martes, 5 de marzo de 2013

La hora ha llegado


Cuánto tiempo más esperaré para obedecer al Señor.  
Cada día que pasa se hace más difícil ser fiel y obediente a Jesucristo.  Todo lo que nos rodea se opone a nuestra búsqueda de Dios, comenzando por nuestra propia familia y los quehaceres de la vida.
Mientras esté yo en el mundo, luz soy del mundo. Juan 9:5
Generalmente fijamos más la vista en todo lo negativo del ser humano, la violencia,  el desempleo, el robo y demás situaciones que pasan a diario. Pero Jesucristo nos muestra otro camino el de ser Luz par el  mundo y sal para la tierra, esto me compromete a mirar con ojos de amor, de servicio.

Los medios de comunicación cada día nos transmiten toda la decadencia humana, se encargan de mostrarnos un mundo en ruinas, una sociedad sin esperanza, y eso nos lleva a dudar de Dios, de su deseo de bendecirnos.  Pero una cosa tenemos que hacer si queremos ver la gloria de Dios sobre nuestras vidas, y nos lo dice Jesucristo: 

Créeme, mujer, que se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adorarán ustedes al Padre. 22 Ahora ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación proviene de los judíos. 23 Pero se acerca la hora, y ha llegado ya, en que los verdaderos adoradores rendirán culto al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren. 24 Dios es espíritu, y quienes lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad.     Juan 4:21-24

Y esta es la hora, la que Dios está deseando desde el principio, hermanos, ha llegado la hora en la  que el Hijo del hombre sea glorificado — Juan 12:23.
Todo lo que en el mundo dice o hace mal a los demás es del maligno, pero Jesucristo vino a enseñarme a decir y hacer el bien, pues somos herederos de bendición para bendecir.
Por tales razones tenemos que despertar a la verdad de Cristo, y poner la mano sobre el arado y trabajar por el reino de Dios y su justicia, llevando la luz a la oscuridad, haciendo la diferencia con el resto de la humanidad, pagando bien por mal, orando por quienes nos insultan, perdonando a quienes nos ofenden, y trabajando por los demás y no solamente por la paga.
Si continuamos durmiendo en la mentira del mundo, en la ilusión y el engaño que ofrecen los mercaderes de la fe, aquellos que venden ideas de salvación a cambio de donativos, ofrecen sanación por unas cuantas monedas, simplemente nos quedaremos con las sobras que caen de la mesa,  las cuales son para los impíos, pues Jesucristo vino a  Levantar del polvo al desvalido y sacar del basurero al pobre para sentarlo en medio de príncipes y darles un trono esplendoroso. 1 Samuel 2:8
Vemos como el pueblo de Dios convive con el mundo igual que los demás, en medio del hambre, las enfermedades, la pobreza, las peleas, divisiones y toda clase de vejámenes, pues no estamos creyendo ni obedeciendo a Jesucristo Verdadero Dios.
Pero si entre nosotros mismos vivimos así, ¿qué podemos esperar del mundo? Vemos tantas diferencias entre una iglesia y otra, los unos dicen que los otros no son pueblo, que allá no está el señor, que tienen doctrina no sana, y cuanto más se les ocurre decir de los otros cristianos, ¿Qué podremos esperar que digan de quienes así actúan?  A cambio de esto deberíamos orar los unos por los otros y clamar al Señor de la mies que envíe obreros para que el pueblo que Dios ha llamado sea salvo.
En muchos lugares hablan muchos más de las bendiciones materiales que de Dios mismo, los que más proclaman es que Dios vino fue a hacernos ricos, a que seamos los primeros y no los últimos, que somos hijos del gran Rey, pero tan solo en lo material, ¿y lo espiritual que?  En Marcos 9:35, dice.  Entonces Jesús se sentó, llamó a los doce y les dijo: —Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.  
Este es el evangelio que debemos estar predicando, el de Jesucristo, no el de la ley o la carne, solo así  Si nos mantenemos firmes, seremos  salvos, pues “Si morimos con él, viviremos con él; si nos mantenemos firmes, reinaremos con él.” 2 Timoteo 2:11.
En la vida secular, casi nunca se conoce al vecino,  menos el prestarle algún servicio, pero tristemente eso mismo pasa entre los hermanos de la iglesia, solo nos vemos cada ocho días en la reunión y nos saludamos, pero no es más el interés por el otro, no estamos interesados en servir, solo en que nos sirvan.  Esto tiene que cambiar si queremos vivir cono Cristo desea que lo hagamos.
No podemos seguir permitiendo que se nos roben las bendiciones que Jesucristo nos acercó a este mundo, él nos trajo el reino de dios a nosotros, él es Emanuel Dios con nosotros, él se hizo uno con nosotros para salvarnos del mundo, El y venció, levantémonos en adoración y alabanza hasta ver su gloria.
Romanos 8:15.   Pues ustedes no han recibido un espíritu de esclavitud para volver otra vez al temor, sino que han recibido un espíritu de adopción como hijos, por el cual clamamos: “¡Abba, Padre!”
La iglesia de Cristo son todos los que hacen la voluntad del Padre, esos somos la familia de Cristo, por lo tanto no son únicamente los de una congregación tal, si no todo aquel que cree en Jesucristo y hace la voluntad del Padre.   Dios te ama. Amen.

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