con el único objetivo de mantenernos esclavos a sus pasiones y deseos pecaminosos, y  lo peor es que lo pintan como algo fácil de lograr buscando incautos que deseando darle gusto a la carne caen presas del pecado muriendo en el intento.

¿Tu quieres ser como los demás, o como Jesucristo?
Si somos uno más  del montón no lograremos nada distinto a lo de aquí, pero si aspiramos a obedecer al Señor,  a ser como Él, tenemos que  hacer la diferencia, enfrentarnos al repudio del montón y del  mundo, de una mayoría que solo  puede ver lo que ven con los ojos  del cuerpo o mejor dicho, que no pueden ver con el espíritu, pues no lo conocen ni lo tienen.
Por esta misma razón fue  rechazado Jesucristo, pero no temas hermano, Él está  contigo, Él es tu fuerza, él te levanta, te sostiene, solo se fiel a su palabra, mantente firme en su voluntad.  

El  pueblo de Dios hace la voluntad de Dios, no la del mundo, ni su propia voluntad.

Nuestros padres hicieron todo lo que pudieron por nosotros, pero eso no es suficiente para ser como Jesucristo, solo Él puede hacernos como Él mismo.

Solo Él es palabra de vida y de verdad, Jesucristo es el camino, la verdad y la vida, nadie más nos puede salvar, solo Él nos lleva al Padre. 

Por estas y muchas razones mas, no podemos seguir haciendo lo mismo de siempre, necesitamos hacer lo que le agrada a Dios, su voluntad la cual está descrita en su palabra, aprendamos de Él, que es manso y humilde de corazón.

¿Qué es la vida? 
Será solamente el tiempo que pasamos aquí en la tierra, o habrá algo mas.  O será tal vez un trabajo, una familia, una casa, o será simplemente los bienes materiales que se poseen.  ¿Qué opinas tú?

Dios nos dejó su palabra para que lo conociéramos  y así  hacer su voluntad.  Por eso debemos leer y pasar tiempo a solas buscando la revelación de su palabra a nuestro corazón hasta  que se haga vida en nosotros.

¿Qué es la muerte?
Será solo el dejar este mundo, o habrá algo más después de aquí. Hay  mucho por aprender y conocer de la vida y la muerte. 

Mas para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia. Filipenses 1:21

Como hablar de alguien que no conocemos, Dios desea que lo conozcamos, que seamos sus amigos y así poder darlo a conocer a otros, debemos buscarlo, oír su voz,  obedecerlo y todo lo que podamos hacer en Cristo, es ganancia eterna para nosotros.

¿Quiénes somos?

Quien  cree usted  que es.  Lo que otros dicen de usted, lo que usted dice de sí mismo, o lo que Dios dice de usted. A quien le cree, a su propia opinión, a los demás o a Dios? Piénselo bien y decida a quien creer y a quien obedecer.
¿Quién  eres tú,  mira bien tu corazón y descubre quien eres? Atrévete a ir más allá de una simple idea que tengas de la vida y de ti mismo. Mira lo que Jesucristo te dice al respecto.

Somos hechos a imagen y semejanza de Dios. Génesis 1:26.
Por tal razón no podemos ser lo que el hombre diga, sino lo que Dios dice.  Y de esto el Espíritu santo es testigo.

Romanos 8:17.Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria.

Que decimos a esta palabra, es por nosotros, por nuestras fuerzas o somos por Jesucristo, por su obra en mi favor, por  creer en El y recibirlo en el corazón para obedecerlo.

La verdad es que somos hijos y herederos, que somos un pueblo santo y bendecido por Dios quien nos llamó y nos escogió. Justificados por su palabra,  por la  fe en Jesús, por la sangre de Cristo, no existe ninguna otra razón.

By JoseferchoZamPer

Sobre lo que crees.

Lo que se puede saber de la biblia se remonta a miles de años atrás. Jesucristo es el personaje central de la historia bíblica, su vida y ...